Según avanza el viaje y vais abandonando el bosque, empieza a ser mucho más evidente la mano del hombre. Los caminos empiezan a ser mucho más transitables y pequeños pueblos adornan el bucolico paisaje creando una atmósfera más relajante. A pesar del recelo, las siguientes tabernas donde haceis noche son mucho más agradables e incluso conseguis disfrutar del ambiente. Los encuentros con gente llevando a cabo sus tareas empiezan a ser más frecuentes y el tráfico rodado mucho más común.
El último día de viaje, se hace evidente algo extraño. El tráfico rodado empieza a ser mucho más común, sobretodo en sentido contrario a Marienburgo, pero no son las típicas caravanas o carruajes de viaje a Altdorf, sino familias enteras con sus pertenencias a cuestas, y sombrías caras. Convenciendo a los cocheros, decidís hacer un alto para preguntar a la gente y ver si es posible enterarse de qué ocurre.
La verdad es que no sacais nada en claro, unos dicen que el sol se va a caer del cielo y va a quemar toda la ciudad, otros hablan sobre un maremoto o una incursión del Caos, lo que está claro es que ha cundido el pánico y mucha gente está abandonando la ciudad. Los rumores de disturbios y asaltos a casas son un denominador común.
![Imagen](http://vignette3.wikia.nocookie.net/labibliotecadelviejomundo/images/2/24/Marienburgo_Puerto_Marino_por_John_Wigley.jpg/revision/latest/scale-to-width-down/514?cb=20141028154004&path-prefix=es)
A media tarde llegais por fin a Marienburgo. A pesar de lo que siempre habeis oído de ella, la ciudad supera vuestras expectativas. Sus altas murallas, el olor a salitre y las innumerables gaviotas os dan la bienvenida como un sonoro bofetón. Pero es evidente que algo marcha mal... La ciudad no está sumida en el caos, pero se nota en el aire un ambiente de tensión y aprensión.
Accedeis a la ciudad por la puerta del Camino de Middenheim, la gran cantidad de guardias, vigilantes y demás autoridades es abrumadora, y parecen bastante nerviosos. Os dejan pasar sin problemas después de que los cocheros paguen las tasas, pero empezais a preocuparos.
Por lo que podeis ver mientras os adentrais en la ciudad, hay muchas tiendas cerradas, algunas con las puertas tapiadas, y los agoreros y fanáticos religiosos profetizando el fin del mundo, la venganza de Ulric, la muerte en la hoguera y otras catástrofes, son muy comunes.
Os dirigís al Handelaarmarkt, el mercado de los comerciantes, donde están las cocheras del carruaje y vuestro fin del trayecto. Con una amigable despedida de los cocheros, os bajais del carruaje preparados para ver lo que Marienburgo puede ofrecer...
Bienvenidos!
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