Tercera parte: La Misión

Partida dirigida por Van Hoffman

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Saratai
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Yvraerl Eisël

El elfo siguió los pasos del grupo, asombrado por el arte que eran capaces de crear estos seres. Los eslizones eran muy curiosos, pero parecian celosos de sus costumbres y guardaban sus secretos con cuidado. Cuando nadie lo miraba, Yvraerl intentaba silbar como lo hacian ellos. Al principio le costaba, pero con el tiempo se acostumbro a silbar, hasta que llego un momento en que estaba continuamente silbando melodias o imitaciones de los silbidos de los eslizones. Era probable que para aquellos seres, los ruidos que él emitia fueran molestos, pero en aquellos momentos no le dió mayor importancia.

Cuando llegaron a los murales con dibujos de sacrificios, no pudo evitar pensar que seguian sin estar a la altura de los asur. Aunque respetaba sus costumbres, siempre que no fueran ellos los que acabaran en la piedra del sacrifici...

Un segundo, Yvraerl. Estos dibujos representan una pirámide, como ésta en la que estamos. Y en pirámides como ésta se celebran sacrificios. Y la rana grande, dijo que nosotros teniamos una misión especial para con los dioses... Oh Asuryan, no puede ser cierto. No nos estarán llevando a sacrificar como hacen con los humanos y las otras razas, ¿verdad? ¿Porque razón iban a tratarnos ellos mejor que al resto? Los odiosos druchii tienen guerras con salvajes y feroces lagartos gigantes, y éstos se parecen mucho a los que ellos llevan en las batallas. Puede que nos hayan confundido con ellos, pues si para mi es dificil diferenciarlos a unos de otros, para los eslizones también debe ser complicado notar las diferencias entre una estirpe y otra.

El vagabundo no estaba preocupado, pero si tenia curiosidad. No era descabellado pensar que la idea de los eslizones era sacrificarlos. Mientras estas ideas tomaban forma en su mente, llegaron a un cruce de caminos. Yvraerl intentó orientarse para saber que caminos deberian llevar al interior de la pirámide y que caminos llevarian al exterior. Si conseguia hacerse una idea actuaria conforme a tal, de lo contrario empezaria a comentar la sospecha que tenia a sus compañeros, en especial a Tyrion, el cual no parecia haberse parado a pensar antes de decir:

-Recto, claro.
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Weiss
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Daeron Nénmacil

El Sombrío todavía seguía débil, pero parecía que podría valerse por sí mismo. Daeron le soltó, y avanzó hasta colocarse justo detrás de Tichi Hui, que abría la marcha. Después de un trecho, situo junto al eslizón, que seguí en alerta, preocupado por lo que pudiese aparecer. A la vez, se iba fijando en los dibujos de las paredes. No diferían demasiado de los de la Ciudad, pero quizá éstos eran más sangrientos, y en ellos los skaven tenían claramente más protagonismo. La mayoría de los dibujos eran de eslizones sacrificando hombres rata, aunque también había representaciones de humanos y Króxigor.

Después de un rato andando, fue Tyrion quien rompió el opresivo silencio, pero con unas observaciones poco afortunadas. Aunque Daeron se imaginó que a nadie le cogían por sorpresa. Si alguien podía decir semejantes burradas, era el Caledoriano.

Daeron, mi compañero de andanzas, en verdad se revela un comportamiento en los eslizones que, he de admitir, es elevado y civilizado. He de pediros disculpas si, anteriormente, los he comparado con infraseres estúpidos y animalescos, no mejores que un skaven o un mono.

Veréis, lo que me ha hecho cambiar de opinión es la visión de estas tallas, muestra del sentido artístico de estos seres a priori rudos y repugnantes. Éste, como sabréis, es innato y no se puede aprender, de forma que estas cosas tendrán.... Una chispa de genio en sus escamosas molleras. Además, los dioses que exigen sacrificios de seres inteligentes...


Tichi Hui estaba furioso. Mediante rápidos y agudos silbidos, emitió su respuesta.

Mi amigo dice que él también te considera un infraser estúpido, animalesco, rudo y repugnante. Y que como sigas insultando, acabarás con tu cabeza en una lanza. Dice que te guardes tus estúpidas opiniones para el que te las pida.

El lagarto miraba con odio a Tyrion. Después de contenerse para no matarle allí mismo, volvió a moverse, pero esta vez a un paso más rápido.

Qué bueno es que nos llevemos bien... Me encanta la armonía.

El Mago se reía para sus adentros, pero tampoco era momento de dedicarle demasiada atención al incidente, ya que tenían cosas más importantes a las que atender. Daeron se percató de que, aunque ligeramente, el pasillo estaba en cuesta, por lo que cada vez descendían más. Y teniendo en cuenta la longitud, debían estar bastante abajo... Sin embargo, al final llegaron a una sala, en la que aparecieron tres puertas. Debían elegir una.

Y lo peor es que Tichi Hui parecía no tener ni idea de por dónde ir, cosa que le confirmó mediante silbidos a Daeron.

Estuvieron unos instantes pensando, hasta que, cómo no, Tyrion decidió abrir la boca.

Recto, claro.

Tichi volvió a silbar con ira. Definitivamente, estaba hasta las... ¿fosas nasales? de aquel payaso domador de lagartijas.

Dice que si tiene algo que aportar, que lo digas, y que dejes de decir sandeces.

Por el tono que usó Tichi Hui, Daeron decidió que no le había parecido buena idea lo de ir de frente. La situación no era excesivamente buena, perdidos en un Templo supuestamente abandonado con enemigos cerca, pero Daeron aún así empezaba a divertirse.

Después de tres años voy a tener un poco de acción. Ésto se pone interesante...

Veréis, mis estimados compañeros. A mi amigo eslizón no le ha hecho mucha gracia la idea de nuestro ilustre Lord Tyrion, por lo que me parece que ir de frente no sería precisamente lo más sensato... Nos quedan dos alternativas. Derecha e izquierda. Puestos a elegir, me inclino por la izquierda, Presiento que nos divertiremos mucho... Alegrad esas caras, será mejor...

Daeron sabía que tenían muchas posibilidades de no salir vivos de allí. Una misión encargada por un Señor Slann no era nada para tomarse a la ligera, y menos con Skaven de por medio. Así que lo mejor era tomarse bien las cosas...
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Tyrion Audec

El noble enarcó las cejas con curiosidad al oir silbar al eslizón. Luego escuchó a Daeron, y....

¡Un Audec había estado con Caledor el Magno en el principio de los tiempos, cuando las hordas del Caos atacaron Ulthuan! ¡Otro con Caledor II en el Indraugnir cuando se hundió! ¡Estrael Audec murió en la Torre de los Suspiros, en el último bastión en caer en las Tierras Sombrías! Fäenor el Alto, Baegon el Jinete de Dragón, Estrael Capadestrellas, todos ellos generales y guerreros cuya sangre corría por las venas de Tyrion, aullaron venganza.

Tyrion no era el más valiente de los elfos, ni tampoco el más estúpido. Sus compañeros estaban en contra suya, los eslizones tenían veneno letal, y Daeron nefasta magia. Si desenvainaba la espada, el continente al completo estaría en contra suya. Había un camino posible, maldición, no tenía que empezar a pelearse porque a un animal se le ocurriese responder a sus pullas. Calma, templanza, cabeza y sangre frías, y podría sobrevivir hoy, la venganza mañana, quizás. El Audec miró hacia su futuro y vio muerte, y en aquel momento supo qué era lo que su linaje haría, lo que Baelor, su hermano, haría. Ningún insulto quedaría impune. Los ojos, sombríos, miraban al frente. Tyrion supo cuál era el camino recto, y cuál escogería.

-Recto, claro. Dejadme hablar. Soy Tyrion del linaje de Caledor, de la sangre de Turys Audec, el primero de mi estirpe. Un animal me ha insultado. Si un elfo me insulta, lo mato. Pero a un animal, a un animal lo ejecuto, a un perro lo mato si me ladra. Daeron, decidle que lo voy a sacrificar.

La espada salió de la vaina con un brillo frío. Qué ironía, pensó Tyrion mientras la familiar sensación de antes del combate le comprimía el estómago. Se moría y no encontraba grandes palabras.
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Yvraerl Eisël

Lo que faltaba. Ahora Tyrion iba a encararse a los eslizones. Pero en el fondo, Yvraerl comprendia la reacción del noble. Durante dias habian tenido que aguantar los menosprecios de los eslizones, y del mago, insultando a su linaje. Si ellos hubieran insultado de esa manera al clan Eisël, el trotamundos no sabria como habria reaccionado. Seguramente igual que el noble, desenfundado su espada y pidiendo una satisfacción.

Mira que bien. Justo lo que nos faltaba, enemistarnos con los seres que mejor conocen este lugar. Y en el peor momento. Pero sea como sea, si a estos eslizones se les ocurre tocar a uno de mis compañeros, lamentarán haber salido de sus larvas.

Puede que el noble fuera irritable, pero era un asur, y eso le bastaba a Yvraerl para dar la vida por él. Lentamente se colocó detras de uno de los eslizones, poniendo relajadamente la mano en el pomo de su espada. Si el escamoso ser intentaba atacar a Tyrion, moriria antes de sacar sus armas.

Una mirada salió de los ojos de Yvraerl en dirección a Tyrion: Eres un incosciente, pero cuenta conmigo
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Van Hoffman
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Aënor Finduvel

El sombrío había estado ocultando en silencio sus emociones, pero aquello ya era demasiado. Ya se había cruzado la línea que separaba las rencillas cortesanas de los conflictos reales. No aprobaba el comportamiento de Tyrion para con el mago, ni tampoco para con aquellos que les guiaban. Tampoco aprobaba el comportamiento burlesco y el tono de superioridad de Daeron para con el noble. Sin embargo, durante todo el camino había observado callado, esperando que no pasase de una mera batalla dialéctica sin repercusiones.

Cuando entró en la pirámide, el sombrío había cambiado totalmente su punto de vista respecto a los lagartos. Estaba claro que eran mucho más que meros animales salvajes. Tenían que ser inteligentes para poder construir ciudades como en la que habían pasado la noche, o para representar escenas de sus vidas en murales. Y por las conversaciones que el mago tenía con el eslizón, y por las palabras de éste tras los insultos de Tyrion, estaba mucho más claro que tenían sentimientos. Sin duda, Aënor había menospreciado a los eslizones, y se arrepentía por ello. Pero no permitiría que se derramase sangre asur de manera tan absurda.

- ¡Detente!

El sombrío se interpuso entre Tyrion y el eslizón, agarrando el brazo del noble con su mano.

- ¡No permitiré que se derrame sangre inútilmente! ¡Por el amor de Lileath, Tyrion! ¿Por qué no olvidáis por un momento las palabras y os centráis en los hechos? ¿Acaso no resulta ya más que evidente que estas criaturas son inteligentes y que poseen sentimientos como nosotros? -ahora se dirigía al resto de sus compañeros- Yo mismo los menosprecié, pero creo que le debo una disculpa a Tichi Hui. No sólo tiene conciencia, si no que además, es un valiente luchador. Por favor, os lo pido, no cometáis un error. Anuviel -el sombrío miró a su compatriota con expresión suplicante- vos sabéis tan bien como yo el horror del derramamiento de la sangre de un asur a manos de un hermano. No me gustaría presenciarlo aquí también, tan lejos de Nagarythe.

Era la primera vez que oíais al sombrío decir un discurso tan largo, pero notasteis sinceridad y un atisbo de desesperación en sus palabras. Quería evitar el derramamiento de sangre, pero si no había más remedio, blandiría su espada contra el primero que atacase.
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William Tender
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Anuviel Darkmane

Anuviel iba contemplando con curiosidad las tallas del lugar. Le fascinaba lo extraño y salvaje del lugar, aunque algunas de las tallas le ponían los pelos de punta, y se sentía atrapado y agobiado en la sensación de claustrofobia que el lugar le provocaba.
Para colmo, Daeron se resistía a revelarles el objeto de la misión, y el eslizón había perdido la orientación, justo cuando las puyas de Tyrion comenzaron otra vez. La lengua viperina del noble comenzaba a resultarle, no sólo tensa a incómoda, sino terriblemente tediosa... y pensar lo preocupado que había estado por él Anuviel apenas hacía un rato... No, en eso estaba acertado, un asur debe ser leal a los suyos, y la suerte de Aënor podría haber sido mucho peor de no ser por la precisa estocada del Caledoriano. Si tan sólo no fuera un compañero de camino tan odioso...
Llegaron al cruce de caminos, y Anuviel, casi iba a proponer probar por la izquierda, cuando la confrontación estalló con la respuesta airada del eslizón, traducida por Daeron, quien parecía sonreír divertido mientras traducía sus silbidos:
Mi amigo dice que él también te considera un infraser estúpido, animalesco, rudo y repugnante. Y que como sigas insultando, acabarás con tu cabeza en una lanza. Dice que te guardes tus estúpidas opiniones para el que te las pida.
Anuviel también sintió deseos de echarse a reír por la osada respuesta, quién iba a decir que el humilde indivíduo de sangre fría iba a tener semejante genio, menos aún que fuera a poner en su lugar a Tyrion de aquella manera (¿Acaso no sería todo una cruel licencia de traducción que se había tomado Daeron?)... o casi hubiera sentido deseos de reír, de no ser por la magnitud del agravio, que le hizo estremecerse con la previsión de la tensión que iba a estallar.

-Recto, claro. Dejadme hablar. Soy Tyrion del linaje de Caledor, de la sangre de Turys Audec, el primero de mi estirpe.
- cómo no, un discursito sobre el linaje, de esos que tanto parecían gustarle a los nobles. Apoyarse en el nombre de antepasados para dignificarse a uno mismo... una práctica muy desprovista de honor o significado para Anuviel.
-Un animal me ha insultado. -
Cierto es que el propio Anuviel, en su primer contacto, había clasificado y observado al eslizón como si de una nueva y fascinante especie animal a descubrir se tratara, pero sin duda unos seres con un lenguaje, una cultura, y una sociedad tan organizadas, distaban mucho de ser animales, y aunque Anuviel acostumbrara a ver a las bestias como compañeros y hermanos de sangre, captaba toda la intención del insulto.
-Si un elfo me insulta, lo mato. Pero a un animal, a un animal lo ejecuto, a un perro lo mato si me ladra.
-¡Malnacido arrogante!, pensó Anuviel ante la primera afirmación, pero con cada palabra siguiente, la cara de Anuviel se retorció en un gesto de indignación girándose hacia Tyrion. Aquél estirado petimetre ofendía con lo que había dicho cada una de las enseñanzas tanto de Isha como de Kurnous, el cuerpo de Anuviel se tensó visiblemente crispado.
-Daeron, decidle que lo voy a sacrificar.
Aquellas palabras dispararon el resorte que disparó sus reflejos, y en un veloz movimiento, saltó hacia los eslizones, de espaldas a éstos, desenvainando la espada a la vez, encarándose a Tyrion, con una mueca feroz en la cara.
No se planteó apenas lo arriesgado de hacer frente a tan diestro espadachín en un cuerpo a cuerpo, pero estaba decidido a luchar por defender al grupo, aún a pesar de su inquietud. Iba a subrayar su acción con la palabra "Traidor", pero en el mismo momento en que él saltó, Aënor se puso en movimiento también, adelantándose a nada que pudiera decir.
Anuviel le escuchó con atención... nunca había oído hablar tanto a su compañero sombrío, y sus palabras le llenaron de admiración. Anuviel sintió en ese momento una ola de empatía por su compatriota, y creyó conocerle un poco más. Él también sabía lo que significaba la muerte a manos de congéneres, y como él en un principio, sólo quería la paz en el seno del grupo. Sus palabras parecieron amainar su furia, e inmediatamente su mirada se dirigió a Tyrion, en espera de su reacción. Yvrael estaba en estado de alerta, con la mano en la empuñadura de su hoja, pero no parecía muy clara su postura, si intervendría, o de parte de quién, luego estaba Tyrion, y delante de él, Aënor, sujetándole, y muy capaz de luchar, más atrás, Anuviel, cargado de determinación, con Daeron no muy lejos de su espalda, con su poderosa magia. Finalmente, estaban los eslizones, armados con sus cerbatanas de dardos venenosas. Aquello ni siquiera iba a ser una lucha.

Sencillamente, no puede estar tan loco, no puede, no debe, no lo hará........ espero.
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Weiss
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Daeron Nénmacil

La secuencia de acontecimientos fue vertiginosa. El Caledoriano, airado, contestó a Tichi Hui, amenazándole y desenfundando su acero. Estaba claro que el noble había encajado muy mal el insulto del Jefe Eslizón. Que un eslizón, un "animal" como él decía recriminase a un miembro de la Casa Caledor era una ofensa que Tyrion Audec no perdonaría.

Pero Daeron no sería un mero espectador, y en cuanto vio el acero del noble refulgir, apuntó su báculo contra él. Fue entonces cuando el Sombrío se interpuso. Y lo que dijo fueron palabras llenas de sabiduría. De sabiduría y de la amargura del que ya está acostumbrado a tener que matar a sus propios hermanos. Aënor no estaba dispuesto a permitir el inútil derramamiento de sangre, al que su pueblo se había acostumbrado ya demasiado.

Al acabar de hablar Aënor, la ira seguía brillando en los ojos de Tyrion. Era como si el tiempo se hubiese parado, y todos aguardaban expectantes la reacción del noble. Tichi Hui, el explorador, Anuviel, Yvraerl, Aënor y Daeron. Todos iban formándose en sus mentes una idea de qué pasaría a continuación. Quién empezaría la pelea y cómo serían los bandos.

El bando de Daeron estaba claro, sin duda. Mataría a cualquiera de los elfos si hiciese falta, si amenazasen a Tichi Hui. Pero alguna eztraña razón le impedía desintegrar a Tyrion en ese instante, antes de que pudiese causar ningún daño. Daeron se culpó por su debilidad. Nunca había sido alguien excesivamente escrupuloso, ni considerado... Pero algo le instaba a parar todo aquello. Podía ser su conciencia, que su mente le estuviese jugando una mala pasada en ese momento, una toxina de la selva... O quizás algo más elevado.

Zoar En`Hak no puede haber estado esperando tantos años para ésto. Nuestro destino estaba escrito en las estrellas. Grandes cosas nos aguardan. Puede que sea la muerte a manos de los hombres-rata, una trampa, pero no de esta forma...

Daeron dirigió sus gélidos ojos directamente contra los de Tyrion, el noble tendría una última oportunidad. Luego, todo dependería de él...

Tyrion Audec. Hablas de defender a tus antepasados. De vengar ofensas. De matar... "animales". ¿A qué altura crees que estarás dejando a tus ancestros si sigues con ésto?. ¿Estás seguro de que estás dispuesto a perder la vida por algo así?. Piensa en los héroes de antaño, de los que te dices heredero. ¿Habría Caledor Domadragones obrado así?, ¿Caledor I?. Si lo que quieres es salvaguardar tu honor, hazlo con el ejemplo, no por estúpidas ofensas. Sentirse indignado por algo así demostraría que lo único ilustre que posees es tu apellido, pero no tu alma... Un alma que se ofende por nimiedades, que pretende limpiar su honor mediante la violencia, mediante acabar con el que ofende...

Daeron suspiró antes de seguir.

Si todos os comportáseis así, no me extrañaría que los Dragones no despertasen nunca más... Criaturas tan nobles sólo pueden ser cabalgadas por jinetes de corazón puro. Y si vuestro comportamiento ejemplifica a la estirpe de Caledor, está claro que ese corazón puro se ha perdido... Ahora demuestra lo que quieras, Tyrion. Muéstrate como el noble que dices que eres, o como un bastardo furioso que sólo sabe responder con violencia... Como algo peor que los humanos a los que dices que desprecias. Ten por seguro que no vacilaré si debo matarte. Pero creéme que no es mi intención...

El fulgor violeta volvió a brillar. En sus ojos, en su bastón, envolviendo todo su cuerpo. Pero aunque fulgurantes, lo que sus ojos reflejaban era tristeza...
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Mensaje por kurgan »

Tyrion Audec

El noble empezó a darle a la lengua. Mientras tanto, sus ojos iban de un lado a otro, contando el espacio que lo separaba del resto del grupo.

-Yo no he hablado de derramar sangre de asur. Sin embargo, dos elfos, dos compatriotas de Ulthuan, se apresuran a apuntarme con sus armas. Muchas ganas hay de derramar mi sangre. Y me llaman bastardo violento. Podría deciros muchas cosas de los bastardos violentos, yo que he leído la verdad en las crónicas de los nobles... Uno fue a la guerra contra los enanos por orgullo, y era mi pariente.¡Al demonio! -alzó la voz- Mi sangre me dice que tendría que haber muerto ayer, y no haberme dejado arrastrar. Me han insultado, me han privado de mis armas, me han mandado a luchar sin decirme por qué. Si lo podéis soportar vosotros, es cosa vuestra.

-Veamos. Afuera hay skavens muertos. Dos míos, uno de la cosa lagarto. Que él coja una lanza, yo otra, las dos del mismo largo. El que muera pierde. No pido más.
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Mensaje por Van Hoffman »

La tensión de la pequeña sala era palpable, casi se podía cortar con un cuchillo. Tyrion exigia una satisfacción por la ofensa, y estaba claro que se formarían dos bandos. Daeron no consentiría que matasen al único amigo que le quedaba tras la desaparición del chamán, y si el noble atacaba a Tichi Hui, él le defendería. Un acto que, inevitablemente, llevaría al combate al resto de compañeros. Aënor no estaba dispuesto a ver como sus hermanos se mataban entre ellos, y a pesar de sus heridas, lucharía contra el primero en elevar un arma contra otro asur. Anuviel pensaba igual que su compatriota sombrío, pues compartçia sus opiniones, pero miraba mucho más recelosamente al noble. Yvraerl, por su parte, no se fiaba de los eslizones y defendería a Tyrion, pues él también exigiria una satisfacción si el insulto hubiese sido dirigido a su estirpe. Mientras tanto, los eslizones no parecían muy preocupados por la situación, y seguían tratando de decidir qué camino tomar. Cuando de repente...

Daeron lo oyó primero. Pasos; pasos y chillidos; del pasillo de la derecha. Después lo escuchó Tyrion. Muchos pasos, de más de diez pares de garras. El cabo de unos segundos, se oía con claridad. Incluso llegasteis a entrever un ligero resplandor, sin duda, a causa de una antorcha. Los skavens se acercaban por el pasillo de la derecha, y parecían muchos. Era el momento de tomar la decisión de qué dirección tomar.
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Mensaje por William Tender »

Anuviel Darkmane

Anuviel casi se sentía dolido por la acusación de Tyrion... es cierto que había mostrado muy pocas dudas en desenvainar su arma, pero realmente, no es que estuviera ansioso por derramar la sangre del noble... en realidad, Anuviel preferiría vivir tranquilamente sin tener que luchar más de lo estrictamente necesario, ¿Cómo iba él a desear derramar la sangre de un elfo de Ulthuan? No... quizá... quizá la situación le estaba superando... el naufragio, la misión, el secretismo de Daeron al respecto, las poco tranquilizadoras tallas, lá pérdida de los halcones de su familia, y el estar enclaustrado en un túnel estrecho, escuchando la crispante conversación de Tyrion... estaban acelerando su nerviosismo.
Mientras Tyrion hablaba, Anuviel bajó la espada algo avergonzado, pero sujetándola con firmeza, aún indignado.

Cuando se oyeron los ruidos, Anuviel reaccionó rápidamente. Guardó la espada y empuñó la ballesta, y al tiempo que se inclinaba para cargarla, miró a Tyrion de reojo y le habló con expresión entre tensa (por el peligro inminente) y aliviada (por la posposición casi forzada de las hostilidades):
-Parece, compañero, que habrá que esperar a resolver las cuestiones de orgullo en otro momento más adecuado.
Luego giró la cabeza para continuar cargando la ballesta, al tiempo que dijo, para el grupo en general:
-Si nos adentramos más a ciegas y nos atacan, podríamos quedar atrapados dentro, yo lucharía aquí... pero vayáis donde vayáis os cubro.
Y subrayó esta última frase dando un golpecito al mango de la ballesta, apretándola contra el pecho.
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Mensaje por Saratai »

Yvraerl Eisël

Lo que faltaba. Parece que los skaven también quieren participar en la conversación. Lástima, no son buenos interlocutores, y solo responden bien a palabras cargadas de acero. El domador de bestias está en lo cierto, debemos luchar en este lugar, dónde su número no se imponga y nuestras armas sean eficaces. Si salimos fuera su numero podria aplastarnos, y si nos internamos adentro podrian prepararnos una encrucijada.

-¡Rápido, volvamos hacia atrás! En este cruce podrian atacarnos por más sitios. Vayamos atrás, por donde veniamos, y luchemos en el lugar más estrecho donde no puedan aprovechar su numero. Sabemos que por nuestra espalda no hay skaven que nos puedan atacar por los dos lados, pero si seguimos adelante quien sabe lo que habrá.

Tras estas indicaciones, Yvraerl retrocedió, sacando su ballesta ya cargada.

-¡Que los que tengan armas a distancia se coloquen detrás, y los que solo tengan armas para el cuerpo a cuerpo permanezcan delante, sin moverse y esperando para atacar cuando los de distancia no puedan seguir disparando! Con suerte, en el pasillo tendremos para un par de disparos antes de que se nos echen encima, y cuando no podamos disparar más atacaremos todos a la vez con las espadas. No quiero ver a nadie solo, todos debemos permanecer juntos y unidos, ¿me ois? Asi que dejemos las rencillas para más tarde, ahora hay que luchar codo con codo.

Yvraerl dio el resto de indicaciones. No le importaban los reproches del resto, sabia que los que no hicieran formación estarian muertos. Y si habia que hacer el papel de comandante intransigente lo haria, por el bien del grupo.
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Mensaje por kurgan »

Tyrion Audec
Despacito y con cuidado, Tyrion bajó la posición de la espada, rompiendo la guardia. Los ruidos del enemigo cada vez se hacían más fuertes. Durante un momento, el noble se quedó quieto, evaluando sus posibilidades mientras a su alrededor todo era actividad. Parecía que no iba a hacer nada, con la mirada puesta en el infinito... Hasta que oyó a Eisël.

-¡Sí, mi capitán! -se puso en marcha, al trote- Anuviel, digo Aënor, que ahora se me hace difícil distinguiros-dijo dirigiéndose al sombrío herido- conseguir una ballesta. No quiero a un herido delante. ¡Alguien al frente, conmigo! Yo me agacharé, que el que me preceda dispare por encima de mi cabeza -recalcó esto último- Capitán, ¿me haríais el favor de cubrirme vos? No me apetece que nuestro joven domador tenga un accidente- y recalcó, a mala fe, la última palabra.

Debería haber cogido un escudo. Y un par de lanzas que arrojar antes de entrar en el cuerpoa cuerpo. En fin, la hora de pensar había terminado...

-¡Caledor!
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Weiss
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Mensaje por Weiss »

Daeron Nénmacil

El Mago había hecho lo que había podido, pero aún así no sabía si su discurso sería capaz de aplacar al vengativo Tyrion. Ya empezaba a conjurar los vientos, dispuesto a descargar su energía letal sobre Tyrion en cuanto diese signo alguno de atacar. Pero entonces fue cuando escuchó aquellos ruidos. Daeron descuidó el hechizo, que se dispersó en el Aethyr, y prestó más atención al extraño sonido. Garras. Y muchas. Los skaven se acercaban.

Instantes después los demás también se dieron cuenta de la proximidad del enemigo. En parte, se sentía aliviado por aquella repentina aparición. De momento la sangre derramada sería la de los skaven, no la de mimgún miembro de la expedición. Todos tardaron poco en ponerse en movimiento, en tomar posiciones. Hasta Tyrion se aprestó a la defensa, obedeciendo a aquel "Capitán". Sólo Daeron y los eslizones no se habían movido todavía.

Daeron dirigió una mirada a Tichi Hui, y le dijo.

Déjalo para luego, compañero, ahora hay que luchar.

Se dio la vuelta rápidamente, encarándose a los demás elfos.

Vamos, haced caso a la inteligente idea del "Capitán". Al pasillo y a aguantar la línea. Los eslizones y yo nos colocaremos detrás, y si debemos cargar, lo haremos a la vez. Que Lileath os guarde...

El mago se situó detrás de la barrera formada por los demás, y empezó a manipular las corrientes de Aethyr. La electricidad estática invadió el pasillo, haciendo ondear su túnica, mientras Daeron dirigía la palma de su mano hacia la cámara en la que habían estado momentos antes. Había apoyado su Báculo en la pared, y empuñaba su espada en la diestra.

Asomad vuestro hocico de roedor, amigos míos... Os recibiremos on los brazos abiertos... Y los puños cerrados...
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Mensaje por Van Hoffman »

Los acontecimientos se sucedieron con rapidez. Yvraerl le pasó la ballesta a Aënor y desenvainó rápidamente la espada. En cuestión de segundos, los siete compañeros se pusieron en formación. Dejaron cuatro metros de distancia entre la sala y los primeros defensores. Aprovechando el desnivel a su favor, Yvraerl y Tyrion se pusieron en primera fila, en posturas defensivas. Tras ellos, a un poco más de altura, Aënor y Anuviel preparaban las ballestas, listos para abrir fuego contra los hombres-rata de las filas posteriores. Tras ellos, Tichi Hui y el otro eslizón sacaron un par de javalinas y se prepararon para arrojarlas. Y finalmente, en retaguardia, Daeron, que poseía una linea de visión excepcional para poder lanzar sus conjuros contra los skavens. Todos estaban preparados, y esperando al enemigo.

Fue entonces cuando aparecieron los primeros enemigos. Dos skavens aparecieron en el pasillo, y casi en el acto, dos virotes y dos javalinas volaron hacia ellos, derribandolos mientras chillaban y se agitaban en espasmos antes de morir desangrados. Otro skaven apareció en el pasillo, y en aquel momento, Daeron desencadenó sus poderes contra él, arrojandole un pequeño rayo púrpura que se estrelló contra su pecho, matandolo de una descarga eléctrica. Otros cuatro skaven aparecieron, y se estrellaron contra Yvraerl y Tyrion, que pudieron evitar los ataques de los sorprendidos hombres-rata con facilidad.

Ahora ya había que luchar cuerpo a cuerpo, y de la sala de la encrucijada se oían chillidos y gritos de los skavens mientas se aglomeraban en la entrada, ávidos de lucha.




FDI: Este ha sido un asalto sorpresa en el que he sido más que generoso. Ahora cada uno ha de postear sus acciones en este siguiente turno. Suerte ;)
Van Hoffman, pastor de garrapatos por gloria y gracia de Igarol

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kurgan
Portador de la Plaga
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Mensaje por kurgan »

Tyrion Audec

El noble sonrió sardónico y se giró hacia Eisël.

-Los eslizones detrás controlando que no retrocedamos, ¿eh, capitán?

Y luego vinieron, vinieron, vinieron. Sus ojillos de rata veían en la oscuridad como los de un elfo, chillaban y saltaban, las puntas de lanza destelleaban. Y detrás de la primera fila la segunda, y la tercera, y la cuarta, empujando a la vanguardia hacia los elfos... Pero Tyrion no tenía miedo, quién sabe por qué. Seguramente porque no se le había ocurrido que pudieran herirlo.

Esquivó o desvió los dos primeros torpes golpes con facilidad. La espada tileana hizo saltar chispas al contacto de los aceros. Caledor, Caledor, oía en su mente, y lanzó una risa salvaje. El entusiasmo de la batalla, las ganas de matar, la sangre agolpándose y el constante movimiento del baile de la muerte... Los iba a matar a todos, según vinieran, y luego a Tichi Hui, y luego al resto de los eslizones, y a Daeron y a Anuviel si se interponían en su camino, y luego caminaría por encima del océano hasta llegar a Ulthuan... La furia de Khaine, la alegría del combate... Sus pensamientos dejaron de tener sentido.

Off: Tyrion, nunca muy cuerdo, ha perdido bastante el sentido con respecto a sus posibilidades, pero combate a la manera que le fue enseñada:
Ataque y Postura de guardia.
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