Prólogo: Sana competencia

Aventuras, guerra e intrigas en Poniente

Moderador: Van Hoffman

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Van Hoffman
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Prólogo: Sana competencia

Mensaje por Van Hoffman »

Dos horas después de amanecer, comedor del castillo de Vallespino

Aquel iba a ser un día importante para Vallespino y la familia Hawthorn. En el piso de arriba, en el estudio, se estaba planificando la magnifica fiesta que se organizaría para el cercano día del nombre de Ser Robyn Hawthorn, heredero de Vallespino. Aún faltaban un par de meses, pero la emoción se palpaba en el ambiente.

- ¡Me encantan las fiestas! Con los torneos, los caballeros, los banquetes, los vestidos... -la joven Ilenya no cabía en sí de gozo. Sentados en la mesa del comedor, desayunando, se encontraban los miembros más importantes de la familia Hawthorn que no se encontraban reunidos. Ser Jerimer presidía la mesa. A su derecha se sentaban Ser Phineas y los jovenes Jon y Eberet. A la izquierda del menor de los Ules se sentaba Lady Janei, que desayunaba en silencio, y junto a ella, la joven Ilenya. Alain Flauta de Oro se había sentado junto a la atractiva muchacha y bebía blanco del Rejo de una copa de plata- ¡No voy a poder esperar dos meses!

Ser Jerimer no pudo menos que sonreir al oir a la soñadora muchacha. El desayuno en grupo duró varios minutos, en los que las conversaciones vanales se sucedieron. Lady Janei fue la primera en retirarse. La siguió Ser Jerimer, que dijo tener mucho trabajo por delante. Los dos jovenes escuderos se marcharon corriendo a buscar a su amigo, el mozo de cuadras, aprovechando que Ser Robyn y Ser Damien estaban ocupados. Así pues, en el comedor solo quedaron Ilenya, Ser Phineas y Alain, acabando el desayuno, y perdiendo tiempo en general.


FDI: Bueno, mis queridos nimref y eldril, ya teneis abierto vuestro prólogo. Podeis charlar de lo que querais, discutir, pensar... Vamos, que podeis disfrutar de vuestro tiempo libre ahora que podeis.
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Nimref
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Re: Prólogo: Sana competencia

Mensaje por Nimref »

Ser Phineas Flores

El bastardo desayunaba sin apartar sus ojos de Alain, el juglar que recientemente había llegado a la corte de Vallespino, e Ilenya, su querida Ilenya. Conversaban con el resto de los comensales, hablando sobre el torneo que se celebraría en honor a ser Robyn, su antaño compañero y, ahora, amigo.

Yo participaré en el torneo -dijo Phineas con una inclinación de cabeza, mirando a ser Jerimer- Creo que tengo posibilidades de ganar... confió en el entrenamiento que me habéis brindado para llevar a cabo esta empresa... ¿qué mejor forma de festejar el nombre de Robyn que ganando el torneo un vasallo de los Hawthron? -concluyó, mirando de soslayo a Ilenya, en una perceptible mirada sólo para él y ella.

Y te declararé la dama más bella de Vallespino y, aún más, de Poniente... pensó para sí Phineas, antes de recordar que tenía al bribón Alain en la misma mesa, junto a ella.

Poco a poco, la mesa fue quedando vacía, precedidas de las despedidas protocolarias. En unos instantes, quedó a solas con Ilenya y Alain. Siguió comiendo tranquilamente para, poco después, mirar a Ilenya directamente.

Mi señora, ¿os gustaría disfrutar de la bella mañana que nos brindan los dioses por las tierras de nuestro señor? -preguntó, con una sonrisa; instantes después miró a Alain, pero éste, permaneció callado; de nuevo, miró a Ilenya- ¿Qué me decís?

Debo decirle a Ilenya que participaré en el torneo por ella... la tradición implica que me de una prenda... y, bueno... debe saberlo
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Eldril
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Re: Prólogo: Sana competencia

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Alain Flauta de Oro

Que demonios... como me duele la cabeza...

Alain, tumbado sobre el lecho en sus aposentos, se incorporó sentándose a un lado de la cama y rascándose con ambas manos el rostro, con tal de despertar la dolorida tez.

La noche anterior, después de la cena, Alain se animó. Se animó como tantas otras noches había hecho, y ya que entre la nobleza del castillo no había ningún acto que celebrar, pretendió asaltar las piernas de alguna criada de los servicios.

Matilde... Manlisa... –Alain resopló, pues no se acordaba del nombre de la muchacha que anoche se llevó a la cama- mmmm...creo que nos sirvió la cena.

Y con gesto despreocupado, y tratando de apaciguar el dolor, se levantó lentamente sin poder evitar tambalearse, y se dispuso a ponerse ropajes de lo más cómodos.

Si... seguro que nos sirvió la cena... jajajajaja –rió vigorosamente para sí, al poder recordar alguna escena de las de anoche- todo eso ocurrió en la cocina!

Era ya hora del desayuno, y Alain se dispuso con gesto ligero al comedor de Vallespino, donde seguro que encontraría alguien con quien despejar su dormida mente.

Vistió ropajes cómodos, se perfumó en escasa cantidad, y tras coger la flauta marchó raudo hacia el comedor, no sin antes pasar por la cocina, con tal de apaciguar el dolor de sien con algún remedio casero, y picarle el ojo a la joven muchacha que lo visitó anoche.

-Buenos días mi señora,-saludó Alain a Lady Janei al entrar en el comedor, haciendo una pequeña reverencia. Y acto seguido se dispuso a saludar uno a uno a los demás.-Ser Jerimer; Ser Phineas; Jon y Eberet- con cada nombre, Alain hacia un ligero saludo- Y como no, nuestra bellísima Ilenya... madam-dijo postrándose algo más que con los otros asistentes y ofreciéndole la mano como si a besarla fuera. Y sin pensarlo dos veces, tomó asiento a su lado.

Si... ciertamente esta moza me trae por el camino de la amargura... cuando más se resisten... más me llaman la atención...

Alain empezó a desayunar, sin querer forzar demasiado el estomago después de la juerga de anoche, así que como si de un pájaro se tratase, fue picando poco a poco de los diferentes platos que se ofrecían.

-Y las bellas damas, como las que tenemos sentadas aquí en la mesa... no cree Ser Jerimer?- puntualizó Alain a la emoción que Ilyenia había puesto en el torneo, a la vez que golpeaba amistosamente el muslo de la muchacha por debajo de la mesa.-Creo que los preparativos para tal cita, nos tendrán más que ocupados a todos durante este tiempo!

Acto seguido, Ser Phineas comunicó que él participaría en el torneo, a lo que Alain, sin pensarlo dos veces, puntualizó algo. Siempre debía acabar él con la última palabra en la boca.

-Yo... –tragó algo de comida que tenía en la boca, y continuó con su explicación- yo si fuera algo más valiente... y porque no decirlo, más capacitado tal vez también me presentaría.- La mirada de incredulidad de Ser Jerimer ante tal propuesta tan descabellada, no pudo más que aclarar que aquel mensaje no era más que una broma.- Pero como Ser Phineas bien ha dicho, yo prefiero encargarme de la parte de la festividad del dia del nombre de Ser Robyn, que bien seguro que se me da mucho mejor!

Poco a poco, y según acaban de desayunar, la gente fue abandonado el comedor quedando solos Ser Phineas, Ilyenia y Alain.

El juglar terminó el desayuno, se limpio bien los restos de comida, y acto seguido y poniendo la mano en la flauta, puntualizó la propuesta de Ser Phineas.

-Ser Phineas tiene razón, Ileynia. Hoy es un bello día, tan bello que tenia ciertamente pensado colorearlo con música de mi brillante flauta, no os parece? – dijo mostrando la dorada flauta y acercándola a sus labios con tal de entonar algunas dulces notas-si crees que una linda melodía podrá mejorar la belleza de la soleada mañana, dejadme pues que os acompañe en el agradable paseo.

FDI: si es necesario utilizo la habilidad de convencer o seducir para que acepten que les acompañe. A la vez que si me dejan, iré entonando algunas canciones mientras paseamos por donde sea que quieran ir.
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Van Hoffman
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Re: Prólogo: Sana competencia

Mensaje por Van Hoffman »

La sonrisa que se formó en el rostro de Ilenya logró hacerla parecer aún más hermosa. Se levantó rápidamente y dio un par de palmadas de alegría.

- Oh si! Podríamos ir al río y almorzar allí. Lady Anne me ha dado el día libre, así que no me necesitará. ¡Y que nos acompañe también Alain y nos alegre con su bella música! Que bien lo vamos a pasar. ¡Voy ahora mismo a pedirle a Wald que nos prepare algo para llevar!

Ilenya salió a toda prisa por la puerta del comedor que daba al edificio de las cocinas. En aquel momento, quedaron solos Alain y Ser Phineas en el comedor, cara a cara, en mitad de un incómodo silencio. Aquella iba a ser una mañana muy tensa para ambos jóvenes.

Pasaron varios minutos, que se hicieron eternos para bardo y caballero, cuando Ilenya volvió a entrar al comedor por la puerta de las cocinas. Tenía una radiante y alegre sonrisa en el rostro, que se esfumó al ver como, de la puerta que daba al salón principal, entraba el mismísimo Ser Robyn Hawthorn.

- Ser Robyn... primo... -Ilenya se apresuró a hacer una reverencia- ¿Qué haceis aquí? Se supone que estáis en la reunión con padre, Lady Anne y el Maestre Orwin...

Lo cierto era que Ser Robyn había salido de la reunión hacía ya un rato lagro, y tras hacer los Siete sabían qué por los pisos superiores del castillo, le había entrado hambre y se dirigía a la cocina cuando se encontró a su prima, a su viejo amigo, y al juglar de su tía.


FDI: Yop, a partir de ahora, posteas en este hilo. Ha pasado casi una hora desde que dejaste la reunión, así que puedes narrar todo lo que transcurre en ese tiempo.
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Re: Prólogo: Sana competencia

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Ser Robyn

Ser Robyn se deslizó hacia el comedor con cuidado, tratando de no cruzarse en el camino ni con su hermana ni con ninguno de sus esbirros. Toda aquella actividad en su alcoba le había abierto el apetito. Así que llegó hasta el umbral, inmerso en sus pensamientos, cuando de pronto escuchó un sonido, como de pasos discretos que cruzaban el suelo cubierto con esteras de juncos. Había dos personas hablando, discutiendo algo en voz baja. Al principio, el caballero pensó que serían sirvientes de la cocina, que habrían venido para recoger las sobras o algo así.

- ...¡Voy ahora mismo a pedirle a Wald que nos prepare algo para llevar!

Pero no fue ningún sirviente el que se sobresaltó por su repentina aparición, sino su prima Ilenya y su viejo amigo Ser Phineas, ni más ni menos. Un paso a su espalda, junto a su brazo, estaba también Alain Flauta de Oro, el juglar de Lady Janei. Sus ojos enrojecidos y lo arrugado de su jubón atestiguaban su participación en los festejos de la noche anterior. Naturalmente festejos privados, de los que el propio Robyn no sabía nada.

- Ser Robyn... primo... -Ilenya se apresuró a hacer una reverencia- ¿Qué haceis aquí? Se supone que estáis en la reunión con padre, Lady Anne y el Maestre Orwin...

- Yo también me alegro de veros, tan encantadora y radiante como siempre- sonrió el caballero rebosante de sarcasmo- pues resultó que tenía hambre, esto debe de ser, eso que llaman <<el apetito de la juventud>>, aunque ya veo que no soy el único. El joven caballero soltó una risilla, divertido por su intromisión y el sonido despertó algunos ecos en las paredes de piedra de la sala.

Acto seguido, el muchacho pasó de largo ante ellos para coger un par de manzanas. Una de ellas se la guardó en el bolsillo.

- Por supuesto, como podéis adivinar y como constato con satisfacción, ya he dado buena cuenta de todos los preparativos para MI fiesta, a la que adivino que asistiréis- el caballero tomó un par de copas que había sobre la mesa y las repartió entre los presentes- Aunque la maniática de mi hermana aún continúa ultimando el resto de detalles. Así pues, ¿no tengo derecho a saber qué clase de conjura andáis tramando por aquí?, ¿una pequeña expedición tal vez? -el joven hizo una pausa mirando directamente a Phineas- Ser Phineas, debo recordaros que el hecho de que seáis mi amigo desde tan largo tiempo, no os excusa de vuestra reverencia, me debéis lealtad al igual que muchos otros. Lealtad que sin duda, creo que me he ganado. Y lo mismo vale para vos, señor flauta-de-oro.
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Re: Prólogo: Sana competencia

Mensaje por Nimref »

Ser Phineas Flores

Al caballero, la idea de pasar aquella fantástica mañana con su amada acompañados por el juglar, le pareció perversa, pero no podía oponerse a los designios de una dama… y menos de aquella, de ella.

Seguro que sí… –fue todo lo que consiguió decir mientras Ilenya desaparecía en busca de Wald.

Entonces, sin apenas darse cuenta, estaba a solas con Alain. Aquel muchacho (en comparación con él un verdadero hombre, más por edad que por condición física) había conseguido ganarse cierto rencor por parte del joven bastardo en un tiempo récord (la verdad es que posiblemente fuera la única persona por la que sintiera tanta antipatía). Así pues, a modo de reto personal, le miró fijamente a los ojos, aunque intentó no parecer hostil.

Nunca se sabe por donde te pueden salir estas innobles personas… pensaba Phineas, al que las doctrinas caballerescas de ser Damien habían calado hondo.

Entonces, todavía sonriente y resplandeciente, Ilenya volvió a la habitación. Ser Phineas no pudo sino corresponderle con una sonrisa, justo en el momento en el que, a su espalda, alguien apareció.

Era ser Robyn. Tras el saludo de Ilenya (y la reverencia protocolaria), éste inició un discurso sobre los asuntos que le habían llevado allí, sin que faltara en el mismo un cierto resquemor hacia Alain y Phineas por no mostrar respeto ante el heredero de Vallespino.

El bastardo de la comadreja apenas contaba con los conocimientos que Orwin le había proporcionado tiempo atrás, no muy detallados debido a su papel bélico dentro de la familia, pero, con las pocas matemáticas que sabía, Phineas dedujo que si tenía un problema y había surgido otro… tal vez pudiera anularlos, como ocurría con los números en matemáticas.

El plan era sencillo… la fama de Alain y de su “flauta de oro” (Phineas empezaba a dudar a que se debía el apodo, puesto que le había oído tocar la flauta y no tocaba tan bien como se deducía) empezaban a ser reconocidas en todo el castillo, y ser Robyn, como noble que era, tal vez no quisiera que su prima se relacionara con gente de esa ralea o, siendo un fiestero como era, tuviera otros menesteres para el juglar y aquella música con la que amenizaba todas las… fiestas…

Ser Robyn... siempre es un placer veros, amigo... –dijo, justo antes de inclinar la cabeza en señal de respeto y mirarle- Estábamos hablando de pasar este maravilloso día en las tierras del castillo y Alain acababa de ofrecerse voluntario para amenizarnos con su música… –comentó, como quien no quería la cosa, al tiempo que señalaba con la mano al juglar, esperando que el noble tomara cartas en el asunto, esperando que impidiera que aquel plebeyo acompañara a sangre de su sangre- ¿Qué tal van sus importantes asuntos? –dijo, sin otro motivo que destensar la situación, y deseando que tuviera algo “importante” que hacer.



EDIT del Master: Alain tira Percepción (Empatía) contra el valor pasivo de Engañar de Phineas (8). Saca un 17 y supera la tirada, dandose cuenta de que Phineas siente Rechazo hacia Alain.
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Re: Prólogo: Sana competencia

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Alain Flauta de Oro

Es tan linda cuando sonríe... creo que invertiré algo más de tiempo en verla sonreír de ahora en adelante... –pensó para sí Alain con la mirada algo perdida, mientras su perversa mente dibujaba las posibles causas que en un futuro podían hacer sonreír a Ilenya.

Un vez su imaginación aterrizó de nuevo en el comedor del castillo, y de manera disimulada, vio la ardua mirada de rencor en los ojos de Sir Phineas.

Pues parece que el jovencito pretende conseguir la mano de Ilenya...-dedujo Alain analizando las posibles causas de su enojo- le debo haber estropeado el paseo...- y rió entre dientes mientras afilaba sus siguientes palabras, para acabar de irritar al joven caballero.

-Siempre he tenido la humilde impresión de que la joven Ilenya ha preferido una alegre compañía musical, a un monótono paseo protocolario- dijo Alain al aire sin poner ni demasiado interés, ni orientando el comentario a nadie. Y concluyó, habiendo dado el tiempo suficiente para que Ser Phineas se sintiera aludido.-es una muchacha muy joven aún... es normal que prefiera el jolgorio y la vivacidad de una fiesta, no crees Ser Phineas?

Alain podía ser muchas cosas, podía ser pervertido, intromiso, extrovertido y un sinfín de cualidades relacionadas con cualquier juglar de una corte. Pero por encima de todo, Alain era educado.

Acto seguido, Ilyenia volvió con tiempo solo de ofrecer una amplia sonrisa, que se vio interrumpida por la aparición de Ser Robyn.

-Demasiados apetitos tienen los jóvenes por complacer- rió Alain, comentando el acertado comentario de Ser Robyn, a la vez que le ofrecía la merecida reverencia al que sería el futuro heredero de Vallespino.-Ser Robyn...- concluyó a modo de saludo.

Y tras mirar de nuevo a todos y cada uno de los reunidos ahí, Alain continuó hablando refiriéndose a la fiesta del nombre de Ser Robyn.- Si no fuera así, sería la primera fiesta que me perdería des de que Lady Janei me trajo a la corte, y eso no tendría perdón de los siete.-dibujó una amplia sonrisa- por supuesto, ya estoy trabajando en la actuación especial de aquella noche mi señor!- Giro para dedicarle una pequeña mirada a Ser Phineas, y continuó- Igual que los caballeros que pretenden participar en las justas, andan estos días atareados con el entrenamiento, verdad Ser Phineas?

En primera instancia Ser Phineas no hizo demasiado caso a la pregunta de Alain, y simplemente se dedicó a contestar a Ser Robyn. A lo que el juglar trató de añadir su, como no, último comentario.

-Ciertamente... no puedo perder día sin dejar de banda mis artes. Es paseando y en buena compañía- inclinó un poco la cabeza en pos de Ilenya- cuando salen las mejores melodías, Ser Robyn. Créeme, la celebración será inolvidable!

FDI: pretendo incitar a Ser Robyn a que remarque a Ser Phineas a que también dedique la mañana al entrenamiento para las justas.
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Re: Prólogo: Sana competencia

Mensaje por Y.O.P. »

Ser Robyn

Ser Robyn... siempre es un placer veros, amigo... –dijo, justo antes de inclinar la cabeza en señal de respeto y mirarle- Estábamos hablando de pasar este maravilloso día en las tierras del castillo y Alain acababa de ofrecerse voluntario para amenizarnos con su música…

Ante todo y sobre todo, hay que reconocer que Ser Robyn era un hombre ecuánime, más aún en lo que concernía a su propia persona. Así pues, el joven fingió una sonrisa banal y despreocupada hacia los presentes y como en numerosas ocasiones, decidió tomar riendas en la forma en que se saldaría aquella pequeña disputa por la compañía de su prima Ilena. Tan sencillo como que de quien recibiese mayores alabanzas, ese sería el vencedor.

Mientras tanto, Alain continuaba hablando refiriéndose a la fiesta del nombre del joven caballero.-...Si no fuera así, sería la primera fiesta que me perdería desde que Lady Janei me trajo a la corte, y eso no tendría perdón de los siete.-dibujó una amplia sonrisa- por supuesto, ya estoy trabajando en la actuación especial de aquella noche mi señor!- Giro para dedicarle una pequeña mirada a Ser Phineas, y continuó- Igual que los caballeros que pretenden participar en las justas, andan estos días atareados con el entrenamiento, verdad Ser Phineas?

- Mía es la alegría, de disfrutar de compañeros tan <<especiales>>- Ser Robyn dejo escapar una rillisa de perfecto cretino que no presagiaba nada bueno-. Oh, ciertamente no esperaba otra cosa de vos, don Alain. En tal caso me atrevería a sugerir que tal vez es en el piso de arriba dónde debiérais estar, junto con los otros actores secundarios de fiesta - el caballero le dio una amistosa palmadita en el hombro-. Es más, de hecho me parece una excelente idea, ¿no creéis?. Apuesto a que vuestra inspiración servirá de sobrada guía en los preparativos de los festejos ¿me haréis ese favor don Alain?. Decidles que váis de mi parte.

A Ser Phineas le brillaron los dientes por debajo de los labios, pero por poco tiempo. Lamentablemente Ser Robyn se quería demasiado a sí mismo, y a su criterio, ninguna de las lisonjas recibidas de ambos contendientes habían resultado ser del todo de su agrado.

- En cuanto a vos, mi buen amigo Phineas, opino que a nuestro leal Alain no le falta razón -suspiró- Ay,ay,ay, recordad que vuestro papel en esta torre no es precisamente una tarea trivial, ¿acaso no deberías estar ejercitándoos en estos momentos?

-No puedo permitirme el lujo de que mi prima Ilena termine siendo objeto de mercaderías, las cosas como són- reflexionó para sí durante unos segundos, enarcando una ceja.

- En cuanto a mí, si me disculpáis, ahora desearía tener una pequeña charla con mi prima Ilenia. En privado – la voz de Ser Robyn sonó sospechosamente gélida-. Gracias, queridos, podéis retiraros- dijo mirándoles a ambos a los ojos de un modo nada amistoso.
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Re: Prólogo: Sana competencia

Mensaje por Van Hoffman »

La tensión que se había producido en el comedor en escasos segundos podía cortarse con un cuchillo. La irrupción de Ser Robyn había sido como un jarro de agua fría para los presentes, y ahora tendrían que lidiar con las exigencias del joven heredero. Ilenya se había quedado callada, contemplando los intercambios de los hombres; como Phineas intentaba librarse de Alain, como Alain intentaba ganarse a Robyn, y como éste imponía su voluntad a placer.

- En cuanto a mí, si me disculpáis, ahora desearía tener una pequeña charla con mi prima Ilenya. En privado – la voz de Ser Robyn sonó sospechosamente gélida-. Gracias, queridos, podéis retiraros.

La joven Ilenya miró a Ser Phineas y a Alain con cara de preocupación. No iba a ser ella la que desobediese una orden de su primo.

- Por supuesto Ser Robyn, primo. Ser Phineas, Alain, podeis iros, no os preocupeis. No creo que tardemos mucho.

A los dos jovenes no les quedó otro remedio que salir del comedor, al gran salón de la torre del homenaje, donde ardían tres braseros. Tres perros yacían en un rincón, mordisqueando varios huesos, y dos guardias permanecían en pie en la arcada que daba al portón de la torre. Por la mañana nunca había mucho movimiento en el gran salón, y aquella mañana menos aún, con los señores reunidos en el estudio.
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Re: Prólogo: Sana competencia

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FDI: Te mando el mensaje por privado, ya que lógicamente, nadie debería escuchar lo que digo.
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