Viajero Stirlandés III: Fuego Purificador

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Saratai
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Viajero Stirlandés III: Fuego Purificador

Mensaje por Saratai »

29 de Ulricario de 2521. Zona Comercial (Averheim), Angestag.

El cansado stirlandés dejó la mansión Messner, con sus habitantes en descanso. Tenia numerosos asuntos que atender, y Saford era uno de ellos. Heinz recorrió las calles de la Manzana de Plata, con sus lujosas casas y sus ricas mansiones, adentrándose en la parte periférica del Barrio Rico hasta llegar a la Zona Comercial. Una vez allí, buscó la casa en la que un dia antes se encontrara por primera vez con Migolver Bacher.

Ya era tarde entrada, pues sin querer habia dormido más horas de las necesarias, y el sol ya estaba bajando. Al menos el sueño habia sido reparador, y aunque aun le dolia el ojo, se encontraba cómodo. No tardó en encontrar la anaranjada fachada, para golpear con los nudillos la puerta. En seguida, un sirviente encorvado de estar todo el dia escribiendo le abrió la puerta, haciéndole pasar al despacho del administrador.

En el despacho, ante innumerables libros de cuentas y cuadros de la provincia, se encontraba Oliver Saford. El administrador de la casa Bacher levantó la vista de sus libros al ver llegar al cazador, que tras la agitada actuación en Sorghof se habia convertido ciertamente en castigo de mutantes.

Oliver Saford

-Hum, Herr Miller. No esperaba encontrarle tan pronto. Me he enterado este mediodia de lo que ocurrió en las afueras, y debo darle mi más sincera enhorabuena. Según lo que el hermano pequeño de Rudiger contó, usted fue un valioso miembro del contingente, y ayudó a Migolver cuando más lo necesitaba. Cuenteme, ¿a qué debo el honor de su visita? Cuenteme lo que desee sin rodeos, para mi usted es casi como un Bacher para mi.


La mirada fria y las palabras ausentes de emoción del administrador hicieron eco en la pequeña estancia. Oliver habia dejado el papelo, esperando que Heinz le hablara sin rodeos acerca de los anarquistas, más no sacó el tema para nada.
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Van Hoffman
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Heinz Stolzer / Franz Miller

Heinz se dirigió a paso rápido a la Casa de la Rosa. Se había quedado dormido más tiempo de lo que pretendía, y temía que Saford ya no estuviese en la casa. Sin la presión del combate y del cansancio, Heinz reparó en cuanto le dolía el ojo. De no ser por la intervención de aquel medico, quien sabe cómo podría hacer acabado.

Finalmente, llegó a la casa de la fachada naranja, y un sirviente le llevó al despacho de Saford. Éste saludó al cazador y le preguntó por el motivo de la visita, comentando que tenía constancia de lo ocurrido en las afueras aquella madrugada. Heinz, que creyó que el administrador se había olvidado de la cita, cayó en la trampa del averlandés e inició él la conversación.

- Herr Saford. Espero que no haya olvidado de nuestra cita. Ayer hablamos de los anarquistas. Y creo que tiene constancia de lo ocurrido esta noche. Bien. Así sabrá que ahora ya no hay peligro en los caminos, por lo que la gente puede no tomarse tan en serio el referéndum. Y en un momento así, es cuando hay que librarse de esas molestas espinas. Y las espinas de Herr Bacher son los anarquistas. Digame qué quiere que haga, y lo haré.
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29 de Ulricario de 2521. Zona Comercial (Averheim), Angestag.

El administrador frunció el ceño ante la rapidez de palabra del stirlandés. Sin duda el administrador habria preferido dar las cosas por entendidas, pero no le quedó mas remedio que ser tan directo como su interlocutor.

Oliver Saford

-En fin...


Saford abrió el cajón de su escritorio, sacando de él tres retratos robots, en papel desgastado.

-Toma estos dibujos. Los rostros que en ellos aparecen son, respectivamente, Friedech Poptkim, Karl Bahever y Beatrix Wagner. No es necesario que explique más, ¿verdad? Si fallas, esta reunión no habra tenido lugar, nosotros nunca abremos hablado de ésto, y por supuesto, nadie te ayudará a salir del atolladero. Cada pieza serán 75 coronas, con posibilidad de negociación, o en su defecto un favor jurídico, si quisieras limpiar tu nombre. Como ves, los Safords somos generosos. Ahora marchate, pues no quiero que sepan que vienes mucho por aqui.


El administrador dió por finalizado el encuentro. No le molestaba la presencia del stirlandés, pero se notaba molesto por hablar tan directamente.

FDI: Con los retraros robots, conoces la descripción física que se da en ''Trasfondo de Averland'' acerca de esos anarquistas.
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Heinz Stolzer / Franz Miller

Los ojos de Heinz se abrieron como platos tras oir la cantidad convenida. ¡75 coronas por cabeza! Por su cabeza no pasó la idea de tratar de regatear con Saford. Para Heinz aquello era una verdadera fortuna. Podía vivir durante mucho tiempo sin necesidad de rebajar sus habilidades para este tipo de trabajos. Podría dedicarse en cuerpo y alma a buscar a su presa.

- Muy bien Herr Saford. Nos veremos dentro de dos días...

Heinz salió de la habitación mientras se ponía el sombrero empezando por la visera. El sirviente le llevó a la salida, y Heinz salió a la calle. Era ya media tarde, y recordó que tenía que ir a ver a Valentino en casa de los Fahen. Heinz sonrió. Tendría todo el tiempo del mundo. Ahora iria a ver a Valentino, le aceptaría el ofrecimiento, quedaría con él al día siguiente para comer y por la noche iria a buscar a los anarquistas. Aquella noche, mientras duerman, Heinz prepararía un incendio, bloquearía las salidas y se marcharía. Así tendría contento a Saford y no se habría manchado las manos. Si, era un buen plan.
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Heinz Stolzer / Franz Miller

Mientras caminaba en dirección a la Manzana de Plata, Heinz no podía dejar de pensar en lo que iba a hacer. Él no era un asesino. No era un sicario. No era un mercenario. ¿Iba a matar a tres muchachos por dinero? No tenía derecho. No podía hacerlo. Heinz estaba furioso consigo mismo. Él era un hombre de fe. No podía cometer aquel acto tan ruín y cobarde y luego aparentar ser un siervo de Verena. Durante todo el trayecto hasta la Manzana de Plata, el stirlandés se cuestionaba cada vez más la decisión que había tomado. Hasta que llegó a una conclusión.

Heinz se desvió hacia la Mansión Messner. Allí, uno de los sirvientes le reconoció, y le preguntó por su visita. El cazador se sacó la carta que recogió en el Templo de Sigmar y se la ofreció al sirviente.

- Entregele esta carta a Herr Heinrich Messner y dígale que arregle el asunto de Azelhof con el Sargento Friedsgoth. Es muy importante. Herr Messner lo entenderá. Y ahora, me gustaría recoger el caballo que dejé esta mañana aquí. Y necesito que me proporcione otro para uno de los Héroes de Averland. Herr Messner me ha dado permiso, y él responderá.

El sirviente, claramente confuso, no tenía intención de llevarle la contraria a su señor, y llevó al stirlandés al establo. Allí, le trajeron al pinto con el que llegara a la ciudad la noche anterior y a un castaño de refresco, que no supondría una gran pérdida para la familia. Heinz se despidió del mozo con un saludo y se dirigió a la Mansión Fahen.

Allí, le atendió un sirviente que le llevó a una sala de espera. Valentino estaba allí, y se sorprendió al verlo.

- Miller... ¿Has tomado una...

- Fonseca -le interrumpió Heinz-, nos vamos.

El mercenario le miró extrañado, pero vio la mirada de seriedad en los ojos del cazador, y no dijo nada. En cuestión de segundos, estaba preparado, y los dos montaron en los caballos Messner. Atravesaron con rapidez el Barrio Viejo y el Distrito Sur, y traspasaron la Puerta Sur. En un instante, los dos jinetes desaparecieron de la vista de las murallas de Averheim mientras recorrían al galope tendido la Vieja Carretera de los Enanos rumbo a Wisseland, rumbo a su venganza...




FDI: Y ese es el final de Heinz. Al final ha huído, dejandolo todo atrás, y con la conciencia tranquila. Ahora, seguirá con su misión de buscar al vampiro que mató a su amigo hace ya diez años, pero esta vez no estará sólo...
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Mensaje por Saratai »

17 de Trasbrujo de 2522. Primer dia de Primavera en los Reinos Fronterizos, Bezahltag.

El esqueleto arremetió contra el rubio tileano, lanzando un mortal tajo con su oxidada cimitarra. Las cuencas vacias perseguian a Valentino, sin miedo, sin temor, sin emociones. Fonseca aprovechó que el no-muerto levantaba su arma para volver a atacarle, cuando destrozó las costillas del revivido., partiendo la huesuda columna por la mitad.

Lo que más le gustaba a Valentino de los esqueletos, es que no le manchaban la ropa de sangre.

A su lado, cinco esqueletos más se levantaron, animados por el maldito nigromante que no se ponia a su alcance. Fue en ese momento cuando Miller apareció. Uno, dos, tres, las cabezas de los esqueletos fueron reventadas, haciendo saltar trozos de blanco hueso por todas partes. La arenilla que se desprendia con cada esqueleto abatido empezaba a inundar las narices de los dos cazadores. Pero por fin habian abierto un hueco entre los inertes guerreros, permitiendoles llegar hasta donde el nigromante invocaba a los muertos. Fonseca retuvo al resto de esqueletos, permitiendo que Miller decapitara de un solo golpe al ruin brujo. En cuestión de segundos, todos los esqueletos se deshicieron, dejando como únicos testigos de la pelea el cadáver mugriento del nigromante y los rasguños de Fonseca y Miller.

Valentino Fonseca

-Joder, otra ver hemos acabado en una pista falsa. Aquí no hay ningún vampiro.


La bóveda de la iglesia de Myrmida estaba a punto de derrumbarse, en mitad de aquel desértico Reino llamado Baveeria, asolado por los pieles verdes y por corruptos regentes.

-Deberiamos volver a Loningsbruck. Alli habian pistas de lo que buscabas, Miller.

El camino que les habia llegado alli fue las confesiones de un aprendiz de brujo, arrepentido de sus actos, y que buscaba hacer un último favor al mundo antes de ser condenado a la hoguera. Según el brujo, su maestro pensaba reanimar un antiguo vampiro a la vida, pero Miller y Fonseca no habian dado tiempo a tal cosa. Con la facilidad que una pareja de expertos tiene, acabaron con el nigromante y con su ralea no-muerta.

Heinz Stolzer habia muerto, para dar paso a Franz Miller, el héroe de Sorghof. Abandonando su vida de cazarrecompensas y asesino, desde el momento en que dejó Averheim se dedicó en cuerpo y alma a la caza de los hijos del Conde, aniquilandolos alli donde fuera. Aun no habia conseguido matar a ninguno, pero a buen seguro que cuando encontrara a una pieza, no la dejaria con vida. El útlimo rumor que habia escuchado era que una agrupación de hombres con el mismo objetivo que él, se reunirian en dos meses en Ostermark, una provincia asolada por la Guerra, que cada vez estaba más próxima a su fin. Seria un buen lugar donde intercambiar información.

Pero el camino que Miller tomaria sólo dependia de él. Durante sus viajes habia desarrollado unas habilidades impresionantes, habia perfeccionado su estilo de combate con la espada y con la pesada ballesta, habia hecho amigos y sobre todo, enemigos, y por útlimo se habia labrado un futuro tan peligroso como su pasado.

Solo el destino diria adónde irian sus pasos ahora, que monstruos buscaria cazar, y dónde encontraria a su huidizo vampiro.
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