Trasfondo de 7 Personajes de Slaanesh

Para los que leéis todas la novelas, y las devoráis aunque la cera de las velas se agote.

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igest
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Mensaje por igest »

Drachenfels escribió:Bueno tras un montón de días sin postear ningún otro personaje de Slaanesh esta noche miraré de postearos dos. Creo que postearé dos personajes. Una hechicera de Slaanesh y la Magíster del Culto. Así compenso el montón de días sin postear.

Comentaros que he perdido una de las fichas… jou… pero bueno, tampoco era una de las ‘definitivas’. Despuse de estas dos vienen las dos más brutas. La Cortesana y el Galeno, por este orden. Espero que os gusten. :wink:
BUeno, ya nos tienes en ascuas, a ver si las puedes postear para poder leer algo interesante el finde.
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Drachenfels
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Mensaje por Drachenfels »

¡¡Siento no haber posteado ayer los dos relatos!! :cry:

Pero sinceramente estuve trabajando hasta muy tarde y luego me quedé ultra frito x__xU

Intentaré hoy por todos los medios postearos las historias.


Un abrazo.
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igest
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Mensaje por igest »

Drachenfels escribió:¡¡Siento no haber posteado ayer los dos relatos!! :cry:

Pero sinceramente estuve trabajando hasta muy tarde y luego me quedé ultra frito x__xU

Intentaré hoy por todos los medios postearos las historias.
Bueno, si fue por trabajo cancelare la orden que le dimos a los dos matones para que te demostrasen todo lo que saben hacer con unas porras de madera :P
charlie79
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Mensaje por charlie79 »

igest escribió:
Drachenfels escribió:¡¡Siento no haber posteado ayer los dos relatos!! :cry:

Pero sinceramente estuve trabajando hasta muy tarde y luego me quedé ultra frito x__xU

Intentaré hoy por todos los medios postearos las historias.
Bueno, si fue por trabajo cancelare la orden que le dimos a los dos matones para que te demostrasen todo lo que saben hacer con unas porras de madera :P
Suena erotico festivo...jajajaj
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igest
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Mensaje por igest »

charlie79 escribió:Suena erotico festivo...jajajaj
De esa manera piensan los seguidores de Slaannesh :P no se si tendremos que tener cuidado con las autoridades :P
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Drachenfels
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Mensaje por Drachenfels »

-- Aleena Hainsworth --

Iniciada de Ulric/Hechicera de Slaanesh de Nivel 2.

La magia se arremolinaba a tu alrededor, los cánticos de los cultistas ayudaban a converger todo el poder hacia ese punto. Nadie podía imaginar que en los sótanos de una de las casas nobles más importantes de todo Nuln las fuerzas del caos estaban arremolinándose y que sus tentáculos cada vez eran más fuertes y tenaces hacia la población. Mirabas a tu alrededor y allí se encontraban caras importantes y conocidas, eso te hacia sonreír, seres tan importantes ante el imperio y tan patéticos ante tu poder.

Tu túnica empezó a deslizarse sobre tu fina piel hasta llegar a tus tobillos, el incienso ya colmaba toda la sala. Los cánticos se volvían susurros y tu voz empezaba a entonar el rito de invocación. Podías ver como los vientos de magia se arremolinaban a tu alrededor y tras de ti iban cogiendo forma humanoide, podías verlo a él, tu amante y señor. No eras aun capaz de convocarlo solo de traer hacia ti su esencia. Notabas sus dedos acariciando tus brazos, la energía te giro de espaldas al publico y de frente a él. Notaste como una de sus garras te apresaba del cuello presionándolo y dejándote apenas sin respirar. Su otra mano, pasó entre tus piernas para alzarte y ponerte sobre el altar. Deslizo la mano que apresaba tu cuello pasando sobre tus pechos arañando tu vientre con sus uñas afiladas como dagas. Miraste a la gente, algunos entonaron el cántico mas fuerte, otros se quedaron estupefactos ante sus ojos ciegos, incapaces de percibir a tu señor, solo aquellos que poseían la visión bruja, como tu, eran capaces de percibir algo tan grande. Su cuerpo etéreo se arremolinó alrededor del tuyo hasta situarse justo entre tus piernas. Cada caricia que sentías de él, te hacia estremecerte de placer, de rodillas sobre el altar se recostó sobre tu cuerpo para lamer y morder tus pechos, mientras tu te arqueabas dispuesta a él. Pasó sus manos de tu cintura a la espalda y te incorporó sobre él introduciéndose dentro de ti al mismo tiempo que clavaba sus dedos en tu espalda, gritaste de placer y dolor, los cánticos quedaron sofocados por tus gritos y gemidos. Sus dedos se anclaron en tus omoplatos y tiraba de ellos tirándote hacia atrás mientras seguía poseyéndote. Cuando todo acabó te quedaste inconsciente.

La sangre aun se deslizaba sobre todo tu cuerpo, la perdida te estaba afectando y la vista se te empañaba. Con los ojos cansinos mirabas a tu alrededor, tu publico había desaparecido, durante unos instantes todo se tornó negro hasta que el frío mármol del suelo te golpeó el rostro, en ese momento volviste en sí. Te encaramaste por el altar resbalando sobre tu propia sangre hasta lograr apoyarte sobre él, esta era la primera vez que habías conseguido una manifestación tan intensa de tu señor. Las piernas de nuevo te fallaron, pero alguien te sostuvo. Miraste a tu derecha y allí estaba Mathius, no era la primera vez que te tenía que llevarte a su asqueroso agujero.

Emitías pequeños gemidos cuando la aguja traspasaba tu carne para coser los arañazos de tu espalda, la debías tener completamente desgarrada. Tu respiración se aceleraba mientras te cosían y sentías la necesidad de masturbarte violentamente, cruzaste los brazos por debajo de tu mentón y empezaste a mordisquearte el brazo para sobreponerte, aun debías estar bajo los efectos de las drogas.

- Esto le va a doler… - dijo el galeno mientras te separaba las piernas. No tenías la menor duda de ello y sonreíste.

Cuando acabó de cerrar todas tus heridas te limpió todo el cuerpo con una tela fina y un extraño ungüento que hacia que pocas veces quedara cicatriz de las heridas. Mathius no era ni sería nunca alguien importante en el culto, pero su trabajo resultaba vital para aquellos que quisieran mantener su belleza incorrupta. Trajo una túnica blanca para que cubrieras tu cuerpo. Te ayudó a ponértela quedando frente a ti, te acercaste lentamente y dejaste que tus labios rozaran los suyos, su mirada se dirigió al suelo. Con tu mano de uñas negras le acariciaste la cara, te miró a los ojos y le sonreíste.

Pocos eran los que podían estar tan cerca de una sacerdotisa tan poderosa como tú, pero algo que te inquietaba era el hecho de encontrar sacerdotisas más poderosas aun. Recuerdas la historia que tu magíster te contó “tu naciste bendecida por Slaanesh” y eso hacia regodearte. Te dirigiste a tus aposentos, te serviste una copa de caro vino y te estiraste en la cama. Recogiste el colgante y te lo pusiste, quedando situado entre tus senos. Si seguías aun viva era gracias a ese colgante que tu magíster te dio para poder ocultar tu don. Sorbiste un poco de vino y empezaste a recordar sus palabras de la magíster cuando eras algo más pequeña.

Alice von Wahrheit, una destacada miembro de la corte de Middenheim en uno de sus discretos viajes recogió un pequeño bebe de los bosques de Drakwald, abandonado en medio de la nada con el único fin de que los hombres bestia se deleitasen con su fina carne. Pero algo llamó la atención a Alice, unas marcas en los brazos del pequeño, al verlo, miró a su alrededor y lo envolvió en un fardo.

Alice, bajó rápidamente hacia el sótano dirigiéndose a una cámara oculta a cualquier persona. Dejó a la pequeña sobre la mesa y empezó a buscar entre los libros que se encontraban allí, hasta dar con algo. Cogió la niña por los brazos y los unió. Allí se encontraba la respuesta a sus sospechas.

Poco a poco ese bebé fue creciendo y al cabo de un año Alice entregó a una de sus personas de confianza la pequeña, puesto que no podía ocultar durante más tiempo a la pequeña Aleena.

Recuerdas la noche de tu iniciación, solo tenias seis años, el número sagrado del Príncipe Oscuro. Te encontrabas desnuda ante los que habían sido tus padres adoptivos y ante la magíster del culto, Alice. Ella hincó una rodilla al suelo y te explicó quien eras.

“Aleena Hainsworth, estas dos personas que tienes ante ti no son tus padres. Son aquellos que te han acogido en su regazo. Tus auténticos padres fueron castigados por su craso error. Se les ha aplicado el mismo castigo que creyeron que se te debía aplicar, dejándolos indefensos ante las fauces de Drakwald para que los hombres bestia los devoraran y así fue. Estas marcas que tienes en los brazos son una bendición, son la marca de que por tu sangre corre también la sangre de un demonio y a pesar de lo que todos crean allí fuera es un regalo de los dioses. En el Imperio todos te verán como un enemigo ya que su miedo hacia ti y lo que representan esas marcas es el toque divino de un poderoso dios del Caos, Slaanesh, nuestro maestro y señor. El libera nuestros sentimientos y nos otorga la libertad, el nos muestra los auténticos caminos derribando todos los tabúes auto impuestos por los seres a través de la verdadera voluntad y el exceso. Nosotros hemos sido los elegidos para hacerte crecer en este gran culto y pacto, hemos sido los elegidos para desarrollar tu poder y yo he sido la elegida para iniciarte en nuestro culto. ¿Entiendes todo lo que te he dicho?”
Sin saber muy bien el porque, imaginas que debido al miedo, asentiste con la cabeza.

“Ya podemos empezar…”

Apenas recuerdas lo que pasó, todo te resultó muy confuso y traumático, ahora te encantaría tener hasta el más mínimo detalle de ello. Recuerdas haber ingerido algún tipo de brebaje repugnante que habían preparado, recuerdas… recuerdas que te violaron, no carnalmente, pero recuerdas la magíster penetrarte con algún tipo de objeto y recoger la sangre de tu desfloramiento, seguro que la muy perra se la bebió para adquirir más poder. La virginidad de una niña tan joven y con sangre de demonio no todos los días se puede conseguir, seguro que es un bien muy preciado entre los alquimistas más retorcidos. También recuerdas unas friegas con algún tipo de mejunje asqueroso. En tu mente, todo es muy vacuo…

Pocos años después, a tus doce años de edad, ocurrió un altercado terrible. Al parecer unos chiquillos de mas o menos tu misma edad, habían desaparecido de Middenheim, la ciudad donde naciste y creciste, nunca se llego a descubrir el paradero de los chiquillos.

Alice te encontró en su sótano, de pie en medio de la sala, completamente desnuda y bañada en sangre, con los cuerpos de los pequeños desaparecidos completamente mutilados y despedazados tras una orgía de sangre. Fue la primera manifestación del ser que aguardaba en tu interior, que te utilizaba de foco para manifestarse, ese era el don de poseer en tus venas sangre de demonio. Durante unos instantes ese ser se manifestó a través de ti cometiendo tal atrocidad. Fue por ello que acabaste en Nuln.

Mantenías un estrecho lazo con la Magíster, tu poder fue aumentando poco a poco y el colgante que la magíster te regaló te permitía ocultarlo con el fin de no caer bajo las garras de los cazadores de brujas, que sin duda ansiarían ponerte la soga en el cuello si de ti se percataran. Libros de valor incalculable llegaban a tus manos, grimorios muy antiguos, libros de magia prohibida, pergaminos, drogas, piedra de disformidad, todo lo necesario para el desarrollo de tu poder mágico. A los quince años ya eras capaz de conjurar los hechizos básicos con suma facilidad y como signo de emancipamiento decidiste que la mejor manera era acabar con tus tutores. Ya estabas cansada de que sus ojos estuvieran encima de cada uno de tus movimientos y de que ese repugnante gorila decidiera acostarse contigo cuando se le antojara, murieron como seres infectos que eran.

Habías logrado posicionarte bien en el culto de Slaanesh, eras una de las personas más destacadas de él, por encima de ti solo estaba la magíster, pero a tus lados se encontraban otros. Habías tenido poca relación con ellos, sobre todo porque habían sido distribuidos por diferentes puntos del imperio, cada uno con el fin de aportar algo al culto. Pero sabias suficiente de ellos como para saber que eran míseras ratas que por algún capricho del destino se habían situado a la misma altura que tu, pero que su sitio era estar por debajo de ti.

Hace ya dos años de todo eso y hoy como celebración de tu decimoséptimo aniversario has decidido reunir a todos los lacayos que han sucumbido a tus encantos y han jurado fidelidad a Slaanesh, una panda de burgueses y nobluchos que han permitido pagarte todos tus lujos y excesos. El culto no te permite tener más de seis lacayos por debajo de ti, pero no son siquiera dignos de ser lacayos tuyos, son simplemente marionetas divertidas y sacrificables.

Hace aproximadamente dos meses que decidiste ingresar en una orden religiosa para pasar mas fácilmente desapercibido, es mejor estar entre ellos “ten cerca a tus amigos, pero aun mas cerca tus enemigos”. Ingresaste en la orden del “amanecer del lobo blanco” una orden radical de clérigos de Ulric. Gracias a haber estado viviendo mucho tiempo en Middenheim, la ciudad del gran Teogonista de Ulric y dios principal en esa ciudad, tenias ya conocimientos mínimos e interesantes como para tener acceso a dicho culto. Fuiste rápidamente admitida gracias a tu radicalidad y buena hacer ante los peligros del imperio. Así pues ya posees los hábitos como iniciada de Ulric y hasta el día de hoy, velas por Ulric y por la posibilidad de estar junto al Sumo sacerdote de Ulric y quizá plantarle la semilla de Slaanesh en su interior, si más no, seria divertido de ver.

Objetivos.

- “Llegar a la cima del culto”. A pesar de que te sientes agradecida de que Alice te haya hecho de guía a través del camino hacia el Príncipe Oscuro, sabes perfectamente que su lugar no es estar sobre ti, si no por debajo, tú eres la elegida del Slaanesh y por eso tú eres la que debería estar por encima de todos en el culto.
- “Conseguir más poder”. Sabes que actualmente y para la edad que tienes eres una hechicera muy poderosa, condenada a llevar un amuleto que dispersa de tu alrededor los vientos de magia con el fin de que no puedan encontrarte, detectando tu magia. Aun y así tienes un gran interés por aumentar tu poder más, mucho más y llegar a ser una elegida de Slaanesh. Para ello piensas hacer uso de tu don y pactar con el demonio que traes junto a ti, aunque para empezar, necesitas conseguir el nombre de tu señor y amante.
- “Conseguir un sequito”: Necesitas herramientas humanas, inteligentes y dignas. No puedes seguir teniendo esos babosos que contemplan el ritual de forma patética o que rara vez les permites postrarse ante tus pies para complacerte. Necesitas unas herramientas humanas que realmente te den el empuje hacia tu objetivo final, ser tú la magíster. Quizá haya algo que rapiñar entre el culto que ya hay.
- “Recuperar el Ojo de Slaanesh”: Tienes conocimiento de que la magíster tiene una importante reliquia de Slaanesh. Traída de mas allá de los desiertos del caos. Al parecer dicha reliquia esconde en su interior un grandioso poder que ella guarda celosamente. Si ella la porta encima, jamás has podido verla pero por lo que te han dicho algunos pequeños del culto, han tenido el honor de ver una pequeña gema negra, capaz de acabar con la mente del más arduo guerrero o hechicero.


- Opiniones sobre el conclave.


-- Aleena Hainsworth --


-- Alice von Wahrheit --

Alice es la magíster de todo el culto de Slaanesh, el más alto cargo dentro del culto. Su extraña benevolencia te irrita y sus buenas maneras te repugnan. Solo su influencia en las cortes de Middenheim y su Joya son los motivos que la han convertido en la magíster de este grupo. Pero sabes que el culto necesita un lavado de cara y realizar actos que hagan evolucionar el culto hacia el lecho del Príncipe Oscuro. Adorar a Slaanesh no es solo un juego, es una devoción y con sus entupidos juegos a veces te da la sensación de estar mas en un circo que en un clan. Aun y así no negaras su simpatía y su enorme influencia hacia Slaanesh, dicen que algunos han sido bendecidos por Slaanesh a través de ella y eso es quizá sea el mayor motivo por el que creas que merece la pena seguir con vida, pero bajo a tu poder.


-- Johann von Heydrich --

Conoces su historia, es un patético títere del culto. Cree que con su aire altivo y con su camisa perfumada puede llegar muy lejos. El hecho que se haya dedicado a violar a sus hermanas y a matar algunas prostitutas le hacen alguien “terrible” y despiadado y no se da cuenta su suma decadencia y patetismo. Como perro puede ser divertido, además, un chupa pollas de este estilo siempre es interesante tenerlo bien metido entre las cortes de cualquier ciudad.


-- Baldwin Fuchss / Herr Wolf --

¿Qué se puede esperar del perro de un perro? Fiel, domesticado y patético, no debería estar a tu igual, debería estar o sometido o eliminado.

-- Conrad Metzger --

No sabes nada de él. Las pocas veces que lo has visto no te ha causado ninguna sensación en especial. Es un matasanos como otros. Aunque dentro del culto apuntan muy alto hacia él, más que Mathius y eso te llama profundamente la curiosidad. Aunque su mirada felisueña te perturba.


-- Erika Hübschefrau –

Sabes que te odia y tu no menos a ella. Nunca supo llevar bien el hecho de que Alice te eligiera a ti y los cuidados tan especiales que te dio ella. A pesar de que ella es la mano derecha de Alice, sabes que te tiene miedo por la posibilidad de que pierda su puesto junto a la magíster. Ya decidirás si seguirá siendo o no la mano derecha de la magíster o bien lo será Alice, claro está, cuando tu seas la magíster.

-- Varick Zutreffend --

Una patética rata de biblioteca. Aunque al parecer muy bien situada, dicen que él es el que te ha proporcionado gran parte de los libros y material para tu aprendizaje. Al parecer tiene muy buenos contactos y acceso a las bibliotecas de Altdorf y también a las escuelas de magia. Un tío hábil sin duda, vale la pena observarlo de cerca.
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Drachenfels
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Mensaje por Drachenfels »

-- Alice von Wahrheit -–

Cortesana/Magíster

Desde tu primer día de vida tu vida se había envuelto en un turbio manto de corrupción. Hija de la actual Condesa de Middenheim, concebida fuera del matrimonio y criada por una familia de nobles dentro de la corte del emperador. Por tu pequeño cuerpo ya corría sangre corrompida por el Príncipe Oscuro.

Creciste como cualquier otra pequeña niña de la corte, feliz e incorrupta. Tú autentica madre que por aquel entonces lo desconocías, venia a visitarte de tanto en tanto, trayéndote algunas golosinas con las que poder jugar o deliciosos pasteles o frutas de caramelo. Una mujer encantadora.

Tu educación fue exquisita. Aprendiste rápidamente a situarte entre miembros de la corte y a comportarte como tal. A la edad de seis años tu autentica madre se presentó como tal. El shock que sufriste fue brutal, sumida en lloros y en sollozos tu madre te abofeteó para calmarte, “Es mejor así por nuestra seguridad” cuando sea el momento comprenderás todo” y esas palabras quedaron resonando en tu mente hasta la edad de doce años.

Durante tu doceavo cumpleaños tu madre te cogió y se te llevó a la casa de campo de las afueras de Middenheim. Al parecer la Condesa tenía total control sobre su marido el conde Elector de Middenheim, el cual era poco más que una marioneta en sus manos, y lo había mandado a realizar algunas tareas diplomáticas a Ostland, pudiendo tener así la máxima discreción y rango de acción.

En la casa de campo tu madre había dispuesto allí todo un ritual macabro. Allí te explicó que por tu sangre corría la esencia de Slaanesh. El oír de la boca de tu madre esas palabras estremeció todo tu cuerpo y el pánico entró en ti. Intentaste huir hacia la puerta pero había sido concienzudamente cerrada. Te cogió del brazo y te llevó hacia un extraño sótano, tras un extraño mecanismo que ocultaba una entrada secreta se abrió ante ti un falso muro en forma de puerta. Tras vosotras os seguían un sequito de tres o cuatro cortesanos.

- Hemos estado aplazando todo lo posible este ritual para que te resultara lo menos violento posible. Aquellos que nacen dentro del culto son iniciados a la temprana edad de los seis años, numero sagrado para nuestro dios.

Tú te encontrabas hecha un ovillo en una de las esquinas de la habitación, más atemorizada de lo que habías estado nunca. Sabias que significaban las palabras de “los dioses oscuros” y sabias que Slaanesh era uno de ellos.

- Cogedla. - Exclamó tu madre.
- Es posible que sea demasiado mayor para este ritual, quizá seria más conveniente esperar a que fuera adulta. - Dijo uno de los cortesanos -
- Tonterías, debemos completar el Hexagrama en cuanto antes, muy pronto se encontrará entre nosotros.
- ¿Vas a situarla entre nosotros como un igual? – Dijo otro.
- No pongas en duda mi poder - Mirando furiosamente al cortesano.
- ¡Preparadla ya!

Entre los tres cortesanos, elegidos para introducirte en el culto de Slaanesh te arrancaron la ropa haciéndola jirones y te ataron en lo que parecía ser un altar. Tus gritos y llantos eran desgarradores, suplicaste para que no continuaran.

- Eres hija de dos bestias de Slaanesh. Concebida bajo el adulterio, nada en ti es puro excepto tu estupida inocencia, pronto descubrirás que los prejuicios de esta sociedad solo son tabúes para controlar lo incontrolable, el caos.

Todos los presentes se quitaron sus ropajes dejando a la vista horripilantes marcas. Tanto cicatrices como alguno que llevaba tatuado en su cuerpo extraños símbolos. Exceptuando tu madre, perfecta e impoluta, una belleza prácticamente sobrenatural. Junto a ti había un atril donde tu madre tenia colocado un enorme grimorio. Ella junto a los cultistas entonaban un horripilante cántico, tu seguías llorando y chillando muerta de miedo, creías que todo iba a acabar allí, que te matarían. La condesa cogió un cuenco de cerámica untó los dedos en el y empezó a escribir algo sobre tu torso. Tú te arqueabas con violencia para intentar librarte y también pataleabas, pero todos los intentos eran inútiles estabas apresada de brazos y cuello. Uno de ellos se subió al altar y empezó a violarte, no pudiste hacer nada para luchar contra ello tus intentos eran completamente inútiles, tu cuerpo se contrajo en espasmos tan violentos que empezaste a vomitar, tu madre te cogió por la boca y te introdujo los dedos en ella, el cerdo no te dejo ni un momento, al parecer en los dedos de tu madre había algún tipo de ungüento que te sedó. A partir de ahí todos los recuerdos son muy vacuos, solo sabes que fuiste violada reiteradas veces y que tu cuerpo yació inerte varias horas allí, sangrando y temblando entre sangre y lagrimas.

Si que es cierto que a la edad adulta, aquellos que intentan iniciarse al culto de Slaanesh sufren un proceso infinitamente menos traumático que aquellos que nacen dentro del culto o entran en el de forma forzosa a una edad muy temprana. Pero también es verdad que aquellos que se inician antes se tornan más poderosos y fuertes dentro del culto y eso tu madre lo sabía. Pasaste una larga semana encerrada en una especie de calabozo desnuda, pasando frío y hambre, apenas te daban de comer unas gachas y algo de agua, muchas noches te las pasabas llorando. La mente de un niño es tan frágil y moldeable…

Pasado ese tiempo, la puerta de tu encierro se abrió, tú estabas cobijada en un rincón de la sala, “ven pequeña” tenias la mano de tu madre ante ti, con una cara amable y tranquilizadora. Temerosa le cogiste de la mano. Ella te envolvió en una manta y te acompañó hasta un baño. Te limpió todo el cuerpo con delicadeza, el baño estaba completamente perfumado con unas sales dulzonas, era un olor muy agradable y casi sedante, no sabias el porqué pero te sentías muy bien allí. Las lágrimas descendían por tus pómulos.

Tras el brutal ritual y tú completa entrega y sumisión a tu autentica madre, tu vida siguió prácticamente con total normalidad. A veces sufrías terrores nocturnos, a veces amanecía con la almohada mojada y tú abrazada a ella. Te costó entregarte a los placeres del culto y permitir que te poseyeran aquellos repugnantes seres. Pero poco a poco fuiste sobreponiéndote y aprendiendo los nuevos designios de tu madre. Poco a poco se te fueron abriendo los ojos a los dominios de Slaanesh.

Había pasado ya todo un año desde la entrega de tu cuerpo y alma al Príncipe Oscuro. Y con la ayuda de tu madre habías empezado a tejer tu propia rama del culto. Tus dominios estaban limitados a seis subiditos que a su vez podían poseer seis más, y así la forma piramidal del culto. Te había presentado y puesto a tu mando a una joven cortesana en apariencia, pero con más edad que de lo que aparentaba. Una chica dulce y encantadora. Había tejido una intrínseca red de contactos nobiliarios y de altos cargos muy interesante a su alrededor. Poseía información privilegiada. Fue tu primera súbdita y también a la que más confianza le delegaste, en ella encontraste una persona que te reconfortaba y te daba fuerzas para continuar, además de una amante excelente.

Durante un frío día hibernal, de camino a la casa de la casa de campo en busca de algunos componentes aromáticos para realizar tu propio incienso, oíste el lloro de una pequeña criaturita, te acercaste perspicaz. Y allí se encontraba un pequeño bebe, desnuda entre la hojarasca, amoratada a causa de una posible congelación. Te acercaste a observarla mas detenidamente, eso que tenia en los brazos… te parecía haberlo visto antes, en algún sitio. De repente el corazón se dio un vuelco. Miraste a tu alrededor y la envolviste en un fardo. Dirigiste tus pasos lo más ágilmente posible hacia tu destino. Bajaste rápidamente por las escaleras de piedra y entraste en vuestro escondrijo. Colocaste la pequeña sobre el altar y cogiste uno de los grimorios. Tus sospechas eran ciertas, esta niña había sido abandonada porque había nacido estigmatizada por Slaanesh. Mandaste llamar a tu madre, la Condesa par decidir el destino de la pequeña.

Tu deber era encargarte de la pequeña hasta que cumpliera el primer año de edad. Y luego tu te independizarías de tus padres adoptivos dejando a su cargo la pequeña marcada por el Príncipe Oscuro. Y así lo hiciste, ella también pasaría a formar parte de tu sequito.

Al cumplir los quince años tu madre te obsequió con un increíble presente, “el Ojo de Slaanesh”. Una impresionante joya negra con un gran y extraño poder. Aquel que poseía “el Ojo de Slaanesh” era capaz de indagar en la mente de cualquier persona y sacar de él los secretos más ocultos y perversos de su ser, mostrándotelos y “desnudando” ante ti a esa persona.

Poco después te interesaste por las actividades de un curioso y joven galeno. Un galeno que realizaba autenticas obras de arte. Era capaz de esculpir de nuevo a la persona más bella o de curar las heridas o enfermedades más grabes. Había gente que aseguraba que tenía algún poder o que había vendido su alma a los señores oscuros, pero lo cierto es que simplemente, era un genio, hasta que te conoció a ti. Tú fuiste que le tendió la mano hacia los poderes oscuros, hacia Slaanesh. Fue la primera persona con la que usaste el Ojo de Slaanesh” con el fin de poderle realizar la mejor oferta que pudiese aceptar. Al parecer controlar el poder del “Ojo” no era tan sencillo, sí que fuiste capaz de indagar en su quebradiza mente, pero también despertaste en él una obsesión enfermiza, su ansia por el dolor y el placer que le ocasionaba inflingirlo quedó completamente exaltado.

Pasado el tiempo, la Condesa te presentó a un joven estudiante, Baldwin Fuchs. Un portentoso estudiante, erudito en el conocimiento de la nobleza y en otros campos. Herr Fuchs se encargó de proporcionarte un titulo nobiliario completamente falso y te realizó la reconstrucción de toda una casa, siendo tú la ultima perteneciente a la misma. Su inteligencia era acaparadora y solo tenia algún que otro año menos que tú. Hasta el momento no habías necesitado hacer ostentos de él, pero al parecer la Condesa quería tenerte muy cerca de ella, dentro de las cortes de Middenheim. No hubo ningún problema para introducirte dentro de las cortes, fuiste muy bien recibida y bendecida por el mismo Conde Boris de Middenheim. Se te hacia muy extraño encontrar a tu madre en el papel de Condesa, a pesar de que tenias conciencia de ello.

Al ingresar en la corte, tu estimada madre te bendijo con un don de Slaanesh. Tras un ritual de entrega total a Slaanesh, fuiste bendecida con la capacidad de otorgar regalos a los tuyos, eras capaz de bendecir a uno de los tuyos. Podías causar mutaciones descontroladas si el receptor no era un recipiente preparado para recibir dicha bendición, pero para otros, despertaba poderes ocultos que muchos llevaban en su interior aletargado. Un simple toque de tu mano podía proporcionar mucho poder si así lo deseabas.

Años después conseguiste cerrar tu conclave de seguidores. Un Galeno, una Cortesana, un Ayudante de Cámara, un noble que al parecer Erika (la cortesana y tu amante) había poseído y corrompido y dividido a su familia, había traído para que le concedieras la bendición y lo aceptaras entre los vuestros, Aleena, la pequeña niña estigmatizada que muy rápidamente estaba adquiriendo poder e iba de camino a ser una poderosa hechicera y un escriba de suma confianza de tu madre que te otorgó como contacto con el fin de que tuvieras un contacto de sumo interés puesto que era capa de colarse en las bibliotecas de Altdorf y en las escuelas de magia, un tipo muy interesante.

Por fin tenías a todas las piezas de tu rompecabezas y estabas lista para enviarlos a sus puestos de acción y empezar, por fin, a tejer tu manto de poder.




Objetivos.

- “Dominar Ostermark junto a tus “niños”: La Condesa te ha informado de que Ostermark esta quebrado tras los reiterados ataques orco. Los pueblos están bastante maltrechos y piden ayuda en la repoblación e incluso en la dirección del condado. Tu deber es llevar a tus chiquillos hasta Ostermark seleccionar a los más aptos para cubrir las necesidades que el conde de Ostermark a comunicado. El resto de tus chiquillos se dedicaran a corromper y a mezclarse entre la población. Uno de los posibles caminos mas directos e interesantes sería corromper al mismo conde de Ostermark
- “Conseguir mayores favores de la Sra. Condesa”: Tu madre ha delegado en ti una gran responsabilidad, a pesar de ser la rama mas joven y más inexperta, te ha delegado la importantísima tarea de controlar Ostermark desde su interior y tu deber es llevar a cabo sus designios a la perfección.
- “Bendecir dos de tus chiquillos”: Tus chiquillos están ansiosos por obtener más poder, incluso Aleena, demasiado ansiosa por el poder. Es por ello que has decidido otorgar el “toque de Slaanesh” a dos de ellos.
- “Destruir todas las otras ramas del culto”: Te repugnan las otras ramas del culto, sabes que son mas poderosas y mas numerosas, pero jamás perdonaras todas las humillaciones que has tenido que sufrir por su parte. Además, no son tan necesarios como tu madre cree, simplemente se debe centrar el poder bajo tu mando.
- “Proteger el Ojo de Slaanesh”: Una joya tan preciada sabes que debe ser codiciada por mucha gente. Por ello rara vez llevas “el Ojo de Slaanesh” encima, una caja con incontables protecciones mágicas es su custodio y solo en ocasiones muy concretas haces gala de él.
- “Aumentar el número de súbditos y hacer crecer la red de corrupción”: El numero también es poder y gracias a una enmarañada red de súbditos tus competidores en el culto están mucho mejor situada que tu, es por eso que animas a que tus chiquillos empiecen a expandir el culto, para una gloria mayor de Slaanesh y tuya propia.

Opinión sobre el Conclave.


-- Aleena Hainsworth --

La pequeña Aleena. Te encargaste de ella desde que era un bebe y le proporcionases los poderes que ahora ella posee. No muy agradecida por ello parece que Aleena tiene intenciones de usurpar el puesto que ostentas dentro del culto. Eso en parte te divierte y no te sorprende, una chiquilla con tanto poder en tan poco tiempo, la convierte en una chiquilla muy ingenua. El collar que le regalaste, no solo sirve para ocultar su monstruoso poder si no que también es una llave que cierra su poder. Gracias a haber estado en contacto tanto tiempo con ella eres capaz, de suprimirle todos los poderes haciendo uso del Ojo de Slaanesh. Aunque sabes que es una buena chiquilla y que aprenderá.


-- Johann von Heydrich --

No conoces mucho de él. Sabes que es un devoto muy fervoroso de Slaanesh y que su ansia de integrarse más rápido y más en el culto es muy grande. Sabes que le repugna los plebeyos y que solo considera persona a la nobleza. De algún modo sabes que te tiene una total admiración y que posiblemente quiera estar a tu lado, es interesante ver como evolucionará este chiquillo.

-- Baldwin Fuchss / Herr Wolf --

La persona más inquietante de todo tu culto. Estas encantada con él, pero su elevada inteligencia y el que prácticamente tenga respuesta para todo te resulta inquietante. Un súbdito más digno de Tzeentch que de Slaanesh. Das gracias que este entre vuestras filas y no entre las suyas. Ahora es el vasallo de Herr Johann.


-- Conrad Metzger --

Te has sometido varias veces a sus deliciosas torturas y practicas sádicas. Realmente es un genio y sabe como llegar al placer a través del dolor mas insufrible. Su cerebro no quedó muy sano tras el incidente y te preocupa esos arrebatos de auto mutilación que a veces tiene, eso podría delatarle. Por lo demás, una persona con pocas aspiraciones, muy agradecido siempre que pueda ejercer lo que más adora, el dolor.


-- Erika Hübschesfrau –

Tu fiel y estimada amante. La relación que tiene contigo es poco más que sexual y consejera. Ella es una persona que por su amplio conocimiento en el mundo de la prostitución siempre ha sabido darte lo que has necesitado y su extraña mutación que le otorga la capacidad de regenerarse le ha dado el don de la juventud eterna. Muy fiel y orgullosa de estar en el puesto que se encuentra, quizá muy preocupada por el resto de súbditos que intentan ostentar su puesto actual.

-- Varick Zutreffend --

Tienes pocas referencias sobre él, un erudito de Altdorf. Muy callado y algo extravagante, pero tampoco eres quien para prejuzgarlo a la ligera. Tu referente es, que es una persona de confianza para tu madre.
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-- Erika Hübschesfrau –

Cortesana.


- E…, e…, espera. - Tosiste soltando algunos esputos de sangre. Y empezaste a incorporarte sobre la cama. Estaba toda encharcada en sangre.
- ¡¿Qué?!¡¿Aun sigues viva?! - Su cara de sorpresa parecía tallada.

Te llevaste una mano a la cara, te encontrabas realmente hecha un desastre. Te palpaste las heridas. Toda la mejilla desgarrada, te habían vaciado un ojo,… volviste a toser. Otto se abalanzó sobre ti lanzando una estocada directa al cuello, tus ojos se abrieron de par en par y tu lengua asomó por tu boca. Aferraste la mano de la daga con mucha fuerza, clavándole los dedos en la muñeca. Ya estabas cansada de tanto juego, así que tiraste de la muñeca obligándolo a cortarte el cuello, bañando toda su cara en carmesí. La angustia y el terror le recorría todo el cuerpo, su ser intentaba gritar, pero su miedo le había descontrolado, empezó a tirar frenéticamente de tu brazo para arrancar su presa. Cuanta más fuerza hacia más se hendían tus dedos en su carne, tus heridas se volvieron palpitantes y empezaron a supurar un líquido blanquecino. Los músculos de tu cuello empezaron a soldarse, la piel a crecer, estabas gastando mucha energía por un gordo repugnante como ese y eso te estaba empezando a enojar. Miraste con tu ojo sano a ese repugnante ser, el te estaba mirando fijamente aterrorizado.

- ¡¡¿Qué eres?!! Suéltame… ¡¡¡Socorro!!!

Empezaste a inclinarte sobre él, había cometido el error de creer que eras lo suficientemente dócil e ingenua como para ¿matarte? Soltó la daga que empuñaba e intentó escurrirse de la cama resbalando sobre tu cama. Poco a poco te ibas regenerando, realmente te había dejado hecha unos zorros, el muy cabrón… le soltaste el brazo dejándolo caer de cara a la cama, empuñaste la daga que había usado para acuchillarte. Y de un solo golpe le hendiste la punta en el muslo para luego deslizarla velozmente hasta tras la rodilla. Empezó a chillar como un gorrino y a llorar cayó y se golpeó violentamente contra el suelo, no lo podías creer, era más patético de lo que creías, ¡se había meado! Estaba frente a ti mirándote despavorido, tú lo seguiste al suelo deslizándote.

- Ja, ja, ja, ja, ja, ja,… eres realmente un cerdo repugnante. - La risa y tu voz eran prácticamente imperceptibles a causa de las lesiones en el cuello, eran más bien gorgoteos. Pero sabias que el te había oído.
- ¡¡¡No…, no…!!!

Cogiste su pene y sus testículos con una mano suavemente mientras te reclinabas encima suyo, el intentaba arrastrarse, reptaste por él hasta que tu frente tocó su mentón. El grito que salió de su garganta fue más de terror, de lo que había pasado que del dolor que estaba sintiendo, estabas segura, empezaste a levantarte del suelo con sus testículos y su pene en tu mano, el se había llevado sus manos a la entrepierna retorciéndose mientras sollozaba. Como odiabas que lloriquearan por nada…

- Llora por algún motivo cerdo… - al mismo tiempo que le aplastabas su gorda barriga de un pisotón haciéndole incluso vomitar.
Era como un puto surtidor, si no fuera tan patético te habría divertido. Ya empezabas a ver de tu ojo destrozado. Empezó a toser y a retorcerse, sabias que moriría desangrado, o bien de su pierna o de la entrepierna, el muy inútil no podría moverse muy lejos de aquí.

Esperaste a dejar de sangrar, nunca estarías lo suficientemente agradecida al Príncipe Oscuro por el don con el que te había bendecido. Esta era la parte más repugnante del trabajo, te indignaste, esta vez lo habías hecho realmente mal. Normalmente no cometías ese tipo de errores, al parecer este cerdo grasiento era capaz de aferrarse a sus posesiones que a los placeres, te parecía increíble que no hubiese cedido al chantaje. Te empezaste a poner tu lencería fina. No estabas segura si intentaba decir algo o ya estaba balbuceante, le pisaste dos veces con violencia la cara, ¡joder! A ver si se quedaba ya inconsciente de una puta vez, que asco… Lo que faltaba, tu corsé lleno de sangre, pusiste los ojos en blanco y resoplaste.

Fuiste al piso de abajo del caserón de este noble, no sin antes dejar en su habitación unos cuantos “Dermestes maculatus” un tipo de escarabajo capaz de hacer desaparecer la carne de un cuerpo en cuestión de pocas horas, antes de que encuentren el cuerpo, será irreconocible. Abriste la ventana para que cuando acabaran de su comida puedan abandonar la casa por la ventana en busca de más. Este escarabajo, es un escarabajo bastante común, pero hambriento es un ser voraz.

No te podías imaginar el revuelo que había causado la desaparición del marqués hasta que apareció su supuesto cuerpo. Su mujer fue la más sorprendida sin duda, sobre todo porque encontraron pruebas de que una mujer había estado en compañía de él, si es que ese cadáver era suyo. Al final, con tal de no destapar un escándalo público o que sospecharan de la señora marquesa, desestimaron que ese era el cadáver de algún pobre desgraciado. Evidentemente la ropa y todas sus pertenencias o te las habías quedado para ser quemadas o tiradas al río, el procedimiento normal.

Hacia ya muchos años que te habías puesto al servicio de la nobleza imperial. Apenas recuerdas la primera vez que cobraste tus servicios como prostituta o cortesana, como más éticamente lo prefieren llamar los adinerados. Recuerdas que tu padre sacó un buen precio por tu virginidad. Al principio solo te utilizaba como una vulgar zorrilla para las casas nobles, eras la moneda de cambio o la rubrica final para zanjar algunos acuerdos comerciales, tu padre como buen mercader sabía que mercancías estaban a la venta y podía ofrecer. Nunca se lo reprochaste, ya desde bien pequeña tu libido era muy alta y te gustaba sentir como recorría el poder por dentro de tus entrañas. Pero a tus diecisiete años consideraste que ya habías engordado suficiente el bolsillo de tu padre y le exigiste la parte que te correspondía del trato y como el buen comerciante que era, te lo concedió sin ningún tipo de contraposición la comisión que te correspondía.

Adquiriste una casa ostentosa en Nuln, compraste vestidos enjoyados y las más finas sedas para lucir en tus galas y fiestas. Te gustaba el glamour y los buenos modales de la nobleza, te encantaba. Además tus servicios siempre habían sido muy amplios y variados. Eras la mujer más distinguida para muchos de los nobles de Nuln, por tu buena educación, por tu inteligencia y por lo hábil que eras en la cama. No te fue complicado hacerte un nombre y convertirte en las miradas envidiosas de otras mujeres.

Poco a poco tu lujuria fue creciendo. Cada vez te relacionabas nobles de gustos más “selectos” o extravagantes. Siempre que pagaran bien, no había ningún impedimento, el comercio, aunque fuera carnal, era algo que siempre has llevado en la sangre. Poco a poco ibas adquiriendo una doble faceta, por un lado eras una acompañante excelente y por otro la ramera mas deseada entre la nobleza y poco ibas formando parte de esa gran “familia” compartiendo muchos sus secretos más íntimos, como si explicándotelo, expiaran algún tipo de pecado. Tu aparente comprensión y facilidad para aguantar sus patéticos lloriqueos, les conmovía.

Hará ya unos cinco años te llegó una carta a tus manos:

“A la atención de la froidline Erika Hübschesfrau,

Ríndase ante la tentación, acuada a la reunión del deleite de la carne y el deseo. Si es capaz de soportar nuestros suplicios se le remunerará con más oro del que jamás le hayan llegado a pagar.

Acuda a la taberna de Balarik el carnudo. Allí pregunte por Justine, entonces le indicarán. Vista sus mejores galas y vaya sin lencería, no la necesitará.

Alice von Wahrheit”


La carta desprendía un olor recatado, ligeramente perfumado con un olor almizcleño, dulce y seductor. Su letra había sido escrita con tinta púrpura, la rubrica era toda una obra de arte. Además en el pié de la pagina por debajo de la rubrica había dibujada una preciosa rosa púrpura. Y dentro del sobre había un pequeño colgante de plata. Había tanta diferencia entre una noble y un noble… la delicadeza y la seducción que te brindaban ellas, rara vez era equiparable a la que te podría brindar un varón.

Sin duda escogiste las mejores galas, te perfumaste en los perfumes más caros que se podían comprar. Pasaste largas horas de maquillaje, preparándote para tu fiesta especial, porque sabias que iba a ser todo para ti algo muy especial.

Llegaste a la entrada de Balarik, “la nobleza cada día escogen lugares más mórbidos para sus fantasías perversas” pensaste, de hecho ese era un rasgo que siempre te había excitado, la perversión y la decadencia, siempre tan placenteros… la puerta se encontraba completamente cerrada, llamaste con el picaporte a la puerta, nadie contestó, volviste a picar con mayor insistencia. Pasados unos segundos la ventanilla de la puerta se abrió. Tras la puerta unos ojos negros miraban a través de los tuyos.

- Vengo en nombre de Justine. - Guardaste Silencio.
- Adelante. - Indicó, prácticamente como un suspiro.

La puerta quedó entre abierta. Esperaste unos segundos pero no pasó nada. Algo intranquila abriste cuidadosamente la puerta, dejando entrever una pequeña taberna completamente vacía, la taberna olía extrañamente de forma exquisita. Era un olor embriagador. Sin darte cuenta ya estabas dentro de la estancia y la puerta cerrada tras de ti, te diste cuenta de que aquel que te había abierto la puerta había desaparecido, una gota de sudor fría te recorrió la espalda.

- Por aquí… - Dijo de nuevo esa voz siseante.

Una sombra que dibujaba una silueta esbelta se escurrió hacia el interior de una puerta. Con un paso algo intranquilo te dirigiste hacia allí. Todo estaba muy oscuro, pero podías discernir unas escaleras que imaginabas que se dirigía a las bodegas. Empezaste a bajar las escaleras. Estabas algo asustada, pero sin saber porque, también muy excitada. El corazón te dio un vuelco cuando tras de ti la puerta se cerró con un sonoro golpe. Subiste rápidamente hacia la puerta, pero no tenía ningún sitio por donde abrirla, ni tirador, ni picaporte, nada. Tu corazón se aceleró, miraste hacia abajo, no había otro camino. Solo podías bajar. Bajaste temerosa por las escaleras de piedra, tu respiración era muy agitada. El caminó acabó en una puerta pesada de madera, pusiste la mano sobre ella mientras mirabas a través del pequeño ventanuco con barrotes de metal. Te acercaste poco a poco, para indagar en el interior de la lúgubre sala, entrecerraste los ojos para escudriñar en su interior.

- ¿Eh?

Tu rostro se golpeó violentamente contra los barrotes de la puerta. Estabas medio aturdida… ¡¿Qué está pasando?! Algo te había atrapado a través de los barrotes de la puerta por el cuello, de nuevo tu rostro golpeó contra la puerta, esputos de sangre saltaron hacia el interior de la sala, uno de tus ojos no veía bien, debías tener la ceja abierta y seguramente la nariz partida. Cogiste lo que te rodeaba el cuello, era algo viscoso, como una especie de tentáculo… intentaste deshacerte de él pero te tenía atrapada muy fuerte. La base de la puerta estalló en mil pedazos por donde aparecieron varios tentáculos más que se entrelazaron en tus piernas ascendiendo por ellas hasta sentirlos dentro de ti, desgarrando tu alma. La cara se volvió a pegar fuertemente contra los barrotes mientras la sangre y tus salinas lagrimas se entre mezclaban, una bífida lengua te lamía el rostro mientras sollozabas.

Te echaste atrás. Tu corazón palpitaba con fuerza. ¿Qué había sido eso? Tropezaste y caíste sobre los escalones. Te tocaste la cara en busca de las lesiones, nada. Te estremecías entre miedo y… ¿Placer? No lo entendías, de tus piernas se podían ver pequeñas perlas descender… ¿Cómo había llegado el temor a arremolinarse con el placer? Los goznes de puerta rechinaron dejándola entre abierta. Te incorporaste poco a poco y te encaminaste hacia la puerta. Poco a poco, te fuiste adentrando, la sala era oscura muy oscura, a duras penas podías distinguir su interior… entreveías tres siluetas.

- Desnúdate. - Dijo una voz masculina.
- ¿Qué…?
- ¡Hazlo! - Contestó una femenina.

Había más de tres personas en la sala, estabas segura. Pero no podías verlos. Temblorosa te quitaste la ropa. Había alguien que ya estaba gimiendo, resultaban repugnantes sus gemidos, parecían más un perro con ganas de vomitar que una persona. Otro estaba ¿chillando? ¿Aullando? ¡¿Qué era todo eso?!... ¡¡¿Qué que era eso?!! … no lo podías entender…¡¿Te estabas masturbando?! ¿Qué te estaba pasando, tu cuerpo no respondía? Tras los gemidos y los ruidos podías discernir con cierta dificultad un cántico raro y punzante que te hacia estremecer de pavor y al mismo tiempo casi te arrancaba unos gemidos viscerales de placer.
De tus entrañas surgió un gemido malsano. Tus piernas flaquearon, pero antes de que tus rodillas chocaran contra el suelo, alguien te embistió violentamente contra algún tipo de mesa de piedra poniéndote la cara contra ella y penetrándote contundentemente. Sabias que la sodomía era un acto impuro y repugnante pero, jamás te habían imbuido de esa manera en una oleada de sensaciones. Placer, miedo, rabia, ansia,… Seguramente tus piernas estaban barnizadas de un rojo rubí.

Horas duró, muchas horas. Te hicieron ingerir alcohol, drogas. Esnifar vapores de productos que no si quiera recuerdas, tu cuerpo estaba agotado, destrozado, golpeado y mutilado. Te encontrabas en suelo, resbalando sobre tus vómitos de alcohol, sangre y esperma. Con gran esfuerzo lograste ponerte sobre tus manos y rodillas, entre dolor y arcadas, estabas agotada y dolorida, pero al mismo tiempo de forma sádica y casi estúpida, satisfecha. De repente algo de metal golpeó el suelo, tu corazón había dejado de latir, miraste entre tus senos y viste aparecer entre ellos el cuerpo de una espada, tu mente se encumbró en blanco y te deslizaste por su hoja. Caíste muerta ante tus verdugos.

- ¿Por… porqué? - Dijiste.
- ¿Qué? - Oíste una voz.
- …aaaah – Tu visión estaba completamente nublada.
- ¡¿Qué es eso?!
- ¡Mirad! ¡¡Se está levantando!!

De nuevo caíste en tu inconsciencia.

Te despertaste, no recuerdas cuanto tiempo llevabas inconsciente. Estabas completamente desorientada, no sabias cuanto tiempo llevabas ahí. Tus muñecas te dolían. Y tu cabeza te daba vueltas. Abriste los ojos.

Te encontrabas ante lo que podría ser tan bien una sala de torturas como la habitación de algún “matasanos”. Tus pies no tocaban al suelo miraste tu cuerpo, estaba perfecto e incluso limpio. Ante ti había un pequeño personaje, gimoteaste y el se acercó hacia ti.

- ¡¡¡Ooooh!!! Nuestra pequeña ya esta despierta. – Empezó a olfatearte, resultaba algo desagradable, solo le faltaba tener el hocico húmedo para que fuera un perro baboso…
- ¿Qui… quien eres?
- Mi nombre es Conrad, Conrad Metzger. Uno de los médicos más prestigiosos del imperio. Tu eras… ¿Erika, la puta de los nobles, verdad? - Empezó a manosearte y a mirarte hasta el último rincón de tu cuerpo. - ¡Eres tan perfecta!


Sacó un bisturí rápido como una centella y te abrió la barriga en canal, haciendo chocar tus tripas contra el suelo. Empezaste a chillar, el vacío y el terror te había invadido. Te serpenteabas y chocabas contra tus propias tripas, tus pies se enredaban en ellas y las pisaban.

- No, no, no… ¡no chilles, no te asustes! Tu estas por encima de esto… ¡eres mucho más que la carne que te rodea, para ti eso solo es más que una corteza!

Tu boca se llenaba de sangre y no te atrevías a articular palabra.

- ¡Mira!

Cogió unas tijeras y comenzó a cortarte los intestinos y todas tus vísceras, empezaste a marearte, te ibas a quedar inconsciente.

- ¡No, no, no, aprende de tu dolor, de tus sensaciones! Ahora no decaigas… - Te puso unas sales bajo la nariz y en el instante te despertaste, pero notabas como tu llama se iba a pagando. – Mira esto…

Cogió con unos ganchos, tu estomago abierto y lo unió. Ante tus mortecinos ojos viste como… tu… tu… ¿Tus heridas estaban sanando? ¿Qué? ¿Qué era eso?

- Slaanesh está en ti, que capacidad regenerativa…

Pasó el tiempo. Y poco a poco te diste cuenta de quien habías sido y hasta donde te había llevado. Ante los ojos perplejos de un grupo de cultistas del caos. Tu lascivia y entrega al placer por placer, te había arrastrado hasta el regazo del Príncipe Oscuro, obsequiándote por tu entrega con los grandes dotes de la regeneración, don que muchos ansían poseer, el don de la casi inmortalidad. No envejecías ni podías ser destruida, excepto por el fuego. La llama purificadora si podía consumir y destruir la carne, o al menos eso es lo que creías.

Gracias a tus dotes no te fue difícil situarte a la mano derecha de la Magíster, eras una elegida entre muchos. Slaanesh por su propia voluntad había decidido elegirte, aun no sabias el porqué, pero sabias que el Príncipe Oscuro y guardián de los secretos te había deparado un grandioso destino dentro de ese culto.
Objetivos.

- “Corromper a toda la nobleza y conseguir mas información”: La nobleza del Imperio vuelve a estar en un estado de profunda decadencia. Sexo, drogas, perversiones innombrables y vicios sin límites. Arte repugnante y decadente, literatura compulsiva y perversa, ¿no es un marco encantador? Los nobles dejan ir con mucha facilidad la lengua ante gente tan inocente y poca cosa como una pobre cortesana, no saben que están cargando un arma.
- “Saciar tus impulsos”: Siempre, desde muy pequeña, has tenido el libido hiperdesarrollado. Buscas algo que sea mas allá de lo mundano, buscas algo o alguien que te haga llegar a los límites que tu cuerpo pueda aguantar y Slaanesh pueda ofrecer.
- “Más oro”: ¿A caso alguna vez es suficiente?
- “Aumentar tu poder personal”: A pesar de que cuentas con la bendición del Príncipe Oscuro desde ya hace bastante tiempo, tu poder en el culto y personal siempre es imprescindible hacerlo
- “Servir y mantener en tu posición a la magíster”: Eres una sirviente fervorosa de tu amada magíster, ella te mantiene a su lado y te complace en todos tus deseos y tu a los suyos. Además te gusta estar junto al poder.

Opinión sobre el Conclave.


-- Aleena Hainsworth --

Una joven víbora. Muy interesante y peligrosa. Ya de muy temprana edad tenia el don de la magia, capacitada para blandir poderes de gran magnitud. Una joya en bruto muy peligrosa. Alice, tu ama, la respeta y controla, ya que por lo que parece, Aleena esta directamente “emparentada” con un demonio, por sus venas no solo corre sangre humana, si no que también demoníaca.

-- Alice von Wahrheit --

Tu ama y tu señora, aquella que te ha enseñado que es el camino del Príncipe Oscuro y aquella que te invitó a formar parte de los hijos de Slaanesh. Magíster de todo el culto a Slaanesh, influyente en las cortes de Middenheim. No solo es tu ama y magíster, si no que también es tu amante.

-- Johann von Heydrich --

Uno de tus juguetitos. Un noble monisimo. El cual decidiste convertir no solo por la influencia relativa que el tenia si no por su curiosa e insaciable ansia de poder y placer. Una persona muy egocéntrica, no se da cuenta que se está agarrando a un palo lleno de clavos, pero, es bonito y divertido.

-- Baldwin Fuchs / Herr Wolf --

El inquietante y maquiavélico ayudante de cámara. Alice se lo entregó con algún fin oscuro que desconoces. Sabes que el verdadero poder de Fuchs es su propio intelecto. Necesitarías indagar más en él para poder poseer una opinión más exhaustiva.

-- Conrad Metzger --

El galeno. Tu segundo amante preferido, aunque no le des nunca ese placer más que cuando os conocisteis. Un ansioso y perfecto dominante del arte del dolor y la tortura, te inclinas ante su maestría, tan buen medico como adorador. Muchas veces te excitas solo pensando en él, en lo que te es capaz de hacer y en lo perfecto que entiende tu cuerpo y tus necesidades. Solo por eso, porque eso se puede convertir en un punto débil prefieres mantener una distancia relativamente poco cercana.

-- Varick Zutreffend --

Una pobre rata de biblioteca que se dedica a traficar con conocimiento, libros e influencia, poco más sabes de él, simplemente que, sabe algo que muy celosamente guarda y eso… como siempre te llama la atención y te incita a socavar en él. Tu ansia por poseer conocimientos ocultos jamás a decaido.
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-- Conrad Metzger --

Galeno.


Tu respiración estaba muy agitada, estabas enormemente excitado, ante ti una mujer tan bella... Das gracias al Príncipe Oscuro por haberte otorgado este lugar donde llevar a cabo tus tormentosas obras de arte. Sus sollozos, sus sollozos de terror eran tan excitantes. Abriste los ojos, debías ir con más cuidado, tu mano estaba rajada hasta la muñeca tras deslizar tu bisturí sobre ella. Cuando llegabas a ciertos puntos del clímax de tu trabajo perdías el control sobre ti mismo, debías ser muy cuidadoso o algún día te causarías alguna lesión irreparable.

El dolor, tanto en el cuerpo de los demás como en el tuyo era algo tan sublime. Pocos conocían el placer a través del camino del dolor tal y como tu lo conocías, con la intensidad que lo conocías, pocos muy pocos. El placer y el dolor están tan unidos…

- No por favor… no me mates… - Sollozaba la chica que tenias ante ti.

Acariciaste su mejilla con dorso de la mano. Y luego sus senos, te estremecías todo tú. Presionaste tu mano con firmeza entre sus voluptuosos senos al mismo tiempo que deslizabas el bisturí por su vientre, mientras se deslizaba trazaba una fina línea color escarlata. La mirabas y escuchabas, como el terror recorría todos sus sentidos, como el dolor la abrumada, sus gritos y lagrimas eran tan reales, os hacia sentir tan vivos a ambos, estabas completamente seguro de que jamás ella había sentido el estar tan viva como ahora que creía que su vida se iba a acabar. Durante un segundo dejaste el bisturí y te quitaste la mascara, necesitabas respirar, te estabas auto consumiendo entre tanto jadeo. Te secaste el sudor con el puño de camisa y cogiste tu juego de agujas. Y abriste tu libro de anatomía, a veces las ciencias nigromanticas resultaban muy útiles e interesantes. Sonreíste ansiosamente. Le sujetaste fuerte mente la cabeza y pusiste firme tu ansioso pulso y lo dirigiste hacia su globo ocular, ella empezó a chillar y a agitarse. Sí la gente no solía prestarse a colaborar, sonreíste para ti mismo.

- La suerte de ser… un experto en cirugía excelente… - jadeabas - es… que comprendes el funcionamiento de todo el cuerpo humano.
- No…, no…, por favor, le daré lo que quiera…
- Tranquila pequeña, ya me estas dando lo que puedes darme… no hay nada más que una chica de la calle como tu pueda darme - Le acariciaste el pelo con tu mano sangrante.
- No…, no por favor… - Te decía entre sollozos.
- Sí…, sí…, aprende a disfrutar de tus sentidos…

Le clavaste una aguja en un el tendón del cuello que permitía articular la cabeza. La cabeza se inclinó hacia el lado de la aguja. La chica ya no chillaba pero sus lágrimas no dejaban de recorrer su preciosa cara lacerada por el dolor. Sujetaste su cabeza con fuerza con la mano y apuntaste con la aguja con mucha precisión, se la introdujiste justo entre el lagrimal y el ojo sin dañarlo en absoluto. Miraste su mano derecha en busca del resultado esperado… y ahí estaba. Su puño se estaba cerrado con tanta fuerza que sus dedos se estaban clavando en la palma. Ella gemía de de dolor, la aguja del cuello la imposibilitaba de chillar, así que decidiste extraérsela. El chillido que profirió era completamente de terror y desgarrador, se convulsionaba entre el dolor y las lágrimas. Casi sentías nauseas de la ansiedad que te ocasionaba. Decidiste desatarle el brazo que aun podía mover para ver que pasaba. Y su reacción fue increíble, estabas maravillado, su impulso de dejar de sentir el dolor más inmediato fue el intentar ir a abrirse la mano con la otra en vez de irse a sacar la aguja del ojo, respirabas con mas fuerza y más intensidad el pulso estaba completamente acelerado, estabas a punto incluso de chillar, tu sonrisa era un reflejo de tu pasión por tu obra, ella estaba allí medio incorporada y desesperada, destrozándose una mano con la otra arañando e intentando abrir el puño.

Le diste la espalda unos instantes, tu cuerpo se estremecía, estabas apunto de enloquecer. Siempre habías tenido problemas de controlar tus pulsiones… ummmpf, tu cuerpo se puso en tensión tras un pequeño chasquido, tu dedo índice estaba apuntando hacia el dorso de la mano, eso te volvió a poner la mente en su sitio, empezabas a respirar con más normalidad. Miraste hacia tu obra, la cosa empezaba a ponerse mal, su esfínter no lo había resistido más y había perdido mucha sangre, ya no tenía fuerzas para luchar. Debías acabar tu obra rápido e intentar reanimarla.


- Conrad… - Silencio…

Levantaste la cabeza y miraste por encima de tu hombro. Tu mirada era cansada, aun bajo los efectos de las drogas y aun estabas algo aturdido, intentaste moverte, pero no recordabas las cadenas que te apresaban en la espalda. Seis aros de metal hendidos en tu carne, como si de pendientes se trataran, tenían cogidos a ellos seis pesadas cadenas que colgaban del techo para someterte a esos deliciosos suplicios. Y frente a ti tú obra, una de las obras más bellas que jamás hubieses visto.

Pendía sobré ti encadenada del techo con las tripas tocándole el suelo. Uno de sus ojos también pendía, la curiosidad te llevó a quitarle los parpados, con sumo cuidado para no dañar el ojo, era curioso como al final se había desprendido de la cuenca, la habías convertido en la representación más sádica del hermafroditismo, su vagina perfectamente afeitada y cosida, la convertía en una imagen de Slaanesh sin duda, sus senos…

- ¡¡Conrad Metzger!! – Te gritaban al mismo tiempo que soltaban tus anclajes para estrellarte brutalmente contra el suelo. Es hora de irnos…

Jadeabas mientras degustabas el sabor cobrizo de tu boca, “el suelo es muy duro para irlo golpeando con los dientes”, sonreíste y te levantaste.

- Venga vístete.
- Si señorita Wahrheit - tintinearon tus argollas en la espalda.

Antes de vestirte, sustrajiste las más de veinte agujas quirúrgicas de tu torso.


Hacia aproximadamente cinco años que habías tenido el honor de ingresar en el culto de Slaanesh. En él te habían ofrecido y otorgado todos los caprichos más deliciosos que habías podido llegar a desear. Una excelente cámara de operaciones donde llevar a cabo tus obras y también operaciones a los miembros del culto, a veces habías tenido que reconstruir gente por completo dentro de los amantes del Príncipe Oscuro, pero los resultados que ofrecías habían sido merecedores de los regalos sexuales más exquisitos o las ofrendas mas suculentas para tus obras. Aun recuerdas el bebé bastardo no nato de una noble descuidada que vino suplicante a ti, fue algo… superior, fue como aquella vez que probaste los pastelillos de mermelada árabe, una corona de oro un mordisco… una corona de oro un minuto de ese tiempo.

Aquel día que Alice Warheit entró en tu consulta expandió tu vida y dio libertad al artista que llevabas dentro de ti. Vino a negociar, pero extendió su mano para tocar tu cabeza. Algo en tu mente se quebró. Se despertó algo dentro de ti, ella te venia a ofrecer un pacto y te entregó un mundo nuevo.

“¿Quieres realizar aquello que mas al fondo ansias y tanto miedo le tienes? ¿Sentir el placer de crear y destruir, moldear el dolor y transformarlo en el placer más grotesco que nadie te haya podido ofrecer jamás? ¿Quieres poder expandir tus conocimientos hasta límites que ahora solo podrías soñar?”

¿Cómo ibas a rechazar esa oferta? Al principio te inundó el miedo. Necesitabas pensarlo. Lo que te estaban ofreciendo era un delito, seguramente estaba fuera de si. Necesitabas meditarlo y poder trazar una clara conclusión.

Al día siguiente no tenías ninguna duda. Alice entró en tus aposentos y se quedó perpleja ante ti. Te encontrabas en medio de la habitación de rodillas, cansado, muy cansado, con el cuerpo lleno de cortes, golpes y lesiones, tenias el pene mutilado. Y junto a ti un bisturí. Toda la habitación llena de sangre, completamente encharcada. Te arrastraste hasta la magíster y la cogiste de la mano.

- Sí, sí, claro que acepto, mi señora… - sonreías de forma nerviosa y psicótica.

Esa fue tu primera obra, nacida de la pulsión más que de la pasión. Dos prostitutas horriblemente mutiladas y atormentadas, sabias que ambas estaban vivas todavía aunque no eras muy consciente si seguían teniendo percepción alguna del mundo exterior. Sin ojos, ni orejas, amordazadas en tu lecho y sin epidermis que proteja su torso, desde donde estabas podías ver latir sus corazones.

Alice se inclinó hacia a ti y se puso de cuclillas. Tendió una mano rápida hacia tu cuello atrapándolo con firmeza y empezó a presionar. Tu mente se quedó en blanco, atemorizado, pensabas que ibas a morir ahí.

- Eres un monstruo repugnante. - Te miró con una mirada intensa de odio o desprecio, no estabas seguro, tenias demasiado miedo para ver en ella.

Acerco su cara a la tuya embadurnada en la sangre de las prostitutas y te lamió la mejilla hasta llegar a tus labios que muy suave y fríamente besó.

- Ahora ya nos perteneces, Conrad Metzger. Herr Wolf, encárguese de todo esto. Gustav, acompañe a Herr Metzger al carro, nos vamos.

Herr Wolf entró en la habitación con un saco muy pesado. Lo último que supiste de tu casa es que había sido devorada por las llamas.

Poco después ya estabas completamente metido en el culto, supuestas victimas para tus obras, tu propio lugar apartado de la gente para realizarlas, herramientas exquisitas, drogas, oro, no te faltaba de nada. A cambio, la gente del culto reclamaba su derecho a ser sanado o ser debidamente reconstruido y algunos incluso habían venido a someterse al peor de los tormentos por puro placer, eso te encandilaba.

No tardaron en presentarte al resto del culto. Todos te parecían muy interesantes. Había una cortesana preciosa de piel canela, olía tan bien… tenia un cuerpo precioso, esperabas que pronto pasara por tus manos a disfrutar de tus deliciosos tratos y así acabó siendo. También había un noble muy apuesto, no distinguías entre hombres y mujeres a la hora de llegar al placer a través del dolor, aunque la fragilidad que te ofrecía una mujer era mucho mas seductora que la de un hombre, sus suplicas eran normalmente más patéticas.

Nunca salías de tu caserón, te encantaba estar recluido, solo lo abandonabas cuando tu culto te requería o debías trasladarte por algún motivo. Alguna vez, incluso, habías salido para poner a prueba algún compañero galeno tuyo, a ver que pasaba, aunque desde el incidente de la última vez el culto te lo tiene algo prohibido. No les gustó que llevaras un jovencito a manos de otro galeno al cual le habías extirpado las cuerdas vocales y la lengua. Eso podía poner en compromiso todo el culto.

En el aire podías oler que se acercaban tiempos de cambio, tiempos de corrupción. Eso te estimulaba.
Objetivos.

- “Mayor poder frente a Slaanesh”: Slaanesh ha abierto tus ojos y te ha enseñado a apreciar aquello que pocos son capaces de comprender, el placer y la belleza del sufrimiento. La intensidad de los sentimientos y la delicia de cuando se recibe o se da dolor. Quieres más, quieres indagar más en esa senda y deseas que Slaanesh te de fuerzas para poder recorres ese camino.
- “Saciar tu afán de causar y recibir dolor”: Los caminos del dolor son ilimitados, deseas saber y poseer todo el conocimiento humano, mental, físico sobre los tormentos. ¿Cuánto tiempo habrá de pasar para poseerlo todo? Experimentar nuevos placeres a través del dolor más insufrible y desproporcionado es tu autentica pasión.
- “Descubrir nuevos grimorios del dolor y el placer”: Tienes consciencia de que grandes cultistas de Slaanesh han iniciado este camino que tu también estas recorriendo y no pones en duda de que algunos han llegado a las mismas conclusiones que tú, pero otros en su inmensa sabiduría habrán llegado a otros caminos que tú todavía no hayas escrutado. Por ello también estas
- “Torturar a todo aquel que sea posible”: Consideras la tortura uno de los métodos de expresión, de pasiones y sentimientos, de amor y de odio más increíbles que jamás nadie haya reconocido, si más no abiertamente. Hay tantos prejuicios ante un método de expresión tan puro, tan… natural en el ser humano. Aquellos que pueden ver tus obras y leer en ellas, sabrán quien eres y comprenderán tus sentimientos más íntimos y profundos.
- “A pesar de tu masoquismo tienes un completo sentido de la auto conservación, sobrevivir por encima de todo”: Jamás has buscado la autodestrucción, eso es el recurso de los cobardes y estupidos. Jamás has pretendido causarte lesiones, solo aprender de tus sentidos y pasiones. Es por ello que jamás de forma banal pretendes morir, si no seguir viviendo hasta que tu cuerpo no aguante más con el fin de poder aprender y experimentar hasta el fin de tus días.
- “Ser reconocido como el mejor Galeno del imperio. “El dolor y el placer el camino de la salvación””: Sabes que algún día tu metodología, tu pasión y el trabajo que realizas será reconocido, quizá no por los medios que utilizas pero si por los resultados más que excelentes. Sabes que algún día tus libros llegaran a las manos de eruditos que reconocerán tu trabajo como genial y tendrán que postrarse ante tu genio. Pero aun, te queda un largo camino por recorrer…

Opinión sobre el Conclave.


-- Aleena Hainsworth --

Al parecer una hechicera muy reconocida dentro del culto. Sabes que está a cargo de un galeno llamado Mathius, o algo así. Es hora de que empiece a apreciar tu capacidad creativa, profesional y tus ágiles manos. Siendo una sacerdotisa de Slaanesh, es necesario que pruebe algo que jamás haya probado, el autentico camino del dolor.


-- Alice von Wahrheit --

Es la señora del culto, la magíster. Cada vez que terminas un trabajo solo haces que darle las gracias por aquello que eres ahora. Si la gente pudiera liberarse de sus cadenas opresoras, solo implantadas por una sociedad elitista y falsa, estarían en éxtasis como tu, gozarían de lo que es realmente vivir. Solo por ello le debes total admiración y fidelidad.

-- Johann von Heydrich --

Carne tierna, dulce y noble. Es un buqué que pocas veces puedes probar y que siempre ansias repetir. Te encantaría estrecharle la mano, al igual que deslizar tu bisturí sobre él. Una persona ambiciosa como todos los nobles, pero son ellos los que más aprecian tu increíble trabajo.


-- Baldwin Fuchs / Herr Wolf --

La única persona que ahora realmente te causa un sentimiento de respeto extraño. Tiene un aura que no te acaba de causar buena impresión. Dudas que sea capaz de sentir nada en tus manos. Es posible de que es una persona fiel y seguramente amigable, pero no te gustaría estar demasiado cerca de él.


-- Erika Hübschesfrau –

Tú musa. Simplemente perfecta. ¿Qué puedes esperar de una chica que tiene el don de la regeneración? Solo has estado una vez con ella a solas y te ha dado todo lo que un hombre puede recibir de una mujer, era incombustible, si no fuera porque tu cuerpo no podía aguantarlo ya más, jamás habrías parado.


-- Varick Zutreffend --

Bibliotecario de Altdorf, tiene acceso a las escuelas de magia. No tienes la menor duda, es el contacto perfecto, el puede ofrecerte mucho más de lo que nadie en el culto te puede dar en conocimientos. ¿Qué le puedes dar tú a él?
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Drakenhof
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Mensaje por Drakenhof »

¿Y nadie ha dicho nada acerca de tus relatos desde que los posteaste? Tsk tsk tsk.

Deben estar retorciéndose de placer infinito sólo de imaginar los relatos en acción... O atemorizados en un rincón, con el miedo de que Conrad Metzger los visite...

Jojojojo...

¡Y yo sobreviví a un mano a mano con Alice von Wahrheit y su Ojo! :P Y evité que consiguiera lo que venía a buscar... Lástima que Osterhild no descubriera su identidad, y que yo lo sepa por afiliación a los másters...


*suspiro* Erika tenía tanto potencial...

Bueno, todos tenían mucho potencial, pero los jugadores desaprovecharon sus capacidades y poderes...
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Y.O.P.
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Mensaje por Y.O.P. »

Es q no pude leerlos a tiempo T.T
A ver si me pongo a ello.
- Un verdadero guerrero nunca teme al desafío de una batalla. Pero siempre recuerda que no puedes escapar a tu destino.
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igest
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Mensaje por igest »

Yo tampoco he comentado nada, proque estoy retomando el ritmo en estos días, pero como véis ya estoy poniendome al día, así que espero poder leerme los relatos que me quedaron sin leer que a buen seguro serán fantásticos.
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Drachenfels
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Mensaje por Drachenfels »

¿Alguien ha leido los dos ultimos 'monstruos' (Erika y Conrad)?

Ya me direis :mrgreen:
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igest
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Mensaje por igest »

Drachenfels escribió:¿Alguien ha leido los dos ultimos 'monstruos' (Erika y Conrad)?

Ya me direis :mrgreen:
PUes un menda tiene que agachar la cabeza, porque aunque en julio trate de ponerme al día con todo, no llegue a muchas cosas, espero que ahora si que ya se regule todo y trataré de leerme esos dos trasfondos a ver.
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Uranga
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Mensaje por Uranga »

Conrad es el que mas me ha gustado de lejos, siempre me an atraido esos personajes que les encanta disfrutar con el dolor. Muy buen trabajo! con tu permiso cojere alguno para mis partidas.

Saludos
Siente el WAAAGH dentro de ti
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