Mannricht III: ¡Revolución!

Partida dirigida por Saratai.

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Saratai
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Saratai »

Gritos, insultos y maldiciones por doquier. El sonido de navajazos traperos, cuchillos volando y madera contra hueso se hacia notar mientras el fuego crepitaba en una de las zonas del barco. Gracias a la humedad no se extendia a gran velocidad, pero eso cambiaria si la brisa fluvial decidia poner cambio de rumbo en su trayectoria, lo que podia ocurrir de un momento a otro.

Mannricht se abalanzó espada en mano para evitar que los piratas subieran, pero antes de que pudiera hacer nada, tres de ellos fueron dispersandose y subiendo agilmente arriba (dedicando en ello todo su tiempo), con lo que solo un objetivo quedaba listo para trinchar para el fuerte campesino de Streissen. Mannricht descargó un derechazo con la espada reglamentaria de patrullero. El pirata, sin poder defenderse ni atacar, aguantó el golpe, que se llevó su oreja por delante. Gritando de dolor, y sabiendo que las tendria dificil para subir con el acorazado campesino golpeando a diestro y siniestro, se soltó del barcó y cayó al agua, esperando un momento más propicio para volver a intentarlo.

Mientras tanto, piratas y marineros seguian combatiendo. El marinero del golpe en la cara y un pirata con dos dagas se atacaron sin llegar a nada, quedandose en amagos y fintas durante unos cuantos segundos. A su lado, un marinero sucio y maloliente reventó una botella en la cabeza de un pirata delgaducho, que se revolvió propinandole un puñetazo con un cesto-cuchilla, sin efecto alguno. En el centro de la cubierta, otro pirata fallaba un fuerte tajo con su machete, lo que aprovechó su adversario, marinero con camiseta a rallas, para trincharle cual pavo con una lanza improvisada. En el borde del barco, el marinero más viejo intentaba una presa sin exito, respondiendole un pirata tuerto con un hachazo en la pierna. Por último, un marinero atacaba a un pirata, ambos a pecho descubierto. El marinero sajó tendones con un brutal ataque de cimitarra al pirata de pelo en pecho, que aprovechó para hundir en la cintura del oponente una espada corta.

Asi estaban las cosas para los marineros, que soportaban el peso de sus enemigos, al tiempo que los matones comenzaban a imponerse contra el rapido pirata que les contenia. Uno de ellos falló humillantemente, pero el otro golpeó con fuerza a su enemigo, desestabilizandole y haciendole fallar su golpe.

Por último, Rudiger puso a girar su honda velozmente sin abandonar su elevada posición. Una piedra voló hasta impactar en uno de los piratas que habia ascendido al barco, rompiendole dos dedos de la mano. Tal pirata miró a Rudiger con ira, y se encaró a él. Los otros dos que habian conseguido subir se repartieron las tareas a atender: El viejo capitán de los piratas se preparó para atacar a Mannricht, y el otro partió en auxilio del pirata que se defendia de los matones. Abajo, el pirata que Mannricht habia conseguido tirar lejos de la embarcación se reunia con el que habia huido, nadando ambos en el rio y pensando que hacer.

Capitán de piratas

-Muchacho, haz elegido mal dia para zurcar ezte rio-
espetó con una desdentada risa el lider de los piratas a Mannricht, mientras agitaba un garfio en un muñón y una navaja en la otra.


FDI: Ahora en cubierta, cada uno de los marineros y matones, tiene a un pirata del que preocuparese, al igual que Mannricht y Rudiger. Por suerte, el pirata que va a atacar a Rudiger esta herido, pues ha recibido ocho puntos de heridas. Igual con el pirata que ha aguantado a los matones, que tiene ya siete heridas recibidas. En cuanto a los piratas de los marineros, el del pecho descubierto ha perdido nueve puntos de heridas, el que ha recibido el lanzazo ha sufrido seis puntos y el del botellazo dos. El marinero moreno de la cimitarra ha sido premiado con cinco puntos de heridas y el marinero viejo con tres.
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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

Y finalmente el capitán pirata, a ese tenía ganas de encontrar.
Mannricht siempre trató de dar sus mejores golpes a las cabezas pensantes, y así, como una gallina, una vez descabezada el resto saldría corriendo.

El campesino cambió la espada de mano y desenfundó la pistola que estaba cargada encañonando al zarrapastroso pirata de habla ceceante.

- Conoces a mi amiga del ojo negro? – Mannricht frunce el ceño y esboza una sonrisa afilada – antes se la he presentado a otro capitán, han hecho muy buenas migas… quieres conocerla tu también? – con el pulgar coloca el percutor en posición esperando que el capitán escuche bien claro el ruido mecánico que produce.

Cabe la posibilidad de que el tipo del garfio no atienda a razones y se lance al ataque, en este caso, Mannricht disparará y volverá a su espada para seguir con la faena.
Por otra parte, si el capitán se detiene y escucha su perorata, seguirá hablando:

- Escucha mostrenco; si quieres irte de aquí sin un rasguño, salvando tu miserable pellejo y el de esas ratas a las que llamas “secuaces”, guárdate esa navaja en el bolsillo, ordena a tus hombres que tiren las armas y saldréis de aquí como habéis venido. Un salto, todos al bote y cada uno a su casa y Manann a la de todos. En caso contrario, bueno! eres un tío listo, en cuanto te vi supe que lo eras, y estoy seguro de que sabes que pasará…

Mannricht no las tenía todas con el. Preferiría no tener que alargar demasiado el combate, pues el fuego que lamía la cubierta podía convertirse en un gran problema en cualquier momento. Sin embargo, si los piratas se largaban, podría sofocarlo con la marinería y seguir viaje.
No tenía tiempo… pero debía darle unos segundos al capitán pirata para pensar lo que hacer a continuación. No debía apretarle y asfixiarle, eso le haría actuar como un animal enloquecido, debía ejercer la presión justa, que notara la bota en el pescuezo, pero que pudiera respirar.

- Y bien?
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William Tender
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

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Rudiger

Cuando el pirata le lanzó una mirada hostil, Rudi tuvo menos de un segundo para decidir si desenfundar su arma en espera del ataque que habría de llegar, o dispararle de nuevo. No se lo tuvo que pensar mucho. Era más rápido que el pirata, más aún a esa distancia, y podía malherirle antes de que llegara (con un poco de suerte). Pero, una vez le alcanzara, poco importaría llevar un arma en las manos o no. Rudi se sabía completamente inepto en la lucha cuerpo a cuerpo, y poco podría hacer aparte de esquivar los golpes del rufián, quizá saltando por el otro lado de la pila de materiales para poner toda la tierra posible de por medio antes de que le atrapasen.

El desdentado pirata cargó rugiendo contra Rudi, mientras éste le devolvía lo que planeó como un grito de desafío, y sonó más bien como un gruñido ronco, mientras se inclinaba a recargar la honda. Pero tan pronto estuvo cargada, Rudi dejó de gritar, y contuvo su aliento para no desmerecer su firme pulso mientras hacía girar el cuero sobre su cabeza. Con el ceño fruncido y el corazón en un puño, Rudi soltó el extremo de la correa de cuero, mientras la piedra volaba hacia su objetivo.

Rudi recarga y dispara, y como no me da tiempo a apuntar, estoy dispuesto a gastar un punto de suerte si fallara mi tirada. Si, pase lo que pase, el pirata llegara a cargar, y me impactara, usaré la habilidad de esquivar como reacción. Y si no hubiera mucho sitio disponible en mi posición para realizar la esquiva cómodamente, saltaré hacia atrás, intentando ganar algo de cobertura.
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Mensaje por Saratai »

Girando a una velocidad endemoniada, una roca lisa y maciza se desplazaba a un metro de altura de la cubierta del barco, en dirección a un pirata de gesto enfurecido. La piedra iba a desviarse hacia la espada del pirata, pero por azar del destino, en el último instante el vil pirata levantó el brazo, dejando desprotegidas las costillas y recibiendo en ellas toda la fuerza del impacto. Por unos instantes el pirata creyó desfallecer, pues era la segunda piedra que le golpeaba de lleno, y las fuerzas comenzaban a fallarle. Pero no se dió por vencido, dispuesto a hacer pagar a aquel maldito mediano todos los golpes que habia sufrido.

Tambaleandose, atacó al halfling con un derechazo de hierro, pero Rudiger, que estaba ese dia bendito, perdió el equilibrio en el momento preciso que su asaltante buscaba trincharle cual pavo de año nuevo. Rudiger vió como su enemigo estaba muy grave, atacandole con sus últimas fuerzas y con un reguero de sangre por la barbilla.

Al tiempo, los marineros veian como el combate contra los piratas comenzaba a hacer efecto en ellos. El del golpe en la cara y el pirata de dos cuchillos seguian atacandose y parandose sin llegar a ningun lado, pensando que era mejor chochar aceros que no perder tripas. Al tiempo, el marinero de escaso jabón seguia atacando al pirata, haciendole retroceder pero sin resolver el combate. En el centro, el pirata del machete si acertó su siguiente ataque, causando al marinero de camiseta a rallas una fea herida en el brazo, que respondió con la lanza, y quedando ambos muy malheridos. El pirata del hacha comienza a imponerse al viejo marinero, ya en las útlimas. Por último, el marinero armado con cimitarra golpea de refilón a su oponente, y éste (el pirata de pecho al descubierto) efectua un golpe letal de izquierda a derecha, cercenando limpiamente la garganta de su enemigo, que cae redondo al suelo ahogandose en su propia sangre. El resto de marineros contemplan la escena con panico y odio, pues aquel marinero era muy querido por todos, pero ahora se encontraban en desventaja de cuatro contra cinco.

En la otra parte, los matones se abalanzan contra el escualido pirata que les habia burlado todo el tiempo. El más grande le abre la mandibula de un directo garrotazo, mientas que su compañero mete dos palmos de acero en las tripas del desafortunado pirata, que no volveria a robar otro barco jamás. En ese momento carga el pirata que segundos antes subiera a cubierta, que envuelto en rabia descarga con una barra de metal un contundente golpe al más pequeño de los matones. El ataque alcanza en el craneo al matón, haciendole reventar los sesos por dentro. Espuma roja cae de los oidos, hasta quedar desplomado en el suelo. El otro matón prepara el garrote para acabar con aquel desquiciado pirata, y tras ver la escena general se percata de que aun quedan seis piratas más y menos posibilidades de salir bien de aquella.

Abajo, en el agua, los otros dos piratas que quedaban contemplan la situación desde una distancia prudencial, y deciden encaminarse lentamente hacia el barco de nuevo, con la esperanza de llegar cuando todo hubiera acabo.

Toda esta sangrienta escena se llevaba a cabo mientras el lider los piratas conversaba con Mannricht. Viendo que las cosas iban mejor, el viejo del garfio tuvo una idea para librarse de combatir con aquel peligroso pistolero.


Capitán de piratas

-Muchacho, ezta gente va a perderlo todo... Pero tu erez diferente, tu valez y te doy la oportunidad de unirte a nozotroz. Y zi no kierez, coje tuz cozaz y largate de aki, zalvaraz tu vida y loz dineroz que tengaz. ¿Ez buen trato, no creez? Dime que prefierez y ze hará.


El capitán sonreia con los pocos dientes que le quedaban, mientras explicaba su oferta al campesino agitando arriba y abajo el garfio. Era decisión de Mannricht unirse a aquellos piratas, salir pitando de alli para entregar el mensaje, o luchar con todas las consecuencias.


FDI: Tirada de ataque de Rudiger de 56, pero con suerte se queda en 41. Le haces 11 puntos de daño, y el pirata recibe ocho puntos adicionales a los que ya tenia (se va mereciendo una sopa caliente el pobre). Aun asi, te ataca con acierto, y fallas la esquiva con un 78, que se queda en 22 tras la suerte. Menos mal que habias dicho de gastarla, que si no... xDDD

Los marineros y piratas siguen como antes, excepto el pirata del machete que ya lleva en su haber 11 puntos de heridas, el marinero de rallas y lanza cuenta con 5 heridas perdida, el marinero viejo sufre un total de ocho heridas y el marinero de la cimitarra es abatido recibiendo 19 puntos de heridas.

En cuanto al combate de los matones, quedan uno contra uno, pues aunque matan a su primer adversario, otro pirata acude en venganza y elimina al más pequeño de los dos. Dos tiradas abiertas para los piratas, que han tenido bastante suerte este asalto.
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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

El mostrenco no había entendido nada! No solo no aceptaba su compromiso de dejarle marchar de rositas si no que además, le ofrecía unirse a la banda de mierdosos o peor aún, huir dejando a su suerte a los marineros de la nave! Este tipo de habla ceceante no sabe con quien está tratando. Soy Mannricht, hijo de Streissen y temeroso de Manann.

Así que mientras le continuaba encañonando, apuntando al centro de su cuerpo, Mannricht escupió sus palabras con verdadero desprecio.

- Si esto en vez de ser un río fuera un camino de tierra y yo fuera todavía patrullero, te llevaría a rastras hasta el calabozo acusado de siete delitos y dos faltas. Pero es un río, ya no soy patrullero y lo que es peor… tu no has entendido nada!

El campesino sin dudarlo aprieta el gatillo dispuesto a acabar con el capitán pirata. Acto seguido guardando su pistola, volverá a su espada que mantenía en la mano izquierda.

Nunca había dejado a nadie en la estacada, jamás! Bueno… sin contar una vez que no quiso bajar a lo mas profundo de la Prisión de almas y dejó que bajara aquel tipo que le cayó tan bien, los tenía cuadrados, como se llamaba…? Maldita memoria…
En fin! Ahora no hay tiempo para estos pensamientos, debía volver a centrarse en el combate contra los piratas y acabarlo cuanto antes!

- Eh Rudi! Te lo estás pasando en grande, eh? ¡Vaaaamos mis perros de la guerra! Los pasaremos por la quilla! Manann se dará un festín con sus huesos! – gritará mientras dure el combate tratando de mantener la moral alta, que la marinería no tenga tiempo de pensar en flaquezas.

Camarada Saratai, por tenerlo encañonado (apuntando) tengo algun bonificador? Usaré los puntos de suerte que hagan falta (y de que disponga, claro) para que ese disparo sea efectivo.
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William Tender
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por William Tender »

Rudiger

Rudiger trastabilló hacia atrás, esquivando, más por suerte que por intención, el ataque del desesperado asaltante. A pesar de todos los abusos, insultos, burlas, y empujones recibidos a lo largo de su experiencia laboral entre los hombres de Averland, era la primera vez que alguien intentaba asesinar a Rudi, que acometía la situación con una sensación de pánico fuertemente aposentada en la boca de su estómago. Una voz conocida sonó jovialmente a lo lejos, quitándole, de alguna manera, hierro al asunto:
- Eh Rudi! Te lo estás pasando en grande, eh? ¡Vaaaamos mis perros de la guerra! Los pasaremos por la quilla! Manann se dará un festín con sus huesos!
Rudi desenvainó su espada en la diestra y su daga en la zurda, y sonrió, respondiendo en un jadeo a la vez que estocaba al frente:
-¡Se hace lo que se puede, Man! ¿Te diviertes por allí?

Rudi desenvaina y ataca al pirata. ¿Cuenta con un bonificador a la tirada de ataque por combatir desde posición elevada?¿Porfa :D ?
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Saratai »

-¡Te voy a pasar por la quilla!

-¡Hijo de una mula!

-¡Jajajajaja, ¿ahora no te ries, cabrón?!

-Argggghhh...


Sonidos como estos se reproducian sin parar en el barco, mientras el fuego se iba extendiendo sin que nadie le pudiera poner remedio. En un lado, el último matón recibia otro corte. Viendose derrotado, y con su gran amigo desangrandose entre las tablas de madera que componian la barcaza, el matón lanzó el garrote al suelo, se puso de rodillas, implorando perdón, mientras su adversario quedaba pensativo si rajarle la garganta o perdonarle e ir a ayudar a sus compañeros. Compañeros que estaban teniendo sus problemas para aguantar a la marineria.

Los marineros acababan de perder a un compañero, y no iban a permitir tal cosa. El pirata descamisado miraba atonito al marinero que acababa de matar. Nunca antes habia matado a un hombre, y el miedo le dejo paralizado al ver los ojos en blanco de aquel pobre muchacho. Tal vez tenia una novia, o hijos, y el le habia matado por un puñado de monedas que su maldito jefe le daria. Antes que tuviera tiempo a pensar en su delito, el marinero viejo cargó contra él en busca de venganza. Por la espalda, el viejo clavó una navaja en la espalda del pirata asesino, clavandola hasta el mango.

Grito de dolor.

Mientras el asesino intentaba sacarse la cuchilla sin ninguna posibilidad, el marinero de la camisa a rallas corre hacia el con la lanza en ristre, metiendosela en las tripas. La lanza de madera se astilla al entrar en contacto con el estomago del pirata, e introduce decenas de astillas dentro de éste. El pirata sin camisa, atravesado por la lanza de lado a lado, y con el cuchillo bien metido en la espalda, cae de rodillas llorando.

-Lo siento, yo no quer...


Más no pudo acabar, pues la sangre inundo su garganta, y alli, en mitad de aquella trifulca sin sentido, con el oro como bandera, murió. Como venganza, el pirata del machete atacó al viejo. Un tajo directo y certero, como quien corta salchichas, hizo que la mano derecha del viejo cayera como de un saco roto. Éste, sin poder creerlo, se agarró el muñon sangriento y salió corriendo del lugar mientras sus ropas se teñian de carmesi. El pirata de los dos cuchillos, que se enfrentaba al de la herida en la cara, recibió un espadazo en el hombro. Sintiendose herido, y viendo a su compañero caido, el pirata huyó. Por poco su adversario falló para parar su huida, que acabó en las frias rocas del rio, pues el barco iba sin control y habia encallado en la orilla. El pirata, que de asustado que estaba no se habia fijado, se lanzó hacia las rocas como quien se tira a una piscina.

Mientras tal barullo ocurría, Rudiger se enfrentaba a aquel humano enfurecido. Con una rapidez propia de los de su raza, el mediano clavó su pequeña daga en la entrepierna del pirata (que estaba en trayectoria horizontal desde la posición del pequeño halfling) antes de que este pudiera acometer su venganza. El dolor inundó al hombre de tal manera, que tiró su espada al suelo y se fue gateando lejos de alli, desistiendo de aquel combate y prefiriendo vivir a matar al mediano. A Rudiger no le costaria nada matar a aquel malherido pirata, pero ahora era cosa suya acabar con su vida o perdonarsela.

Al tiempo, Mannricht se enfrentaba al pirata. Pero éste fue más rápido que el antiguo capitán del barco, y atacó con el garfio al campesino antes de que éste pudiera disparar, clavando el garfio en la mano de Mannricht. El de Streissen, como pudo, se desembarazó de él e hizo explotar la pólvora, que le causó un feo agujero en la pierna derecha del desdentado bucanero.

Los marineros y los piratas seguian combatiendo. El pirata de los dos cuchillos habia huido (bajo una mullida cama de piedras) y el descamisado habia muerto atravesado de lado a lado. Por su parte, el marinero viejo se moria por el sangrante muñon, y el de la cimitarra yacia ya cadaverico. El pirata del hacha ataca al marinero a rallas que habia atravesado al descamisado, golpeandole en la cabeza con poco angulo y dejandole incosciente y tirado en el suelo. Otro pirata se avalanza, y raja su cuello, impidiendole volver a la consciencia. Ante tal caos, solo dos marineros quedaban vivos e intactos, el de la herida en la cara y el maloliente de la botella rota, listos para vender caro el pellejo. Enfrente, tres piratas, cansados y magullados, el armado con el hacha, el del machete y un tercero con la nariz rota.

Los dos piratas que estaban abajo lejos del combate, en las barcas, se dieron cuenta del peligro de la situación, y escogieron marcharse de alli raudos, no sin saquear antes el cuerpo de su compañero que habia caido a las rocas.



El capitán pirata miró primero a Mannricht y luego a sus muchachos. Habia perdido a cuatro de ellos, y un tercero podia morir pronto por culpa de un mediano. Solo le quedaban a la vista a cuatro, el mismo número de enemigos, pues los restantes habian escapado. Además, aquella gente no se iba a rendir tan facil como el matón. Viendo el panorama, decidió buscar una solución diplomática.

Capitán Pirata

-¡Alto todo el mundo! Ezcuchad, noz largaremoz de aqui zi noz dejaiz llevarnoz a eze muchacho de alli-
dijo señalando al matón rendido - y nada máz. ¿Trato?


FDI: Muchos golpes criticos entre piratas y marineros, que han acabado con la vida de varios de ellos. Rudi, has acertado con un 32 y solo has hecho un punto de herida, pero ha sido suficiente como para dejar al otro a cuatro patas. Puedes rematarle o hechar una mano a los demás. Mannricht, le haces 9 heridas al capitán, pero el te ha hecho dos heridas a ti. Él quiere irse sin combatir, y llevarse al matón con ellos como rehen. Tú eliges si seguir pegandole o aceptar las negociaciones.
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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

Hombre! Esa si era una buena noticia! pero espera Mannricht, no lo exteriorices! No puede verte aliviado, joder, este cabrón me ha dado! ¿A quien dice que quiere?

Todos estos pensamientos pasaban a toda velocidad justo tras los ojos de Mannricht que seguía empuñando su espada con la diestra y mantenía la siniestra bien apretada, tratando de controlar al flujo de sangre de la herida.

El trato no era malo, se largan por donde han venido, les hemos quitado las ganas de seguir tocándonos los cojones al menos por un buen tiempo, hasta que reúnan de nuevo fuerzas para completar la tripulación, para entonces, estaríamos bien lejos, a poder ser en casa.
Claro que… había letra pequeña en el trato. Querían llevarse a aquel muchacho rendido e implorante que aguardaba de rodillas a que alguien le diera el golpe de gracia. ¿Para que diablos lo querrían?
A Mannricht no le gustaba la idea, su maldita conciencia le traía por el camino de la amargura y muchas veces acababa posicionándose del lado equivocado, aunque era el lado que le dictaba su maldita conciencia, pero esta vez no iba a ser así. Había mucho en juego. El fuego seguía avanzando, la nave estaba embarrancada y lo más importante… tenían una misión que cumplir y un mensaje que entregar. Debía escoltar a Rudi hasta el objetivo, por lo que Mannricht intuía, había muchísimo en juego en el trabajo que se le había encomendado. Así que esta vez no dejaría que su conciencia se metiera de por medio.

- Y una mierda! Ese chaval se queda, estaba en la nave cuando llegamos y en la nave se queda.

Maldita conciencia…

- Soy hijo de Streissen, mi palabra es mi valor más preciado, con lo que tendrá que fiarse de ella. Os largáis ahora y no correrá mas sangre. Eh vosotros! – Ahora Mannricht grita a los marineros tratando de que se oiga su voz bien clara – deteneos! apartaros de ellos y que se larguen! No olvidarán el nombre de esta nave mientras vivan y no volverán a atacaros en adelante, verdad capitán…? Ahora saben como recibimos aquí a los piratas!
Capitán, no pierda mas tiempo…


Mannricht esperará la respuesta del capitán con los ojos entornados, estudiando sus movimientos. No se fía de el y ahora además sabe que es muy rápido, la herida en su mano así lo atestigua.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por William Tender »

Rudiger

Rudi contraatacó. No era un ataque de los que ponían fin a los combates más legendarios, pero Rudi nunca había sido muy dado a esa clase de relatos. Más bien una reacción rápida, mucho más paracida a un mordisco de comadreja que a una estocada de guerrero, y el pirata sarnoso dió el combate por finalizado. Entonces, con los gritos del líder de los asaltantes, todo entró en una calma tensa, como un silencio estridente fuera de lugar. A Rudi, en cambio, le hervía la sangre. Era la primera vez que luchaba en una reyerta con armas, y la adrenalina hacía bombear su corazón con el sonoro latido de un tambor. Por un momento, sólo por un momento, la furia ciega del combate le impelió a rematar el trabajo, abandonando su posición, dando muerte al pirata.

Pero este fugaz pensamiento asustó a Rudi más de lo que le alentó. Él NO era un héroe, ni un guerrero, ni mucho menos un asesino. Él era cocinero, un simple criado. La excitación del combate era para él una sensación completamente nueva, y Rudi se sorprendió cabalgando la ola de la misma. En un movimiento ágil, saltó sobre el hombre en retirada, poniendo un pie sobre su espalda, y apoyando la punta de la espada bajo los omoplatos del desdichado.
¿Era así como empezaban las carreras de los veteranos y los aventureros? ¿De todos aquellos extraños, marginados e inadaptados que juraban haber derrocado conspiraciones, luchado contra los legendarios hombres rata, y vuelto a casa pobres, arruinados, con una buena colección de cicatrices e historias inverosímiles? ¿Era tan fácil dejarse llevar y arrebatarle la vida a un hombre? De momento, a él le había bastado para abandonar su posición.
La voz de Manritch se hizo oír con fuerza, y por la escoba de sir Fradoc, que el tipo tenía carisma. En un momento se había hecho con toda la tripulación, como si hubiera nacido dirigiendo hombres a la muerte o la victoria. Rudi se repuso de su estado de shock, reprimiendo su fugaz impulso homicida, y reforzando los argumentos del hombre con un elemento de intimidación.
-¡Otro que no conocía a Quebrantahuesos Croop, jefe!- Y añadió, dirigiéndose al pirata bajo sus pies, lo bastante alto como para ser oñido- Y tú no te muevas, veamos cómo de listo es tu jefe.
Y con un gesto de ensayada lealtad, alzó la cabeza hacia Manricht, a la espera de órdenes.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Saratai »

La situación era tan tensa que ni siquera hubiera sido necesario un cuchillo para cortarla. El capitán pirata sabia que aquellos tipos eran peligrosos, y que podia ganar el combate, a cambio de perder a dos hombres más. Vió a su subalterno que gateaba bajo un mediano, y a otro de sus hombres que sangraba abundantemente mientras se encaraba a los marineros. Él mismo habia recibido un balazo en la pierna, y no podria asegurar su victoria contra aquel campesino gigantón armado con pistola.

Capitán de Piratas

-Eztá bien, noz marchamoz-
Una mirada de puro odio atravesó a Mannricht de lado a lado, mirada que habria acabado con su vida de haber estado hecha de plomo y no aire.

Noz marchamoz... por ahora. Volveré, lo juro por toda mi dezcendenzia.

-Chichoz, recoged laz cozas.


Los piratas fueron recogiendo a sus muertos y heridos, mientras los marineros hacian lo mismo. Mannricht y Rudiger lo habian conseguido, y observaron tranquilos como los marineros apagaban el fuego de cubierta y cuidaban de que los piratas en retirada no hicieran ninguna tontería. Varias miradas cargas se cruzaron, pero al final todos fueron buenos chicos, y nadie volvió a desenfundar los aceros.

Sin embargo, ahora el barco estaba encallado, y pese a que todo el cargamento se habia salvado, seria dificil sacarlo de alli, y más aun manejarlo con tan solo dos hombres. Los marineros tenian cosas más importantes en que pensar, pues se dedicaban a dar sepultura a sus compañeros, como bien mandaba la tradición del barco: Dos monedas, mortaja y una buena lanzada hacia el mar.

El que si habia recuperado la compostura era el matón (o matón era lo que los dos mensajeros de Leitdorf pensaban que era). Éste, a sabiendas que de no haber sido por ellos, ahora estaria en poder de los piratas, se acercó a ellos entre lágrimas:


Franz, Soldado de los Mahiven

-Oh Sigmar, os debo la vida. Yo, que habia estado a punto de mataros, y vosotros en cambio arriesgais las vuestras por mi. No se como agradeceroslo, nunca imagine que conoceria a alguien asi. Perdonadme, me llamo Franz


En la mente de Franz pasó correteando la posibilidad de que ambos fueran algo peor que los piratas, pero su corazón le decia lo contrario, por lo que se sinceró ante ellos.

-Gracias a vosotros, podré entregar el mensaje que mis señores me habian demandado, yo mismo me encargaré de que seais recompensados por mi señor con un buen trabajo, ya lo creo. Tuve que disfrazarme de matón para venir en este barco sin levantar sospechas, pero creo que ya que el capitán de este barco esta frito, poco importa ahora.


Mannricht y Rudiger pudieron ver ahora, bajo las rotas ropas de cuero de Franz, un emblema con una lanza y un escudo cruzados, bajo un fondo rojo, negro y amarillo, en rallas verticales. El ágil Rudi no tardó en recordar aquel emblema como el de los señores Mahiven, grandes amigos de Markus Leitdorf.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

-Eztá bien, noz marchamoz- Una mirada de puro odio atravesó a Mannricht de lado a lado, mirada que habria acabado con su vida de haber estado hecha de plomo y no aire. -Chichoz, recoged laz cozas.

Mannricht procuró no expresar su alegría. Esos perroflautas se largaban y dejaban al tipo que pretendían llevarse de rehén. Envainó su espada y se ajustó la pistola en el lugar acostumbrado.
No podía haber salido mejor… bueno, si. Ahora, mientras los piratas salían por la borda y la marinería apagaba el fuego, observaba el resultado del combate que había habido en cubierta.

- Eh Rudi! Estas bien? – Mannricht se acercó al halfling interesado en su estado - le diste una buena a ese desgraciado, nunca había visto a alguien moviéndose tan rápido a cuatro patas! – la sonrisa del campesino llegaba de oreja a oreja.

Cuando llegaron los oficios fúnebres Mannricht asistió con respetuoso silencio. Dedicó una silenciosa oración a Manann por sus almas y dio palmaditas en la espalda a los que más parecían necesitarlo.

Fue entonces cuando saltó la liebre.

-Oh Sigmar, os debo la vida. Yo, que habia estado a punto de mataros, y vosotros en cambio arriesgais las vuestras por mi. No se como agradeceroslo, nunca imagine que conoceria a alguien asi. Perdonadme, me llamo Franz.

- Mannricht, patrullero de caminos – Dijo el hijo de Streissen inclinando levemente la cabeza a modo de saludo. Siguiendo con el plan original de Rudi, Mannricht se presentaría así mismo como un patrullero que acompañaba a un guardabosque tras la pista de un furtivo, aunque no daría tanta información si no fuera estrictamente necesario.
Y de momento, no lo era.

- Gracias a vosotros, podré entregar el mensaje que mis señores me habian demandado, yo mismo me encargaré de que seais recompensados por mi señor con un buen trabajo, ya lo creo. Tuve que disfrazarme de matón para venir en este barco sin levantar sospechas, pero creo que ya que el capitán de este barco esta frito, poco importa ahora.

El matón al que los piratas no se llevaron, vino con lágrimas en los ojos y un relato que sonaba sincero. Un mensaje, una misión que les obligaba a viajar ocultando sus verdaderas identidades y un blasón que no reconocía. Todo ello le resultaba a Mannricht la mar de familiar, se diría que era el caso en que se encontraba Rudi y él. Tenían un mensaje y viajaban ocultando sus identidades.

- Son tiempos difíciles para los hombres libres. Ya nadie parece poder fiarse de nadie. Seguro que estáis al tanto del revuelo que se está organizando en estas tierras. Decidnos… a quien servís…? – Mannricht no reconocía ese emblema, así que trató de hacer la pregunta de modo casual, sin que sonara amenazante.
Saratai
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Saratai »

20 von Brauzeit, 2527. Rivera del Rio Reik.

Las aguas del Reik pasaban claras y limpias, reflejando el sol de la tarde en sus profundas y peligrosas aguas, mientras la barcaza donde los mensajeros de Markus Leitdorf habian sufrido unas violentas negociaciones con salteadores de agua dulce.


Franz, Soldado de los Mahiven

-Un placer, Mannricht. Yo solo sirvo a mi señor, y él... Él es neutral a este golpe de estado del Conde Elector... Seas quien seas y sirvas a quien sirvas, ni yo ni mi casa somos un inconveniente. Somos la familia Alder.


Que Franz mintiera o no, era algo dificil de desentrañar, al menos con los conocimientos que Mannricht tenia acerca de escudos, familias vasallas y simbologia.

Para el caso era exactamente igual, pues los marineros ya habian terminado su improvisado funeral. Los dos que habian sobrevivido eran un marinero delgado y morendo, con el pelo rizado y los ojos negros, algo moreno de piel. A su lado, otro más alto y corpulento, de pelo muy corto de color castaño, camisa roja y ojos marrón claro, casi amarillo. Tuldi era el más alto, y Barquand el moreno. Ambos se dirigieron al halfling, al campesino de Streissen y a Franz.

Marineros Tuldi y Barquand

-Caballeros, les estamos muy agradecidos, de corazón.


Barquand estaba moqueando, pero intentó aguantar la compostura. No habia sido una esperiencia agradable, más teniendo en cuenta la amistad que habia entablado con sus compañeros ya fallecidos. Para Tuldi, no era la primera vez que tal desastre ocurria, y se hizo a la idea a los pocos minutos del funeral. Ya sabia que los fantasmas vendrian más adelante.

-Nos podian haber vendido a los piratas, pero os habeis arriesgado por nosotros. Desgraciadamente, eso no ha salvado la vida a nuestros compañeros. Nuestro antiguo capitán perdió el barco y a su tripulación ante el patán que usted mató- se dirigieron a Mannricht esta ocasión -pero ahora ya no queda ni barco ni nada que salvar. Llevamos cargado en la bodega vino especiado y telas por valor de unas 120 coronas de oro, demasiado en mi opinión. Le dijimos al capitán que era muy arriesgado llevar tanto, pero ni nos hizo caso. Ahora la carga no podrá llegar a su destino, asi que ustedes pueden tomar cuanto quieran.

Los marineros fueron sacando toda la carga del barco, asi como las monturas de Mannricht y Rudiger, las posesiones del capitán. Al final, en la riviera del río donde la enorme barcaza habia encallado quedaban diez cajas de madera repleta de material, la chaqueta, gorro y pistola de duelo del capitán, y un par de libros. Aquello era el material que Rudiger y Mannricht podian tomar (pues los marineros ya se habrian encargado de tomar todo el dinero disponible en efectivo y el resto de objetos que pudiera vender)

-Tendremos que dejar el barco aqui, a merced de quien pase, hasta que podamos encontrar gente con la que desencallarlo- dijeron los marineros -mientras, y hasta que lleguemos a algun pueblo, deberiamos seguir todos juntos, pues no sabemos si esos piratas regreseran.

La verdad es que ya habian recorrido un buen trecho, y no deberia faltar mucha distancia hasta Loningbruck, que era donde tanto Rudi, como Mannricht y Franz se dirigian. Aun asi, lo mejor seria no estar en los bosques antes del anochecer...
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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

- Un placer, Mannricht. Yo solo sirvo a mi señor, y él... Él es neutral a este golpe de estado del Conde Elector... Seas quien seas y sirvas a quien sirvas, ni yo ni mi casa somos un inconveniente. Somos la familia Alder.

Mannricht sopesó las palabras del joven mensajero. No conocía a esa familia.
Así que mientras se pasaba la palma de la mano por el flequillo peinándoselo hacia delante, permaneció en silencio. En estas ocasiones recordaba la frase que siempre decía su tío Rosendo: Mas vale callar y parecer idiota que hablar y despejar todas las dudas.

- Estas bien Rudi? – el campesino de Streissen se acercó al halfling y le puso una mano en el hombro. Cuando vio que no había daños de gravedad en el se volvió hacia los dos marineros. Habían terminado con la desagradable tarea de despedirse de los suyos - No íbamos a dejar que esos desgraciados se llevaran cuanto quisieran sin pelear, verdad que no? – miró a Rudi buscando aprobación - en fin. Siento mucho las pérdidas de vuestros amigos, siempre es doloroso.

Mas tarde, con la nave embarrancada los dos marineros descargaron el material en tierra y les ofrecieron coger cuanto quisieran de la carga. Mannricht no había podido evitar fijarse en algo anteriormente…
Cogió la pistola del capitán y la situó frente a sí con el cañón hacia arriba. Observó la filigrana en forma de serpiente marina que había en su cañón, probó su equilibrio y finalmente, apuntó hacia delante cerrando un ojo tratando de valorar la rectitud de su mira. Tiró del percutor y disparó sabiendo que no estaba cargada, se deleitó con el chasquido seco. Parecía una buena arma, si señor, así que sin pensarlo dos veces, la colocó cruzada en su fajín.

Acto seguido abrió una de las cajas de vino especiado, y con la ayuda de su daga, abrió dos botellas. Entregó una de ellas a Tuldi y Barquand.
- Un trago? Por los compañeros ausentes!
Seguidamente remojó su gaznate, bebió cinco largos sorbos y al acabar se limpió con el reverso de su mano pasándole la botella a Rudi.

Después puso en las alforjas de Negranoche tantas botellas de vino como pudo sin que le fuesen a impedir moverse después con soltura. Llevó una caja de vino hasta el lado del poni de Rudiger y la abrió de nuevo con la daga para que su compañero cargara cuanto quisiera.
Mientras Rudi se dedicaba a lo suyo, Mannricht más que nada por curiosidad, ojeó los dos libros. No entendería una leche, pero quizá hubieran dibujos… cuando perdió el interés por ellos, se los entregó a su compañero también.

- Entiendes algo de esto Rudi?

- Tendremos que dejar el barco aqui, a merced de quien pase, hasta que podamos encontrar gente con la que desencallarlo- dijeron los marineros -mientras, y hasta que lleguemos a algun pueblo, deberiamos seguir todos juntos, pues no sabemos si esos piratas regreseran.
- Me parece bien - aprobó el campesino - Y tu, Franz, vienes con nosotros? Mantente cerca de Rudiger y no te pasará nada!

De este modo el grupo se puso en marcha.
No quedaba mucho camino por delante, Mannricht trataría de estar muy alerta de cuanto ocurriera alrededor. En tierra se sentía más a gusto que en barcaza, y siendo tan poco lo que quedaba por recorrer esperaba que fuera mucho más tranquilo. Durante el camino, aprovechó para cebar las dos pistolas, tras lo cual, volvió a guardarlas en su sitio y mas tarde, trató de curarse la herida de la mano.
- Rudi... puedes hacer algo por mi...? . dijo el campesino mostrando la herida en la mano.

Atento a los alrededores, no quiero que acabe mal la ruta. pondré todo mi empeño en llegar a salvo a destino.
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William Tender
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por William Tender »

Rudiger Croop

Rudi escuchó con atención y suspicacia al soldado, en lo que intentaró que pareciera sólo "suspicacia amable".
El tipo era listo, se aseguró de no estar en contra de nadie, pero su heráldica le delataba como miembro de los Mahiven, amigos y aliados de la causa Leitdorf, si es que eso no formaba parte de un disfraz de doble capa.

Rudi tardó en reaccionar. Era la primera vez que presenciaba un combate de tal magnitud, y la primera en la que participaba activamente en él. Hasta la fecha, los enemigos más poderosos a los que se había enfrentado eran lechones de granja intentando fugarse, y trozos de ternera fibrosos que se hacían duros de masticar.
Participó en el brindis con entusiasmo. En su tierra era tradición brindar por las cuestiones más nimias, y explayarse mucho en los discursos. En su vida había visto una ocasión de brindis con tanto significado, y a la vez tan triste. Cuando Mannricht le pasó la botella, la alzó tal como hiciera el primero:
- Por el orgullo del honor indemne, y el valor de los caídos!
Rudi tenía pensado alargarlo más, pero le puso freno de golpe. La palabrería casi parecía demasiado jovial para su situación actual, y de todas formas, el moreno le empezaba a lanzar miradas airadas. Puso cara de compromiso y le dió dos largos tragos al vino.
Al poco, Mannricht le mostró los libros.
- Entiendes algo de esto Rudi?
Mierda, ésa era una asignatura pendiente, una que tenía bastante abandonada. Intentó hacer esfuerzos por recordar las letras y sus infinitas combinaciones, pero cuando en 5 minutos apenas pudo pronunciar dos palabras (y una de ellas apenas tenía dos letras), perdió la paciencia. Podría llevarle un día entero llegar a entender tan solo media página, y no era el momento, desde luego.
-Quizá con más tiempo, Man... conozco unas cuantas letras, pero nunca terminé de aprender a leer. Ésto no me dice gran cosa por ahora.
Rudi se quedó meditando un rato sobre los recientes acontecimientos, preocupado por la situación inminente. No sabía qué conclusión sacar del mensajero de los Mahiven. Cada paso del camino parecía más arriesgado que el anterior, y se disponían a atravesar un tramo de camino boscoso tan solo ellos cinco...

Al rato, Mannricht se le acercó.
- Rudi... puedes hacer algo por mi...? . dijo el campesino mostrando la herida en la mano. Rudi puso cara de preocupación.
-Uffff, no soy galeno, amigo. Supongo que lavándola con vino y envolviéndola en tela no se te pudrirá rápido, pero no creo que pueda hacer nada con la herida... -Luego, mirando a un lado y otro para segurar que tenían cierta intimidad, bajó la voz -Por otro lado... ¿Qué te parece nuestro compañero? Dice que sirve a los Alder para no compremeter su misión, pero su heráldica dice otra cosa. ¡Es de los Mahiven! ¿Sabes lo que eso significa? ¡Que es un aliado y ni lo sabe! Hemos tenido suerte con eso, pero en mi opinión, deberíamos servirnos de su misma astucia, y no comprometernos nosotros. Ya sabes, los aliados guardan mejor los secretos que no conocen... Así que podríamos decirles que somos de alguna otra casa neutal... a ver... los Hindenberg, o los Norfendeger, o alguno de esos. A mí me suenan todos casi iguales. Rudi se afanó en lavar la mano de Mannricht con parte del vino sobrante, y la envolvió cuidadosamente en un retal de tela, después de enjuagar ésta en el río.
-En fin, no creo que sirva de mucho, pero al menos no te desangrarás. Seguiré revisando los libros, si quieres, a ver qué descubro.

Rudi agarró su honda en la derecha, y sostuvo uno de los libros en la izquierda. cuando paraban, lo ojeaba, en busca de dibujos que delataran el mensaje del libro, o símbolos que pudiera identificar como números, por si se trataba de un libro de cuentas. Cuando caminaban, miraba a un lado u otro con expresión paranoica. Aquél último tramo de travesía se le presentaba duro.
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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

Esta si que era buena! El bueno de Rudi le había venido con una historia interesante sobre ese muchacho que los piratas querían llevarse...

-Por otro lado... ¿Qué te parece nuestro compañero? Dice que sirve a los Alder para no compremeter su misión, pero su heráldica dice otra cosa. ¡Es de los Mahiven! ¿Sabes lo que eso significa? ¡Que es un aliado y ni lo sabe! Hemos tenido suerte con eso, pero en mi opinión, deberíamos servirnos de su misma astucia, y no comprometernos nosotros. Ya sabes, los aliados guardan mejor los secretos que no conocen... Así que podríamos decirles que somos de alguna otra casa neutal... a ver... los Hindenberg, o los Norfendeger, o alguno de esos. A mí me suenan todos casi iguales. le dijo Rudi mientras lavaba la mano de Mannricht con parte del vino sobrante.

Mannricht observaba al muchacho con el ceño fruncido, como a quien le da el sol en los ojos o simplemente, es miope. Así que era un aliado, y porque no quiso decirlo abiertamente...? claro, por lo mismo que nosotros. El joven campesino sacó un par de conclusiones por otra parte, muy evidentes y aprobó el plan de Rudi haciéndoselo saber de este modo.

- Vale Rudi, tu mandas. Dile lo que tu quieras, yo no entiendo de casas, blasones y todo eso, así que dale tanta información como consideres oportuno. Puede que tenga una misión secreta entre manos, igual que nosotros, es muy joven y está solo, con lo que creo que se alegrará muchísimo de saber que tiene algo parecido a aliados aquí. Quizá hasta te ganes su confianza y descubramos algo más. Quizá incluso vaya al mismo sitio donde vamos nosotros... en todo caso... - Mannricht se incorporó desperezándose y probó la movilidad de su mano tras las curaciones de su compañero Rudiger. Satisfecho por el resultado prosiguió - en todo caso Rudi, yo estáré pendiente del camino y los bosques por donde cruzaremos, así que en cuanto al muchacho, tu decides.

- En cuanto a los libros Rudi, pues si, échales un vistazo a ver que sacas en claro.

Mannricht cabalgó al frente, atento a ambos lados del camino, con una espiga de trigo en perfecto equilibrio sobre su labio inferior, de vez en cuando mataba de una palmada algún insecto en su nuca.
Cerrado

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