Tercera parte: La Misión

Partida dirigida por Van Hoffman

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Van Hoffman
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Tercera parte: La Misión

Mensaje por Van Hoffman »

Una poderosa y solemne voz había vuelto a sonar en vuestras cabezas. Esta vez, hablandole directamente a cada uno de vosotros. Y cuando creíais que nada más inesperado podría suceder, el sapo mueve una mano. La alza y hace un lento e inexorable movimiento de atrás a delante, como si estubiese instando a alguien a acercarse. De repente, un elfo aparece de detrás del trono de la criatura. Ahora ya sí que no os podrían sorprender más...



PD: Weiss, adelante con tu personaje.
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Sacar a pasear al garrapato, limpiar caca de garrapato, cepillar al garrapato, limpiarle las muelas por dentro al garrapato...
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Weiss
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Mensaje por Weiss »

Daeron Nénmacil

A la señal del Señor Slann, Daeron salió de su escondite detrás del trono y se presentó a los recién llegados.

Saludos hermanos, es un placer ver a más Asur en esta ciudad -dijo con un tono irónico ante la expresión de incredulidad de los elfos, atónitos por la repentina aparición del Mago- Sin duda os preguntareis qué hago aquí. Si yo fuese vosotros, también me lo preguntaría, pero el caso es que ahora eso no es lo importante. Primero, os presentaré a nuestros anfibios amigos... El reptil que os ha traido hasta aquí es un eslizón, y son la variedad más pequeña de lo que llamamos "Hombres Lagarto". Ya os explicaré más cosas sobre ellos. Ah, sí, esos sonidos que usan son su peculiar lenguaje y resulta que junto a mi "gran" amigo -dijo señalando al Slann- soy la única persona capaz de traduciros qué dicen.. El nombre del que os ha traído hasta aquí en concreto es Tichi Hui. Es el Jefe de Exploradores y segundo al mando en la jerarquía de los eslizones. Este ser grande, amenazador y -paró un momento- carnívoro, es Grok Tha; se trata de un saurio, la casta guerrera, pero éste en especial es el más grande y poderoso de todos ellos. Aquí llamamos a eso Escamadura. No os preocupéis demasiado, es precavido por naturaleza, pero no os atacará. Espero... Y por último, mi anfitrion; el gran Zoar En'Hak. Se trata de un Slann, una raza antigua y poderosa, hechiceros tan poderosos como el mismisimo Señor del Conocimiento -esperó un momento para que sus paabras hiciesen efecto, y luego aclaró- Teclis, y son los líderes espirituales de los Hombres Lagarto. No le enfadéis, porque las leyendas dicen que en su día fueron capaces de derribar ciudades sólo con pensarlo...

Después de su dicurso, Daeron se situó junto al trono de Zoar En'Hak, y mirando con cierta condescendencia a los cuatro elfos, pensó:

Creo que son muchas impresiones de golpe...

Sin más, Daeron Nénmacil a vuestra disposición

Dijo mientras realizaba una especie de reverencia...
Última edición por Weiss el 16 Abr 2009, 13:02, editado 1 vez en total.
"Ninguno de vosotros lo entiende. Yo no estoy encerrado aquí­ con vosotros. Sois vosotros los que estáis encerrados aquí­ conmigo"
kurgan
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Mensaje por kurgan »

Tyrion Audec

Varios pensamientos zumbaban en la cabeza de Tyrion, con tanto rumbo como abejas atrapadas en un tarro y más ruidosas. ¿Daeron qué? ¿Un escamagruesa, carnívoro, eslizón, poderoso como Teclis? Demasiada información de golpe. Durante un momento sólo pudo concentrarse en la más banal de las frases de su interlocutor, y durante varios segundos estuvo preguntándose si lo de "gran" amigo era un chiste. Por suerte, años en la corte hablaron por él, prescindiendo de su cerebro. Se inclinó en respuesta a la reverencia, y mientras pensaba qué decir vomitó cortesías levemente fuera de lugar.

-Muy honrado de conoceros. ¿Nenmácil, decís? Tengo un amigo de Saphery que emparentado con alguien que se llamaba así, o ¿era de Cothique? No puedo recordarlo en este momento.-su tono era una nota más agudo de lo normal, y un poco más rápido. Contrólate, idiota, contrólate- Mi propio nombre es Tyrion Audec y eh, querríamos saber cómo... podríamos... entendedme, no queremos abandonar esta preciosa ciudad-¡ja!- pero... ¿Qué queréis?

Y se quedó callado. Se vio a sí mismo desenvainando la espada, abriendo la garganta de la enorme bestia acorazada que estaba a la derecha del trono, hincándo la hoja en los pulmones de ese tal Daeron, huyendo de allí... ¿Hacia dónde? ¿Otra vez a la jungla? Además, no tenía espada. El color afluyó a su rostro, la sangre le ardía en la cara. Por primera vez en mucho tiempo, se sabía un imbécil. Ese maldito lo había derrotado en el juego de la diplomacia.
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Uranga
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Mensaje por Uranga »

Aenor Finduvel

Pero que demonios? Como podia saber ese ser todo lo que le habia pasado? Aenor sintio que le temblaban las piernas, por una vez en mucho tiempo se sintio inseguro. Pero aun fue mayor su sorpresa cuando vio salir de detras de ese Slann un elfo como ellos. Quien sabe cuantos años llevaria cautivo en esta jungla, aunque parecia que estaba alli por gusto.
Al parecer todas estas criaturas llevan miles de años viviendo, pero dudo que tengan ese poder del que tanto alardean. Su sentido comun le decia que corriese fuera de ese lugar y de esa mision al que le habian asignado sin consultar con el, pero el interes y la curiosidad le hicieron quedarse quieto donde estaba y averiguar porque sabia ese lagarto gigante todo su pasado.

- Señor Nemancil, es un placer concerle, pero a mi y a mis compañeros nos gustaria saber cual es su proposito y porque nos necesitais tanto.- Aenor intento mantener la mascara de tranquilidad que habia llevado desde que le capturasen.
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Saratai
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Mensaje por Saratai »

Yvraerl Eisël

-¿Qué demonios está pasando? Por primera vez en su vida, a Yvraerl no le hacia gracia algo. No importa lo tragica que fuera una situación, siempre se le podia quitar hierro. Pero que se metan en tu cabeza es otra historia

Esta situación es absurda pero me da miedo, y me da igual que todas las lagartijas y escamacuras o como se diga me lean la mente. Estoy deseando acabar con ésto e irme de aqui para siempre y solo ver sapos en mi comida.

-¡Tú Daeron! gritó al recién llegado elfo ¡Podías haber salido antes en nuestra busqueda!
Haremos lo que los hombres-semi-lagartos digan porque tampoco hay mas opciones si eso nos ayuda a salir de aqui, pero los asurs nos ayudamos entre nosotros antes que a nadie.
Yvraerl habla entre asustado y enfadado, la situación no le agrada lo más mínimo.

Sólo soy un pobre mendigo, pero al menos no tengo más señor en la vida que yo mismo. Eso no lo cambiara nada ni nadie.
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William Tender
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Mensaje por William Tender »

Anuviel Darkmane

Anuviel se sintió completamente desconcertado por la aparición de este elfo salido de la nada. Lo cierto es que las posibilidades de haber vivido en la selva y haber conocido personalmente a las fascinantes criaturas en confianza, eran abrumadoras, y el hecho de que el individuo las hubiera disfrutado, le provocaba un innegable sentimiento de envidia, además, el mago hablaba con la grandilocuencia propia de los de su clase.
Cierta pomposidad irritante sumada a la entrada efectista, que parecía común a todos los hechiceros. A pesar de todo, el recién llegado era un conocerdor del lugar en el que estaban, y por tanto, alguien a quien tener al lado. Mirando de reojo inquisitivamente al Slann, Anuviel saludó y se presentó en un breve murmullo.

Decididamente, tendría que conocer a este intrigante Naeron, sin embargo, quedaba pendiente el tema de la misión. La juvenil curiosidad de Anuviel se manifestaba ya como una ansiedad creciente, y se impacientaba a la espera de conocer lo que el destino esperaba de él.
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Weiss
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Mensaje por Weiss »

Daeron Nénmacil

Daeron contempló con gesto divertido las respuestas de los elfos. Una vez acabaron de hablar, el Mago se movió y comenzó a dar paseos por delante de ellos, mientras les hablaba. Asía el bastón en su diestra e iba apoyándolo a cada paso que daba, lo que sumado a su elegante túnica y a su dorada cabellera ondeando, le daba un aspecto impresionante.

-Gracias por vuestros amables saludos, hermanos. Me encantaría discutir un rato y contestar a todas vuestras interesantes y apropiadas preguntas, pero, aunque no dudo de que mis reptilianos amigos me dejarían hablar el día entero, no es momento de ponerse a charlar...

Después de esta introducción, se fue deteniendo uno a uno delante del grupo de elfos, dirigiendo unas palabras a cada uno. El primero fue el noble de Caledor, el tal Tyrion Audec, y delante de él, Daeron se detuvo, realizó una complicada reverencia, para luego pasar a mirarle con una sarcástica sonrisa y asiendo el báculo con las dos manos.

-Me temo que se confunde, mi Señor de Caledor, pero nosotros los Nénmacil nunca hemos morado ni en Saphery ni en Cothique. Solo mi padre se asentó en Hoeth después de dejar Ellyrion, la patria ancestral de mi clan... Sin más, dar la bienvenida a un elfo tan distinguido como se nota que es -esta frase la dijo mirando los desastrosos ropajes que portaba Tyrion- Espero que lleguemos a ser grandes amigos -dijo mientras se giraba y continuaba hacia el siguiente, el sombrío.

A este le habló con gesto más serio, como sabía que debía tratarse a la estirpe de Nagarythe, y adoptó un semblante adusto y sombrío.

-Un placer también, hermano Nagarythe. Me encantaría contestarte, pero no me corresponde a mí hablar de tan importantes temas, por lo que tendreis que esperar a que lo haga Zoar En'Hak-

Luego se dirigió al que le había increpado por no haberles ido a buscar a la selva. Con este volvió a adoptar el aspecto divertido que había utilizado con Tyrion.

-Perdone hermano, pero mi trabajo habitual no suele consistir en rescatar naúfragos... A propósito, dije que estos seres se llaman Hombres Lagarto y en cuanto a de que los Asur colaborarán entre ellos antes que nadie, todavía está por ver...

Dejando al pobre elfo con la palabra en la boca, se dirigió hacia el último, el risueño domador.

-Saludos, Señor de las Bestias -dijo con una voz que no carecía de ironía-estoy seguro de que se encontrará a gusto junto a mis reptilianos amigos, por lo que solo me resta darle la bienvenida a Lustria...

Dándose la vuelta y situándose justo delante del Señor Slann, Daeron les miró fijamente y les dijo:

-Bienvenidos a Lustria, Hermanos...
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kurgan
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Mensaje por kurgan »

Tyrion Audec

Hay iras que maduran y crecen durante años antes de germinar. Hay otras que estallan repentinas, como una tormenta o un huracán, y la que sentía Tyrion era del segundo tipo. Siglos (milenios) de orgullosos gobernantes de los picos, domadores de dragones, entrechocaron los dientes y pidieron un duelo, una satisfacción, una palabra fuera de tono en respuesta al insulto de Daeron, más doloroso por lo velado. Pero el segundo hijo de la casa Audec también tenía instinto de cortesano en la sangre, y por ello no respondió a la provocación sino con una sonrisa educada. Aún así, las manos le temblaron. Su mente empezó a tejer un plan que condujese al mundo en un estado de cosas en el que se pudiese encontrar con Nénmacil, con una espada en la mano y un par de testigos, a poder ser en un sitio discreto. De todas formas, había que reconocer que no se movía mal en el sendero de la diplomacia...

-Os damos las gracias por vuestra gentil bienvenida. Estamos dispuestos a oír la propuesta de vuestro-dejo casi imperceptible de ironía-maestro. -pequeña pausa, miró a su alrededor-Creo que hablo en nombre de todos.-mirada: no tenemos otro remedio, idiotas. Que nadie se atreva a levantar la voz otra vez.- Aunque me temo que nuestra ayuda, dadas las actuales circunstancias, no será todo lo útil que podría ser... ¿Podría atreverme a proponer...? Verán, existen colonias de nuestra patria en algún lugar de estas costas. Si pudiésemos acercarnos a ellas, sin duda sería posible obtener socorro de las guarniciones, de los magos, de los marinos...

Movimiento torpe. Daeron conocería la existencia de las bases asur tan bien como ellos, y si no había recurrido a ellas algún motivo habría (Tyrion se le ocurrían varios, y ninguno bueno). Sería interesante ver cómo salía del paso... Esperaba que no fuese con "quedan demasiado lejos y no hay tiempo". De alguna manera, eso sería decepcionante.
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William Tender
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Mensaje por William Tender »

Anuviel Darkmane

Anuviel se sentía arrebatado bruscamente del curso del destino para verse atrapado en una diatriba dialéctica entre el noble y el mago. Él era, ante todo, hijo de Nagarythe, y de Kurnous. Conocía la garra del águila, el pico del cuervo, el colmillo del lobo, la garra del león, el color de la sangre, el olor del acero, el odio en los ojos, la batalla contra el druchii, la lucha por la supervivencia. Él, que se había criado alimentando cuervos con los cadáveres de los oscuros caídos, conocía todo eso, pero no estaba hecho a las maneras cortesanas, y de golpe se encontraba atrapado en un duelo que le empezaba a impacientar.

Intimidado por el carácter del caledoriano, Anuviel se esforzó por hacer ejercicio de la paciencia, mientras miraba inquisitivamente al Slann, tratando de obtener algún tipo de explicación sobre su papel, o sobre si de verdad era este pretencioso individuo en quien debían confiar para que les guiase en la misión. La mirada torva, fría e inexpresiva del Slann no le dió la más mínima pista que aliviara su ansiedad, hasta que finalmente, y no falto de cierta aprensión, posó una mano en el hombro del acalorado noble.

-Disculpadme sólo un momento señor Tyrion. -Dijo con una disculpa nerviosa y temerosa, tras la que se giró hacia el mago nuevamente. -¿Sois vos, Daeron, quien ha de comunicarnos nuestra misión, o por el contrario hemos de dirigirnos directamente a vuestro maestro? No dudo que la propuesta del señor Tyrion es más que prudente al caso. Pero sea factible o no, no quisiera perder más tiempo antes de saber qué esperan de nosotros los Hombres Lagarto.
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Mensaje por Uranga »

Aënor Finduvel

Aenor veia interesado como sus compañeros hablaban entre si. El no queria huir de todo esto, habia salido de su patria para justamente olvidarse de su pasado, aunque las palabras del Slann le desconcertaron un poco. A pesar de ello no tenia ninguna intencion de volver y sentia interes en oir cual era esa mision que tenian que hacer.
Alejandose un poco del grupo su mano busco el tabaco pero pronto se dio cuenta que todo el tabaco se habia echado a perder y con despues de un leve carraspeo se acerco a Nemancil:

-Oiga, estos amigos suyos no tendran algo de tabaco verdad?
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Mensaje por Saratai »

Yvraerl Eisël

De brazos cruzado, Yvraerl da vueltas en circulos sin parar mientras examina su alrededor. Jamás lo reconoceria, pero los Hombres Lagarto tenian una civilización impresionante (aunque no tanto como la Asur, claro está).

Sin embargo tenia dudas acerca de cual podria ser la solución a este problema. Sus compañeros y él, perdidos en mitad de la jungla, sin poder hacer nada, ¡No sólo era peligroso, también era aburrido! El queria moverse, ver cosas nuevas, lugares extraños, y si se habian encontrado con algo tan peculiar como esto, ¿como seria lo que estara dentro de la jungla?

No podia esperar más, pero ya habia hecho el ridiculo una vez, y por muy pobre que fuera tenia su orgullo. Esperaria a hablar cuando fuera necesario...
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Mensaje por Van Hoffman »

Tras el fogoso intercambio de palabras, Daeron os comunica que seréis acomodados en unas habitaciones preparadas para pasar la noche. Descendeis la escalinata con mucho cuidado, acompañados por el eslizón Hichi Tui. Durante diez minutos, recorreis las desiertas calles pavimentadas de la ciudad hasta llegar a un edificio cuadrado de piedra blanquecina. La abertura que hace las veces de puerta da directamente al interior. Se trata de una estancia austera, con cinco lechos y sábanas sobre el suelo de piedra, un pequeño hogar improvisado en una pared y una serie de cojines repartidos por la pequeña estancia. Dentro de lo vacía que estaba, parecía cómoda y acojedora. Un pequeño rincón própio en medio de aquella fria ciudad de piedra.

Una vez dentro, Hichi Tui os deja solos tras emitir más silvidos. Daeron os traduce que es la voluntad del señor Zoar En'Hak que descanséis, y que mañana al amanecer, vendrán a buscaros para partir a cumplir la misión. Ahora estabais los cinco Asur solos, en la habitación, lejos de miradas reptiliánas.



Off: Podeis charlar un poquito y dentro de una semana (mas o menos) volveré a postear y empezará la misión.
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Mensaje por kurgan »

Tyrion Audec

Inmediatamente después de que Daeron se vaya de la estancia (Tyrion atiende a su exposición con la mejor de las sonrisas y muestras de gracioso agradecimiento), el noble se levanta y habla para todos.
-Bien. ¿Quién más cree que este... individuo tiene segundas intenciones?
Ante las miradas de perplejidad o desdén de algunos de sus compañeros, Tyrion expone sus razones, contando con los dedos.
-Uno, no sabemos nada de él. ¿alguien ha oído hablar de algún elfo que viva entre estas criaturas? Dioses, es peor que convivir con humanos. Dos, estas tierras son holladas por nuestros primos los druchii tanto como por nuestro pueblo. Tres, no ha dado ninguna razón convincente de por qué no ha acudido a nuestras colonias de la costa. Cuatro, nos ha acogido más como a vagabundos sospechosos que como a hermanos, desarmándonos y-señala hacia la puerta-encerrándonos en una prisión. Quien no me crea, que pruebe a intentar irse. Cinco, y no menos importante, no me fío de él. Llamenlo instinto, mis hermanos, pero algo me dice que no podemos confiar en ese Daeron-de ser ese su nombre verdadero, y no algún seudónimo, que me parece más probable.
-No digo que intentemos fugarnos, por cierto. Sólo que mantengamos los ojos y los oídos prestos, y que nos pensemos dos veces las cosas antes de hacer lo que él nos diga. Por cierto, no sabemos nada de nuestros acompañantes humanos. Quizás estén en este momento en la olla de los bárbaros.
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Mensaje por Weiss »

Daeron Nénmacil

Cuando Zoar En`Hak les dio permiso para marcharse, Daeron y Tichi Hui encabezaron la marcha por la ciudad. Mientras que ellos dos iban hablando sobre trivialidades, ya acostumbrados a pasear por las calles de la ciudad, los recién llegados estaban maravillados. En alguna ocasión, Daeron volvió la vista atrás, para comprobar si les seguían y no se habían perdido por uno de los múltiples callejones, ya que el paso de los eslizones, aunque corto, era bastante rápido...

En una de estas miradas, Daeron contempló la cara de los visitantes. Asombro. Daeron les entendía. Años atrás, él había sentido la misma sensación al caminar por aquellas calles de piedra blanca. Pero con el paso del tiempo, los imponentes templos se habían convertido en algo tan normal como su aldea natal en Saphery.

Al final, más o menos después de diez minutos de caminata, llegaron a un edificio que Daeron conocía bien. Allí se alojarían los elfos mientras permaneciesen en la ciudad. La habitación era espaciosa, más ahora que Daeron había sacado todas sus cosa de ella y lo único que había era su brasero, cinco lechos y cojines repartidos por la habitación.

Dejando a los elfos, y después de explicarles que se quedarían allí, Daeron fue afuera con Tichi Hui.

Preguntó al eslizón que qué sabían sus exploradores, si había alguna novedad. Ante los sibilantes sonidos que expresaban negación, Daeron dio las buenas noches a Tichi Hui y volvió a la habitación, donde había dejado a los elfos. Igualmente Tichi Hui deseó buenas noches a Daeron y se perdió en las calles de la ciudad.

Daeron entró en la habitación, donde encontró a los cuatro elfos de pie hablando, y era a Tyrion al que todos miraban, como si hubiera estado diciendo algo. Ahora, sería Daeron el que hablase.

-Igual que antes Zoar En'Hak os dio la bienvenida a su ciudad, yo os doy la bienvenida a mi casa. En cuanto os vi llegar por la escalinata, me tomé la libertad de pedir a dos guerreros saurios que sacaran mis cosas de esta habitación y las trasladaran a otra, así podríais pasar la noche aquí. Os aseguro que el olor de los saurios es característico, y esta es la única habitación que no apesta a ellos, así que me imaginé que estaríais mejor. El problema es que me parece que se lo han llevado todo menos mi "cama" -dijo señalando a las mantas tiradas en el suelo- , así que parece que tendré que quedarme con vosotros. En fin, si quieres un trabajo bien hecho, hazlo por ti mismo y no se lo mandes a un saurio. Son buenos y trabajadores, pero un poco lentos de reflejos y entendederas... Sin más, estoy a vuestra disposición si queréis algo. Lord Tyrion, sé que esto no es como sus suntuosos palacios de Caledor, ¿o era allí donde vivíais en cuevas?. Bueno, solo espero que sea de vuestro agrado...-

Daeron se alzaba justo delante de la puerta, asiendo el bastón con las dos manos, con la actitud y la mirada desafiante del que sabe que está en su terreno.

-Bienvenidos a mi casa, caballeros. Espero que tengan una feliz estancia...
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Mensaje por kurgan »

Tyrion Audec

¡Cuevas! Palacios incrustados en la roca, grutas que fueron morada de dragones, murallas que son los altos picos y que esconden dentro las primeras moradas de los elfos, de las que salen torres hechas de piedra blanca... Sabía que el comentario era una puya, pero aún así... ¡Cuevas!

Poco después, en una pausa de la conversación, Tyrion empezó a contar un cuento, una fábula infantil. Era un relato a la manera de los elfos, de triste final y elaborada trama. Había oído que los humanos habían deformado la esencia de la historia.

-... Y entonces, el cisne, que nunca antes había visto a uno como él, huyó asustado de otro que era como él. Y volvió con la bandada de patos, escondiendo su hermoso pico, manchando sus plumas para confundirse con la otra especie y encogiéndose para parecer más pequeño. Y él, que era superior a todos los patos, se veía sometido a las burlas y humillaciones de las aves inferiores.

Fingió meditar un momento.

-Y así pasa, así pasa. Elfos que se acostumbraron a vivir con humanos, con salvajes, degeneraron tanto en sus costumbres, por intentar parecerse a los hombres que nunca los aceptaron, que ahora ya no pueden volver a Ulthuan. Porque si lo hicieran, serían mirados como parias sin orgullo. ¿HAbéis oído algún caso así, amigo Nénmacil?
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