Mannricht II: Lobos entre corderos

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Jacques el arcabucero
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

El gesto del patrullero se llena de asombro al escuchar las palabras del caracol.

- Espera un momento! Dijiste mutantes? Os enfrentasteis a ellos? - miro al sargento y vuelvo a centrarme en Eimur - una grupo muy poderoso al parecer... recuerdas si entre ellos había uno que se hacía llamar, "Muerte en el camino" o algo así?
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El_Bardo
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Mensaje por El_Bardo »

Eimur Wolck

¡Joder qué pesados los Guarda Caminos sinceramente jijiji!

-Bueno vamos a haber, no había ninguno llamado " Muerte en el Camino" pero uno era un tal Jaff y había un miembro del grupo cerrado en una gran jaula para jabalíes llamado "Gordo" ese le rozé con mi arco y luego me cargé a otro qué era una especie de hombre-araña con trabuco me jodió la nariz.
Si miras esto eres cotilla ¿lo sabias?.
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Eldril
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Reinhard Russ

sabia que tarde o temprano pasaria... pero podria haber estado peor...

-bufff... hemos sufrido muchisimo... nosotros y un buen numero de habitantes de Monheim iniciamos el ataque a unas cuevas que no quedan muy lejos de aqui, a unas 3 o 4 horas... y ese Fran Miller fue quien nos guió, es por eso que lo busco... Tengo entendio que se dirijia a Averheim.
Oye, si no es mucho pedir... podemos llevar a Segir a que lo vea el medico... y luego seguimos hablando, sin ningun problema.


se esta poniendo muy feo... y no se como acabara...
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Saratai
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Mensaje por Saratai »

Estupefacción. Esa era la única palabra que podia resumir el estado de ánimo tanto de Ficks, como Alan, como de Segir. Aunque bien mirado, tal vez éste último también tuviera miedo.

Eimur Wolck habló y habló, diciendo cosas que sus interlocutores no entendian. Ficks, desesperado por las palabras que decia, comentando sin ningún miramiento que habria matado a Segir si no estuviera Reinhard o extrañas situaciones que apenas eran inteligibles, bien cerca estuvo de pegarle un tiro y matarle alli mismo. Sin embargo, Alan contuvo a su compañero, pues la demencia no era un delito que requiriera la muerte, al menos si el individuo en cuestión estaba atado y no suponia ningún peligro. Aquel hombre solo contaba locuras pues habia perdido el juicio por completo, pero Mannricht, ingenuamente, parecia creerle. Por útlimo, Reinhard puso un poco de orden, comentando que seria mejor ir al médico.

El sargento asintió, pues le parecia buena medida, pero antes de eso enfundó su espada y sacó unos grilletes, con los que esposó rápidamente al demente Eimur, pues nadie sabia que era capaz de hacer tras escuchar el testimonio de éste. Alan ya habia tratado con locos asi anteriormente, y de vez en cuando atacaban por la espalda a la gente que iba con ellos. Eran peligros andantes. Con cuidado, Alan habló a Eimur en tono tranquilizador, para que no se pusiera nervioso:

Alan Friedsgoth

-Entiendelo, es por la seguridad de todos. Si te dejamos solo y libre podrias hacer cualquier cosa, y es mi responsabilidad como guardia escoltarlte y mantenerte atado hasta que lleguemos a un hospital psiquiatrico. No te vamos a hacer daño ¿Comprendes?


Pero lo que nadie esperaba era lo que estaba a punto de pasar. Cuando Alan tomó a Eimur por el brazo, su extremidad comenzó a estirarse y a estirarse, hasta tomar un alargado tamaño que llegaba hasta el suelo (a pesar de ir montado). Y no paró ahi, pues el brazo continuó su extraño y elástico crecimiento, hasta que el codo de Eimur llegaba a los cascos del caballo. El sargento comenzó a alejarse de Eimur poco a poco, con una cara tan pálida como el mismisimo mármol. Cuando Fick y Segir vieron lo mismo que Alan, comprobando el tamaño del brazo de Eimur, sus ojos se abrieron de par en par, y por unos segundos reinó el más absoluto de los silencios.

Los gritos de -¡¡¡MUTANTE!!! ¡¡¡MUTANTE!!! provenientes de Segir despertaron de la incredulidad a los presentes. Sin dudarlo ni un segundo, Ficks volvió a alzar el arma, pegandole un tiro en el pecho a Eimur desde bien cerca, que hizo que cayera del caballo a varios metros de distancia, con enorme agujero en el torso donde antes estuviera el corazón, llenando de sangre a todos los contertulios. Sin tiempo para responder, Ficks cargó de nuevo el arma.

Ficks

Sabia que no era de fiar. Oli a mutante desde que nos lo encontramos. Alli en el Norte pude ver a muchos como él, y la única manera de matarlos es como decia mi padre, con un tiro en la cabeza.

-Apartaos, aun puede volver a la vida. He visto a los mutantes hacer cosas que no creeriais.

Mientras hablaba, el veterano soldado seguia cargando velozmente su arma, al tiempo que Alan se hechaba las manos a la cabeza. Una vez el arma del soldado estuvo cargada de nuevo, éste se acercó al cadaver de Eimur a una distancia prudencial, con miedo a acercarse demasiado. El pobre hombre habia visto cadaveres de mutantes explotar mientras sus compañeros se acercaban para rematarlos. Cuando tuvo listo el disparo, apretó el gatillo y el cráneo de Eimur saltó por los aires.

En el Imperio no habia piedad para los malformados.

Lentamente, al oir el disparo, unas pocas personas del pueblo se acercaron a ver que ocurria, pues los disparos les habian alertado. El plan de Alan de hacer las cosas con discrección se iba al garete por momentos.

Con rabia y presión acumulada por la tensión, Ficks se acercó a Segir, dandole la descripción de Inmaister Quober, además de la de su hija Ariel, y preguntandole si los habian visto, como si volarle la cabeza a un mutante fuera la tarea más cotidiana del mundo. Sin duda, la Guerra del Norte debia ser terrible si los soldados volvian como habia vuelto Ficks. Segir, estresado por la rapidez de los acontecimientos, balbuceó que dias antes si que habia visto a un hombre con un parche en el ojo, pero que seria mejor preguntar a otra gente del pueblo.

Alan, dando por perdido el factor sorpresa en su misión, y abatido por los acontecimientos, cabalgó hacia la multitud que venia, para darles una explicación.

Alan Friedsgoth

-Señores, tranquilos, aqui no ha pasado nada. Solo ha habido un disparo al aire, nada preocupante. Por favor, solo somos patrulleros que venimos a hacer un trabajo al pueblo, nada más.


Pero las caras de la gente no se tranquilizaron. Entre ellos, unas ocho personas, habian cinco mujeres y tres hombres. A lo lejos, de los tres hombres Reinhard reconoció a dos, Wumnter y Trock, que se movian de un lado para otro, claramente nerviosos.

FDI: Mannricht, ignora el comentario de Eimur acerca de Jaff, el en ningún momento conoció el nombre de ese mutante.
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Jacques el arcabucero
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

El joven patrullero con los ojos como platos asisitó patidifuso al desenmascaramiento del mutante, del mismo modo cerró los ojos y bajó la cabeza para evitar la sangre producida por la explosión del pecho del caracol, no pudo evitar que la sangre le salpicara la ropa - que asco Mannam bendito! - pensó.

Pero esto no podía acabar así, y si Reinhard viajaba con Eimur podría significar algo...

- Tu! - le grito apuntándole con el arma - quitate esos sacos de las manos.

Estoy apuntando a la cabeza, y al mínimo gesto extraño, dispararé.
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Eldril
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Reinhard Russ

sabia que acabariamos así los dos... pero no... antes he de vengar lo que Jaff nos ha echo!

-Joder!! Él no tenia la culpa de ser como era! Y lo habeis matado!! levanto las manos con los sacos y las pongo de manera que pida algo de tiempo para explicarme. Hemos sufrido mucho y por querer eliminarlos hemos sido malditos...NO! Aún no dispares! os puedo ser útil, de verdad... ahora lo único que me queda es poder vengar todo lo que Jaff Harter nos ha echo!... se donde esta, o tal vez estaba el punto de reunion de los mutantes... después del combate en la cueva nos llevaron ahí. Sé que comercian con esclavos, para conseguir ese maldito polvo verde... y sé que mi vida se acaba... pero por favor, antes dejarme vengar...

cierro los ojos y lanzo una plegaria a Sigmar
Sigmar, sólo pido poder vengar todo lo que nos ha echo passar a mi y a Eimur ese maldito mutante! Después la muerte será una grata compañera de viaje. Pero te pido por favor que cuides de mi familia...
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Cuando Segir le dijo al soldado que seria mejor preguntar a otra gente del pueblo, Montó al herido mayoral en su caballo y lo llevó a donde Alan estaba hablando a las gentes del pueblo. Por el rabillo del ojo, el veterano soldado pudo ver cómo Mannricht apuntaba a Reinhard. El veterano sonrio.

Ficks

Es joven aun ese patrullero, sacando la pistola a la minima. Seguro que todavia no ha matado a nadie desarmado, y las primeras veces son las peores, pero si es bueno se acostumbrará.

Ese Reinhard no me da buena espina. Viajando con un mutante, a saber que tipo de...


Entonces el veterano cayó en la cuenta. Tal vez ese tal Reinhard también era un mutante. Si, todo encajaba. Deberia ir a ayudar a Mannricht. O no...

Aunque pensandolo bien, tal vez seria mejor idea que Mannricht se encargue de él. Asi irá aprendiendo, tiene que ir acostumbrandose a apretar el gatillo. Si no está preparado, que se vaya del cuerpo de patrulleros.


Con esos pensamientos en su cabeza, Ficks llegó a la altura de Alan. Sin más miramientos, y sorprendiendo al sargento, Ficks actuó como sólo lo haria un soldado.

-Escuchadme, gente de Tannfeld. Hemos venido aqui, a este pueblo, para atrapar a Inmaister Quober, secuestrador, ladrón y asesino. Es pelirrojo, con algunas canas, y tiene un parche en el ojo derecho, creemos. Rondará los cuarenta años, y para él y para todos los que con él colaboren traemos la pena de muerte. Si alguno de vosotros lo ocultais, decidlo ahora o sereis duramente castigados.

Las palabras del soldado sonaron duras como lápidas de piedra. A Alan casi le da un ataque, su estúpido amigo habia tirado por tierra su táctica. Pero en contra de lo que pudiera parecer, tuvo resultados. Una mujer comenzó a gritar, apoyada por el resto. Cada poco tiempo dejaban de hablar, pero el sargento las animaba a que dijeran todo lo que sabian, recalcando que podian salvar muchas vidas.

Mujeres de Tannfeld

-¡Si, si, le vimos! ¡Vimos a ese tipo y a otro más! Hará dos dias vinieron cuatro hombres al pueblo, una pareja de hombres morenos, y otra pareja en la que uno era el pelirrojo y el otro era un hombre castaño. Venian a por comida, pero cada pareja iba separada. El alcalde, y todos nosotros, les dimos nuestra hospitalidad, claro. Lo que no sabiamos es que uno de ellos, el castaño, era un asesino.

-A las pocas horas de venir, los dos hombres morenos, uno de ellos, de pelo rizado, extranjero y otro de por aqui, atraparon al castaño, acusandolo de asesino. Según parece lo habian visto forzando a una muchacha joven, y matandola después, en medio de los matorrales. Cuando atrapamos al hombre castaño lo ahorcamos, y empezamos la búsqueda del otro por si era complice, pero ya no sabiamos donde estaba. No sabemos nada más de aquellas personas, se fueron hace unas horas, por la tarde, en dirección Bieswang, al Este. Solo creemos que los dos morenos iban detrás de ese tal Inmaister que ustedes buscan.

-¡Ah! y otra cosa más. Ayer vinieron una pareja de casados, en una carreta. Iban armados con ballestas, y pidieron el cuerpo de la muchacha. Eva, se llamaba la muerta, por lo que nos dijeron.


Alan y Ficks quedaron impresionados por tal marujeo. A buen seguro, si permanecias más de dos dias en ese pueblo, esas cotillas averiguarian hasta la fecha de nacimiento de tus abuelos.

Mientras todo esto ocurria, Reinhard intentaba explicarse a la desesperada con Mannricht. Su única esperanza era apelar a la piedad del patrullero, el cual deberia decidir el destino del muchacho. A pesar de la distancia, tanto Reinhard como Mannricht podeis oir parte de los griterios que las mujeres están haciendo.

FDI: Mannricht, tú escuchas el segundo y el tercer párrafo de las mujeres. Reinhard, tu en cambio escuchas la tercera parte, pues antes estabas preocupado por que el patrullero te entendiera. Por último, Mannricht tiene que decidir que hacer ahora.
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

El joven patrullero no está demasiado por la labor de los lugareños, todavía esta sorprendido por lo del mutante, es el primero que ve en su vida, y de tan cerca! El está acostumbrado a asaltacaminos, contrabandistas y demás calaña del montón, pero esto...
El tipo al que encañona parecía de entrada mas sensato que el otro, claro que... no hay que olvidar que posiblemente sea un mutante, y como tal, peligroso, traicionero e imprevisible.
Seguidamente, se acerca al cadaver del caracol y le saca los grilletes para, tras guardar su arma, acercarse a Reinhard.

- Voy a ponerte estos grilletes. En mi opinión, puedes resistirte y hacerlo dificil, y posiblemente acabes con un nuevo orificio corporal, ya has visto como ha acabado tu repugnante amigo. Por otra parte... puedes hacerlo facil, y quizá podamos sacar algo en claro de todo eso que cuentas. Tu decides.

Seguidamente, Mannricht se acerca sin dejar de mirarle a los ojos, y le coloca los grilletes. Una vez colocados, se apartará para preguntarle lo siguiente mientras Alan y Ficks dialogan con los lugareños.

- Quien es ese Jaff Harter de quien hablas? es un mutante? donde esta? Tenían esclavos? Colabora, y al menos, podrás expiar tus pecados en una causa justa, acabando con el comercio de esclavos y ese grupo de mutantes, a los que por lo que veo, no tienes en gran estima. No saldrás de esto impunemente, ya sabes que les aguarda a los mutantes, pero al menos, podrás cumplir tu venganza y de paso, que tus últimos momentos de vida, sean lo mas dignos posible.

Por supuesto esto último será en el caso que haya logrado colocarle los grilletes, en caso contrario, deberemos estudiar de nuevo la situación.
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Eldril
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Reinhard Russ

este patrullero de caminos parece tener buen corazon... ha sido capaz de escucharme...

Si estoy encima del caballo, bajo y dispongo mis manos para que me ponga los grilletes.

Y le digo de todo corazon: -Gracias...

-Yo era ayudante de Dajertik, un patrullero de caminos, ya que él ayudo a mi familia. Y juntos, nos dirijimos a investigar el porque de las muertes de tantos escoltas y patrulleros. La información nos llevo a Monheim, pueblo donde trabajaba en la mineria, y ahí, junto a una turba enfurecida... nos dirijimos a una cueva a asaltar a los mutantes. Ese tal Miller, fué quien nos dijo donde se encontraban... y es por eso que ahora lo andaba buscando... El asalto fué una matanza... una absoluta matanza... murieron mas de 10 habitantes de Monheim, y tantos otros mutantes...de los cuales Jaff era el líder... pero en el momento crucial, cuando solo quedavan los ultimos supervivientes... me traicionaron! a mi y a Eimur! y fuimos echos prisioneros... Yo, Eimur, Dieter...nos hicieron mutar!! y nos vendieron como esclavos para conseguir un polvo verde... su cuartel.. es una gran mansion abandonada.. se encuentra entre Sorghof y Ruhgsdorf... luego nos llevaron a unas cuevas, con un tal Gottfried el esclavista... y al final logremos escaparnos, pero Dieter pereció en el intento...y estuvimos horas, dias.. semanas.. bajo tierra.. luchamos contra goblins.. huimos... y al final.. despues de mucha desesperación...salimos a la luz.. y llegamos a Tannfeld... lo demas ya lo sabes...Y si... solo pido poder vengarme... hacerle pagar a Jaff

Cada vez que recuerdo la historia... los combates en la cueva, la traición, la mutación, los esclavistas...me lleno de colera y rabia, y los llorosos ojos se enrojecen de ira.
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Mannricht

El patrullero le coloca los grilletes, y si ve alguna arma envainada, se la quitará dejándola atada en las alforjas del caballo.

- No me agradezcas nada. No he hecho mas que postergar lo inevitable, y si puedo, te daré la oportunidad de vengarte y de paso, acabaremos con ese grupo de criminales. Soy patrullero, como puedes ver - su uniforme le delata - y sé que un grupo de mutantes liderados por un tal "Muerte en el camino" o algo así andaba liderando los ataques a los caminos. Donde queda ese cuartel general de que hablas? A cuanto está de aquí? Si acabasteis con diez de ellos, quizá su grupo haya quedado gravemente mermado. Cuantos más de ellos habían allí?

Conozco algún dato de los que ha dicho Reinhard? Localizaciones o nombres? desde Dajertik, Jaff o Sorghof y Ruhgsdorf.
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Madrugada del 29 de Ulricario de 2521. Angestag.

Mannricht y Reinhard hablaron largo y tendido acerca de los sucesos de Monheim. Toda la información que el minero tenia no acabaria con él, y aunque su destino era acabar muerto, al menos podria lograr que su nombre se limpiara, que su familia recibiera alguna recompensa y lo que era más importante, que Jaff se arrepintiera de lo que habia hecho (a ser posible, con una bala en la cabeza).

Mientras tanto, las gentes de Tannfeld volvian a sus casas tras los datos que habian reportado a los guardias, de manera tosca pero efectiva. Alan y Ficks ya sabian todo lo que tenian que saber, asi que cabalgaron de vuelta a dónde Mannricht se encontraba con Reinhard, dejando a Segir en manos de sus convecinos, aumentando asi los cotilleos acerca de mutantes. Ahora, bajo los grilletes, las garras del minero eran visibles, y Ficks, como acto reflejo, levantó su arma contra Reinhard. Sin embargo, esta vez Alan paró a su amigo, viendo que Mannricht estaba sacando información que podia ser muy útil.

Alan Friedsgoth

-Mannricht, veo que has cazado al otro mutante. Te lo dejo a tu cuidado el tiempo que lo consideres oportuno si piensas que su información puede ser de utilidad, pero no te descuides, en cualquier momento puede volverse en tu contra.


Alan siguió hablando, como si alli no estuviera Reinhard. De vez en cuando echaba una mirada a Ficks para tranquilizarlo, pues el veterano estaba ansioso por matar a aquel ser, que le heria la vista con su sola presencia.

-Hemos descubierto cosas bastante interesantes. Sabemos donde se encuentra Inmaister, y tenemos la descripción de dos hombres que lo están buscando. Debemos actuar ya, pues nos llevan horas de ventaja, y dirigirnos a Bieswang lo más rápido que podamos.

-Preparate para una persecución, asi que olvidate de llevarte a este mutante, que ya te voy conociendo Mannricht.


Sin más, Alan y Ficks prepararon sus sillas de montar, pues tenian que ser veloces si querian alcanzar a su objetivo antes de que éste llegara a Bieswang.

FDI: Bien, la situación queda asi: Los habitantes del pueblo, junto con Segir, vuelven a sus casas chismeando acerca del mutante que Segir dice que han matado los patrulleros. Reinhard, tú quedas a disposición de Mannricht, asi que deberás contarle todo lo que sepas si quieres que tu información llegue a convertirse en venganza, además de convencerle de que te deje con vida (si quieres vivir más como un mutante claro). Mannricht, de ti depende convencer a tu vez a tu superior Alan de que Reinhard siga vivo, pues cada cinco minutos, Alan tendrá que hacer una tirada compuesta entre Mando y Carisma para evitar que Ficks le pegue un tiro por la espalda a Reinhard, dado que no podreis a tanta velocidad con el engrilletado.

Por otra parte, Manricht, tu conoces un poco los lugares siguientes (por tu trabajo patrullando sus caminos adyacentes): Legenfeld, Mantel, Gebenbach; Streissen, Dachbach, Eining, Pilsach, Siegenhausen; Averheim, Sorghof, Rughsdorf, Monheim, Tannfeld, y el camino que lleva a Bieswang y a Pfungzig. A parte, conoces bien a Dajertik, un conocido patrullero de las mismas zonas que patrullaba tu sargento. Puedes leer todas estas descripciones en la sección de Trasfondo. En cuanto a Miller, Jaff o Dieter, tu sabrás si te suenan esos nombres o no ^^. Como siempre, el tiempo juega en vuestra contra.
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Reinhard Russ

-Pues el cuartel ese es una mansión abandonada... entre Sorghof y Ruhgsdorf. No se exactamente el punto, pero lo que si que se es que se estaban reuniendo para algo... Son un buen numero... mas de una veintena diria...

ese Ficks... a la minima me vuela la cabeza...

-Mannricht, hace cosa de 3 dias era como vosotros... sólo pretendia acabar con la inseguridad en los caminos y eliminar a quien la habia producido, por eso me junte con Dajertik. Sí, se que ahora soy lo que soy, pero mi voluntad es la misma!! Si no dime porque me pondría en peligro con tal de ayudar a Segir? Que necesidad tenia yo de ayudarle?

-Mi padre se marchó a la guerra, y el salario de casa corre a mi cuenta porque ni mi madre ni mi hermano pueden trabajar. No te pido que me dejes con vida... sólo que pueda hacerle pagar a Jaff, la desgracia que sufrirá mi familia! ¿Que sentido tiene vivir de esta manera? Sólo quiero vengarme... luego, mi destino estará en tus manos

He de hacer llegar la noticia de lo de la mina a mi madre... sólo así podran vivir decentemente...
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

No tiene sentido, no es el mejor momento, no quiere hacerlo, no así... - piensa el joven patrullero dándole vueltas a los últimos acontecimientos. Mira a Ficks, mira al mutante, mira sus grilletes.
Saca la llave y abre los grilletes, procura no tocar las garras.

- Largate - . le dice secamente - esta vez podrás contarlo. Trata de alcanzar tu venganza, trata de ayudar a los tuyos, pero ahora, desaparece. No dejes de escuchar a tu conciencia, pues si algún día lo haces, dejarás de ser diferente de esas aberraciones que te apresaron y torturaron. Ahora vete, rápido! Y procura no pisar nunca más los caminos, puesto que si nos volvieramos a encontrar... quizá haya cambiado de parecer.

Supone como reaccionará Ficks, así que se vuelve hacia el con el ceño fruncido.

- Ficks, Reinhard se va a ir por donde ha venido. Tiene mucho que hacer y no ha llegado su hora todavía - le digo clavándole la mirada. Se que no le va a gustar, pero voy a hacerlo.

Si tratase de detenerle de alguna manera, como disparándole o atacándolo de algún modo, me pondré en medio. En Streissen somos así de cabezotas, si algo se nos mete en la cabeza... Si Ficks reaccionara mál, le diría en tono elevado lo siguiente:

- No podemos perder más tiempo aquí. Nos llevan dos horas de ventaja, no sería mas que un lastre, Ficks, sargento, debemos irnos, AHORA!
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Reinhard Russ

soy libre...

miro fijamente a los ojos a Mannricht y le hago entender que conmigo no se equivoca.

me quedo con su cara, pues no la olvidaré nunca.

y monto en mi caballo para dirijirme a Averheim.

la primera vez que me salvan la vida... estoy en deuda con él
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Lentamente, los grilletes de Reinhard se abrieron, dejando libres sus garras. La expresión de Ficks fue primero de curiosidad, más tarde de incredulidad, y por útlimo, cuando Mannricht le dijo que se largara y se colocó entre el soldado y el mutante, furia y rabia.

Ficks

-Mannricht, has debido de perder la cabeza. Estás condenando a todos los que se crucen con ese diablo, y vas a provocar el caos por los senderos.


Me importa bien poco que te pongas en medio. ¡Primero te volaré la cabeza a ti, y luego al mutante, maldito traidor!

El veterano apuntó a Mannricht, preparó su gatillo y disparó. La bala salió del cañón del rifle, directa a la cara del patrullero. Y de no haber sido por el empujón que Alan le dió al veterano, ese instante habria sido el final de Mannricht. Pero el sargento no estaba dispuesto a perder a ningún hombre.

Alan Friedsgoth

-Ficks, deja de hacer el imbécil. Mannricht ha cometido un crimen, y será juzgado por ello. Pero ahora le necesitamos, pues sin él no podremos seguir el rastro de Inmaister. Si quieres abandonar a tu hija para matar a ese mutante, allá tú, pero nosotros vamos a perseguirlos.

El veterano, tirado en el suelo por el empujón del sargento, lanzó un puñetazo al barro mientras Reinhard se perdia por el camino a la capital. Estaba furioso, pero no podia abandonar a su hija. Aprentando mandíbula y puños, se subió al caballo, sin volver a mediar palabra con ninguno de los presentes. Cargó su rifle de nuevo, para cuando encontrara a Inmaister, y siguió a Alan y a Mannricht. De buen seguro que cuando todo terminara, tomaria medidas tanto con su amigo como con Mannricht, pero ahora habian cosas más importantes.

Los tres jinetes volvieron a cabalgar juntos, velozmente y en dirección a Bieswang. En el camino, tras dos horas de silencio, Alan se acercó al patrullero.

-Mannricht, tengo malas noticias. Sé que en Streissen no estais acostumbrados a ver mutantes, pero ayudar a uno es tan malo como serlo, y el castigo es la muerte. Si tengo que declarar en algún juicio, diré que se te escapó por que fuiste descuidado, por qué yo también he escuchado la historia de ese muchacho, y entiendo por qué lo has liberado. Pero debes comprender que seguramente, como mínimo, pierdas tu empleo. Lo siento mucho, Mannricht.


Mientras hablaban, el patrullero encontró las huellas de una carreta. No tardaron mucho en divisar a lo lejos un carromato tirado por un burro, y encima de él a dos hombres morenos, de la misma descripción que habian dado los pueblerinos de Tannfeld. Al oir los cascos de los caballos, los del carromato pararon su burro, esperando a que los tres jinetes llegaran a su altura. El que llevaba las riendas era un hombre de unos ventipocos años, alto y de buen ver. Unas pocas pecas recubrian su cara, y su pelo era moreno liso. Sus extraños ropajes, de colores morados y amarillos, llamaban la atención a decenas de metros. El otro, un poco más mayor, iba tirado en el carro. Tenia el pelo rizado y sucio, tan negro como el betún. Una barba de tres dias estaba presente en su cara, y vestia como un obrero. Los dos saludaron efusivamente a los tres jinetes, y al percatarse que uno de ellos era patrullero, el más alto sonrió de oreja a oreja.

Umindel Rober

-¡Saludos patrulleros! Es un placer verlos por el camino. Mi nombre es Umindel Rober, y éste es mi compañero estaliano Jorge De la Sera. Somos aventureros, y nos dirigimos a Bieswang para atrapar a un peligroso criminal y cobrar la recompensa. Tal vez ustedes nos puedan ayudar...


El tal Umindel era un hombre simpático, no cabia duda. Debian ser aquellos dos de los que habian hablado las marujas de Tannfeld. Ahora esperaban la respuesta de Mannricht y de Alan, pues Ficks no estaba para hablar con nadie.

FDI: Reinhard, postea ahora en Camino a la Salvación. Para que Ficks no te persiguiera y Alan te perdonara, has tenido que gastar un PD. Mannricht, tu sigues en esta historia, y tendrás que pagar por tus bondadosos actos (una lástima, te has portado de lujo, pero has cometido un crimen muy grave).
Cerrado

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