Mannricht III: ¡Revolución!

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Jacques el arcabucero
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

- No le apunte con su arma! - el campesino lleva las manos al cielo con gesto sobresaltado - Oh cielos! va a hacer que entre en cólera! va a obligarle a sacar el puchero! Va a obligarle a masticar sus vertebras! Por favor, por favor! estamos dispuestos a pagar si es necesario, si todavía tengo la bolsa en la mano! - Mannricht que ya tenía el dinero en la mano ofrece de nuevo las monedas por el pago del peaje de ambos - Queremos que esto sea de lo mas tranquilo, verdad que si Croop? No queremos que pase na-da- Mannricht hace gestos como tratando de mantener tranquilo a Rudi - Aquí tiene el pago de ambos, pero no le ninguné, no le mire a los ojos!, baje la ballesta por el amor de Mannan!!

Mannricht insiste en el gesto de pago, no quiere llevar esto mas lejos de este punto. Simplemente quería montar una escena para mas tarde pegarse unas risas con Rudi al recordarlo, pero ese guardia Posch ha resultado un hueso. En fin... una lastima que no hayan tragado jeje.
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Mensaje por Saratai »

Posch odiaba que se rieran en su cara, y bajo su punto de vista el campesino estaba haciendo exactamente eso. Su dedo tembló, y bien cerca estuvo de apretar el gatillo y atravesarle con la saeta.

-No tienen nada herr Posch- dijo el subordinado del peajero, el cual termino de tranquilizarse cuando Mannricht pago lo que debian (20 chelines entre los dos de los 200 que le habia dado Markus, una suma considerable).

-Largaros de aqui y no volvais a pasar por aqui con esas historias. La proxima vez que os riais de mi no tendre duda en mataros y quedarme con vuestro dinero, y lo hare con todas las de la ley.


Posch no bromeaba, y mientras los dos mensajeros seguian con su camino no dejó de apuntarles todo el rato. Rudiger y Mannricht habian tenido mucha suerte, pues el segundo guardia habia sido un inutil y no habia encontrado la carta de Leitdorf cuando les registró.

El viaje continuó durante todo el resto de la mañana y la tarde sin problema alguno, ameno por las conversaciones entre ambos jinetes. De vez en cuando veian algun gamo o pastor por las llanuras, pero nada peligroso amenazó la misión que se llevaban entre manos. Comieron y cabalgaron hasta que la noche cayó y pudieron refugiarse entre unos árboles dispersos. Nada les atacó durante la noche, pues si algo era cierto es que pocos bosques de Averland albergaban peligros, y los bandidos y mutantes habian sido practicamente erradicados. Al menos teoricamente.

20 von Brauzeit, 2527. Marktag, Wuppertal.


Fuera como fuera, ambos compañeros no tardaron en llegar a las afueras de Wuppertal a la mañana siguiente. Era ahora cuando debian decidir que medio de transporte escoger para llegar a Loningbruck, pues era temprano y tenian tiempo de sobra.


FDI: Muchisisisma suerte habeis tenido. El guardia ha fallado por poco su tirada de buscar y no ha encontrado los papeles. Ahora os toca elegir con más cuidado vuestras acciones y decidir por donde ir a Loningbruck. Podeis ir por el camino principal que une las dos poblaciones, por senderos perdidos o por el rio en barca. Ale, a darle al coco.
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Jacques el arcabucero
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

El campesino Mannricht encontró a primera hora, cuando se apartó unos pasos de donde habían pasado noche, para ir a mear, unos tallos de angélica. Arrancó uno de ellos, el de mejor aspecto y tras limpiarlo se lo echó a la boca donde fué dándole chupadas y vueltas con maestría mientras producía sonidos de succión.

Durante el camino, Mannricht trataba de reprimir las carcajadas cuando volvía a su mente los ojos del compañero del Posch cuando vió a Rudiger bajar de un salto del pony gritando como si fuera un Mariscal de campo. Lastima que su compañero no tragara... un tio astuto ese Posch, si señor...

- Bien Rudi. Creo que deberíamos volver a dejar claro el asunto sobre si nos volvemos a encontrar patrullas o nos preguntan sobre los motivos de nuestro viaje - Mannricht decía esto con media sonrisa, valorando seriamente volver a insistir sobre la leyenda de Quebrantahuesos Croop, pero no dijo nada - La última vez no nos fué tan mal, no? JAJAJAJAJAJAJA!!- por fín estalló en carcajadas mientras un par de lagrimones caían por sus mejillas sonrojadas.

En estas estaban cuando llegaron a las afueras de Wuppertal.

- Rudi, ya hemos hecho la mitad del camino, ahí está Wuppertal! Has estado alguna vez? - Mannricht se volvió hacia el halfling mirándolo desde lo alto, debido a la diferéncia de altura entre ambos y sus monturas - si te fijas, desde aquí pueden verse sus fortalezas, ves? - señala con el dedo - grandes carpinteros! todos devotos de Sigmar! como no puede ser de otra manera! en fin Rudi... estaba pensando que podríamos ir en trasbordador lo que resta de viaje hasta Loningbruck. Descansaríamos mientras viajamos, y podríamos estar bien atentos a los alrededores del Reik por si alguien andase tras nuestra pista. Que te parece? - mientras hablaba, el tallo de angélica daba vueltas en su comisura y se sostenía en increíble equilibrio sin caer por más que hablara o riera a carcajadas.
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William Tender
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Mensaje por William Tender »

Rudiger

-En serio... ¿¡Quebrantahuesos Croop!? -Rudiger se mondaba de la risa, oscilando sobre su montura, amenazando con caerse de un momento a otro.
-¿Te imaginas? ¿Yo de torturador jefe en una mazmorra oscura? Ya puestos, podrías haberles dicho que soy conde, o el heredero del rey- El sutil entendimiento de Rudi sobre la política humana no iba mucho más allá de que éstos parecían obsesionados con jerarquías, y conceptos sociales abstractos, como la nobleza, y que debían tener a algún mandamás en alguna parte, allá en Reikland, según creía haber oído.

-¡Diantre compadre, daría mi segundo desayuno por volver a ver la cara de pasmo del guardia joven! Ha sido divertido, sí.
Rudi terminó de reirse, acabando en un suspiro que le cambió la cara a un gesto preocupado con el ceño fruncido.
-Pero las ballestas me cortan el sentido del humor, vaya. La próxima vez limitémonos a algo sencillo y modesto, como lo del guardabosques... Algo que pegue con mi aspecto.
Rudi, sin embargo, era incapaz de mantenerse serio demasiado rato, a pesar del susto. La cara del joven portazguero le había calado hondo. Entre risas y bromas, llegaron a las afueras de Wuppertal.
-Vaya, pues sí que es bonito, sí. No he estado, me temo. Yo nací en el Este.
En fin, es una posibilidad lo del río, sí. Pero me pone un poco nervioso. No sé, el agua está muy bien en baldes, marmitas, cazuelas, jarras y vasos. Pero un río es mucha agua, y mi abuelo siempre decía que no me metiera en más agua de la que me podía beber. Pero claro... el camino principal podría estar demasiado vigilado, y echar a andar campo a través podría ser demasiado peligroso. ¿Sabes lo que te digo? Que estoy cansado de andar en poni, me quedo con la idea tuya del río, mis posaderas lo agradecerán.
-
Y con un tono un tanto menos seguro añadió.- Pero tengamos cuidado de no volcar... que no sé nadar.

Perdón por la espera, estoy teniendo unas semanas un tanto infernales.
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Mensaje por Saratai »

La población de Wuppertal se extendia imponente en la mañana. Los muros de piedra gruesos y los cañones que se veian en las almenas de las murallas hacian de Wuppertal un bastión duro de roer. Sin embargo, la situacion era favorable, pues nadie alli les molestaria por llevar un correo con el sello de los Leitdorf. Rudiger recordó que Markus Leitdorf habia dicho en contadas ocasiones que su hermano vivia en una ciudad al sur, muy bien fortificada (según él, porque su hermano era una niñita cobarde e histerica, y solo dormia bien si estaba rodeada de decenas de guardias y murallas). Y al ver el blasón Leitdorf en aquel lugar, el pequeño halfling no tuvo dudas de que estaban en terreno amigo.

En aquel lugar no se encontraron ningun guardia con uniforme negro y rojo. Los guardias que habian llevaban el uniforme tradicional. Dentro de las murallas, por las que pudieron pasar facilmente, cientos de personas iban y venian, comprando y vendiendo, charlando y bebiendo, tosiendo y muriendo, y en general disfrutando de la mañana tranquila y soleada que habia. Los dos compañeros siguieron conversando y riendo al unisono al resto de gentes. Solo una persona, un soldado llamado Helien Zurdov, se quejaba de que el pueblo era muy aburrido, de que el pescado estaba caro y de que el sol le molestaba en los ojos.

Mannrich y Helien se cruzaron y se saludaron cortesmente, nada de abrazos ni de saludos de viejos amigos. Solo se habian visto una vez, hacia ya cinco años trabajando para Alan, pero nunca hicieron buenas migas. A decir verdad, Helien nunca hizo buenas migas con nadie, pero en la vida hay todo tipo de personas y el antiguo miliciano era la prueba viviente de ello.

No tardaron en encontrar el transbordador del rio Reik, que les permitira remar hasta Loningbruck por las tranquilas corrientes de agua. Al llegar al puesto, un hombre de colorido gorro les recomendó una embarcación pequeña pero de punto de flotación bajo, en la que los caballos irian tranquilos. Tal embarcación estaba ocupada por un par de obreros que habian de llevar cajas de herraduras a Loningbruk por los canales del Reik, y gustosos aceptarian mas pasajeros que compartieran con ellos las tasas del viaje.

La barcaza no era muy rápida, y según les dijeron los obreros llegaria a la ciudad por la noche, con suerte. Al lado habia un barco más grande y sólido de vela y dos palos, que transportaba varios barriles de cerveza, y licores, acompañado de un par de matones y unos veinte obreros. El capataz del barco advirtió a Mannricht y a Rudiger que si iban con ellos, llegarian antes a Loningbruk y estarian a salvo de piratas de agua dulce, pero que les costaria una corona de oro a cada uno. En cambio, el par de obreros de la pequeña embarcación de remos dijeron que solo cobrarian a los mensajeros siete chelines en conjunto.

FDI: Pues ahi esta la cosa. Teneis toda la mañana para hacer las compras que querais por la ciudad o hablar con quien gusteis, pues las dos embarcaciones saldrán en dos horas y media. Debeis elegir también o la pequeña y barata barcaza, o la cara y segura fragata protegida por matones.
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Jacques el arcabucero
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

La intención de Mannricht es tomar un trago, descansar y hablar con Rudi sobre lo que hacer a continuación. Si encuentra una taberna y unas cuadras, hará lo que sigue a continuación.

- Que me aspen! - exclamó el campesino dándole sonoras chupadas y vueltas entre dientes al tallo de angélica - tenemos dos opciones Rudi - levanta los dedos enumerándolas - Podríamos ir en esa pequeña embarcación o bien ir en ese otro barco de vela. Si dices que el agua te pone nervioso Rudi, podríamos ir en el de mayor calado, pero si lo que queremos es discreción, deberíamos ir en la embarcación pequeña. Mira, ahí hay un buen lugar donde tomar un trago y acabar de decidirnos.

Mannricht se fué a fijar en un bar de la zona de los estibadores junto a cuya puerta había una jaula con un loro que daba las buenas tardes con voz cascada a todo el que se acercaba a la puerta.

- "El gancho", es un buen nombre, no Rudi? Yo estoy sediento, podríamos tomar un trago y después si crees que nos hace falta algo de equipo podemos ir a comprar lo necesario y pagar por el transporte en río. No creo que nos haga falta nada, llevamos provisiones, una manta, cuerda, yesca... mas de lo que necesitamos! a fin de cuentas, vamos a llegar a destino esta misma noche, ha sido de los mas facil, no crees Rudi?

Manmricht salta del caballo y sujetándo las riendas le acaricia la quijada.
A continuación entra en la cuadra mas cercana y deja a Negranoche. Si hay un mozo le lanzará un chelín con un guiño.

- Cepíllalo y dale de comer muchacho!

A continuación se acercará hasta la puerta de la taberna donde contestará al loro con fuertes carcajadas y un golpecito de complicidad a Rudi.

- Buenas tardes! JAJAJAJA! has oído eso Rudi? Es mas educado que muchos tipos que he conocido! JAJAJAJA!

En definitiva, si todo esto es posible, pues adelante! si no encontrara una taberna en condiciones, pues daría una vuelta por los muelles en su busca, y si Rudiger quiere ir de compras, pues me apunto, claro!
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

En el interior de "El gancho" apestaba a cerveza, vino, y algo más de incierta procedencia. De un solo vistazo pudo ver que había estibadores, buscavidas, putas, un par de desarrapados, una cucaracha y dos ratas.

- Hacía tiempo que no me metía en uno de estos Rudi!, al menos cinco años! ahhh - Mannricht se golpeó el pecho con ambas manos llenándo los pulmones de satisfacción - no está nada mal, no. Mira ahi hay sitio.

Caminaron hasta uno de los barriles que estaba vacío y se apoyaron en el de pié, pues no había bancos. Mannricht silbó captando la atención del "muchacho" que atendía las mesas.

- Una jarra de vino caliente especiado y dos vasos! - y volviéndose hacia Rudi continuó - Veo que el asunto de embarcar te ha dejado mudo Rudi... no debes preocuparte, estas barcazas son seguras, yo mismo he cruzado el Reik muchas veces en ellas y nunca me ha pasado nada! bueno... una vez tuvímos un problema con un abordaje de hundenaves, pero supímos mantenerlos a raya, salvo Joseph un tipo que ceceaba al hablar que venía con nosotros y le metieron una cuarta de acero en las tripas que casi le manda a ver a Morr antes de tiempo, nada más me ha ocurrido nunca... no... - se mesa el mentón mirando hacia el techo haciendo memoria - Así que no te preocupes!.
- Si, el vino es aquí - acababan de traer el vino y Mannricht sirvió dos vasos - Por "Quebrantahuesos" Croop jajajajaja! - rió fuertemente y apuró de un trago el vaso.

De todos modos el campesino estaba atento a su alrededor. Aprendió a mantener un ojo a su alrededor atento a miradas indiscretas u orejas curiosas, y ahora también lo estaba haciendo. Hablaba animadamente, bebía vino y brindaba, pero procuraba estar atento a su alrededor.

- Bien Rudi, pues si te parece bien, podemos ir a pedir pasaje para el buque de vela, el de mayor calado. No habrá zozobra pues navegaremos por río, así que podrémos disfrutar del paisaje y estar atentos a quienes puedan tener interés en nosotros simplemente vigilando apoyados en la baranda.
En fin, vamos pues...? CHAVAAAL!! -
Mannricht llamó la atención del muchacho y seguidamente dejó cinco chelines en la mesa.

Saliendo del local, se dirigirán hacia el buque de mayor calado con la intención de pedir pasaje para embarcar cuanto antes. Salvo que Rudi diga lo contrario, claro.
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Mensaje por Saratai »

El campesino y el halfling deambularon por Wuppertal, paseando por sus calles y disfrutando del olor a pescado del puerto. Hablaron y pasaron el rato en la taberna ''el gancho'', conocida por sus estridencias y altercados, y dieron de comer tanto a sus estómagos como al de sus monturas.

Por un par de chelines dieron cobro a todo ello, además de a un par de copas de vino a las que no les dio tiempo a subir a la cabeza, pues solo dos horas restaban para que las embarcaciones zarparan. Tras ésto, Mannricht propuso gastar algo más de dinero pero ir en seguro con la protección que el barco de hondo calaje ofrecia a los viajeros del Reik. Mannricht y Croop marcharon hasta encontrarse con el capataz de la embarcación, tras recoger a Negranoche y al pony del halfling, ambos bien cepillados y alimentados tras la larga caminata que sus dueños les habian obligado a llevar.

Éste, un hombre moreno de unos treinta años de edad, barba algo cana y nariz partida, vestia una casaca azul y un fino sombrero de plumas. Tras cobrar una corona de oro a cada uno, dejó pasar a los nuevos miembros de la embarcación bajo la triste mirada de los obreros que debajo en el muelle quedaban, sin esperanza de poder hacer su viaje más sencillo con la ayuda del dinero de los mensajeros.

En aquel barco la tripulación constaba de cinco marineros, un par de hombres encargados de la seguridad y el propio capitán de barco, más un marinero de segunda venido a más que un verdadero lider de los mares. La tripulación tampoco parecia mejor, pero ni Mannricht ni Rudiger podian criticar a nadie. Los marineros se quejaron al principio, diciendo que un halfling a bordo traeria mala suerte, y que no deberian dejarle pasar, todo acompañado de suspiros y quejas. Aun asi, el capataz hizo la vista gorda y les buscó un lugar donde reposar lo largo que durara la fluvial travesia.

El barco tardó un poco más en salir de lo previsto, pues unas cajas debian entregarse en la ciudad pero el precio que los clientes querian pagar por ella no era el acordado, por lo que el capataz tuvo que hacer salir a los hombres de seguridad para cobrar lo justo. Para cuando la carcasa de madera se puso en marcha, ya era media tarde, y los rayos del sol hacian brillar al profundo rio como si su superficie estuviera compuesta de brillantes y perlas. Poco a poco, las amuralladas fronteras de la ciudad de Wuppertal se iban difuminando, y pequeñas aldeas y casas apartadas de éstas, todas pegadas al río, iban dando lugar a un paisaje más rico y hermoso. El tramo más largo estaba acompañado de bosques, los cuales separaban las aldeas pertenecientes a la ciudad de Wuppertal de las que eran posesión de la ciudad de Loningbruck. Tales bosques alrededor del rio daban sombra y cobijo, y más de una ocasión creyó percibir el campesino de Streissen ruidos provenientes de los árboles.

No fue hasta que llevaban un buen trecho de travesia que Mannricht percibiera a lo lejos los restos de una embarcación ligera. Cuando el barco pasó más cerca de ésta, todos pudieron comprobar que se trataba de la barcaza de los obreros, y los dos mensajeros pudieron comprobar que funesto destino les habria acompañado de haber escogido la barata y poco fiable barca. Tras esto, el capataz se dirigió a sus hombres:

-Señores, preparen acero, pues mucho me temo que esta zona de rio esta fuera de la ley.


Y asi era en verdad, pues el rio Reik circulaba entre las provincias de Averland y Wissenland, y casi nadie se hacia cargo de la jurisdicción en sus adentros, por lo que aquella zona boscosa era ideal para bandidos y forajidos de agua dulce. No paso mucho tiempo hasta que los asaltantes de la pequeña barcaza hicieran acto de presencia. Dos barcas ligeras, la mitad de grandes que el barco en la que los mensajeros reposaban, aparecieron en el cuello de botella del rio. En cada una de las barcas iban seis hombres repletos de pistolas y cuchillos. Y a pesar de que el número resultaba favorable para la embarcación del capataz, éste no tenia intención de combatir. Hasta la pelea más estúpida podia resultar extremadamente dañina para un hombre de negocios como él, por lo que decidió hablar con los piratas.

- ¿Qué quereis de nosotros, que apenas llevamos más que hierro y madera adentro? - Preguntó el capataz

- Cien piezaz de oro, vueztra merced, o doz hombrez de zu tripulación, zi no ez mucho pedir - respondió uno de los piratas, con fuerte acento de quien ha bebido mucho ron y poca agua durante toda su vida.

El capataz, hombre inteligente donde los hubiera, vió en aquel asalto no un peligro o daño, sino más bien un beneficio comercial. Sacó su pistola, y para asombro de todos, apuntó a Mannricht y a Rudiger y argumentó ante su maniobra:

- Caballeros, miren la situación a la que nos enfrentamos. Es evidente que jamás podria dar cien piezas de oro, Sigmar me libre. Y antes muerto que entregar alegremente a dos fieles hombres de mi barco.

Entonces, una idea mejor aun rondó su retorcida mente, sobre todo al ver la pistola de Mannricht asomando por el cinto:

-Aunque claro, si ustedes añadieran quince coronas de oro adicionales al pago del billete, creo que sabria bien como defenderles. ¿Que me dicen?


Asi pues era la oferta que el capitán del barco hizo a los dos mensajeros en aquel recondito lugar del Reik, bajo la atenta mirada de doce desharrapados navajeros que esperaban al asalto del barco, y bajo la preocupación de los otros siete miembros del barco ante lo peligroso de la situación.


FDI: 02 En percepción para Mannricht, el cual ve el numero exacto de piratas que hay abajo, y las armas que portan. 68 para Rudiger, que lo tiene más dificil para ver por encima de las tablas del barco.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

El joven campesino se encontró de repente en una situación que esperaba evitar viajando en una nave de este tipo, claro que, al ver el estado del esquife de menor tamaño que encontraron despedazado casi deseó haber seguido a caballo por los caminos regionales.

Ese tipo de nariz partida venía ahora con un curioso cambio de planes, pero Mannricht no pensaba esconder la cabeza en el agujero como una de esas aves de cuello largo y cuerpo redondeado, plumas y largas pestañas que ahora no recordaba como se llamaban...

- Ahá ya veo capitán... - Mannricht estuvo tentado en explicarle al capitán si sabía con quien se las estaba viendo. Pensaba decirle que a quien tenía ante sus ojos era el mismísimo Rudiger Sparrow, uno de los mas temidos piratas de uno a otro confín!, salvaje, sanguinario, asaltador, asesino, violador, rebanagargantas y espanta niños, pero decidió tomar otro camino, mas peligroso - Pues permítame decirle algo. No tengo esa cantidad de dinero, y si la tuviera, tenga por seguro que no se la entregaría así de buenas a primeras a un bergante como vos.

Dicho esto escupe al suelo el mejor de sus lapos. Un gorgojo espeso y cargado de mala uva sin dejar de mirar a los ojos al capitán. El lapo no se descuelga del todo y queda colgando de un hilo, Mannricht sopla para que se suelte de su boca, pero solo logra que oscile de lado a lado, finalmente, decide limpiarse con la manga y continuar hablando.

- Ahora soy yo quien le va a hacer una propuesta. No solo nos va a devolver la corona de oro que hemos pagado por las molestias, si no que además, nos va a dar a cada uno cinco más en calidad de mercenarios contratados para echarle una mano y deshacernos de esos doce desarrapados que esperan abajo una respuesta suya. Así que a mi modo de ver está muy claro. O nos paga y cuenta con dos hombres mas para salir de esta, o bien... se encarga de nosotros, descubre que no tenemos mas dinero encima y luego se enfrenta a ellos o pierde a dos de sus hombres.

Usted decide capitán.


Si vienen mal dadas, tengo Desenvainado rápido, y pienso usar la pistola contra el capitán si tengo la oportunidad. Para ello gastaré puntos de suerte, plegarias a los santos, o lo que sea menester. Mannricht está convencido de que si cayera el capitán, a los otros tipos no les importaría mucho, al fin y al cabo, esta gente solo se mueve por dinero. Así que mientras siguieran engrosando sus bolsillos, les daría igual de donde procediera éste.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Saratai »

La situación se puso tensa, pues el capitán no esperaba, ni por asomo, una respuesta como aquella. La idea del pobre capitán era quedarse con los caballos o lo que fuera que valiera quince coronas, y enviar en lugar de aquellos viajeros a dos marineros al azar.

Pero no, el maldito viajero tenia que llevar pistola, y encima ponerse gallo. La cosa no pintaba nada bien, y el capitán tuvo que buscar una situación rápida para salir del embrollo. Miró a sus matones, y les hizo una señal para que atacaran a los viajeros. Con suerte, reducirian a aquel par de mequetrefes, se quedarian todas sus posesiones y puede que hasta salieran ganando.

Abajo, los piratas veian la escena con felicidad, pues un combate iba a empezar. Algunos de ellos empezaron a agitar los hierros, cimitarras y navajas, ansiosos. Pero el que antes habia hablado y parecia llevar la voz cantante, un viejo con pañuelo, pocos dientes y pata de palo, calló a todos:

-Ezperad mi señal, patanez de agua dulce... Zi eztamoz de buenaz ze matarán entre elloz y zolo tendremoz que recoger loz reztoz.


Los piratas estallaron en risitas, bajo la atenta mirada de los preocupados marineros, a sabiendas de que si eran capturados podian acabar siendo mercancia esclava, luchadores de pozo, objeto de estudio de algun loco o incluso algo peor, no se veian muy felices con el altercado, por lo que acabar con Mannricht y Rudiger parecia la opción mas saludable para la integridad de la tripulación.

El capitán fue raudo, más de lo que nadie podia imaginar. Con una soltura y rapidez extrema, sacó una pistola de duelo de detrás de la camisa, oculta por la casaca, con la intención de acabar con Mannricht, el que más peligroso parecia, antes de que tuviera oportunidad de disparar contra nadie.

El duelo a pistola, vida o muerte, habia comenzado.

El capitán desenfundó mientras Mannricht reaccionaba, notablemente más despacio. La ornamentada pistola con cañon de forma de dragón marino surcó el aire en cuarenta y cinco grados hasta colocarse apuntando al buen hombre de Streissen. Mientras ésta llevaba a cabo su circulo, en milesimas de segundo Mannricht desenfundó la suya, y comenzó a encañonar al capitán, demasiado tarde sin embargo. El capitán accionó el gatillo, y la polvorá estalló, haciendo salir la bala de hierro a toda la velocidad hacia el campesino.

Mannricht no vió escena alguna de su vida, como se dice que se ve antes de morir. Su mente borró el momento y el tiempo se paró, mientras la bala destrozaba los pelos que cubrian la oreja. Si, contra todo pronostico, el capitán falló el disparo, mas fue por tan poca distancia que bien sabia el campesino que los hados estaban de su parte.

Era el momento de Mannricht. Su pistola reglamentaria de patrullero, que tantas aventuras habia vivido con él, disparó su letal contenido cuando éste acciono la palanca de tiro. La trayectoria de la bala deberia haber fallado, pero un movimiento de última hora del capitán le puso en trayectoria. Y vaya tratectoria, pues la bala se introdujo por la cavidad ocular haciendo reventar las venas del ojo del capitán, fragmentando los huesos de la cabeza al salir por el otro estremo y creando una explosión de sesos y sangre digna de una matanza bestial.

Un chorro de sangre salió fuera del barco y calló en la cara del jefe pirata, que bajó la sorpresa gritó como una mujer. Sus estupidos hombres, creyendo que era una señal de ataque, se dispusieron a asaltar la embarcación, mientras el cuerpo inerte del capitán caia de rodillas bajó la tarima de madera que cubria la cubierta.

El duelo a pistola, vida o muerte, habia acabado.

Y Mannricht habia ganado, con toda la suerte que solo alguien como el podia tener. Los matones quedaron paralizados ante la brutal escena, y los marineros, asustados ante la potencia destructora del viajero, prefirieron dirigirse a la proa del barco a defenderse de los cutres piratas que por ella iban a comenzar la escalada.

El combate entre capitán y campesino habia acabado inesperadamente (sobre todo para el capitán) pero ahora habia que defenderse de aquellos piratas, pues si el barco y la tripulación caian bajo ellos, el mensaje de Markus Leitdorf nunca seria entregado, y la vida de los mensajeros estaria condenada por el resto de sus dias. Tres bandos se enfrentaban en aquella nave de madera, y solo uno saldria ganando.


FDI: In-cre-ible. Estos turnos son los que le dan epicidad al rol. El capitán habia ganado la iniciativa de sobra, con dos dieces y un seis, teniendo una iniciativa de 71. Mannrich se habia quedado con un triste cinco, más el punto de suerte que habia gastado hacia otro siete, quedando en 45 de iniciativa (recuerda que pierdes agilidad al tener una camisa de mallas).

El capitán tenia todas las de ganar, porque tenia HP alta y habia ganado la iniciativa. Un 70 le bastaba para acertar y mandar al otro barrio a Mannricht (50 HP + 20 por bono de apuntar), pero saca un 73, rozandole por poco.

Tras salvarse, le toca a Mannricht, que falla con un 89. Peeero, como habia gastado todos los puntos necesarios para repetirlo todo, en la siguiente tirada sale un 11, acertando de lleno en la cabeza al capitán. Y aqui viene lo bueno, porque un diez sale entre los dados de daño, y al repetir la tirada para ver si acierta, lo hace una segunda vez con diez! A la tercera tirada sale un 9, y el daño final es de 33, mucho más de lo que nadie jamás podria aguantar. Suerte y pistolas son una combinación letal...
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

Esto no había hecho más que empezar.

El campesino Mannricht se dispuso a cargar a toda velocidad su arma de nuevo, por si las moscas, mientras lo hacía casi de memoria, miraba a un lado y otro buscando algo… necesitaba mantener el máximo tiempo posible a esos desarrapados en sus botes sin que subieran al propio, así que necesitaba fuego. Un par de lámparas de aceite quizá…

- Rudi, sácate el dedo de la nariz y demuéstrame que tal se te da la honda! Ahora Rudi, ahora! Que no suban a bordo, debemos mantenerlos fuera de nuestra nave!

Mannricht una vez cargada su pistola, iría a por las lámparas de aceite y correría hasta la proa para lanzarlas sobre esos desgraciados sin Dios. Si no encontrara lámpara alguna para su propósito correría igualmente dispuesto a combatir codo con codo con la marinería.

Ahora que han perdido al capitán, tendrán que seguir recibiendo órdenes. Es así como están acostumbrados a funcionar, y puede que sin alguien que les grite constantemente pierdan “eso” que les mantiene unidos y coordinados. Así que Mannricht no dudó en ser quien les gritara en las orejas.

- Muy bien perros de la guerra! Ahora vais a tener que demostrar de que pasta estáis hechos! Esos desgraciados no deben subir a bordo de ninguna de las maneras, poned todo vuestro empeño en ello o yo mismo os despellejaré! Vosotros! – grita a un grupo de marineros – encargaros del bote de babor! Y el resto conmigo al de estribor! Arrojad sobre ellos todo aquello que no esté claveteado a cubierta y sea prescindible! Van a lamentar haber nacido! A LAS ARMAS!! – dicho esto, arrojará la lámpara de aceite sobre uno de los botes, y si no hay lámpara, disparará sobre uno de ellos al azar, o mejor aún, disparará al bulto. Tras lo cual, desenvainará su espada dispuesto a pasar por ella a todo aquel que trate de abordar la nave.

Manann bendito, si estás ahí, no te vayas ahora!
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William Tender
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por William Tender »

Rudiger

Cuando la detonación castigó los tímpanos, y el capitán se desplomó con un grito, Rudi, paralizado de terror, no pudo retener una exclamación ahogada.
-¡¡¡Mierda!!!
Entonces, todo empezó a suceder al mismo tiempo. Los hombres atacaron, Man derramó la lámpara mientras daba órdenes a voces, y Rudi sintió una especie de aturdimiento, como si todo sucediera a cámara lenta.
¡¡Diantre, diantre y diantre!! Aquello se estaba convirtiendo en una locura. No contentos con intentar sangrarles todo el oro que llevaran a cada tramo del camino, parecía que iban a acabar muertos antes de llegar a Loningbruck.
Mannricht, sin embargo, había hecho su parte como escolta, de la manera en que sólo la hacían los héroes de algunos cuentos de los humanos, en hazañas que Rudi siempre imaginó que no eran más que fanfarronadas, acciones que un humano normal jamás emprendería fuera de su febril imaginación.
Ahora les tocaba a todos, y por su tío abuelo Cornelius Bigcake, que no se iba a dejar coger vivo.

Rudi buscó una posición elevada que le permitiera tener buena visibilidad, y acabó encaramándose a un montón de cajas y tablones. Rápidamente, cargó su honda, y empezó a hacerla girar por encima de su cabeza. Si alguno de los atacantes eludía la barrera que Mannricht estaba organizando con los marineros, lo iba a lamentar, y mucho. Mientras Mannricht organizaba a los hombres, Rudi disparó la primera piedra sobre uno de los piratas que se las había apañado para poner pie en la cubierta. Embargado por una fría determinación, surgida del pánico, Rudi recargó su honda, dispuesto a seguir disparando hasta rechazarlos a todos, morir, o que se acabaran las piedras de su bolsillo.
Llenarse los bolsillos de piedras parecía una estupidez, pero en momentos como éste, Rudi desearía haber cargado una carretilla con municiones. La escasa docena de guijarros que llevaba encima tendrían que bastarle.

Perdón por la larga ausencia. Se me juntaron las acampadas con una de las semanas más chungas en lo personal que pueda recordar. Rudi hará como dije, se subirá a alguna caja grande de madera, o a una pila de tablones, o a cualquier posición elevada, y tratará de disparar a los atacantes que estén terminando de trepar a la cubierta, si no hay ninguno más cerca, en cuyo caso, disparará a cualquiera que traspase las defensas de los marineros.
Saratai
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Saratai »

La situación se habia vuelto frenética en pocos segundos, pues los necios piratas habian confundido la orden de su lider. Sin embargo éste se encontraba enfurecido, y a pesar que que habria sido más prudente por su parte no atacar, no retiró la orden.

Diez de los doce piratas comenzaron a escalar la embarcación, la cual distaba dos metros del punto de flotación. En las barcas de los piratas quedaban a la espera un hombre en cada barca, mientras que los marineros, armados con navajas y sables esperaban a que los piratas se pusieran a su alcance. Estos no tardaron en llegar, todos de golpe, pero su situación era más que complicada pues se encontraban en desventaja por su posición. Sin embargo, los piratas demostraron gran habilidad y pericia escalando la embarcación, y en pocos segundos se encontraban lanzando cuchillos y golpes a los marineros, en inferioridad numerica.

Por otra parte, el barco iba a la deriva por el rio, pues nadie lo guiaba, y tal cosa no facilitaba el combate lo más minimo. Cuando los piratas alcanzaron la posición de los marineros, una lluvia de golpes cayó sobre estos. Casi todos los embites contra los marineros, fueron futiles, pero uno de los cuchillos alcanzó la cara de un marinero pelirrojo, que retrocedió herido y sangrando. A su vez, los marineros respondieron eficazmente, pues mientras los piratas debian de atacar mientras escalaban a objetivos en posición superior, los marineros solo debian de golpear hacia abajo para abatir a las sanguijuelas de mar. Un marinero golpeo con un trozo de madera en la cabeza de un pirata escuchimizado, lanzandolo al agua, y otro regaló un pequeño corte a un pirata que casi habia saltado ya a la embarcación. Mientras tanto, Mannricht iba cargando la pistola, y Rudiger buscaba una posición elevada para usar su honda. Fueron los matones los que no hicieron absolutamente nada, hablando entre ellos acerca de como actuar ahora que el patrón estaba muerto.

Tras unos segundos, tres de los nueve piratas que habian pasado el primer embite consiguieron saltar a la embarcación, mientras los demás seguian hostigando a los marineros. De los cinco marineros que defendian la cubierta, tres recularon hacia atras, dejando un espacio por el que subir. Al tiempo, los otros dos piratas que habian quedado abajo, y el pirata que habia caido al agua, decidieron unirse a la refriega ante lo dificil de la situación. Rápidamente saltaron de los botes, y al igual que sus camaradas, con cuerdas y cuchillos fueron escalando hacia arriba. Lo inesperado fue la ferocidad de los marineros, pues mientras los piratas luchaban para empujar y apartar a estos, los marineros atacaban a matar. Dos marineros, el pelirrojo de la herida en la cara y un segundo de pelo moreno, acuchillaron brutalmente a uno de los piratas que habia subido a la cubierta, clavando una y otra vez sus puñales en el rostro del desdichado, que falleció en pocos instantes. Mannricht terminó de cargar y Rudiger lanzó una piedra a uno de los piratas. Con mortifera precisión, tal y como habia sido siempre en su familia, la piedra dió de lleno en la cabeza de uno de los piratas, haciendole llevar la mano en la cabeza, y girandose vengativo hacia el pequeño halfling.

Los matones decidieron entonces que debian de ayudar a los marineros, y que ya sajarian despues a todo el mundo hasta quedarse con todo lo que el barco llevaba. Al unisono, atacaron al otro pirata que quedaba en cubierta. Sin embargo, menospreciaron a su adversario que esquivo facilmente los embites de los dos gorilas, e incluso contraataco a uno de ellos causandole una fea herida en el estomago. Mannricht pudo encontrar una lámpara de aceite, y con rapidez la arrojó al pirata que habia recibido la pedrada de Rudiger. La lampara estallo, clavando cristales al desdichado ladrón, al tiempo que el fuego prendió en su camisa y en el suelo de la cubierta.

Tras el medio minuto de intensa refriega maritima, el barco zozobró hasta chocar contra la rivera del rio. Mannricht y los dos matones cayeron al suelo por el impacto al perder el equilibrio, pero ni el halfling ni el resto de combatientes lo sufrieron. Un pirata habia muerto a manos de los marinos, y otro corria para apagar el fuego que Mannricht le habia prendido. Pero el tercero que estaba en cubierta aprovechó la caida de los matones para acuchillar al que ya habia recibido la herida, complicando las cosas para él. Cinco piratas más consiguieron subir al barco, y otros cuatro quedaron agarrados a la pared de la carcasa del barco hasta encontrar el momento idoneo para subir.

Los cinco piratas que acababan abordar quedaron encarados cada uno contra un marinero, pero los pobres marineros estaban cansados y magullados, y no resistirian ese nuevo embite mucho tiempo. Al tiempo, el fuego iba extendiendose lenta e inexorablamente por la cubierta. Las cosas se ponian muy dificiles, pues aun quedaban cuatro piratas más esperando su oportunidad para subir, y los dos matones tenian problemas para acabar con un solo hombre.



FDI: Dificil esta la cosa. Quedan diez piratas, seis luchando en cubierta y cuatro esperando. De los seis en cubierta, cinco luchan contra los cinco marineros, y un sexto esta retrasando a los matones.

Debeis de actuar rapido, pues los otros cuatro no tardaran en subir, y cuando eso ocurra estareis en inferioridad. Mannricht, tu tendrás media acción menos por incorporarte, pues has caido al suelo cuando el barco encalló en la rivera, pero tu pistola ya está cargada.

El pirata al que Rudiger y Mannricht han atacado (44 en la tirada de HP, y tres puntos de heridas; 17 de HP y siete puntos de heridas, respectivamente) ha huido por la borda.
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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

- Por el tridente de Manann, que esto se está complicando! - pensó el campesino evaluando la situación alrededor suyo, sin embargo, no tenía tiempo que perder pues los refuerzos estaban al llegar.

Mannricht corrió hasta la borda y miro hacia abajo, por donde se encaramaban esos patanes, se iban a arrepentir, por la glória de su tío Cliff.

- A donde pensáis que vais, mostrencos? jajajaja! - el campesino lanzo un golpe con su espada de lado a lado y de derecha a izquierda, tratando de cortar tantas manos de piratas como hubieran a tiro. Lo primordial era que no subieran estos refuerzos a bordo de ninguna de las maneras, y cortar dedos, manos o brazos era la mejor idea que se le pasó por la cabeza. De hecho, pensaba quedarse aquí tratando de mantenerlos a raya mientras fuera posible.

Luego estaba el asunto del fuego... no podía dejar que ardiera la nave. Principalmente porque Rudi y él estaban a bordo, pero también por Negranoche... su caballo le había acompañado durante años de patrulla y no tenía intención de dejar que se conviertiera en carne asada. De eso nada.

Mientras usaba su espada, dedicó una miradita a los botes de los piratas. ¿Allí abajo había mas piratas que gobernaran sus naves? y su capitan... lo había perdido de vista o había caído al río?

- Marineros de agua dulce, no sois mas que unos patanes! - gritaba Mannricht mientras reía a carcajadas - Pienso acabar con todos vosotros! Voy a usaros de alimento para los perros! Pero no os preocupeis que tengo para todos! porque todo aquel que no muera en el combate y acabe prisionero, pienso pasarlo a cuchillo y me haré una silla de montar con su pellejo! oh si! Una silla de montar que será la envidia de toda la región! JAJAJAJA! - Mannricht les increpará una y otra vez sin dejar de soltar espadazos a diestro y siniestro concentrándose únicamente en cortar tanta carne como sea posible hasta que los piratas tengan que trepar con los dientes porque no puedan hacerlo de otra manera. También tratará de mantener la moral de la marinería alta - Vamos! Acabémos con ellos de una vez! veo el miedo en sus ojos! Oh siii!! JAJAJAJA!!
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William Tender
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por William Tender »

Rudiger Croop

Rudi miraba la situación con los ojos vacíos. Los marineros luchaban, pero pronto estarían superados en número. Se había iniciado un fuego en cubierta, que nadie podía atender. Rudi pensó en luchar contra las llamas, pero si no acababan primero con los asaltantes, poco importaría el fuego, además, si abandonaba su posición ventajosa, se convertiría en carne de cañón. Rudi era bastante inepto en el cuerpo a cuerpo, y lo sabía. Atrás, los matones intentaban acabar con uno de los piratas, que aún se resistía. Rudi pensó en ayudarlos, pero sus lealtades no estaban claras, y llegado el caso, no le importaría que uno de ellos muriese luchando, y que la ventaja la tuviesen los marinros, caso de tener iniciar una nueva lucha.
El caos a bordo le envolvía y le superaba. Él era consciente de casi todo, pero apenas se notaba a sí mismo actuar. Oía a Mannricht alentar a voces a los marineros, pero no sentía su propia mano mientras cargaba la honda de nuevo. Oía el chocar de aceros, pero no sentía el viento en su rostro, ni se dió cuenta de cómo, mecánicamente, su brazo comenzó a hacer girar la honda sobre su cabeza. Rudi apuntó cuidadosamente al blanco más claro de entre sus enemigos al frente, y disparó.

Si tengo una línea de tiro clara con alguien que ya esté herido, mejor, si no, dispararé a alguno de los que ya están luchando. Si mi posición no me permite apuntarles fácilmente sin poner en peligro a camaradas, a los que tratan de escalar la cubierta, a ver si hay suerte y se caen.
Cerrado

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