[PNJ] Jaime Ramirez

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igest
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[PNJ] Jaime Ramirez

Mensaje por igest »

Los Ramírez son uno de los clanes de mercaderes más poderosos de la ciudad de Diamanterra, y Jaime es el cabeza de familia. Fleta una pequeña flota de tres transportes bien equipados, de los que se sirve para comerciar con telas, perfumes y licores. Sin embargo, cuando tiene espacio libre, la compañía Ramírez y Piñeiro acepta transportar casi todo tipo de mercancías: nunca trafica con grano. Es dueño de varios almacenes en la zona de los muelles, y dispone de agentes y contactos en Magritta, Bilbali, Marienburgo y varias ciudades tileanas.

Apariencia
Físicamente, Ramírez es todo menos impresionante. Mide poco más de metro sesenta, con un físico nada musculoso (siempre ha sido delgado, pero últimamente ha ido echando barriga), tiene los ojos hundidos, y por si fuera poco, el pelo de la barbilla es muy ralo, aunque él insiste en llevar perilla y bigote que lo hacen parecer una cabra intrigante. El poco pelo que tiene es rubio. Suele vestirse con túnicas adornadas con motivos morados, lo que contribuye aún más a la rechifla de los criados y socios (cuando no está él delante, claro).

Historia y motivaciones ocultas
El bisabuelo de Ramírez fue un hombre de orígenes turbios, que sesenta años atrás, con ya una cierta edad, produjo un escándalo al contraer matrimonio con la segunda hija del comerciante Ramón Piñeiro, siendo en aquel momento capitán de gabarra. Supuestamente era hidalgo, y siempre exigió que se colocase un "Don" antes de su nombre. Decían que era de la zona de Magritta, un cortagargantas de los muelles, un descendiente de linaje perdido de los reyes de Obregón... Llegó a Diamanterra en barco y en barco se fue, pues murió en una tormenta tras dos años de matrimonio y menos de cinco en la ciudad. Su viuda enloqueció, al mejor estilo de las historias románticas, y se ahogó en la playa. Se dijo que el fantasma de su esposo la había atraído a la muerte.

Su único hijo se crió en una casa familiar(la de los Piñeiro) en la que todos lo trataban como un error. Creció para convertirse en un contable gris, que administraba una empresa comercial con capital de sus parientes los Piñeiro. Casó, tuvo tres hijas y un hijo y murió de tuberculosis, es todo lo que se puede decir de él.

El padre de Jaime estaba hecho de otra pasta. Desde pequeño hizo suyo el resentimiento nunca manifestado de su padre contra los Piñeiro, y tomó la resolución de poner el nombre de su casa por encima del de sus poderosos parientes. Casi lo consiguió, trabajando duro cuarenta años. De él procede una buena parte del patrimonio de los Ramírez, que consiguió traficando con grano bretoniano. Consiguió que su padre muriera con una sonrisa de satisfacción, pues los bienes y sobre todo la reputación de su hijo crecía en detrimento de los Piñeiro. Por una mala gestión de sus primos, Xoán Ramírez se hizo con la mayoría en la empresa que ambas familias compartían. Sus últimos años estuvieron marcados por disputas con su heredero en el negocio familiar, Jaime.

Así llegamos a Jaime. Desde que empezó a ayudar a su padre con el negocio chocó con el viejo: el prometedor joven tenía la convicción de que el grano era una pérdida de tiempo, en contra de lo que opinaba Xoán que, después de todo, era el que tenía la propiedad de la empresa. Así que, nadie se sorprendió mucho cuando el cambio de rumbo se produjo inmediatamente después de la desaparición del patriarca.

Para acallar los inevitables rumores, Jaime hizo público su dolor por la pérdida del viejo(del que se dijo que habría caído al agua tras salir a pescar) de muchas y variadas maneras. Pasado el inicial escándalo, todos vieron que Jaime era cada vez más rico e influyente, de forma que el tema quedó enterrado, y pocos dudan hoy en día de la integridad de este hombre, reconocido mecenas y filántropo en su ciudad natal.

En su interior, que se guarda muy bien de mostrar a sus vecinos, Jaime es una alimaña sin ningún tipo de escrúpulo que desprecia a sus conciudadanos. Él obligó a su padre a exiliarse y causó su muerte (amenazándole con asesinar a la madre de Jaime si no abandonaba la villa, y mandando a dos sicarios para estrangularle), envenenó lentamente a su hermano hasta conventirlo en un inválido que debe guardar cama para que nadie le disputase la hegemonía familiar, y aterrorizó a su esposa e hijos de forma que le tienen el suficiente miedo como para obedecer sus órdenes. Uno de ellos, Xoán ("en honor a su querido, querido abuelo a quien no he perdido la esperanza de encontrar algún día") se mueve en los más altos círculos de la nobleza, pues su padre desea tener un peón, algún día, en el trono.

El mayor deseo de Jaime es la inmortalidad, y persiguiéndola se ha convertido en el magíster de la mayor secta del Caos de Diamanterra, la Asociación. Cada día le trae un nuevo don de su señor Tzeench, y quizá, en un día muy cercano, su condición de elegido sea demasiado patente como para ocultarla...
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