"Nuestra existencia no nos pertenece. El universo contiene incontables sectores. De ellos, la mayoría son la Disformidad pura, el Caos sublimado, una vorágine de cambio y energía mutando y variando de forma constante y tan rápida que en el mismo instante que algo se concreta ya deja de existir. Eso es la mayor parte de universo. Entre ellos unos cuantos sectores se han rebelado frente a las leyes de la Entropía, la materia se organiza formando estrellas y planetas y unos pocos, además, se han visto bendecidos por la presencia de la vida sobre ellos. En un sistema, hace demasiado tiempo, en un minúsculo planeta de entre la inmensidad del infinito surgió la Humanidad. Unos diminutos entes que recibieron el regalo único de la inteligencia y la usaron para dotarse de enseres, herramientas y armas para defenderse. Su regalo fue tan rico que incluso les permitió construir naves espaciales. Insignificantes en la enormidad de todo el universo, pero enormes en comparación con los humanos que las crearon y que permitieron a los hombres navegar por el Espacio y explorar cuán grande era el universo.
De esta bendita raza surgió Uno, encarnación de la divinidad que guió a la humanidad a las estrellas, a conocer y conquistar allí dónde la Disformidad no lo disolvía todo. Bajo la tutela de El Emperador la Humanidad conoció un cenit y un esplendor que amenazaba con eclipsar a la Disformidad, y eso no lo podía permitir.
El Caos está tan seguro de su dominio sobre toda la realidad que actúa con parsimonia, sin prisas. Su mayor amenaza es la de corromper desde dentro, de imbuirse e ir impregnando desde dentro para terminar destruyéndolo todo sin remisión. Así actuó contra la humanidad, la mancha de la corrupción alcanzó a los hijos más queridos del Emperador, creando una Herejía que casi acaba con la humanidad y el Emperador. Faltó muy poco. Por suerte, la batalla se pudo ganar. El día se salvó, pero el precio a pagar fue enorme. Los días de la tecnología a nuestro servicio se acabaron, el dominio de los hombres sobre el Universo se hizo tenue y frágil y el Emperador se convirtió en una sombra de lo que fue.
El Emperador mantiene un hilo de vida que nos ilumina a todos. Sin él la humanidad estaría perdida, incapaz de navegar entre los mares de la Disformidad. Sin esperanza de sobrevivir ni atisbo al que aferrarse en momentos de desesperanza.
El universo pertenece a la Disformidad y el Caos. Gracias a la graciosa guía del Emperador la humanidad ha sido capaz de robar de las garras mismas del Caos el tiempo para su existencia. Ellos siguen trabajando para acabar con la humanidad y nosotros somos la medicina que lucha contra su peor arma. Nuestra tarea es la de restañar la ponzoña que se infiltra desde dentro para acabar con la humanidad y su Imperio. Nuestro deber es ser implacables contra las herejías, los Xenos y los demonios que crecen y se desarrollan a oscuras. Somos la luz que tiene que sacar el mal en el interior del Imperio de los hombres y purgarlo.
Porque si fallamos, el mal llegará de nuevo hasta el Emperador y los días de los hombres habrán llegado a su fin y el Caos habrá ganado finalmente y recuperará lo que originalmente era suyo. Salve al Emperador y que su luz os guíe en vuestra encomienda."
Inquisitriz Elster Nachtamara, discurso a los nuevos Acólitos
![Imagen](https://vignette.wikia.nocookie.net/es.warhammer40k/images/6/66/Destructor_Clase_Cobra_Flota_Imperial_Formacion_Wikihammer.jpg/revision/latest?cb=20120430153007)
Destructor Imperial Clase Cobra orbitando el planeta Scintilla
La picto-pantalla proyectaba su luz sobre la Inquisitriz Elster Nachtamara sentada en su sillón tras la pantalla. El resto del despacho era un juego de sombras del que otorgaban un aspecto siniestro al agente que observaba la conversación sentado al otro lado de la mesa.
-Muy bien, Capitán Scipio, me complace como ha preparado todo- Afirmó Elster a su interlocutor en la picto-pantalla mientras se recostaba sobre la silla.
-Los Halcones Desolladores no le decepcionaremos, mi señora. Es nuestro placer poder ser útiles a la sagrada tarea del Ordos. Quedamos a la espera de sus legados. Corto y cierro
La pantalla se apagó y el despacho quedó en una leve penumbra.
-¿Entonces estás seguro de que será una tarea adecuada para los nuevos Acólitos, Wolfe?
-Creo que sería un buen bautismo de fuego, con el apoyo de ese regimiento del Protectorado debería ser una tarea fácil. Mis informaciones otorgan a Bulagor Thrungg un nivel de amenaza despreciable, no creo que ninguno de sus artefactos heréticos suponga un peligro- Wolfe carraspeó más que para la fortaleza de rectitud de la Fé, quiero decir. -Se apresuró a rematar
-Muy bien, si consideras que están preparados, veamos de qué son capaces.- Elster le alargó un pergamino enrrollado del que colgaba un sello inquisitorial-Aquí van mis órdenes- Elster mantuvo agarrado el papel Recuerda que su vida dependerá de lo acertado de tus averiguaciones, recuerda lo que pasó aquella vez
La irritación en la garganta de Wolfe aumentaba a juzgar por su nuevo ataque de carraspera. Bajó la cabeza en signo de afirmación
Por supuesto, a sus órdenes, Inquisitriz