Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Partida dirigida por Saratai.

Moderadores: Saratai, Moderadores

Saratai
Escuerzo Alado
Escuerzo Alado
Mensajes: 1232
Registrado: 23 Ago 2007, 18:34
Ubicación: En tu oreja, diciendote que quemes cocos

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Saratai »

20 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

El fiscal tomó una decisión rápida, entre arriesgarse e investigar, o salir de alli raudo y con la cabeza sobre los hombros. Al final, optó por lo más sensato, perdiendo para siempre la oportunidad de saber si podria haber ayudado a un indefenso o siquiera tal vez encontrar a Migolver Bacher herido y rematarle por todos los siempres.

Justo cuando tomaba la dirección con mayor ventilación, un sonido quedo se oyó desde la parte del alcantarillado por la que habia venido. Sin duda, los soldados debian haber encontrado una forma de abrir la puerta, y habian ido en su busqueda. Gracias a Sigmar que no habia elegido rebuscar más entre los libros, pues aquello habria supuesto su final.

Raudo como un fugitivo corrió por el canal de agua negra, y durante minutos recorrió sus pasadizos. Tal vez el fiscal fue ruidoso, pues no sabia como moverse agilmente sin hacer ruido, pero confió en que el cruce de caminos entorpeceria a los soldados en su tarea de encontrarle. Al final, encontró una rejilla suficientemente grande para que su cuerpo cupiera, en dirección a la superficie nocturna de Averheim. Tras dar gracias a los dioses, se encaminó a abrir la rejilla. Pero maldición: esta no se abria.

La desesperación hizo presa del fiscal durante unos instantes, pero después fue evidente que si golpeaba el candado que impedia su apertura, esta acabaria abierta. Algo más facil de decir que de hacer, pues necesitó innumerables golpes durante más de media hora para abrirla. Nunca habia sido un hombre especialmente fuerte, y la oscuridad tampoco ayudaba a atinar con el maldito candado. Sin duda los guardias de cloacas habian hecho un buen trabajo, pero si los soldados le habian seguido el paso ese buen trabajo le costaria una raja en el cuello.

Afortunadamente, los soldados no aparecieron por alli, seguramente confundidos por los agudos chillidos del otro pasillo, lo que le dio tiempo y calma al fiscal para finalmente, y con un furioso golpe, destrozar el candado. Ya le habria valido conocer algun truco para forzar cerraduras y candados, pues habia perdido un tiempo precioso en aquellas alcantarillas, pero al menos ya estaba fuera. Fuera... en Jorkstown.

Ranald era caprichoso con el fiscal, y cuando parecia que la fortuna se acercaba, volvia a salir huyendo de él. Jorkstown era el lugar más peligroso de la ciudad para un miembro del gobierno. Por suerte, faltaba poco para el amanecer y aquella madrugada no habia ninguna reunión o agrupación de revolucionarios. El corazón de Messner palpitaba tras la ingente cantidad de sucesos vividos aquel dia, y se encaminó a la Iglesia de Verenna, donde Efferman aguardaba sin esperar volver a verle. Este le hizo pasar rapidamente, para que nadie le viera entrar.

Lider Efferman

-¿Está loco, Fiscal? ¿Como se le ocurre venir sin escolta? Y encima, ¿qué es ese olor? Sigmar, viene usted perdido de porqueria, anda, cambiese y deje que Ilenya limpie esto. Ya casi va a ser de dia y no le esperaba hasta la noche que viene. Ahora estaba reunido con otra persona, que seguro que conoce bien.


Y asi era, pues mientras avanzaban al despacho de Efferman, Ivein Hopked apareció, como de costumbre, sin armar mucho ruido. Aquel hombre, Consejero Espiritual, habia tenido todas las papeletas de ser un colaborador de Saford, pero alli estaba, entrevistandose con Efferman.

Ivein Hopked

-Fiscal, que extraño verlo aqui... No tenia ni idea de que vuestra merced estuviera en el mismo barco que yo, y no podria haberme hecho más feliz conocer este hecho. Maese Efferman, podria habermelo comentado, no era necesario ocultar tal información.


Efferman se disculpo tanto con Hopked como con Messner, argumentando que era mejor que ningun supiera del otro, por si, Sigmar no quisiera, algun sectario consiguiera atraparles, pero reconoció que habia sido muy feo por su parte y que no volveria a ocurrir. Tal comentario no aumentó la confianza de Hopked y de Messner del aprecio que tenia el lider sobre sus vidas, pero aun asi pasaron los tres al despacho, donde Efferman puso al corriente de una operación muy importante que tenia en las cuevas de Monheim. Al parecer, uno de sus hombres, Rot Gertl, habia ido a investigar a Reinhard Russ, el propietario de una mina donde se creia que la secta se reunia, y ahora esperaba su regreso con el informe. Según Efferman, Rot era junto con Fabian Dortmund, uno de sus mejores hombres, y estaba seguro de que no fallaria, aunque eso le costara la vida. Martires no le faltaban al verenneano, eso seguro.


FDI: Muchisima suerte has tenido, pues los guardias se han confundido de camino. Por cierto, pasaste una tirada de Resistencia de Facil con un 23, por lo que no has llegado a contagiarte de ninguna enfermedad por pasar por las cloacas. Enhorabuena.

Tambien decirte que fallas una tirada de Inteligencia de Muy Dificil para recordar a quien pertenecia el nombre de Reinhard Russ. Por aquel entonces estabas muy pagado de ti mismo y no prestabas atención a cada minero u obrero que se cruzaba en tu camino.
Avatar de Usuario
Weiss
Portador de la Plaga
Portador de la Plaga
Mensajes: 703
Registrado: 07 Ago 2008, 23:47
Ubicación: Ankh-Morpork

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Weiss »

Heinrich Messner

Maldiciéndose por su cobardía, Messner avanzó por el pasadizo. Se imaginó a un niño perdido en las alcantarillas, se imaginó a su propio hijo vagando por las oscuras entrañas de la capital brigundiana. Como pudo, alejó aquellos pensamientos de la cabeza, mientras se obligaba a avanzar, tambaleándose sobre el resbaladizo suelo, bajo la pesada, y valiosísima, carga que eran aquellos codex. Entonces, escuchó un sonido. Eran pasos, órdenes, gritos. Los guardias de Saford habían entrado en las alcantarillas. Tras el susto inicial, el fiscal consiguió razonar que aunque estuviesen dentro, los soldados podrían estar aún muy lejos. Era la acústica del lugar la que propagaba los sonidos a grandes distancias. Sí, aquello le había servido como aviso de que los guardias estaban allí, pero también podía jugar en su contra; si hacía mucho ruido, suss perseguidores podrían seguir el estruendo. Intentando ser lo más silencioso posible, aligeró el paso.

Tras unos minutos que se le hicieron larguísimos, y no consiguiendo ser todo lo silencioso que pretendía, el fiscal vio finalmente una luz. Sí, una puerta se distinguía al fondo del pasillo. Algo parecido a la alegría embargó al sufrido Messner. Sin embargo, la alegría duró poco. Aquella inmunda puerta estaba cerrada a cal y canto. Ahora sí que había perdido, pensó. Mas finalmente, llegó a la misma conclusión a la que habían llegado los guardias ante la puerta de la Casa de la Rosa: lo que tenía enfrente era una simple puerta, y pocas puertas eran infalibles. Desefundo su magnífico arma, y la emprendió a golpes contra el candado. Fue una tarea ardua y pesada, pero tras un tiempo cedió. Era libre. Además, no había ni rastro de los hombres de Saford, que sin duda se habían desorientado en la encrucijada.

Salió al exterior, y aspiró el aire de... Jorkstown. El fiscal había tenido la inmensa mala suerte de aparecer justamente en el barrio que servía de cubil a los anarquistas. Tenía que salir de ahí lo antes posible. Por suerte para Messner, no había mucha gente en las calles a aquellas horas, y los pocos que había no prestaban mucha atención a un apestoso personaje cubieto de lodo acarreando un gran saco. A paso ligero, se dirigió a la iglesia de Verena. Verla aparecer significó para el fiscal haber alcanzado la salvación. Tras mil contratiempos lo había conseguido.

Milagrosamente, uno de los religiosos le reconoció, sin duda por haberle visto la noche anterior, y se apresuró a ir a buscar a Effermann. Éste no daba crédito a lo que sus ojos veían cuando Messner se presentó ante él. Y tenía toda la razón del mundo.

-¿Está loco, Fiscal? ¿Cómo se le ocurre venir sin escolta? Y encima, ¿qué es ese olor? Sigmar, viene usted perdido de porqueria, anda, cambiese y deje que Ilenya limpie esto. Ya casi va a ser de dia y no le esperaba hasta la noche que viene. Ahora estaba reunido con otra persona, que seguro que conoce bien.

-Todas las preguntas obtendrán su respuesta, eminencia. No podía esperar a mañana, he averiguado cosas que necesitan ser puestas en común lo antes posible. Me alegra saber que hay más personas no afectadas por la corrupción que efectivamente reina en...

Los dos se encaminaban hacia el despacho del investigador, cuando Ivein Hopked apareció de repente, saliendo de sólo Sigmar sabía dónde. A Messner le supuso un alivio verle, pues aquello significaba que tampoco estaba corrupto. Una persona más con la que contar para salvar Averland. Saludó al sacerdote con un movimiento de cabeza y le dirigió una mirada que pretendía pedir disculpas por el aspecto que presentaba.

-Fiscal, que extraño verlo aqui... No tenia ni idea de que vuestra merced estuviera en el mismo barco que yo, y no podria haberme hecho más feliz conocer este hecho. Maese Efferman, podria habermelo comentado, no era necesario ocultar tal información.

-Lo mismo digo, eminencia. Es alentador saber que aún queda gente noble en esta ciudad. Estoy seguro de que, ahora que sabemos que los dos estamos luchando por lo mismo, los resultados serán aún mejores.

Las disculpas de Effermann no tranquilizaron precisamente a los dos consejeros, que intercambiaron una mirada llena de resignación. Después, el investigador habló sobre una operación en Monheim, sobre un tal Reinhard Russ y sobre Fabian Dortmund. Hacía siglos que Messner no veía a aquel hombre. Aunque los temas expuestos por Effermann eran sin duda interesantes, Messner tenía otros que tratar. Con toda suerte de detalles, pasó a exponer ante Hopked y Effermann todo lo que habían acontecido desde la noche anterior hasta aquel preciso instante.

La visita de Migolver, la identidad de Vergamont, la traición de Saford, la relación con los Quober y Muerte en los Caminos, la situación en las calles, la reunión con Treitt, el ataque de Talabecland, el problema con los votos electorales, la ayuda de Reikland, el encuentro con el asesino y finalmente la huída por las alcantarillas. Tras terminar, Messner suspiró cansado, pero también satisfecho. Ojalá todo el sufrimiento de aquel día sirviese para algo.


FDI: En resumidas cuentas, Messner explica a Effermann todo lo que sabe. No intenta omitir ni ocultar ningún tema, pues piensa que si quiere que Effermann confíe en él, él debe confiar en el investigador.
"Ninguno de vosotros lo entiende. Yo no estoy encerrado aquí­ con vosotros. Sois vosotros los que estáis encerrados aquí­ conmigo"
Saratai
Escuerzo Alado
Escuerzo Alado
Mensajes: 1232
Registrado: 23 Ago 2007, 18:34
Ubicación: En tu oreja, diciendote que quemes cocos

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Saratai »

20 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

Messner habló, largo y tendido, hasta que el sol comenzó a regalar su luz a través de las vidrieras del templo. Habló de Migolver Bacher, de Vergamont Fahen y de Oliver Saford, y como ellos buscaban sus propios intereses en lugar de los de la provincia. Habló de como habian sido utilizados por la secta, y de como esta secta habia tenido relación con los crimenes que asolaron los caminos en 2522, como habia financiado a los perdidos y a los condenados con la mutación que asesinaron a decenas de patrulleros.

No sólo eso, sino también del ataque de Feuerbach por el control de los votos, y lo que esto suponia, y por último el postrero encuentro con Migolver Bacher, horas antes, en la Casa de la Rosa.

Tanto Efferman como Ivein quedaron absortos. Ivein no sabia que Vergamont tuviera nada que ver con los herejes y con los Quober, y quedó realmente sorprendido. A Efferman lo que le sorprendió fue la actuación de Migolver, pues le creia fuera de sospecha. Tras deliberar gravemente acerca de tales sucesos, fue Efferman quien dió a conocer el resultado de sus investigaciones.

Lider Efferman

-La situación puede agravarse notablemente. La secta ya ha conseguido varios de sus objetivos, y mucho me temo que el enfrentamiento entre Leitdorfs y Alptraum es inevitable. El odio entre ambas casas, y entre los distintos grupos que apoyan a cada una es enorme. Y por si fuera poco, tengo noticias de que Feuerbach ha conquistado la población de Legenfeld y de que Anna Alptraum ha sido capturada por Markus Leitdorf. Solo veo una solución para evitar tal derramamiento de sangre, y es que Jobb Alptraum sea erigido Conde Elector, a pesar de su falta de madurez para el puesto. No es que sea partidario de los Alptraum, pero no veo otra manera de evitar el conflicto, pues gran parte de soldados y de la población apoyarán a quien ostenga el cargo de Conde Elector legitimamente. Puede que el Consejo Provincial que hay actualmente sea legitimo, pero la población está acostumbarada a que un Conde les dirija, y no una cupula de funcionarios. La palabra Conde Elector inflinge en ellos el respeto suficiente para que se piensen dos veces revelarse. Y si la revolución fracasa, estaremos preparados para defendernos de Feuerbach.

Hopked no puedo estar más de acuerdo con Efferman, pero tuvo algo que añadir.

Ivein Hopked

-Eso es cierto, pero hay un problema con el que no cuenta vuestra merced. Jobb Alptraum tiene sangre de Electores, pero asi mismo la tienen los Leitdorf, y aunque probemos que Markus Leitdorf ha sido un traidor para con su patria, su hermano no lo es. Leopold Leitdorf no ha ayudado a su hermano, y hasta se rumorea que le ha dado la espalda. Leopold es joven, pero muy inteligente y muy paciente, y esto podria dar problemas a la larga. Además, legalmente, Jobb Alptraum solo podria ostentar el cargo de Conde Elector como sustituto de Markus, pero al no tener descendencia, si Jobb muere el titulo pasará a Leopold (que si tiene un hijo recién nacido), pues una vez se establece Conde Elector de nuevo hay que respetar la sucesión del titulo hasta que no haya un heredero claro, y en esta ocasión si lo habria.


Heinrich quedó impresionado por los conocimientos de Ivein. Aquel hombre siempre habia sido muy discreto, y oirle más de dos frases seguidas era todo un acontecimiento histórico para el fiscal.

-Pero como bien dice Efferman,-
continuó Ivein -nos conviene que Jobb sea Conde Elector. Yo mismo iré a hablar con él hoy. Le comentaré lo que sabemos de Oliver Saford y de Vergamont Fahen. Esto traerá problemas seguro, pues su primo Bukter siempre ha querido ostentar el cargo de Conde Elector, pero es demasiado viejo y ahora necesitamos a un hombre joven que se deje aconsejar. Si la revolución finalmente triunfase, Sigmar no lo quiera, cuento con grandes apoyos de terratenientes en Heideck, por lo que podriamos desplazar el gobierno hasta allí hasta que Reikland, Wissenland y Stirland nos apoye.

Efferman dispuso que moveria a sus contactos en la Catedral para que el Lector Sigmarita diera el visto bueno a la operación. Una contienda civil tampoco favorecia a la iglesia de Sigmar, y si se le aseguraba que el nombramiento de Jobb evitaria el conflicto, accederian gustosos. Por último, Efferman concluyó la reunión, dado que tanto Ivein como Messner tenian mucho trabajo que hacer ese día.

Lider Efferman

-Tal vez deberiamos haber propiciado el nombramiento de Jobb mucho antes de que el problema de Leitdorf se hubiera acrecentado, asi tal vez Anna no habria sido capturada y habriamos estado fuertes contra los Feuerbach. Pero al menos ahora tenemos pruebas seguras de la implicación de Oliver Saford y no quedán remordimientos de haber condenado a un hombre inocente. Me preguntó que hará Jobb cuando sepa que el mayor consejero de su madre no es sino un hereje.


Lo que realmente me pregunto es si los Alptraum son los verdaderos herejes, los que han propiciado todo este enfrentamiento pensó el verenneano mientras hablaba.

Una vez compartida la vital información, y teniendo Messner una idea clara de lo manipuladores que podian ser tanto Hopked como Efferman (en nombre de la justicia y el bien, por supuesto), los libros que habian sido incautados a Saford pasaron a propiedad de la iglesia, teniendo el fiscal acceso a ellos cuando quisiera. Efferman se fijó concretamente en el que era nombrado como el Libro Celestial, comentando que aquel libro era en extremo pernicioso, y que habia sido escrito por Necrodomo el Loco, un demente adivinador pagano cuyas escrituras eran mejor guardar bajo llave. Tras cerciorarse de que Heinrich no lo habia siquiera abierto, el fiscal y el consejero Hopked salieron de la iglesia. Era realmente peligroso salir de alli solos, pero afortunadamente Ivein habia traido consigo a cuatro guardias, encomendado a dos de ellos la tarea de escoltar al fiscal hasta la Mansión Messner, donde Heinrich finiquitaria el trabajo comenzado el dia anterior junto a Konrad Trademann.

Tras llegar al Barrio Viejo, Messner pudo comprobar como la seguridad de aquel barrio se habia incrementado notablemente, con lo que pudo respirar tranquilo. Los dos guardias de Hopked (de los que el fiscal se percató que no formaban parte del ejercito, sino de alguna compañia privada) se despidieron al entrar su protegido en la casa, y le desearon buena suerte en sus quehaceres. Alli, en la Mansión Messner, Mannfred y Konrad se encontraban charlando preocupados acerca de un problema con los sirvientes aquella misma noche, cuando un cocinero se pasó de la ralla con las especias. Mientras Silvia pintaba en el patio, ajena a todos los movimientos que propiciarian a su hermano como Conde Elector al dia siguiente. Al llegar Heinrich Konrad se dirgió corriendo a atenderlo, preocupado por su seguridad. Ciertamente, el aspecto del fiscal dejaba mucho que desear, con las ropas que habia recibido en la iglesia, las profundas ojeras y el olor a alcantarillado. Mas fue su padre quien le preguntó por lo ocurrido.

Mannfred Messner

-Dioses hijo, estás horrible. ¿Donde diablos te habias metido? Maese Konrad y yo ya pensabamos que habias sufrido algun tipo de ataque. Menos mal que ya he contratado a alguien para tu protección, y más vale que no te separes de él ni para dormir hasta que todo se normalice. Pero antes de presentartelo, creo que merezco una explicación de tus andanzas nocturnas...



FDI: Las noticias recibidas acerca de Legenfeld y Feuerbach no son muy inspiradoras, asi como de las posibilidades legales de Leopold Leitdorf a reclamar el trono, pero al menos ya sabes que las cosas se están moviendo rápidamente.

Un 19 en Sabiduria Popular hace que te suene el nombre de Necrodomo el Loco, el escritor del Libro Celestial, pero poco más. Un 68 en Leyes impide que te ubiques en el código que regula la sucesión en caso de que un Conde sin hijos ostente el cargo de Elector (hay que subir esas leyes : P)
Avatar de Usuario
Weiss
Portador de la Plaga
Portador de la Plaga
Mensajes: 703
Registrado: 07 Ago 2008, 23:47
Ubicación: Ankh-Morpork

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Weiss »

Heinrich Messner

La explicación se prolongó hasta prácticamente el amanecer. Según hablaba, Messner se iba calmando; contar todo aquello era una forma de liberarse, de descargar la tensión del último día. Las caras de sus interlocutores fueron variando durante la exposición, pasando de la perplejidad a la concentración, o incluso al nerviosismo. Al acabar, Messner suspiró, agotado. Tanto Hopked como Effermann intercambiaron impresiones sobre lo que habían escuchado. Después, un incómodo silencio se apoderó de la sala: ya habían expuesto lo que sabían, así que lo que había que hacer era actuar. Fue Effermann el que rompió el mutismo, proponiendo algo que, por alguna razón, tanto Messner como Hopked intuían que era la única salida posible.

Feuerbach avanzaba, y Anna había sido capturada. Por chocante que pudiese parecer, aquella noticia no soprendió demasiado a Messner. Desde que había hablado con Bacher tenía el convencimiento de que algo había pasado, y aquella revelación no hacía más que confirmar sus sospechas. Aquel idiota de Leitdorf pagaría por su insolencia. Nadie osaba capturar a la líder de los Alptraum y salir del trance sin consecuencias, consecuencias que podrían costarle el cuello. Sin embargo, de todo lo que dijo, la más importante fue la parte que concernía al hijo de Anna. Jobb Altraum. Jobb, hermano de Silvia y cuñado de Messner, sería envestido como Conde Elector de Averland. El argumento de Effermann fue totalmente lógico y acertado, pues era cierto que ningún Consejo imponía tanto respeto como un Conde empuñando un Colmillo. Un Conde Elector sería un estandarte alrededor del que reunirse durante la inminente contienda, un símbolo de poder, y un bastión ante la incursión de Feuerbach. Messner no podía estar más satisfecho. De la noche a la mañana, había pasado a ser familia de la nobleza electoral de la provincia.

El plan parecía sólido, y del agrado de los tres. Aún así, Ivein Hopked hizo ciertas puntualizaciones. El religioso parecía muy seguro de lo que hablaba, y lo hacía con gran fluidez. El sacerdote de Taal sabía mucho más de lo que aparentaba a simple vista. Messner no dudaba de que lo que estaba diciendo fuese cierto, pues en aquel tema él no era ningún experto. Lo suyo era el Derecho penal, o incluso los temas diplomáticos. Las leyes que regían las herencias en el Imperio era algo que escapaba bastante a menudo de su conocimiento. Effermann asintió ante las palabras del consejero, y aseguró de que se encargaría de mover los hilos necesarios para poner todos aquellos planes en marcha. Antes de que éste diese por finalizada la reunión, Messner intervino.

-Estoy de acuerdo con el plan trazado, eminencias, pero debo puntualizar una cosa. Habéis dicho que Jobb necesita gente que le aconseje, y es cierto. Debemos estar seguros de quiénes estaremos a su lado. Del resto de consejeros, pondría la mano en el fuego por Konra Trademann, pues es sin lugar a dudas uno de los hombres más leales e íntegros de toda la provincia. Sin embargo... pienso que deberíamos examinar detenidamente tanto a Tullirdef como a Bridundherfs. No es que tenga nada contra ellos, ni ningún tipo de sospecha. Pero aún así, queramos o no, los dos responden al tipo de persona que vendería su alma por un poco más de poder. Debemos asegurarnos de que estén limpios. Además, convendría una campaña por parte de las Iglesias para ganarse al pueblo, y ponerle de parte del Conde Jobb. Os recuerdo el asunto de esa carreta llena de heridos de la que me habló Migolver, pues pienso que la guardia debería ponerse en marcha lo antes posible. Doy por hecho que los tres haremos todo lo posible para salir de esta situación de la forma más satisfactoria posible. En cuanto a Saford, Vergamont y todas esa escoria herética... Hacedme saber cualquier progreso que hagáis, jefe Effermann.

Por último, el fiscal entregó a Effermann los libros que había cogido de casa de Saford. El investigador aseguró que estarían a buen recaudo pues, por lo menos uno de ellos, eran altamente peligrosos. Al parecer eran las visiones de Necrodomo "el Loco", el tarado que había profetizado la llegada del Señor del Fin de los Tiempos. Lamentablemente, había tenido razón. Despidiéndose de Effermann, Messner y Hokped partieron del Templo, saliendo a la calle. Acababa de amanecer.

Cuatro soldados aguardaban a Ivein, que tuvo el gesto de ordenar a dos de ellos que escoltasen a Messner hasta su casa. No sólo escoltar, pensó Messner... Desde la noche anterior estaba sin caballo, así que tendría que ir con uno de ellos. Estaba preocupado por Erwin, no tenía ni idea de qué habría sido de él.

-Os agradezco el gesto, eminencia. Los dos tenemos trabajo pendiente, así que no os demoraré más. Suerte, padre.

Montando junto con uno de los guardias, emprendieron el camino hacia la Mansión Messner. Aún no había mucha gente por las calles, por lo que no tardaron demasiado. Los guardias fueron corteses con Messner, y le desearon suerte cuando finalmente llegaron, cortesía a la que correspondió el fiscal. La verdad era que habían tenido bastante poco trabajo desde que habían entrado en al Barrio Viejo, pues la seguridad había aumentado notablemente. Una vez dentro de la finca, Messner vio a su esposa pintando en el jardín. Iba a acercarse a saludarla cuando reparó en su aspecto. Era mejor lavarse y cambiarse de ropa antes de verla. Entró en la casa, donde encontró rápidamente a su padre y a Konrad, charlando en el recibidor sobre un asunto de los sirvientes.

"Alguno de ellos ha hecho algo bastante peor que pasarse con las especias..."

Fue Konrad el primero en verle, y se acercó a él preocupado, preguntando qué había pasado. Messner hizo un gesto, como indicando que no tenía que preocuparse. La verdad, era que su aspecto sí era para preocuparse, y bastante. Antes de que Messner tuviese tiempo de responder a todas las preguntas de Trademann, Mannfred habló.

-Dioses hijo, estás horrible. ¿Donde diablos te habias metido? Maese Konrad y yo ya pensabamos que habias sufrido algun tipo de ataque. Menos mal que ya he contratado a alguien para tu protección, y más vale que no te separes de él ni para dormir hasta que todo se normalice. Pero antes de presentartelo, creo que merezco una explicación de tus andanzas nocturnas...

Messner se preparó para volver a explicar todo lo que había pasado. Pero esta vez tendría que añadir todo lo concerniente a Hopked, o al nombramiento de Jobb. Sólo omitiría el nimio detalle del intento de asesinato, pues no quería preocupar aún más a su padre.

-Padre, Konrad... Hay varias cosas que debéis saber. Obviamente, nadie más debe conocer lo que voy a contaros...

En cuanto encontrasen un sitio totalmente a salvo de oídos ajenos, les explicaría cuál era en aquellos momentos la situación real de Averland...


FDI: Una vez más, explico todo lo acontecido. Sólo omitiré la parte del asesinato. Simplemente diré que Mannfred tenía razón, que Migolver había resultado ser un mentiroso, pero que muchas cosas que había dicho eran ciertas. Para explicar mi aspecto, aseguraré que mientras me dirigía al Palacio de Justicia la noche anterior (digo que estuve trabajando allí), Erwin vio algo, se asustó y se encabritó. Yo me caí en un charco y él se fue galopando, así que no sé nada de él desde entonces.
"Ninguno de vosotros lo entiende. Yo no estoy encerrado aquí­ con vosotros. Sois vosotros los que estáis encerrados aquí­ conmigo"
Saratai
Escuerzo Alado
Escuerzo Alado
Mensajes: 1232
Registrado: 23 Ago 2007, 18:34
Ubicación: En tu oreja, diciendote que quemes cocos

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Saratai »

20 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

Las horas pasaron mientras Heinrich le contaba a su padre y a Konrad todo lo acaecido en el caso de los sectarios. Al enterarse de la traición de Oliver Saford, ambos asistieron al relato incredulos. Pero cuando en esta historia entro el Lider Efferman, el respetado siervo verenneano, sus gestos cambiaron.

También informo el fiscal a su compañero y a su padre del avance de Feuerbach, y de las posiciones que estaban tomando. Ahora Mannfred Messner y Konrad Trademann estaban metidos en el problema tanto como Heinrich, y quedo patente que la mejor solución era que Jobb Alptraum ascendiera a Elector. Sin duda, Ivein Hopked estaba transmitiendo en aquel momento al futuro Conde de Averland la misma información que Heinrich a Mannfred y Konrad.

No fue hasta que la hora de comer llegó que Heinrich tuvo que marchar. Tras despedirse de Silvia, quien le miró abstraida, habló con Konrad para que le acompañara al Palacio de Justicia. Silvia estaba pensando mudarse unos dias a la casa de su hermano, pero era algo que aun no habia comentado a su esposo. Lo único que ataba a la mujer del fiscal con los Messner era su jovencisimo hijo, quien dependiendo de la actuación de su padre y tio, podria ser un paria o un señor.

Ya estaban saliendo los dos de la mansión, cuando Mannfred paró a Heinrich, e hizo llamar a un sirviente para que llamara a Herr Adolf. Adolf seria el encargado de guardarle las espaldas al fiscal, y Mannfred no aceptaria un no por respuesta. Aquel tipo era relativamente alto, con un sombrero sucio y destartalado, y dos cintos color avellana, con llamativas hebillas. Un debil bigote, casi de adolescente, asomaba por su cara, y sus ojos no daban ningún tipo de confianza a quien se paraba en ellos, más parecidos a los de un asesino a sueldo que a los de un guardaespaldas. Sin embargo Mannfred insistió en que era el mejor hombre de la ciudad para ese trabajo, y sin importar lo que hubiera hecho antes, su sueldo lo mantendria leal y fiel, lo más importante en aquel momento.

Adolf Lieb

-Herr Messner-
saludó el guardaespaldas tocando su sombrero, ante quien seria su señor y amo durante las proximas semanas. No era un hombre de muchas palabras, lo cual podia ser realmente conveniente llegado el momento. Sigmar sabia que Mannfred habia peinado la ciudad hasta encontrar a Adolf, quien habia exigido una alta remuneración por aquel trabajo. Adolf estaba acostumbrado a quitar vidas, no a defenderlas, pero la familia del fiscal, con sus miles de coronas brotando de los negocios de ganado equino, podian suponer una excepción.

Asi, Konrad, Adolf y Heinrich partieron hacia la Casa de la Rosa. Parecia estúpido volver alli, pero cuando encontraron a Erwin exactamente en el mismo sitio donde el fiscal le habia atado la noche anterior, la visita fue justificada. Más tarde llegaron al Palacio de Justicia, donde desmontaron y subieron hasta el despacho del fiscal. Alli esperaban Camdar Hümm, Redwing y el alguacil Kurt, con noticias que darian mas de una sorpresa al fiscal. Tras los saludos pertinentes, la reunión dió comienzo y los agentes del fiscal informaron a su señor de las novedades en la urbe averlandesa. El primero en hablar fue Kurt:

Alguacil Kurt

-Mi señor, me temo que hay una mala noticia. Como usted me dijo, ayer me dirigí hacia la casa Refger, de la que esperaba un grato recibimiento. Nada más lejos de la realidad, los señores de la casa no se encontraban, algo que me extraño mucho.-
Kurt miró a Redwing, y este continuó con la explicación.

Alguacil Redwing

-Kurt vino a verme, y entre los dos hicimos unas cuantas averiguaciones,mi señor. Al parecer, los Refger contrataron a varios cocheros independientes, y tomaron rumbo a Wuppertal. Tuvimos que amenazar al dueño de la compañia de carretas con arrestarle para que nos dijera donde habian mandado a su hombre, y entre asustado, nos enseñó la partida de viajes a Wuppertal.

En ese momento, ambos alguaciles callaron, pues en aquel local habian tenido acceso a los datos de otro cliente, relacionado con la tarea que el fiscal habia encomendado a Redwing.

-Resulta que el Consejero de Exterior, Herr Fahen, también tomó un carro y a varios hombres del ejército como escolta, junto a los Refger. Todos ellos fueron a Wuppertal esta misma mañana. No se que puede significar esto, pero nos será imposible contactar con ellos. Tras este fracaso, nos dirigimos a la casa Norfendeger. Se han mostrado amables con nosotros, hará apenas una hora. Quieren hablar en persona con un miembro del Consejo, a ser posible esta noche. Están asustados por la situación actual, dado que varias familias nobles han salido de la ciudad en dirección a sus tierras, y creen que Leitdorf tiene intención de asediar la capital.

Cuando ambos alguaciles hubieron dado su reporte, fue Camdar Hümm quien intervino, con otras noticias más que interesantes.

Vigilante Camdar Hümm

-Estamos jodidos, jefe, mucho. Jaran ha llegado esta madrugada a la ciudad, completamente herido. He estado toda la noche con el, y me ha comentado lo ocurrido ayer por la mañana en los campos Leitdorf. Al parecer, unos guerrilleros emboscaron sus fuerzas justo cuando él, un capitán carroburgués y Anna Alptraum se entrevistaban con Markus Leitdorf. Markus se puso tonto, y comenzó a interrogarles mientras sus malditos guerrilleros mataban a los soldados de nuestra gente. Comenzó a llover, los arcabuces se fueron a la mierda, y jefe, esos campesinos debian estar muy cabreados, porque pasaron por la piedra a más de cincuenta profesionales. El resto huyeron a Legenfeld, y Jaran ya no sabe más del tema. El y el capitán pudieron escapar por un fallo de los campesinos, pero Anna se quedó con Markus retenida. Durante todo el dia los guerrilleros les persiguieron a Jaran y al capitán, y hasta tuvieron que combatir con ellos y defenderse todo el camino hasta aqui. El capitán murió por sus heridas, pero Jaran ha conseguido salvarse. Se entrevistará con Bukter y con Jobb mañana a primera hora, cree que le van a ascender por haber salido con vida de alli, pero no se yo, jefe.


Fue entonces cuando el fiscal se percató de que Trier y el viejo no se encontraban alli. Al parecer no habian estado alli en todo el dia, y ni los alguaciles ni Hümm sabian nada de ellos. Para cuando la reunión terminó, ya era bien tarde, y no faltaria mucho para que el sol se escondiera. Tocaba otra noche de duro trabajo.
Avatar de Usuario
Weiss
Portador de la Plaga
Portador de la Plaga
Mensajes: 703
Registrado: 07 Ago 2008, 23:47
Ubicación: Ankh-Morpork

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Weiss »

Heinrich Messner

Messner contaba la historia casi de forma mecánica. Después de habérsela tenido que contársela ya a Hopked y a Effermann, relatar lo ocurrido, por muy traumático que fuese, no era excesivamente complicado. Casi como si de una palabra mágica se tratase, el mencionar a Effermann eliminó cualquier tipo de duda que Mannfred y Konrad pudiesen albergar. Al terminar de hablar, los dos hombres estuvieron de acuerdo en que lo más aconsejable era que Jobb accediese al trono.

Mientras Konrad y su padre comentaban lo que acababan de descubrir, Messner fue a su habitación. Se quitó las ropas que Effermann le había prestado, se lavó como buenamente pudo, y volvió a vestirse con el negro que le caracterizaba. Sin embargo, esta vez no estaría de más tomar precauciones. Llamó a un sirviente, al que miró no sin cierto recelo. ¿Quién sabía si no sería aquel mismo el que le había vendido?.

-Traedme mi armadura, rápido.

Mientras esperaba a que el criado volviese, Messner se preguntaba cómo les habría ido el día a sus ayudantes. En vista de cómo andaban las cosas, esperaba que bien. Los trabajos que les había encomendado eran de vital importancia, y ninguno de ellos era totalmente consciente de hasta qué punto su éxito o fracaso podían condicionar el futuro de toda Averland. Elevando una plegaria a Ulric, aguardó los minutos que tardó el sirviente en aparecer con la reluciente cota de malla de Heinrich. Con su ayuda, el fiscal fue poniéndose la armadura. En verdad era una buena malla, flexible, pero resistente y brillante. En los bordes, rematados en cuero, aparecían las franjas celestes y grises de los Messner.

-La capa.

Messner no recordaba haber usado nunca aquella magnífica prenda. Era una capa con los colores familiares de los Messner, y con el pegaso bordado en hilo de plata. Si había un momento idóneo para estrenarla, era aquel. Effermann había dado en el clavo cuando dijo que nada imponía tanto respeto como un Conde vistiendo una armadura y empuñando un Colmillo. Messner no era Conde, no tenía coraza ni Colmillo Rúnico, pero aquello no significaba que su aspecto no fuese imponente. Terminó poniéndose los guantes y las botas, antes de bajar al recibidor. Allí seguían Konrad y Mannfred hablando. Sin prestarles mucha atención, el fiscal se dirigió al jardín, donde Silvia daba los últimos retoques a un paisaje.

-Silvia, siento no haber vuelto ayer. Tuve mucho trabajo, me reuní con el jefe Effermann y con el padre Hopked, el consejero. Las cosas están bastante peor de lo que pensábamos vuestra madre y... -Messner prefirió obviar el hecho de que no sabía exactamente qué había sido de Anna- Lo siento, creo que os estoy molestando. Parto con Konrad al Palcio, debo hablar con mis ayudantes. Hasta luego, Silvia, tened un buen día.

Volvió junto con Mannfred y Konrad, que se miraron soprendidos al reparar en el aspecto de Heinrich. Sin embargo, no dijeron nada, seguramente porque pensarían que nunca estaba de más extremar las precauciones. Messner indicó a Konrad que era tiempo de partir, la hora de reunirse con sus ayudantes estaba próxima.

-Konrad, es hora de marchar. Si no os incomoda, hoy trabajaréis conmigo en el Palacio. Así Effermann y Hopked podrán encontrarnos rápidamente si necesitan algo. Deprisa, mis ayudantes aguardan.

Los criados estaban trayendo ya el caballo de Trademann y otro para Messner cuando Mannfred intervino, haciendo llamar al hombre que se convertiría en la sombra de su hijo. El aspecto del matarife era francamente intimidante, lo que no disgustó del todo a Heinrich. En el caso de que las cosas se torciesen y hubiese que terminar repartiendo mandobles, aquel sujeto era una buena compañía. Saludó al que ahora era su patrón con un gesto y unas escuetas palabras. Tras las presentaciones por parte de Mannfred, Heinrich contestó.

-Herr Lieb, encantado. Espero no tener que darle demasiado trabajo... -Messner esbozó media sonrisa- En cualquier caso, será un honor contar con vuestra ayuda.

Los tres jinetes partieron de la casa, dejando a Mannfred ladrando órdenes a la ingente cantidad de mercenarios que ahora guardaba la finca. El patriarca Messner se había tomado el asunto de la seguridad muy en serio. En aquellos momentos, Messner pensaba que habría pocos sitios más seguros en la ciudad que la mansión. Mientras cabalgaban, el fiscal confesó a Konrad la verdadera naturaleza de su tardanza por la noche, el intento de asesinato por parte de Migolver. Trademann adoptó un gesto sombrío y pensativo, sin saber exactamente qué decir. De camino al Palacio, Messner quiso pasar por delante de la Casa de la Rosa. No pudo reprimir un grito de júbilo cuando vislumbró a su equino compañero, justo donde lo había dejado la noche anterior. Le acarició la cabeza y cogió sus riendas, llevándolo junto a él al Palacio.

-Cómo me alegro de que no te haya pasado nada, chico. Temía que esos norteños hubiesen pagado contigo su frustración... No sabes la suerte que tienes, amigo...

No tardaron en llegar al Palacio de Justicia, donde dejaron sus monturas en los establos, y se dirigieron al ala del castillo que albergaba la Fiscalía. Allí, Messner no tardó en cercionarse de que el trabajo seguía amontonándose. Escribas y funcionarios iban frenéticos de un lado a otro, abogados y fiscales estrujaban su pelucas con desesperación. Messner paró a un funcionario que acarreaba varios tomos.

-Lo siento, pero va a haber que trabajar un poco más. Pasadle mi trabajo atrasado a los fiscales, que se lo repartan. Si necesitan mi sello o que revise algo, que me avisen. Pedidles disculpas de mi parte, pero ahora mismo otros asuntos ocupan mi tiempo. Espero que pronto todo vuelva a la normalidad...

Messner no tenía tiempo para ocuparse de temas que en aquel momento le parecían extremadamente triviales. Cuando la provincia pendía de un hilo, las disputas entre mercaderes o los duelos ilegales no parecían tan importantes. La mayoría de temas podrían ser atendidos por el resto de fiscales, sin que fuese necesaria la intervención del fiscal jefe.

Seguido de Lieb y Trademann, se encaminó a su despacho, donde Hümm, Redwing y Kurt aguardaban. En aquel momento, no fue consciente de la ausencia de Grünwald y Trier.

-Seguidme, caballeros. Me contaréis vuestros progresos mientras comemos.

Bajaron al comedor del castillo, donde habitualmente comía la gente que allí trabajaba. Con motivo de la visita del consejero Trademann, los cocineros decidieron esforzarse un poco más de lo normal, preparando un suculento ciervo, cocinado con hierbas y frutos secos. Tanto mientras esperaban como durante la comida, los ayudantes fueron explicando sus logros. Las noticias eran más que interesantes, pues tanto los Refger como Vergamont habían desaparecido camino de Wuppertal. En vista de lo que había descubierto en casa de Treitt, aquello podía significar una cosa.

Huyen de la ciudad, pero no en dirección a Leitdorf... Sólo puede tratarse de Feuerbach. Era cierto que ya tenía aliados aquí.

Lo que más le chocó fue lo de Vergamont. ¿Estaba traicionando a Saford, o siguiendo órdenes?, ¿estaría el astuto mayordomo colocando a un peón en la corte de Alexander Feuerbach?. Seguro que aquello interesaría a Effermann... Más agradables fueron las noticias sobre los Nordenfeger, pues a primera vista no sería muy complicado lograr su adhesión al gobierno de Jobb.

-Hablaré con ellos lo antes posible. Buen trabajo, caballeros. No sabéis el servicio que acabais de prestar a la provincia.

Después, fue el turno de Camdar. Aquel hombre podía ser un pendenciero, pero no había queja posible sobre su trabajo. Sus palabras hicieron que muchas cosas encajaran en la mente de Messner. La carreta de heridos, la desaparición de Anna. Además, no lamentó la muerte de parte del contingente de Carroburgo, incluso de uno de sus capitanes. En cuanto al resto de tropas que acompañaban a Anna... tarde o temprano serían vengadas. Leitdorf y sus secuaces pagarían por sus atrocidades.

-Impresionante, Herr Hümm, un trabajo impresionante. Enhorabuena, y no dudéis que que hablaré bien de vos si Jobb decide ascender a alguien más...

¿Iba Jobb a ascender a Jaran?, ¿sabiendo Hopked que era un cultista?. Algo se iluminó en la cabeza de Messner: quizás era sólo una forma de mantenerle controlado. En aquel momento, reparó por fin en la ausencia de Trier y Grünwald. Con las prisas y los nervios, no había sido consciente hasta entonces. El que nadie les hubiese visto ni supiese nada de ellos no sirvió para tranquilizarle.

-Herr Hümm, intentad dar con Herr Trier y Herr Grünwald. Herr Redwing, Herr Kurt, llevaréis a cabo la tarea que había encargado a Herr Grünwald. Iréis a visitar a los Adler y los Hinderburg, intentad que se unan a la causa. Cuando terminéis, pasad por mi casa para informar de los resultados, no está lejos de las de los Alder y Hindenburg. De hecho, si es tarde, hasta podéis quedaros allí a pasar la noche. Buena suerte, caballeros. Nos reuniremos mañana aquí, a la misma hora y, por Sigmar, tened cuidado. Las cosas pueden ponerse muy feas. Sabemos que hay hombres de Leitdorf en la ciudad, así que prescindid de los símbolos y ropas oficiales si lo veis necesario. Yo iré a ver a los Nordenfeger sin dilación.

Si nadie tenía nada más que aportar, era hora de disolver la reunión y volver a ponerse en marcha. Esta vez, Trademann, Messner y Lieb cabalgarían en dirección de la Mansión Nordenfeger. Quizás aún no fuese demasiado tarde.
"Ninguno de vosotros lo entiende. Yo no estoy encerrado aquí­ con vosotros. Sois vosotros los que estáis encerrados aquí­ conmigo"
Saratai
Escuerzo Alado
Escuerzo Alado
Mensajes: 1232
Registrado: 23 Ago 2007, 18:34
Ubicación: En tu oreja, diciendote que quemes cocos

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Saratai »

20 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

La reunión con los alguaciles habia sido más que fructifera, y ahora el fiscal habia recopilado mucha información sin duda útil para la salvación de la provincia entera. Junto a Lieb y Konrad, espoleó a Erwin y se despidió de los funcionarios del palacio, marchando a la cita con la familia Norfendeger.

Esta vez no fue necesario que Konrad le advirtiera de la fama de Ulli Norfendeger, el patriarca de la familia. Todo el mundo sabia que era un hombre extremadamente religioso, orgulloso de su pasado y tradicional, y que se habia mantenido al margen de cualquier bando debido a la falta de rigor que presentaba tanto el Consejo de Oliver Saford como los desvarios de Markus Leitdorf. Era conocida también su gran relación con el Lector de la Catedral de la Sangre de Sigmar, y de su gran unión con el culto. Su propio hijo era sacerdote, y varios miembros de la familia vivian en Altdorf ostentando altos cargos eclesiasticos. Además, poseian varias minas al Este de la provincia y grandes cantidades de oro, cuidadosamente invertidas.

Al llegar a la mansión, el fiscal y sus dos acompañantes encontraron una edificación ostentosa, cargada de simbologia religiosa, entre muros de piedra altos y fuertes engarzados con bellos setos perfectamente podados. Un guardia pequeño y barbudo les permitió el paso, y mandó cuidar a los caballos mientras los tres hombres esperaban al señor de la familia. La casa estaba repleta de cuadros ecuestres, en los que aparecian armados caballeros de antiguo linaje y ya olvidadas generaciones. Éste se encontraba en una pequeña capilla en el ala oeste de la casa, pero no tardó en aparecer, cargado en una túnica marrón y negra. Mostraba el craneo rapado y una cuidada barba ya grisacea. Su torso era ancho y fuerte, notandose que no se privaba de caprichos alimentarios.

Ulli Norfendeger

-Oh Sigmar sea con usted, fiscal. Y veo que también me visita el inteligente Konrad, jojojo, que bueno veros a ambos. Y encima de tan buena guisa, mostrando los colores de vuestras familias con orgullo, como debe ser.


Ulli ni siquiera reparó en Lieb, y dejó claro con un gesto de que solo Konrad y Heinrich pasarian con él al despacho. Lieb no dijo palabra, y se limitó a esperar en el pasillo colindante a la sala de negociaciones de Ulli, tan callado como se habia mostrado ante los alguaciles. Una vez en la sala, Heinrich y Konrad comprobaron el esplendor y grandisima riqueza que Ulli mantenia en su casa, entre martillos bañados en oro, finos jarrones de Catai, sedas de Niponn y pieles de Ind. A diferencia de Hannodeck, Ulli no temia las ostentaciones de poder, y hasta las alentaba, sabedor que aumentarian su poder negociador. Aquello no iba a ser nada fácil, susurro Konrad en un monento de silencio, pues Ulli provenia de un linaje tan rico como Leitdorf o Alptraum, y si su familia nunca habia luchado por el titulo Elector era simplemente porque tenian más dinero e influencia que los Electores mismos en persona.

Antes que se dieran cuenta, y sin permiso alguno, una ristra de diez sirvientes comenzaron a colocar platos en la sala, a servir bebidas y colocar frutas, carnes y pescados deliciosamente aromatizados a los invitados (hasta Lieb, en el pasillo, fue obsequiado con una pata de pollo), que sin duda ablandarian sus corazones y mentes. Ulli se mostró ausente durante la cena, haciendose de esperar, hasta que cuando ya habia pasado una hora, volvió a aparecer de nuevo con una sonrisa en el rostro y una copa en la mano.

-Bien, mis queridos amigos, espero que todo sea de su agrado. Es siempre un placer tener visitas ilustres, más aun en los malos tiempos actuales, ¿no creen?


Estaba claro que Ulli no seria quien sacara el tema de la visita, y que habria de ser el diplomático Messner quien llevara la iniciativa de la reunión, a pesar de que Ulli sabia perfectamente el motivo de esta. Norfendeger jugaba en casa.


FDI: 37 En Sabiduria Popular te permite saber cada detalle de esa familia, una de las más nobles de Averland. Pregunta por FDI cualquier cosa acerca de ellos y te lo comentaré.
Avatar de Usuario
Weiss
Portador de la Plaga
Portador de la Plaga
Mensajes: 703
Registrado: 07 Ago 2008, 23:47
Ubicación: Ankh-Morpork

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Weiss »

Heinrich Messner

La despedida en el Palacio de Justicia fue rápida, pues todo el mundo sabía bien lo que tenía que hacer. Aquello complacía sobremanera a Messner, que miraba a sus ayudantes casi como un padre orgulloso. No era para nada habitual encontrar a gente así de responsable y diligente en el caos y la corrupción que era la burocracia averlandesa.

La cabalgata hasta la Mansión Norfendeger fue tranquila, y los tres jinetes fueron en silencio. Messner pensaba cómo abordar la negociación con Norfendeger, pues aquella casa era rica en extremo, y su dinero podría permitirles solucionar montones de problemas. Además, y en vista de que las negociaciones con las casas del campo estaban más que en el aire, cualquier apoyo adicional en la ciudad sería vital. Por su parte, Konrad cabalgaba en silencio, como analizando todos los datos que había recibido aquel día. Messner sentía bastante curiosidad por conocer el punto de vista de su amigo, pero tampoco quiso atoigarle; cuando tuviese algo que decir, Trademann hablaría. Por último, Lieb seguía como había estado todo el día: callado y silencioso como un fantasma. Aquel tipo ponía a uno bastante nervioso tras un rato, pues no podías imaginar en qué momento decidiría salir de su aparente letargo. Heinrich esperaba no tenerle que verle abandonar su calmada actitud...

La mansión era francamente impresionante. Las gentes que allí moraban eran extremadamente ricas, y cada sillar daba fe de ello. La fachada, los jardines, las fuentes... todo transmitía una enorme sensación de riqueza y poder. Al llegar a las puertas, un guardia se ofreció a llevar sus monturas a los establos, mientras otro les guiaba al interior de la casa. Si el exterior era impresionante, el interior no le iba a la zaga. Aquella mansión era la antítesis de la de Treitt, mucho más sobrio y discreto. Cuando el señor de la casa hizo acto de presencia, lo hizo vestido con una túnica, como recordando a los visitantes su profundísima fe en Sigmar, y la verdad es que no difería mucho de gran cantidad de sacerdotes: estaba gordo, calvo y era rico.

-Oh Sigmar sea con usted, fiscal. Y veo que también me visita el inteligente Konrad, jojojo, que bueno veros a ambos. Y encima de tan buena guisa, mostrando los colores de vuestras familias con orgullo, como debe ser.

Mesner contestó, intentando imitar la jerga religiosa que el noble utilizaba. Si quería tratar con hombres piadosos, Heinrich podía ser más santurrón que nadie.

-Y con vos, Herr Norfendeger, y con vos. Agradecemos sobremanera vuestras amables palabras, y como gente piadosa que somos, nos comportaremos con igual rectitud y caballerosidad. Es obvio que los dioses han dispuesto este día para nuestro encuentro, pues las noticias que os traigo son, oh Herr Norfendeger, de la más extrema gravedad. Necesito solicitar vuestra ayuda para que el bien vuelva a reinar en estas tierras, y los descreídos sean aplastados.

Con una sonrisa, Ulli guió a Messner y a Konrad a la sala donde solía recibir a las visitas. Justo antes de seguirle, el fiscal dirigió una mirada a Lieb. Una mirada que decía "tranquilo, no pasa nada". La sala estaba decorada con tapices, jarrones y cuadros trraídos de todos los confines del mundo. Las alfombras, las lámparas... cada uno de aquellos objetos valía una auténtica fortuna. Trademann y Messner se sentaron en una mesa inmensa, con aspecto de ser infinitamente cara. Nada más que sus traseros tocaron las sillas, una cohorte de camareros empazaron a servirles suculentos platos. En el ámbito culinario, aquel día había sido memorable. Lástima que sus cabezas estuviesen ocupadas en otros temas ajenos al estómago. En un momento de tranquilidad entre oleada y oleada de sirvientes, Konrad transmitió sus dudas a Heinrich.

-Tranquilo, creo que esta vez tenemos un as en la manga.

Al terminar de cenar, Nordenfeger volvió a hacer acto de presencia. No parecía tener mucha prisa por sacar el tema de la visita, pues sus palabras eran bastante triviales. Tendría que ser Messner quien rompiese el hielo. Dirigió una mirada a Konrad y luego habló.

-Obviamente, todo ha sido agradable en extremo, Herr Norfendeger. Tenéis razón en que los tiempos son malos, pero son realmente el motivo de mi aparición y de la de mi compañero. Venimos de parte del legítimo gobierno, el del Conde Elector Jobb Alptraum, a solicitar vuestra adhesión a la causa contra ese impostor de Markus Leitdorf. Como ya sabréis, la mayoría de las casas apoyan la causa a la que represento, como vuestros conocidos los Hannodeck, que desde ayer se encuntran en nuestras filas. Además, contamos con el apoyo de las iglesias, gracias al buen trabajo del padre Hopked. Como es de esperar, vuestra ayuda sería recompensada, con puestos en la administración de la provincia... Sabemos que sois un hombre ejemplar, Herr Norfendeger, y que no permitiréis que la provincia caiga en manos de desalmados e ilegítimos gobernantes. No os voy a mentir, pues los enemigos a los que nos enfrentamos son numerosos y poderosos. Markus Leitdorf, Alexander Feuerbach, e incluso Oliver Saford, que ha resultado ser un traidor que buscaba su lucro personal. Con vuestra ayuda, podremos conseguir que el orden vuelva a reinar en Averland, que es sin duda lo que los dioses desean. Vos decidís, Herr Norfendeger.

Messner esperaba que la mención a las iglesias y la naturaleza divina de la empresa fuese suficiente para convencer al devoto señor.
"Ninguno de vosotros lo entiende. Yo no estoy encerrado aquí­ con vosotros. Sois vosotros los que estáis encerrados aquí­ conmigo"
Saratai
Escuerzo Alado
Escuerzo Alado
Mensajes: 1232
Registrado: 23 Ago 2007, 18:34
Ubicación: En tu oreja, diciendote que quemes cocos

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Saratai »

20 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

El amo y señor de los Norfendeger escuchó al fiscal atentamente. Estudió sus palabras y gestos, se percató de lo habilidoso de sus comentarios y de lo certero y directo de su mensaje.

Ulli Norfendeger

Tiene prisa, y quiere acabar esto rápido. No se anda por las ramas, lo cual significa que necesita un si hoy mismo. Esto ha de ser porque la situación es mucho peor de lo que quiere transmitir.

El señor noble se recostó en su sillón, asintiendo a todo lo que el fiscal le decía.

Ahora intenta atraerme argumentando que las iglesias y otras familias nobles les apoyan incondicionalmente. Cree que eso me hará sentirme seguro con el si. Y por si fuera poco, me ofrecen un puesto en su administración, como si yo lo necesitara. Bueno, iba a darles mi apoyo de todas maneras, pero no gratuitamente. Aunque reconozco que me agrada su sumisión a mis intereses.

-Amigos mios- respondió Ulli a las palabras del fiscal -veo que tienen problemas graves... No imaginaba que Oliver Saford hubiera estado actuando en su propio beneficio, aunque mirando con cuidado las acciones llevadas a cabo en su nombre es algo factible. No les haré perder el tiempo, siento especial simpatia por la señora Alptraum, y desagrado en la manera de actuar de Markus Leitdorf. Markus, les confesaré, vino a verme hace un mes, y me tanteó para que me uniera a su causa. Y bien que habria accedido, pero si el hubiera escogido medios adecuados, y no azuzar a chusma carcelaria para que le sirviera.

Ulli se incorporó levemente para llenar su copa de nuevo, y tras un largo trago, volvió a continuar, esta vez con sus aspiraciones.

-No busco un cargo, o un titulo. Ya tengo demasiado de esas nimiedades. Lo que yo quiero es que el bando al que apoye (y tengan claro de que cuando los Norfendeger apoyamos a alguien, éste sube hasta alcanzar sus intereses como la espuma de una buena cerveza), sea un bando que actue mediante las buenas reglas de la caballerosidad y el juego limpio. Y Leitdorf, caballeros, saben los dioses que no las ha seguido. Es por ello que apoyaré a Jobb Alptraum, siempre y cuando sea coronado Conde Elector oficialmente y haya expulsado de su gobierno a Oliver Saford, un hombre que no tiene ni una gota de sangre azul, un plebeyo cualquiera que no tiene derecho a sentarse donde los veraderos señores brigundanos ostentamos nuestro poder. Una vez llevados estos requisitos-
Ulli mandó llamar a un sirviente para que trajera pluma y papel -y unos detalles de mi interés, ustedes podrán contar con mi esfuerzo para mandar a la horca a esa gentuza campesina que cree que puede cambiar su misera a base de pedradas.

En ese momento, Ulli sacó unos cuadernos, y cuando el sirviente ya habia marchado, comenzó a extender un mapa de la provincia de Averland.

-Amigos mios, también seria beneficioso para todos, que cuando diera mi auxilio económico pudiera obtener ciertos terrenos para mejorar la explotación de mis fincas, y asi colaborar en mejor manera a la causa del joven Jobb. Necesitaré terrenos en Colmfähre y en Agbeiten, asi como en las explotaciones circundantes de cobre y estaño. Asi mismo, agradeceria que mis carros y barcos mercantes cuenten con un permiso sellado, y dado que los usare para auxiliar las factorias y forjas de los territorios amigos, que estos se encuentren exentos de tasas durante todo el proceso de pacificación.

Aquello era una exigencia en toda regla, pues suponia una fortuna para Norfendegers. Por mucho que contribuyeran, si recibian esos territorios seguirian ganando el doble de lo que aportaran, sino el triple o cuadruple. Konrad negó con la cabeza.

Konrad Trademann

-Señor Ulli, hacer eso supondria arrebatar territorios a los Grünwald, viejos aliados de Jobb, y a los Hindenberg, un grupo neutral. El problema de Oliver Saford se solucionará, asi como el nombramiento de Jobb Alptraum. Incluso podemos permitirle no pagar tasas durante dos semanas, a pesar de que eso creará descontento, pero no arrebatar territorios a nuestros aliados, eso es imposible.


Konrad miró a Heinrich. Él era un miembro del consejo, y debia sopesar las consecuencias de dar territorios de los Grünwald, una familia aliada pero poco importante, y de atacar a los Hindenberg, neutrales hasta el momento. Ulli no aceptaria facilmente un no, pero darle lo que pedia podia suponer grandes cambios en la provincia. Desde luego, no daria su apoyo si ninguno de los territorios que pedia le eran entregados.


FDI: Sacas un 40 en Carisma, y mejoras la impresión de Ulli hacia vosotros (en un primer momento iba a pediros Hoschleben también). Una cosa está clara, habrá que hacer sacrificios para ganar el apoyo de Ulli Norfendeger, y con el, de los lectores sigmaritas.
Avatar de Usuario
Weiss
Portador de la Plaga
Portador de la Plaga
Mensajes: 703
Registrado: 07 Ago 2008, 23:47
Ubicación: Ankh-Morpork

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Weiss »

Heinrich Messner

Ulli Norfendeger se limitaba a asentir, a escuchar y asentir otra vez. Recostado en su sillón, era la viva imagen de la concentración. Sin duda estaba extrayendo de las palabras de Messner información de la que ni el fiscal era totalmente consciente. Su rostro no transmitía ningún tipo de emoción, por lo que el fiscal no sabía exactamente cómo iba a reaccionar. El silencio que siguió a su discurso fue tenso, hasta que Norfendeger decidió hablar. Konrad era apenas capaz de disimular sus nervios.

-Amigos mios -respondió Ulli a las palabras del fiscal- veo que tienen problemas graves... No imaginaba que Oliver Saford hubiera estado actuando en su propio beneficio, aunque mirando con cuidado las acciones llevadas a cabo en su nombre es algo factible. No les haré perder el tiempo, siento especial simpatia por la señora Alptraum, y desagrado en la manera de actuar de Markus Leitdorf. Markus, les confesaré, vino a verme hace un mes, y me tanteó para que me uniera a su causa. Y bien que habria accedido, pero si el hubiera escogido medios adecuados, y no azuzar a chusma carcelaria para que le sirviera.

De momento las cosas no iban mal. Era obvio que Saford no le caía en gracia, al igual que Markus Leitdorf. Y a Anna le tenía simpatía, por lo que seguro que la noticia de su captura no le sentaría especialmente bien. Ahora el fiscal poseía alguna carta más que jugar. En cuanto soltó la copa de la que había bebido, Ulli continuó hablando. No quería títulos, y además estaba prácticamente asegurando que la victoria sería para el bando que le contase entre sus filas. O aquel hombre estaba demasiado seguro de sí mismo, o era realmente poderoso. Messner prefirió inclinarse por lo segundo. Exigía la destitución de Saford, y la coronación de Jobb. Tanto una cosa como la otra estaban ya en los planes de Messner, por lo que no supondría ningún problema.

En una pausa de la conversación, hizo que le trajesen papel y pluma. Messner sonrió, pues aquello significaba que estaba dispuesto a firmar un tratado. Cuando el sirviente abandonó la estancia, extendió un mapa encima de la mesa, antes de continuar. Lo que entonces dijo era algo que no esperaba. Sí, Norfendeger estaba dispuesto a colaborar, pero no lo haría gratis. Era obvio que pretendía salir ganando del trato. Exigía tierras de los Grünwald y los Hindenburg, además de derechos de explotación y exenciones de tasas. Konrad no daba crédito a lo que oía. En cuanto a Messner, aquellas exigencias le dejaron bastante chocado. No esperaba que aquel piadoso señor pudiese tales condiciones, unas condiciones totalmente inaceptables. Fue Trademann el primer en hablar, poniendo de manifiesto la imposibilidad de concederle lo que pedía. Cuando terminó miró a Heinrich, como buscando apoyo en él.

-El señor Trademann tiene razón, Herr Norfendeger. No podemos aceptar sus condiciones. Los Grünwald son aliados ejemplares, gente de honor. En cuanto a los Hindenburg, aún no sabemos si se alinearán en algún bando, y no podemos obligarles a desprenderse de sus tierras. Sin embargo, sí podemos entregaros otras tierras que pueden interesaros... Varias familias han apoyado a Leitdorf, y es lógico que al final de la guerra paguen por la devastación que han causado. Habrá repartos de tierras, concesión de títulos y puestos a los que hayan ayudado en la guerra. Por ejemplo, los mismísimos campos Leitdorf de Streissen, o las tierras de los Von Kusch en Loningbruck. Sin duda, parte de ellas irán a parar al Conde como compensación. Además, el gobierno incautará de forma inmediata cualquier posesión que pudiese quedarle a los Bacher, así como a Oliver Saford. Más terrenos a repartir cuando la contienda haya terminado... Puede que no podamos entregaros Colmfähre y Agbeiten, pero sí otros territorios que bien explotados pueden ser igual de interesantes. En cuanto a los peajes, podemos ofreceros lo que Herr Trademann ha dicho. Algunos se quejarán, pero se lo permitiremos como gesto de buena voluntad.

Messner esperaba que fuese suficiente, pero aún tenía algo más que decir.

-Antes nombrásteis a Anna, Herr Norfendeger. Decís tenerla en estima, al igual que nosotros, y seguro que os enfurece saber que Markus Leitdorf la mantiene prisionera. Ella partió en misión diplomática, y cayeron víctimas de una trampa de Leitdorf. Si nos ayudáis, no sólo tendréis su agradecimiento, sino de su hijo el Conde. Apoyadnos, Herr Norfendeger, ayudadnos a liberar a Anna y a acabar con esos usurpadores. Ahora mismo no puedo especificaros qué recompensa recibiréis, pero os aseguro que valdrá la pena el esfuerzo. Tenéis mi palabra. Por último, mi señor Norfendeger, no creo que la culpa sea totalmente de los campesinos. Sí, es cierto que han cometido atrocidades, pero espoleados por las falsas promesas de Leitdorf. Vivían en una situación penosa bajo el gobierno de Saford, y Markus aprovechó para convertirles en marionetas de su causa, prometiéndoles mejorar sus desdichadas vidas. Quien tenga que pagarlo lo hará, pues habrá que hacer justicia, pero los verdaderos culpables no viven en granjas, sino en palacios.
"Ninguno de vosotros lo entiende. Yo no estoy encerrado aquí­ con vosotros. Sois vosotros los que estáis encerrados aquí­ conmigo"
Saratai
Escuerzo Alado
Escuerzo Alado
Mensajes: 1232
Registrado: 23 Ago 2007, 18:34
Ubicación: En tu oreja, diciendote que quemes cocos

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Saratai »

20 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

En aquella ocasión la negociación estaba siendo más dura de lo creido en un principio. Norfendeger no era de los que retiraba una propuesta sino para colocar otra, y si el diplomático rechazaba una idea, el contraatacaria con otra de igual calibre hasta que su interlocutor cediese.

Ulli Norfendeger

-¿He oido bien, amigo mio? ¡Cómo es posible que yo quiera administrar territorios de vuestros aliados! No, por favor, perdonad mi error, jamás fue mi intención proponer tal atrocidad.


El señor del hierro dio vueltas mentalmente, pensando que podia reclamar en esta ocasión, hasta encontrar la recompensa perfecta.

-Sin embargo, dicen ustedes que harán repartos de tierras a los vencidos, algo lógico por otra parte. Dado que estamos deacuerdo en que Oliver Saford será puesto en la calle, que Jobb ostentará el cargo que merece y que las tasas serán reservadas para otra ocasión, nuestro último punto para la firma del contrato será de la recolocación de tierras.


Konrad se preparó para la nueva propuesta de Ulli, una propuesta aun más provechosa para los Norfendeger que la anterior, pero más factible. Ulli se habia dado cuenta de que Konrad y Heinrich eran hombres de palabra, y que no traicionarian a otro miembro de la Alianza Alptraum.

-Quiero tratar con los Grünwald aparte la compra de ciertas minas que se encuentrarn en sus territorios, asi como con los Hindenberg, pero esto ira aparte de nuestro contrato, no hay más que hablar. En cambio, quiero numeros concretos señores, soy un hombre muy olvidadizo y necesito estructurarme ordenadamente y con datos numéricos para no olvidar lo que debo, y lo que se me debe. Lo que a todos, imagino.


-Asi pues, me comprometo a colaborar con 5000 coronas de oro, veinte hombres de armas que no estoy usando, el material de una armeria de mi propiedad, avituallamiento para doscientos hombres, cocineros por dos semanas, treinta carros de mi flota, cinco de mis barcos fluviales, diez de mis mensajeros, cuarenta caballos, un cañón con artilleros y por último, y sobre todo más importante, asegurarme que el Lector Quosser y los teogonistas de Altdorf comprueben la legalidad de su causa. Además, yo mismo mandaré mensajes de ayuda a ciertas casas amigas en Wissenland, para que aporten su granito de arena, y llevaré a cabo la contratación de ciertas organizaciones paramilitares para asegurar que todo salga bien.


Aquello era una colaboración terrible, y a buen seguro no era lo máximo que podia dar aquel señor feudal. Ni entre varias casas nobiliarias podian sumar una contribución tan grande y valiosa, pero desde luego esta seria pagada.

-A cambio tan solo pido tres cosas: Merfeld, Grendzstad y el monopolio minero. Una nimiedad para lo que entrego a cambio, y solo por la firma de Jobb entregandomelas. Esos territorios ni siquiera tienen a nadie siendo controlados, y son pasto de bandoleros, decenas de débiles terratenientes y granjeros subidos de tono que, al contrario de lo que usted piensa fiscal, yo si los considero peligrosos y merecedores de una soga al cuello. De no ser por ellos, recuerde, usted ni siquiera tendria necesidad de llevar esa cota de mallas.


El contable miró a Heinrich con gesto tirante. Konrad sabia que aquella petición era factible, pero también sabia que descompensaba por completo el poder entre las casas averlandesas, y que colocaba a Ulli en una situación en la que acabaria teniendo más poder que el propio Conde Elector. Y sin embargo, aquello tambien significaba que contarian con una fuerza extraordinaria y un poder economico sin iguales para finanziar a cientos de soldados y destruir a los revolucionarios.

21 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

Ya era más de medianoche cuando Ulli concluyó los detalles de la operación, constituyendo esta una dificil cuestión. Dificil cuestión moral, que deberia resolver Messner en soledad, sin demora y con mente fria.



FDI: Tu última tirada ha sido de 96, y Ulli no se ha mostrado precisamente comprensivo. Puedes decirle que no de nuevo, seguro que no se enfada. Pero propondrá otro intercambio, Sigmar sabe si mejor o peor.
Avatar de Usuario
Weiss
Portador de la Plaga
Portador de la Plaga
Mensajes: 703
Registrado: 07 Ago 2008, 23:47
Ubicación: Ankh-Morpork

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Weiss »

Heinrich Messner

Rápidamente, el señor de los Norfendeger se dio cuenta de que Konrad y Heinrich no cederían ante su primera oferta, por lo que se apresuró a disculparse. Justo después, pretendió volver a congraciarse con sus interlocutores, recordando que su ayuda estaba asegurada, que sólo quedaba acordar el precio. Messner temblaba de pensar qué precio podía exigir esta vez.

Siguió evadiendo el asunto, hablando de la compra de unas minas, pero finalmente pasó a un tema realmente intersante: la ayuda que prestaría. Y tal ayuda, era magnífica. Con todos aquellos recursos, la causa de Jobb tendría muchísimas más posibilidades de salir victoriosa del inminente conflicto. Obviamente, Ulli esperaba una compensación del calibre de su contribución. Ahora, pedía Merfeld, Grenzstadt y el monopolio de las minas. Aunque era un precio enorme, y reportaría incalculables riquezas a Norfendeger, era más asequible que el primero. No tendrían que disgustar a ningún miembro de la Alianza para complacerle. Messner estaba dispuesto a concederle los pueblos, pero en cuanto a las minas... no se las entregaría tan fácil si podía evitarlo.

-Vayamos por partes, Herr Norfendeger. Primero, quiero agradeceros lo generoso de vuestra contribución, así como todo lo que os disponéis a hacer por nuestra causa. Tenéis mi gratitud, así como la del resto de miembros de la Alianza a la que represento, la de Averland y, por descontado, la de los dioses. Estoy más que dispuesto a entregaros Merfeld y Grennzstadt. De hecho, me agrada sobremanera que queráis pacficar y civilizar tales territorios. Por ello, voy a ofreceros un trato más que ventajoso. -Messner miró a los ojos de Norfendeger. Tenía que transmitirle confianza- Para empezar, os concedo pleno derecho para dirigir y explotar esas tierras durante un plazo de cincuenta años. Durante ese tiempo, no responderéis ante nadie, pero seréis supervisados por una comisión nombrada por el gobierno, que se encargará de vigilar que cumplís los objetivos de pacificación y civilización de las tierras acordadas. Tarea de control innecesaria por otra parte, pues no dudamos de que respetaréis vuestra palabra. Durante esos cincuenta años, todos los tributos de la zona repercutirán directamente en vos, a excepción de las tasas de los peajes, que seguirán siendo percibidas por el conde. Sabéis que ambas poblaciones se encuentran en rutas comerciales, por lo que la cantidad de dinero que os embolsaréis si cuidáis las carreteras y aseguráis la zona pueden ser astronómicas. Si conseguís que el comercio resurja en tales zonas, los beneficios no tendrán límite. Transcurridos los cincuenta años del contrato, pasaréis al régimen tributario ordinario pero, obviamente, las tierras seguirán perteneciéndoos, pudiendo nombrar vasallos, alquilarlas a campesinos... como gustéis. En resumidas cuentas, os entregamos el control de las dos zonas, con unos beneficios desmesurados durante cincuenta años, y en régimen ordinario a perpetuidad, sólo con la condición de que cuidéis de ellas, mantengáis el orden, las civilicéis e impartáis justicia. Es un trato que pocas veces se ve, Herr Norfendeger. Os hago tal oferta porque no puedo aseguraros el control de las minas de toda la provincia. Sabéis que hay varias familias nobles implicadas, así como explotaciones libres bastante prósperas. Lo que sí puedo prometeros es una reunión entre todas las partes interesadas en la minería, una vez perminada la guerra. Entonces, y ya con la división de tierras llevada a cabo, podréis plantear vuestras ofertas. Puede que entonces sí podáis haceros con el monopolio de las minas, cosa de la que no dudo en vista de vuestras habilidades como negociador. Y por último, y aunque no lo hayáis solicitado, os ofrezco directamente un asiento en el consejo del Conde. ¿Qué decís?.

Aunque no había cedido en el asunto de las minas, Messner era perfectamente consciente de que su oferta era en extremo generosa. Esperaba que sirviese para contentar al noble.


FDI: Si Norfendeger no acepta directamente, Messner está dispuesto a renegociar este mismo trato. Prefiere concederle algo más antes que permitir que el noble reclame algo aún más grande. Gastaré suerte si es necesario, pues me interesa que acepte éste.
"Ninguno de vosotros lo entiende. Yo no estoy encerrado aquí­ con vosotros. Sois vosotros los que estáis encerrados aquí­ conmigo"
Saratai
Escuerzo Alado
Escuerzo Alado
Mensajes: 1232
Registrado: 23 Ago 2007, 18:34
Ubicación: En tu oreja, diciendote que quemes cocos

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Saratai »

21 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

La madrugada estaba llegando a su explendor, faltando pocas horas para el inicio de la reunión entre Hopked y los miembros dirigentes del Consejo, que marcaria el inicio de la era Jobb Alptraum como Elector. Sin embargo, Heinrich Messner y Ulli Norfendeger eran completamente ajenos a ello, ocupados en un duelo de pactos, contraofertas y tratos. No fue hasta que el fiscal ofreció al Norfendeger la opción de controlar Merfeld y Grennzstadt junto a todos sus territorios y aldeas, y además no pagar impuestos al Conde durante cincuenta años, que Ulli finalmente se rindió, y se percató de que no podria llegar más lejos.

Ulli Norfendeger

Lo he conseguido padre... Dioses, os debo todo mi ser, pues hoy he conseguido alcanzar los deseos de mi abuelo. Hoy los Norfendeger volvemos a ser los brigundanos de antaño.


-Bueno, supongo que les haré el favor de aceptar el trato a vuestras mercedes- expresó Ulli mientras rubricaba la firma que daria validez a su alianza.

-Mañana por la noche iré a visitar al que espero que ya sea Conde Elector de pleno derecho, y haré entrega de lo prometido. Después marchare a tomar control y posesión de aquellas tierras salvajes, de las que podreis consideraros miembro por pleno derecho. Caballeros, brindemos, pues esta noche hemos dado un paso de gigante en la unificación pacifica de la provincia. Ojala todas las casas se comportaran como nosotros y no como rufianes al mando de bandoleros y campesinos molestos.

Los señores averlandeses bebieron, y raudo y veloz, Norfendeger comenzó la redacción de varias cartas. Aquel señor no habia conservado el poder de su familia perdiendo el tiempo, y en pocos minutos ya tenia preparados varios mensajes que distriburia entre sus palomas y mensajeros. Todos sabrian que Norfendeger era señor de Merfeld y Grennzstadt para la semana siguiente, y que los Norfendeger eran amigos de los Alptraum. Aquello, segun confesaria luego Konrad Trademann al fiscal, llenaria de miedo a Markus Leitdorf y a sus aliados Mahiven, Kusch y Pillher.

-Mi hijo estará feliz con la noticia, Messner-
confesó Ulli a Heinrich cuando la reunión, cuyo tramo final habia sido ligero y llevadero, llego a su final -pues le profesa a usted gran respeto. El heroe de Sorghof llevando a cabo la alianza de Norfendeger y Alptraum, jejeje. Algunos hombres- concluyó el acaudalado Norfendeger mirando directamente a los ojos al fiscal -no olvidamos a los señores que se sacrifican por su tierra.


FDI: Un 53 en Carisma te permite llevar con exito la negociación final, que se ha hecho dificil pero fructifera (ese par de talentos de Empatia han merecido la pena más que aumentar el conocimiento de leyes).

Si decides volver a casa directamente, te encontrarás a Reinhard Russ y a Rot Gertl (uno de los investigadores que conociste en la primera visita a Efferman) esperando en el despacho de la familia Messner.
Avatar de Usuario
Weiss
Portador de la Plaga
Portador de la Plaga
Mensajes: 703
Registrado: 07 Ago 2008, 23:47
Ubicación: Ankh-Morpork

Re: Heinrich Messner IV: Burocracias Gubernamentales

Mensaje por Weiss »

Heinrich Messner

Messner lo había conseguido. Tras un tenso silencio, Norfendeger suspiró, terminó su copa y aceptó el trato. Se había dado cuenta de que era difícil que le ofreciesen un trato mejor. Ni Konrad ni Heinrich eran meros aficionados, y la oferta propuesta era más que generosa. Por si fuese poco, era una oferta que beneficiaba a ambas partes. Para celebrar el fin de las negociaciones, los tres hombres brindaron complacidos. La alegría de Konrad era más que evidente, después de los nervios que había pasado. Messner sonreía orgulloso, por haber sido capaz de cerrar aquel trato. Por su parte, Ulli Norfendeger también estaba complacido en extremo, y se apresuró a empezar a cumplir lo prometido. En cuanto terminaron de brindar y de estrecharse las manos, se puso a escribir varias misivas, con el fin de difundir la noticia de que, desde aquel momento, Herr Norfendeger era el señor de Merfeld y Grenzstadt.

Tras terminar de escribir las cartas, Ulli conversó unos minutos con Konrad, sobre temas triviales. A todos les vino bien relajarse después de la tensión de las negociaciones. Además, Norfendeger resultó ser un tipo amable y abierto, al margen de su tenacidad como negociador. Justo cuando Konrad y Messner iban a abandonar la mansión, el noble dijo algo que provocó una melancólica y triste sonrisa en Messner. El incidente de Sorghof era algo de lo que nunca podría librarse. No obstante, era reconfortante saber que todavía había quien le admiraba por ello, y que no veía en él sólo a un gris funcionario.

-No soy ningún héroe, Herr Norfendeger. Simplemente me vi envuelto en algo que por aquel entonces me venía muy grande, y a lo que sobreviví milagrosamente. Sin embargo, si queréis honrarme con tal apelativo no os olvidéis de los demás que lucharon entonces. Ellos son tan dignos de ser admirados como yo... Miller "Cazavampiros", Helnacht, Jaimil y Maximilian, un tal Fonseca y una mujer de la que nunca supe el nombre. Mis buenos Franz y Liszt, el valiente Beswug, Pieter Azhelhof y... Migolver Bacher. Y no sólo los llamados "Héroes de Sorghof", pues hubo otros personajes clave aquellos días. Mi buen amigo Konrad es uno de ellos. Decidle a vuestro hijo que agradezco mucho que alguien me vea así todavía. Tampoco yo olvidaré vuestro gesto, Herr Norfendeger, os lo aseguro. Juntos, lograremos que Averland vuelva a ser lo que era. Muchas gracias por vuestra amabilidad, señor, y hasta otra ocasión.

Cuando salieron del salón, Lieb estaba allí esperando. Sin mediar palabra, se levantó y siguió a su señor. A la salida, los criados de los Norfendeger ya tenían preparadas las monturas de los tres hombres. Las calles estaban tranquilas, y la zona era segura, por lo que se permitieron volver a casa sin muchas prisas. Después del día que había tenido, Messner deseaba un poco de tranquilidad. Se acercó a Trademann, ansioso por conocer su opinión sobre el trato cerrado.

-¿Qué te ha parecido, Konrad?. Pienso que ha sido un éxito total. Tanto él como nosotros hemos salido enormemente beneficiados. Él es ahora el señor de dos ciudades, una bastante importante por cierto. Con sus recursos, sus hombres y su dinero podrá recuperar el control, y con su habilidad será capaz de sacarle un rendimiento enorme a esas tierras. Además, si Merfeld y Grenzstadt vuelven a la normalidad, en vez de la anarquía que viven ahora, las rutas comerciales volverán a ser transitadas, lo que beneficiará a toda Averland. Y por si fuese poco, las tasas que paguen los comerciantes serán para el conde. Cuanto mejor le vaya a Norfendeger, mejor nos irá a nosotros... Ojalá todos los tratos fuesen así.

Tras escuchar la respuesta de Trademann, cabalgó junto al silencioso Adolf Leib. Tenía alguna pregunta para él.

-Herr Lieb, siento curiosidad... ¿Cómo dio mi padre con vos?. No parecéis un hombre que vaya por ahí anunciándose. ¿Os contrató junto al resto de hombres que protejen la Mansión que, por cierto, quiénes son?.

Mientras hablaba con el mercenario, el grupo llegó a la casa. Entregaron sus caballos al mozo de cuadras, al que Messner no pudo evitar dirigir una desconfiada mirada. No estaría tranquilo hasta saber quién se había ido de la lengua con Migolver. Entraron en el recibidor y, de ahí, Messner se encaminó al despacho de su padre. Quería contarle lo ocurrido cuanto antes.

-Konrad, voy a ver a mi padre. Ven conmigo si quieres. Vos, Herr Lieb, podéis descansar. Buenas noches.

Cuando entró en el despacho de Mannfred, éste no estaba allí. Sin embargo, sí había dos personajes, uno de ellos conocido por el fiscal: era uno de los vereneanos que acompañaban a Effermann hacía dos noches.

-¿Investigador?. Y el que os acompaña supongo que es el tal Reinhard Russ. Saludos -Messner ofreció la mano a los dos- ¿A qué debo su visita a tales horas?. No esperaba ir a ver al investigador jefe hasta mañana, pues tengo nuevas que contarle, pero ya que estáis aquí, os las transmitiré a vos. Vergamont ha huído, sospecho que para unirse a Feuerbach. Puede que Saford quiera colocar un peón en la Corte de Talabecland. En cuanto al capitán Tropkter, ha escapado y se encuentra en la ciudad. Además, se rumorea que será ascendido.

Messner se sentó en el sillón de su padre, al otro lado del escritorio. Indicó a los demás que tomasen asiento también.

-Perdonad mis modales, no os he dejado hablar. Me imagino que vuestra visita responderá a un motivo...




EDIT DER MASTER: Queridos telespectadores, por motivos de emisión, ''las maravillosas aventuras del fiscal Messner'' pasarán a emitirse en el canal Reinhard, episodio III de Verenna, en el horario habitual. Esperemos que esto no suponga excesiva molestia, y les deseamos felices capitulos. Gracias.
"Ninguno de vosotros lo entiende. Yo no estoy encerrado aquí­ con vosotros. Sois vosotros los que estáis encerrados aquí­ conmigo"
Cerrado

Volver a “Prisión de almas”