Foro de IGARol (Warhammer Rol)

Me han dado la del pulpo... Una ayudita estoy roto...

-Sera mejor curar a los heridos! Vayamos a acercarnos al fuego para ver que ocurre

Con el cadaver muerto de la bestia ante vosotros, os retirais a la casa para curaros, ya que Gorek y Lorenzo han logrado sobrevivir de casualidad y están al borde de la muerte. Karl, con sus conocimientos, os echa un vistazo y os intenta ayudar junto con las pociones de Lorenzo. Lorenzo se cura 4 heridas y Gorek 5

Segundos después, os dais cuenta de que falta alguien. Klaus no está por ninguna parte, pero enseguida veis que encima de la silla está el diente junto a un papel en el que pone "perdón". Parece que Klaus no ha podido más con la situación y ha huido.
Konrad, sin embargo, se acerca a la orilla por donde vino el pulpo para descubrir algo de la extraña explosión, y no encuentra nada raro, pero de repente tropieza con el cadáver de una mujer semienterrado en el barro. Lleva una capa de viaje y parece reciente. La mujer ha debido ser atacada por el pulpo. Entre sus manos porta una varita de color azabache.



Deberíais descansar y continuar adelante, tantos retrasos podrían hacer que todo se terminara.

Guardemos el diente para Konrad. Mejor que lo porte el. Deberíamos descansar, no puedo más.

Bueno, corriendo por la oscuridad, este hombre no llegara a la ciudad, pero no vamos a arriesgarnos a buscarlo, ya hemos tenido suficiente.

A ver donde están aquellos papeles? a ver que pone en ellos

Pues yo tengo hambre y este cobarde nos a dejado tirados .... Ya le encontraré de momento vy a dormir

Será mejor descansar y seguir mañana. Pero sugiero que montemos guardias para evitar sustos, igual klaus acaba volviendo.

Konrad inspeccionó a la chica a ver si veía algo raro... Luego volvería y descansaría hasta el día siguiente.

Ya reunidos de nuevo en la casa al calor del fuego, Konrad os cuenta lo que ha encontrado: el cadáver de una mujer portando una varita. Los demás le informan de que creen que Klaus ha debido huir, pero ha dejado el diente para que podais proseguir, asi que decidis descansar lo que queda de noche y proseguir a la mañana siguiente; el diente acaba en las manos del único que sabe su funcionamiento.

La noche transcurre sin percances, pero no conseguís conciliar un sueño muy profundo después de los acontecimientos del día, y más de uno se ve acompañado en su guardia por algún compañero. Salvo Gorek, cuyos molestos ronquidos resuenan toda la noche.

Al salir el sol, os levantais sin mucho ánimo para continuar la marcha, y el paisaje es descorazonador. La lluvia ha remitido algo, pero el lago se ha convertido en una gran llanura de barro grisáceo que ocupa todo el valle. Está lleno de peces muertos y agonizantes y por pequeñas zonas de aguas hediondas. Un riachuelo fluye por el centro, ¡y la brújula apunta directamente hacia el centro de ese repulsivo paisaje!

Sin ganas de cruzar ese cenagal, decidís seguir la orilla del lago por un tiempo esperando rodearlo, pero pronto se hace evidente que la costa se desplaza alejándose de vuestra dirección. Además, en la distancia veis preocupados enormes acantilados y barrancos quebrados por los que caen las corrientes que alimentaban al lago. La única opciónes cruzar el cenagal.



La profundidad del fango al principio es pequeña, pero a medida que avanzais el barro os llega a las rodillas (y al torso de Gorek) dificultando mucho la marcha. Según vuestra penosa marcha avanza os vais encontrando de vez en cuando con muros bajos derruidos como los que rodean las granjas, y pronto se hace evidente que estais cruzando por el asentamiento sumergido del que hablaban los papeles de la casa. La lluvia según pasa la mañana se convierte poco a poco en una densa llovizna y después en una niebla espesa, reduciendo vuestra visibilidad, haciendo que avanceis juntos para no perderos. Kyarno y Gorek (tiradas de supervivencia sacadas), supervivientes natos, recomiendan que vaya delante Konrad tanteando con su bastón, para que nadie caiga en un pozo oculto, y al de unas horas dais gracias por su sabiduría cuando Konrad casi hunde su bastón entero en un agujero invisible.

A medio día, a medio camino de cruzar el lodazal, veis que por todas partes surgen de la bruma oscuras paredes de una aldea. Mientras cruzais teneis la sensación de estar siendo observados. La mayoria de los edificios están destruídos y cubiertos de fango, pero las puertas y ventanas son agujeros oscuros desde los que parecen espiaros unas... presencias.

Sera mejor estar preparados, no sabemos que pueden lo que nos este observando. Kyarno agudiza sus sentidos y saca una flecha y la mete en el arco.

Vamos malditos venid a x mi ... Mientras blando mi hacha en el aire

Sea lo que sea que allí se esconda, le plantaré cara. Lucharé hasta mi último aliento.

Konrad usó sentir magia y se preparó para cualquier cosa.

¿Es que los problemas nunca acababan?

Por Sigmar esto ya es demasiado...

Echo un ojo a ver de atacarnos alguien por donde saldrían, de ser pueblerinos trataría de ser diplomatico, por lo que no saco las armas, pero en caso contrario saco rápidamente (desenvainado rapido) la alabrada

Según seguís avazando podeis vislumbrar en las casas las figuras silenciosas de un hombre, una mujer y un niño. No dicen absolutamente nada. Lentamente podeis ver a otras figuras reuniéndose en pequeños grupos en ventanas y puertas. Poco a poco van cobrando una luminosidad propia, un brillo extraño y sobrenatural.



Decidís seguir avanzando (desde casi la mitad del pueblo sumergido donde os encontrabais) y atravesar el pueblo dejando atrás a estas figuras extrañas, pero parece que no va a ser tan facil...
Según vais avanzando penosamente por el barro unos nueve pueblerinos, entre niños y adultos se acercan a vosotros; podeis ver el odio en sus terribles ojos. No podeis creerlo, pero podeis ver a través de ellos con facilidad, ¡deben ser espíritus!
En cuanto esta idea os entra en la mente, un miedo os atenaza las entrañas justo cuando los espíritus alzan sus manos para atacaros. Sus expresiones faciales hablan de un terrible sufrimiento, pero inquietantemente no se les oye ningún sonido.

Formais un grupo cerrado mientras avanzais con las armas preparadas, pero salvo Kyarno que mantiene el tipo disparando cuando se acercan, los demás echan a correr en cuanto ven que sus armas no les afectan... (os cagais de miedo todos menos Kyarno y huis desordenadamente)

Los espíritus que salen de las casas (si se pueden llamar así a los muros derruidos y llenos de barro) os rodean rápidamente, y aunque podeis huir entre ellos, sufrís sus ataques silenciosos. Sus manos se extienden hacia todos vosotros y aunque conseguís evitarlas, Konrad y Karl no lo consiguen. Su cara se torna pálida cuando las manos de un hombre y un niño les tocan, y el sentimiento de que les están absorbiendo su propia alma es abrumador. Perdeis 10 de fuerza cada uno.

La retirada ordenada que habíais planeado se torna rapidamente en un salvese quien pueda, y mientras Kyarno intenta seguirles mientras huyen (por suerte más o menos en la dirección adecuada), le pasa por la mente el recuerdo de los pozos en los que casi caen antes. Un mal presentimiento se apodera de él.

Tu magia no detecta nada Konrad.
La foto es para ambientar, no es una ciudad asi de grande, es un pueblucho destruido