Prisión de Almas: Acto I (Desarrollo)

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Saratai
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Mensaje por Saratai »

La nieve se amontonaba en los tejados, haciendo dudar de su estabilidad y de la fiabilidad de su estructura. La ciudad emitia un frio aire de tranquilidad mientras los cuatro hombres deliberaban sobre los serios problemas que encadenaban a la capital del Gran Condado.

Pieter se mantenia retrasado, ajeno a las conversaciones. Tras este tiempo habia demostrado una inquebrantable fé, y ya era a vista de todos que su acento era originario de Reikland. No sólo eso, el muchacho de Altdorf no habia conseguido ocultar que era mucho más que un simple miliciano, pero nadie comentaba nada pues su impetu ayudando a la guardia era bien recibido.

Cerca, Mannricht pensaba en los recientes acontecimientos, ajeno de su situación. Sin saberlo, el patrullero de Streissen era de los pocos guardias de caminos que quedaban en toda la provincia, todo un icono para los cuerpos de seguridad de Averland. Mientras le entregaba una nota firmada de su nuevo sargento a un letrado demasiado exigente dudaba de que camino tomar en sus investigaciones.

Justo al lado de Mannricht, el joven ayudante del Fiscal leia las cartas que el serio vigilante Dortmund le entregaba no sin cierta preocupación. Heinrich Messner jamás habria imaginado que su vida iba a cambiar tan bruscamente en tan poco tiempo. De ser un alguacil cuyo mayor peligro era encontrar el documento adecuado habia pasado a sobrevivir a peligros que a más de uno habrian despojado de vida.

Y por último se encontraba Fabian Dortmund. Vigilante incorruptible, el moreno averlandés esperaba atento a la respuesta que Messner emitiria tras leer las notas de los guardias. Tenian que actuar rápido, ya habian perdido bastante tiempo divagando en los cascotes del templo calcinado, y los caminos para solucionar dichos problemas parecian infinitos.

Pero los cuatro habian llegado, cada uno por diferentes sendas, a la misma conclusión: La causa de los incidentes es horriblemente grande y abarca mas frentes del que pudiera parecer a primera vista.

Por una parte estaba el descubrimiento de Messner acerca de los mutantes y de los Quober, que eran vitales para solucionar serios problemas. Por otra, Pieter conocia detalles de los entresijos gubernamentales que permitirian esclarecer los asuntos más internos y primordiales del grupo. Mannricht, en cambio, conocia de primera mano las preocupaciones y la situacion de algunos familiares de los niños desaparecidos, habia sufrido en sus carnes los ataques de gente que no estaba interesada en que la investigación de los secuestros continuara y también poseia información privilegiada acerca del contrabando de vino y el narcotráfico de sustancias ilegales. Para acabar, Fabian habia conseguido averiguar datos acerca del asesinato de informadores y tenia contacto con un cazador de brujas que la Orden de caballeros de la sangre de Sigmar habia enviado a la ciudad, por no hablar de la confidencia de Jaran, pero era quien menos información tenia de entre sus compañeros.

Aunque, por supuesto, nadie sabia nada acerca de todo esto, y cada uno guardaba celoso sus datos. Si conseguirian desentrañar alguno de estos misterios, solo Verena lo sabia...
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Weiss
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Heinrich Messner

La nieve seguía cayendo sobre los cuatro hombres. Tres de ellos contemplaban al que silenciosamente y con una cara totalmente impasible leía las cartas que sus compañeros le habían dado Messner primero leyó la carta que le entregaba Fabian, y después la del Patrullero Mannricht. Una vez acabó, devolvió cada carta a su legítimo dueño. Mientras se quitaba los anteojos y los volvía a guardar, habló con una voz carente de todo sentimiento o emoción. Puede que ya sintiese cierta simpatía por aquellos hombres, pero aquello no debía interferir en los asuntos legales.

Verán, Señores. Las cartas se parecen bastante en casi todo su contenido. Os agradecen la labor realizada hasta el momento.

Miró unos instantes a cada uno para ver su reacción. Después continuó.

Pero la de Herr Dortmund tiene algo que noaparece en la de Herr Mannricht... Y que le descarta como topo.

Ahora miró de forma inquisitiva a Pieter y a Mannricht.

¿Quién de los dos me dará argumentos mejores para convencerme de que no es el topo?.

Mientras esperaba la respuesta de alguno de los dos, se volvió a girar hacia Fabian.

La carta dice que la Guardia confía en usted y que no dudan de que será capaz de desenmascarar al infiltrado. Tengo bastante prisa, Herr Dortmund, así que si me necesita para algo más, este es el momento. Ya he explicado mis hallazgos y mi plan a Herr Patrullero -volvió a dirigirle la mirada- así que confío en que no sea el topo y que en el caso de que lo sea, no le deje contar nada de lo que sabe...

Messner esperaba una respuesta. Ya había perdido demasiado tiempo y tenía cosas que hacer.
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valafor
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Mensaje por valafor »

Fabian Dortmund

Fabian no pudo ocultar cierto consuelo al escuchar las palabras del ayudante del fiscal. Con un auto impuesto gesto de mesura, el vigilante cogió el sobre y volvió a ocultarlo bajo su capa.

“Necesito que espere un poco más, señor. Antes de marcharse, sería preciso que los señores Mannricht y… Azhelhof se pronunciaran.”
Última edición por valafor el 13 Ene 2009, 02:06, editado 1 vez en total.
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Jacques el arcabucero
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

El joven patrullero se sintió nueeevamente amenazado por las palabras del letrado.

- ¿Quién de los dos me dará argumentos mejores para convencerme de que no es el topo? - dijo con ese tono altanero que al menos Mannricht, creía captar.

- Mis argumentos son mis acciones. Yo no soy de aquí, yo vengo de Streissen, allí estaba muy tranquilo con mi prometida, mi familia, amigos, un buen trabajo... nada fuera de lo normal. Hasta que un buen día mi sargento me envió aquí. Creen de verdad que vendría hasta esta puñetera ciudad para realizar acciones de topo? No tengo nada mejor que hacer? Se me ocurren por lo pronto... diez o doce sitios mejores que este en donde me gustaría estar ahora mismo. Así que Messner, señor Letrado, le ruego... que no vuelva a insinuar que soy un maldito topo! - estas últimas palabras las ha masticado, proncunciándolas entre dientes.

Mannricht una vez dicho eso, vuelve a recuperar la compostura. Se peina el flequillo hacia adelante con la palma de la mano, y sigue hablando.

- Pero no debemos perder el norte en estas circunstancias, hay asuntos de importancia capital que deben ser atendidos de inmediato. Fabian, creo que Messner ha dado pasos de gigante en la busqueda de quien está detrás de las desapariciones de los patrulleros de caminos. Al parecer, los hermanos Quober tienen a una niña secuestrada y son posiblemente, culpables además del asesinato de uno de los niños que buscamos - va mirando a Messner de soslayo por si se equivoca en algún dato, ser corregido. Algo que sin duda espera que hará el letrado - no se de que niño se trata, y me gustaría llegar con el suficiente tiempo como para poder identificarlo antes que se lo coman o usen sus restos para Mannam sabe que propósitos.

Deja un espacio entre sus palabras por si Fabian quiere preguntar algo, o Messner añadir algún apunte. En caso contrario, sigue:

- Lamentablemente, una banda de mutantes, con un tal "Muerte en los caminos" entre sus filas los tienen en su poder. Estos mutantes pueden ser los culpables de las desapariciones de patrulleros que como sabes, se vienen dando en la región. Así que mi interés es claro... Debemos dirigirnos hacia donde se encuentren estos mutantes y pasarlos a fuego y acero.
Messner ha arreglado un trato con ellos -
dice señalando al letrado con un leve movimiento de cabeza - unas "piedras verdes" tienen la culpa... yo ahí no entro. Fabian, tu tienes buenos contactos en la ciudad, yo soy un forastero. Messner cree que se tendrían que cerrar las puertas de la ciudad, o Muerte en los Caminos matará a todo viajero que encuentre. La única forma de evitar nuevas muertes es no permitir que nadie salga a los caminos. Personalmente, creo que debe ser casi imposible cerrar una ciudad a comerciantes, marchantes, viajeros de paso, caravanas, ganado, etc... pero si se lográra, el goteo de victimas que vienen recibiendo esos malditos mutantes se acabaría, lo que podría llevarles a cometer actos mas osados acercándose a la ciudad y caer en nuestras manos, u obligarles a irse a otras tierras. Se que será dificil, pero es una buena medida de acción. Por otra parte, el letrado considera que nos hará falta un número importante de hombres para acabar con los mutantes. No se a cuantos vió, pero al parecer, eran muy numerosos...

Mira a Messner, esperando que puntualice su discurso.
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Mensaje por Saratai »

Pieter Azhelhof

Por Sigmar, que llevan hablando de un espia desde que llegué y aun no me han explicado nada. Y además, por la manera en la que hablan, seguro que piensan que soy yo. Voy a decirles lo que hice, haber si asi me dejan en paz.

-No me habeis contado nada de lo que ha pasado en la reunión, y me estais dejando de lado. No es que esté cabreado, pero podiais ser más educados. Siento haberme ausentado, pero tenia que ir al templo de Sigmar para hablar con a un amigo, que no se encontraba. Y mi amigo no era ningun lider de espias ni un criminal, sólo era un sacerdote que vino conmigo desde Reikland. No volveré a hacerlo, ya veo que os molesta mucho, y os pido perdón. Pero hay más gente que podria ser el espia que buscais, esta ese ''Muerdenarices'' y Helien. O tal vez el espia sea Johann, pero él debe estar en la cárcel (trabajando) en estos momentos, asi que seria fácil interrogarlo y terminar este asunto de una vez. Pero por Sigmar bendito, dejad de lanzar indirectas, hace frio y tengo hambre, prefiria seguir con el asunto de los crios.

El miliciano se pasó la mano por su fino pelo y miró duramente al resto de investigadores.

-Se que os importa el caso de los secuestros, pero no lo aparentais. Yo por mi parte pienso ayudar a este letrado si es que tiene alguna pista de que esos ''Quober'' son los secuestradores. Pero por lo que más querais, vamos a movernos de aqui antes de que amanezca.

¿Serán los ''Quober'' que yo creo?

-Y Fabian, me podias haber dejado a mi las cartas. Puede que no te fies de mi, pero ya te he leido algo más de una vez.

Hacia tiempo que Azhelhof no abria la boca, pero se acababa de desquitar de todo lo callado anteriormente...
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valafor
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Mensaje por valafor »

Fabian Dortmund

En efecto, para Fabian, el miliciano había seguido en paradero desconocido, incluso desde que se lo encontraron aquella tarde en las proximidades de la comisaría. El silencio y la pura indiferencia era el castigo que el vigilante había escogido para ajusticiar el inestable Azhelhof, pero las palabras recién salidas de la boca de aquel patán no tardaron en convertir el mutismo punitivo del vigilante en una chisporreteante cascada de contenida animadversión.

“Precisamente no fue una simple falta de educación lo que tú cometiste ayer por la noche. Fue algo mucho peor, miliciano. Te desentendiste no en una, sino en dos ocasiones de tus compañeros y, por lo que a mi respecta, de la investigación. Y por si eso no fuera poco, ahora te atreves a cometer la desfachatez de presentarte aquí, después de un día entero sin dar señales de vida, como si nada hubiera ocurrido, exigiendo explicaciones y atreviéndote a darnos una lección de profesionalidad.”

Fabian se aproximó a Azhelhof visiblemente enfadado, a la par que desafiante.

“Aquí, en mis labios. Lee esto también, miliciano: no me fío de ti, desertor.”

El vigilante volvió la espalda y respiró profundamente durante varios segundos, a fin de conseguir controlar sus nervios. Cuando creyó haberlo conseguido, se giró hacia los hombres, dirigiéndose únicamente al patrullero y al ayudante del Fiscal.

“No somos jueces. Pretendí que el señor Messner lo fuera por nosotros, pero sin duda fue un error.”

En señal de disculpa, Fabian dedicó una caída de ojos al ayudante del Fiscal.

“No sabemos nada los unos de los otros. Son cientos los argumentos que nos podrían culpar y miles los que podrían defendernos. Nuestras palabras nos escudan y la falta de confianza nos condena. Sin una investigación de por medio es imposible encontrar un culpable.”

Aunque Fabian se negara a reconocerlo, Azhelhof tenía razón al señalar que la totalidad de posibles culpables no estaba presente y que, en aquellas condiciones, era imposible dar un veredicto. Además, era una injusticia acusar a Mannricht únicamente por falta de sospechosos.

“La única solución que se me ocurre es no volver a separarnos bajo ningún concepto.”

Dijo el vigilante mirando al patrullero Mannricht del que, pese a ser sospechoso, tenía un buen presentimiento.

“Así, de haber un topo, este siempre tendrá a uno de nosotros cerca y no tendrá la oportunidad de filtrar información.”

En cuanto sus compañeros se pronunciaran, el vigilante empezaría a relatar toda la información del caso que estaba autorizado a dar.
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Weiss
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Heinrich Messner

Messner empezaba a impacientarse. Aquellos hombres no paraban de hablar, y él no tenía ni el tiempo ni el humor para aguantar interminables discusiones. Esperó a que pareciese que la disputa se había acabado, pero para eso tuvo que escuchar las intervenciones de Mannricht, Azelhof y nuevamente de Fabian. Al parecer el Patrullero se había ofendido porque el Ayudante del Fiscal insinuase que él era el topo, Pieter se enfadó a su vez porque sospechasen de él y Fabian reprendió al Miliciano poniendo en duda su profesionalidad y lealtad.

Una vez que ninguno hablaba, y lo único que se notaba era la tensión en el ambiente, Messner intervino.

Ya puedo hablar, ¿no?. Bien, veamos. Primero, Herr Mannricht, creo que en ningún momento he insinuado que seaís vos el topo. Al contrario, porque si hubiese sospechado, no os habría confiado mi plan. Pero soy un funcionario de Justicia, y mi trabajo es desconfiar, me guío por las pruebas y de momento no tengo nada que me asegure que no sois el topo. Así que tranquilícese. ¿O cree que yo estoy aquí por gusto?. ¿Que casi me dejo la vida en los caminos porque me aburría?. No, Señores, si estoy en todo esto no es por mi propia voluntad, y estén seguros de que preferiría estar resolviendo pleitos entre comerciantes que aquí.

Al acabar de hablar, dirigió la vista a Mannricht, como para ver su expresión. Unos instantes después, continuó.

Por lo demás. lo que Mannricht ha contado es casi del todo correcto, si obviamos que los Quober ya no tienen secuestrada a la chica, ya que tanto ella como esos miserables son prisioneros de los mutantes. Primero sí la tenían, pero yo la rescaté y capturé a Quober. Luego esos mutantes me los quitaron. No es que sean tan numerosos como Mannricht ha dado a entender, pero os aseguro que cada uno de ellos vale por más de un nombre normal, algunos por más de una docena de ellos... El plan es el que ha dicho. Buscar las piedras para el intercambio, acudir a él, acabar con ellos. La idea es simple. La práctica ya es otra cosa... Lo de las puertas también lo ha explicado bien, y tengo una idea que puede que funcione...

Quedó pensativo unos instantes, pero antes de que nadie tomase la palabra otra vez, volvió a hablar, esta vez dirigiéndose a Pieter.

Verá Pieter, no tengo ni idea de quién es usted, pero sé que debe ser vigilado y que al parecer, no le disgusta del todo acompañarme. Usted vendrá conmigo. Usted, Mannricht ¿se ocupará de lo de reunir hombres,¿ no? Ya sabe, como le dije antes, amigos y gente de confianza. Y en cuanto a usted, Fabian, me imagino que sabrá qué hacer.

Se acercó un poco más al vigilante.

Es cierto que no soy Juez, Herr Dortmund, pero aunque lo fuese tampoco estamos e situación de perder el tiempo en juicios. Creo que todos tenemos trabajo que hacer.

Se volvió y se colocó junto a Pieter, como haciéndole entender que se marcharían en breves instantes.

Mannricht, nos reuniremos aquí cuando hayamos acabado cada uno con nuestra tarea. Yo me ocuparé de las puertas, las piedras y de reunir todos los hombres que pueda por mi parte. También hay que asegurarse un trasporte, así que que todos los que posean caballo, lo traigan. Ya buscaremos algo para los que no tengan uno... En fin, buena suerte a todos.

Aguardó unos instantes para ver si alguien tenía algo que decir. Si nadie hablaba, Messner partiría.
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Jacques el arcabucero
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

El joven patrullero escucha con cierta indiferencia las palabras del recién llegado Pieter. no comprende como en medio de una tarea se va a "hablar con un amigo" dejando la investigación a medias o por lo menos, sin decir nada a nadie. Esa al menos, es la perspectiva de Mannricht.
Seguidamente, habla Fabian para recriminar a Pieter y comentar que lo mas oportuno sería no volver a separarse. Mannricht asiente con la cabeza. Después vuelve a hablar Messner. A sus comentarios, Mannricht añade...

- Pero la chica estaba con ellos, no es así? - pregunta frunciendo el ceño. Parece que le preocupa ese punto.

- Un mutante que vale por una docena y lograste escapar de ellos? - Mannricht vuelve a mirarle de arriba a abajo, parece fijarse en sus armas - supongo que todo lo que tienen de fuerte, lo tendrán de estúpidos, no? Ese puede ser su punto debil. Con astucia podríamos acabar con ellos. Y si no... con astucia y una buena dosis de acero.

- No hay problema, trataré de reunir a algunos hombres, pero sigo pensando que recurrir a la milicia es la mejor idea. No hay nadie mejor preparado y equipado... - no quiere hablar mas claro, espera que Messner le entienda con pocas palabras.
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Weiss
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Heinrich Messner

Messner solía ser un hombre frío y tranquilo. Pero la situación empezaba a desesperarle. ¿Tanto les costaba entender o lo hacían sólo por molestar?. Volvió a dirigir la mirada a Mannricht y con cierto tono ya de hastío, le dijo:

Sí, Herr Mannricht, sí. La chica estaba en manos de los Quober. Yo llegué y la rescaté. No creo que sea algo tan difícil de entender... En cuanto a lo de los mutantes estúpidos... Bueno, digamos que demostraron tener cerebro que mucha gente que conozco -silencio para que el que quisiese se diese por aludido- Pero no todo se arregla con armas, Mannricht, y no creo que tenga el cargo que tenga precisamente por lo idiota que soy. No soy un porquero, Mannricht, soy el Ayudante de Fiscal, un Messner, sé hablar y sé negociar. La astucia sirvió para proponerles el trato, pero para derrotarles, sólo valdrá el acero.

En cuanto a la ayuda, haga lo que quiera. Confío en que lo haga bien, porque creo que es consciente de todo lo que nos jugamos... Nos veremos en unas horas.

Messner pensó que ya estaba todo dicho.

Azelhof, muévase. Tenemos cosas que hacer.

Messner tenía tres sitios a los que ir. Se dirigiría primero al Palacio de Justicia, ya que recuperar su caballo, le permitiría moverse más rápido. Debía ir al Palacio de Justicia, a por su fiel Erwin, a una Puerta, a intentar cerrarla. Y por último, y probablemente su destino más importante, a la Alptraumhaus, casa señorial de la familia. A partir de ahora, todo era una carrera contra el tiempo.

Messner empezó a correr hacia el Palacio de Justicia.
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Mensaje por Saratai »

La noche se encontraba en sus últimas horas, y Messner habia perdido la paciencia. Cuando creyó que todo estaba entendido, sin esperar ni un segundo más salió como una exalación de la fria calle. Pieter le seguiria en su carrera, no sin escupir sobre los modales del ayudante del Fiscal.

Pieter Azhelhof


Oh Sigmar, ¿me estás poniendo a prueba? ¿Porqué para cumplir tu obra debo ir con un hombre tan soberbio? Ojala todos tus hijos encontraran el camino a la humildad...


-No creo que tenga el cargo que tenga precisamente por lo idiota que soy...Soy el Ayudante del Fiscal, un Messner, sé hablar y sé negociar... Azelhof, muévase... No se si voy a aguantar palabras asi mucho tiempo. No soy su criado ni su chacha
- Susurraba entre dientes el miliciano, palabras que nadie llegaria a oir.

Debo pensar que es por el bien de los niños. Ahora hay que pensar en salvarlos a ellos y tragarse el orgullo.


Mannricht y Fabian Dortmund quedaron de nuevo en silencio, con la palabra en la boca. El impetu de Messner era demasiado fuerte como para frenarle, y quien sabe, quiza fuera mejor asi.

Ahora el vigilante y el último de los patrulleros deberian actuar deprisa en una contrareloj que no esperaba a nadie. La nieve habia cesado de caer sobre la herida ciudad, que buscaba inútil un heroe que la salvara.

¿Cómo responderian los dos hombres a esta nueva situación? Ahora se encontraban ellos dos solos, solos con la información que Messner les habia regalado, pues todos sus compañeros se habian marchado. Y cómo de costumbre, Pieter habia huido de Fabian. Si era a posta nadie lo sabia, pero el miliciano nunca habia hecho caso de el vigilante, y ya era la tercera vez que lo dejaba tirado.


FDI: Heinrich, sigue tu historia en ''En busca de la Verdad''. El resto podeis actuar o perseguir corriendo a Messner y a Pieter, en cuyo caso tendreis que postear en el otro tema y dejar éste.
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Mensaje por valafor »

Fabian Dortmund

“Algo así no creo que…”

El vigilante nuevamente se quedaba con la palabra en la boca. La urgencia compulsiva que parecía afectar a todo Averheim volvió a dejar fuera de conversación a Fabian. Era cierto que la caótica situación en la que poco a poco se iba sumiendo la ciudad no era para menos, pero el vigilante empezaba a sentir que aquella manía por las prisas actuaba de forma personal contra él.

“… sea posible.”

Mientras veía como aquellos bultos embozados en abrigos se alejaban, Fabian se sorprendió pensando en lo positivo de perder de vista a aquellos dos. Menos altanería, menos reproches, menos informalidad… En definitiva, más tranquilidad para trabajar en condiciones. Reconocía la labor de uno de ellos, pero eso no lo hacía menos insufrible que el patán del otro. Por lo contrario, el patrullero cada vez le parecía mejor compañero de investigación. ¿A pan de quince días, hambre de tres semanas?

“Mannricht, reunir a un grupo de hombres para una incursión de ese tipo precisa del permiso de un superior. Messner debería saber que estas cosas no se hacen así como así, por lo menos no en esta ciudad.”

Aquello había dejado hacía tiempo de ser una investigación en condiciones. El vigilante estaba harto de tanta despreocupación y tan poca seriedad, así que, aunque en su celo profesional le pesara, dejaría de velar por la unidad del grupo de trabajo y no se opondría a que aquellos dos advenedizos se marchasen.

“A estas horas, el sargento Friedsgoth debe continuar en comisaría. Creo que es preciso que sepa todo lo que está ocurriendo. Además, puesto que te has comprometido a reunir a esos hombres, podemos informarle y probar suerte. Quizás pueda echarte un cable.”

El rostro de Fabian se tornó pensativo.

“Yo, por mi parte, también debo hablar con él.”
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

- Creo que eso será lo mas acertado, Fabian. Debemos ir a ver al sargento Friedsgoth y ponerle al tanto, eso si... Messner considera que no deberíamos lanzar a los cuatro vientos esta información. Esta de acuerdo en informar a Friedsgoth, pero a nadie más. No se... el hecho de que pueda haber un chivato en el grupo sumado a que el chupatintas tenga cierto recelo en dirigir la información en uno u otro lado no me tranquiliza. En fin, vamos a la comisaría, por aquí...?

Así Mannricht se pondrá a caminar en cuanto Fabian de el primer paso, ya que él no se sabe el camino. Y con las manos en los bolsillos y el cuello del jersei de patrullero levantado para tratar de protegerse del frío, seguirá hablando con Fabian, esta vez, de otro tema que no parece relacionado con todo lo demás... o si?

- Por cierto Fabian, tu eres de aquí, no? Que sabes del contrabando de hojas de roble estaliano? - le mira esperando una respuesta sin dejar de caminar.
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Mensaje por valafor »

Fabian Dortmund

“¿Contrabando de hojas de roble en esta ciudad? Supongo que lo habrá, pero, por lo poco que sé, no creo que pase de un mero y circunstancial trapicheo.”

Los dos hombres empezaron a caminar por la nieve, en dirección a la comisaría.

“¿Acaso a la larga lista de problemas de Averheim se suma el contrabando de hoja de roble?”
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

- Así es, Fabian. Recuerdas aquel vigilante que vimos al que ayudamos a retirar cascotes cuando llegamos aquí? - le deja apenas unos instantes para que haga memoria, luego sigue - vigilante Pieter de nombre. Verás... al parecer estaba metido de lleno en una investigación de ladrones de bodegas de vino blanco averlandés. Y casi sin querer, la cosa paso del vino, al roble estaliano. Parece ser que alguien estaba usando a los mendigos del templo como transporte al interior de la ciudad. A cambio de unas monedas, ellos metían las botellas ilegales en la ciudad.
Pieter cree que se trata de contrabandistas muy listos, robaban las botellas, vaciaban su contenido en barriles de cerveza que transportaban lejos y con las botellas vacias pasaban la droga a la ciudad a través de gente pobre que no les conocia y que necesitaba dinero desesperadamente. Lamentablemente ese cazador que purgó el templo acabó también con todos los confidentes de Pieter, así que se ha quedado casi sin caso... y digo casi, porque no me importaría echarles la mano encima a esos degraciados que utilizan a los mas desesperados en beneficio própio. Al parecer, la próxima reunion entre mendigos y contrabandistas es hoy por la tarde, en la puerta de la ciudad. Pieter cree que con los mendigos muertos ya no se puede hacer nada, pero yo creo, que podríamos atraparlos a todos si damos con un buen plan.


Mannricht da una patada de forma distraída a un guijarro semi cubierto por la nieve y mira a Fabian sin detener su paso.

- Es esta tarde Fabian. Con dos o tres hombres más creo que podríamos acabar con el contrabando ilegal de esa substancia. Podríamos hablar con Pieter, él estaría encantado de retomar el caso. Supongo... que me habría enterado de más, si no fuera porque apareció Messner y lo espantó.
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28 de Ulricario de 2521. Amanecer.

Los dos hombres continuaron hablando mientras se dirigian a comisaria, tratando el tema de los contrabandistas. Tenian ganas de ver a Alan Friedsgoth y comentarle lo que habian descubierto.

El camino a la comisaria era largo, pero no tardaron en llegar. Una vez dentro pudieron resguardarse del frio de la calle y coger un poco de calor, cosa que necesitaban. Tanto tiempo trabajando fuera, con el temporal de invierno presente era algo bastante desalentador. Pero por fin estaban protegidos del gélido viento, y podian buscar al sargento tranquilamente.

Y no es que su plácido descanso fuera a continuar mucho, pues al poco de llegar vieron al mayor saliendo por la puerta trasera. Justo cuando éste se estaba dando la vuelta reparó en sus dos subordinados, que por unos segundos habian pensado que se les escapaba el sargento. Tras cerrar la puerta, el mayor se acercó a la pareja de investigadores, estrechándoles la mano con su habitual gesto serio y tranquilo.

Alan Friedsgoth

-No pensaba veros tan temprano.
- El mayor les hizo un gesto para que fueran a su despacho. -Justo ahora me marchaba a la cárcel estatal, parece que hay cosas interesantes alli, y tal vez me podriais acompañar. Pero antes de eso, contadme, ¿que habeis averiguado? Me he acabo de enterar de lo de la iglesia, ¿sabeis algo acerca de lo ocurrido?

Mientras el sargento os preguntaba, la puerta se abrió y un par de hombres entraron. Por el olor y su uniforme debian ser guardias de las alcantarillas, vigilantes que, literalmente, tenian el trabajo más sucio de la ciudad. No sólo debian limpiar Averheim de ladrones y contrabandistas sino que también tenian que lidiar con la mugre y las enfermedades. Pero el plus de su paga hacia que olvidaran sus problemas en las ruines tabernas del Distrito Sur, con lo que todo el mundo acababa contento.

Los ojos de vuestro sargento os inspeccionaron cuidadosamente, atentos a vuestras respuestas.
Cerrado

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