[PNJ] Lopo Núñez de Alfarrabía

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igest
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[PNJ] Lopo Núñez de Alfarrabía

Mensaje por igest »

Después del rey, el conde Lopo Núñez es uno de los hombres más ricos del reino de Obregón. Noble de nacimiento, su familia es antigua, remontándose su ascendencia a los reyes de Alfarrabía, un pequeño reino del Sur de Estalia destruído por los árabes y absorvido por Magritta. Sus antepasados acabaron asentándose en el Norte después de las cruzadas, seguidos por una buena cantidad de servidores y vasallos, fundando el señorío de Alfarrabía hace más de nueve siglos.

Los Núñez son conocidos como notorios aventureros y guerreros. El padre de Lopo, antes de volver a la vivienda familiar a fundar una familia, fue uno de los doce generales mercenarios en la tristemente conocida batalla de Riffirafa. De sus dos hermanos, uno desapareció en las junglas de Lustria en una expedición suicida empeñada en encontrar las fuentes del Amazon; el cadáver del otro fue encontrado, medio devorado, en un paso de las montañas Grises, rodeado por seis caballeros juramentados de la Dama.

El propio conde vivió una corta pero intensa serie de aventuras en tierras lejanas, que le reportaron su habilidad con la espada y el hacha, cierto conocimiento de la táctica y una cicatriz en la cara, producto de una pica de un soldado de la famosa legión del Leopardo en Tilea. Sólo la intervención de un mercenario desconocido llamado Faes lo sacó del camino de las botas tileanas...

Después de su juventud, un endurecido y experimentado Lopo volvió al domicilio familiar para erigirse como defensor de los intereses de la nobleza terrateniente, que en el reino de Obregón ha quedado relegada en gran medida, al no poder competir los diezmos de sus pobres feudos con las ganancias que les reportan a los mercaderes sus aventuras comerciales. Pese a ser al principio ignorado y vilipendiado por la camarilla de burgueses y cortesanos que se apiña en torno al rey en Diamanterra, probó que no era alguien a quien conviniera pasar por alto masacrando, acompañado por su mesnada particular, a una banda de saqueadores que habían puesto en jaque a las fuerzas del reino, y ganándose así la gratitud eterna de los aldeanos. Más tarde, se ocupó de pacificar la zona de Castiñeiras y de Ponte da Pedra, asediadas por bandidos pero demasiado pobres para pagarse mercenarios que las protegieran o atraer la mirada del rey, al tiempo que apoyaba a una serie de hidalgos empobrecidos o les daba empleo entre sus hombres de armas. Estos hechos, junto con su reputación de hombre duro y tradicional (es famoso por su valentía en la caza, y por aplicar justicia prescindiendo de los funcionarios reales en sus tierras) lo señalan como al máximo exponente de los que preferirían que el reino de Obregón volviese a los antiguos días de feudalismo y austeridad.

Se rumorea que entre los planes del conde está en provocar una guerra abierta, en la que él y su hijo Faes (en honor al joven mercenario que una vez le salvó la vida) pudieran reafirmar aún más su posición derrotando a los enemigos del reino.
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