Mannricht III: ¡Revolución!

[Jacques el arcabucero]

Mannricht

Tras dejar que Mannricht asimilara las palabras con cuidado, Markus sacó una carta de uno de los bolsillos de chaqueta, una colorida prenda de telas moradas con el simbolo de su casa, una luna y un sol.

-Quiero que le entregues esta carta, en mano, a mi prometida Susanne von Kusch. El halfling que estaba aqui haciendo la comida la conoce, asi nadie podrá engañarte.

El campesino Mannricht extendió la mano para hacerse con la carta.
- Con permiso…
La sostuvo frente a él y le dio vueltas de un lado a otro buscando sello lacrado, firma, membrete o similar, además la olió profundamente por si estuviera perfumada. Todo ello con gesto grave, como un autentico profesional. Terminando con esto, y mientras asentía lentamente con ojos de zorro, como si hubiera obtenido gran cantidad de información reveladora, la devolvió al Conde.

En ese momento Rudiger regresó con un macuto casi tan grande como él, y una amplia sonrisa, mientras Mannricht se rascaba la perilla.

-Bueno jefe, ya estoy listo... ¿Qué se requiere?

Markus entregó a cada uno cinco coronas de oro antes de responder, y lanzó una plegaria a Sigmar. Seguidamente le explicó la misión a Dumigir.
Mannricht tenía amplio conocimiento de los principales caminos de la región, pues su pasado de Patrullero le sirvió principalmente para ello. También conocía las vías secundarias, las preferidas de bandidos, contrabandistas, desarrapados, rebanagargantas, mutantes y demás escoria. El camino hasta Loningbruck por los valles de Wupertal no era un camino principal ni mucho menos.

- Se trata de una vía secundaria, la que suelen tomar los ganaderos cuando llevan el ganado de largos cuernos hasta los corrales de Loningbruck, no debería haber problemas – dijo Mannricht, guardándose las cinco coronas, al que internamente la idea de hacer de escolta del halfling narizón no le hacía la menor gracia – Si es el destino de nuestras tierras lo que depende del éxito de esta misión, podéis contar conmigo.

-Ahora, sino teneis ninguna pregunta, marchad rápido antes de que nadie de entre los hombres de Anna Alptraum os vea salir. Yo y el resto de hombres los entretendremos lo suficiente como para que no puedan moverse de esta zona en todo el día.

Mannricht tenía una pregunta.

- Por lo que entiendo, mi labor es simplemente de escolta del halfing, no es así? – dijo señalando al cocinero con el dedo pulgar por encima de su hombro – Bien, parece fácil. Claro que, preferiría salir de anochecida si es que queremos pasar inadvertidos, sería esto posible?

En caso contrario, Mannricht estará listo para partir inmediatamente, y para acabar de formalizarlo todo, volviéndose hacia el halfling se presentará extendiendo la mano ante él.

- Mi nombre es Mannricht.

[Saratai]

Markus Leitdorf

Markus no esperaba pregunta alguna pero el jinete, que acababa de presentarse como Mannricht.

Asi que Mannricht, no pensaba que fuera a conocerle nunca... Alan Friedsgoth me habló de él hace bastante tiempo, y por lo que veo concuerda con la descripción... Creo que mi mensaje va a llegar a buen puerto.

-Estás en lo cierto Mannricht, esa es tu tarea. Pero de salir de anochecida lo veo dificil. Ese mensaje tiene que llegar cuanto antes y si esperamos nueve horas a que salgas hacia Loningbruck, habriamos perdido demasiado tiempo. Piensa que si sales al galope ahora para esta noche ya llevareis la mitad del camino hecho y mañana, con suerte, mi prometida recibirá la carta y se pondrá en movimiento. Con doscientos hombres enemigos al otro lado del prado, cada segundo vale.

Rudiger y Mannricht miraron al noble mientras se explicaba. Por sus rostros, Markus vió que no tenian muy claro el asunto de su seguridad personal.

-Mirad, no llevais mi librea ni pareceis un escuadrón alguno, asi que no temais por las guardias. Y bueno, si tuvierais algun problema Mannricht lleva una pistola, lo que solucionaria cualquier percance ocasional. Recordad que os espera un buen premio al regresar.

El Conde Leitdorf tenia mucha prisa, pero no queria imponerle nada a los mensajeros, asi que optó por animarles con palabras para provocarles movimiento.

-¡Venga muchachos, partid pronto hacia el Sur ahora que el enemigo está entretenido!

[Jacques el arcabucero]

Mannricht

El campesino sopesó las palabras del Conde y finalmente llegó a la conclusión de que tenía razón.
Miró al halfling por el rabillo del ojo. Realmente no tenía pinta de miliciano...

- Estoy listo para partir. Además, precisamente tenía encima el equipo de viaje y el caballo a punto. Así que cuando maese Rudiger esté listo...

Me gustaría hacerme con una cuerda, yesca y pedernal y quizá algo de provisiones. Si no dispongo de ello, me gustaría pasar por casa a buscarlo.

[William Tender]

Rudiger

-De acuerdo jefe! Nos vamos ya. ¡Ah! Para el camino...

Su alma (o su tripa) de halfling no pudo sino pensar en lo duro que podría hacerse el camino sin provisiones, así que echó mano a la primera pieza grande de queso o fiambre que pilló, y la metió con cuidado en la mochila, envuelta en un trapo de cocina limpio. Lo hizo con toda la naturalidad que pudo, y sin ocultarlo, como si negarle aquello fuera tan irracional, que no cupiese esperar tal cosa de su señor (Rudi pensaba que, en efecto, coger algo para el camino no era más que lo lógico, pero cualquiera sabía, con estos nobles).
Mientras tanto, su compañero discutía con su señor el momento de partir, sin éxito. Finalmente, Manricht se volvió hacia el cocinero:
- Mi nombre es Mannricht.
Rudi contempló la mano tendida con nerviosismo incómodo. Aún no se sentía a gusto entre los politiqueos de los humanos y sus tratamientos de cortesía, pero su educación se impuso, y reaccionó estrechándola con energía, después de limpiársela un poco en el pantalón.
- Yo soy Rudiger Croop, es un placer. Si me sigues, creo que recuerdo una salida por el patio de carretas en la parte de atrás, que seguramente no tengan muy controlada.
Con una ligera reverencia a su señor, Rudi abrió la marcha al exterior de la casa.
- Y dime, Mannricht... ¿Sabes usar bien ése trasto? Lo digo porque yo tengo una honda y bastante puntería, pero no me pagan por pelear... y como tenga que tirar de ésta... - Rudi desenvainó tres dedos de la hoja de su espada corta.- ...lo llevamos claro.

[Jacques el arcabucero]

Mannricht

Con una ligera reverencia a su señor, Rudi abrió la marcha al exterior de la casa.
Detrás del halfling, el campesino no acostumbrado a estas ceremonias, hizo lo própio andando de espaldas, y con menos gracia. Sus reveréncias fueron dos seguidas y torpes y seguidamente una más como tratando de arreglar la torpeza de las anteriores, pero el resultado fué un completo desastre visual.
Acabando, dió media vuelta y se apresuró a correr tras el halfling.

- Y dime, Mannricht... ¿Sabes usar bien ése trasto? Lo digo porque yo tengo una honda y bastante puntería, pero no me pagan por pelear... y como tenga que tirar de ésta... - Rudi desenvainó tres dedos de la hoja de su espada corta.- ...lo llevamos claro.

- Bueno... conozco bastante bien los caminos... supongo que la mejor forma de sobrevivir a un mal encuentro es evitarlo, y en eso si que me considero un experto. Por cierto Rudi, ¿puedo llamarte Rudi? tienes montura? caballo o... pony? - Mannricht seguía corriendo tras el halfling que sin duda conocía muy bien la mansión. Lo cierto es que era muy grande, y tras un par de corredores y cruzar un par de salas a derecha e izquierda, Mannricht tenía la sensación de que si perdiera de vista a Rudi lo pasaría bastante mal para encontrar la salida - yo tengo el mío afuera, y debo ir a buscarlo.

Camarada Saratai, cuento con el equipo que pedí?

[Saratai]

Rudiger y Mannricht se aprovisionaron de todo cuanto pudieron, cortesía de la casa. Tampoco pasarian hambre, pues el viaje estaba previsto de dos días de duración, a lo mucho.. El halfling tenia queso, pan, chorizos y salchichas, y hasta una lechuga... Más o menos lo mismo que robaba a diario.

Después, ambos compañeros de trabajo marcharon a los establos, Rudiger a la cabeza, dónde Mannricht pudo obtener cuerda, yesca y demás elementos de acampada. Hacia ya cinco años que el campesino no necesitara tales objetos, pues desde que dejara el cuerpo de patrulleros de caminos habia vivido tranquila y sedentariamente con su familia en Streissen. Muchos recuerdos se agolpaban en su mente.

En los establos, Rudiger tenia a su disposición un pequeño poni para el camino. No era especialmente rápido, y tal vez retrasaria la marcha, pero era mejor que hacer que Negranoche soportara el peso de ambos mensajeros. Cuando salieron, Markus les despidió con gesto feliz: No era normal que un noble se despidiera de plebeyos como si fuera uno de ellos, pero Markus era un hombre especial. O loco. O puede que ambas, pero el caso es que se mostraba muy cercano a todos.

La mañana era clara, y ambos mensajeros pudieron ver al consejero legal de Markus volver a la casa señorial, con una respuesta afirmativa a la petición de parlamento. Anna, junto a tres hombres, iria a las dos de la tarde al banquete que Rudiger habia preparado. Mientras partian, Jahel y Mark imaginaron cual habia sido la tarea encomendada por Leitdorf, deseandole suerte a Mannricht.

Mark Stas Boleslav

-¡No hables con nadie desconocido, hijo! Y que Sigmar te guarde esa cabeza.

Los Guerrilleros de Rewlin Cox también desearon suerte para la tarea, y fue así como comenzó el viaje de los dos mensajeros de Markus Leitdorf.

Partieron por detrás, por el camino por el que Mannricht habia llegado junto a los demás campesinos a la casa Leitdorf. Por allí no habia nadie, y ambos pudieron conversar tranquilamente. Desde luego iban a conocerse bien. Mannricht era experto en la zona, y habia patrullado aquellos caminos cientos de veces, por lo que para él eran como la palma de su mano. Cuando salieron de la zona transitada, Mannricht sabia que una gran llanura le separaba de Loningbruck. Tenia tres opciones, podia ir desde la aldea de Dachabach hasta Wuppertal, eludiendo los valles y después hacia Loningbruck. Aquel camino era más largo, pero era llano por lo que los caballos sufririan menos y la visibilidad seria mayor. Calculó que ese recorrido les llevaria entre 17 y 20 horas.

Luego estaba el camino recto, pasando por valles y partiendo desde Eining, otra aldea cercana. Esta opción era la más rápida, y tardarian entre 13 y 16 horas.

Por último, estaba la opción de usar la carretera provincial, pasando por todos los pueblos y aldeas del centro de la provincia. Era una manera muy segura de viajar, pero habria que pagar tasas, puede que alguna inspección, y por si fuera poco se tardarian tres dias de viaje, por lo que quedaba casi descartada. Eso si, éste era el único camino que a Rudiger le sonaba.


FDI: Teneis todo el equipo que pedistes, Markus no se ha puesto rácano. Ahora es cosa vuestra elegir un camino u otro.

Por cierto, Mannricht saca tres niveles de acierto en la tirada de Sabiduria Popular. Rudiger, te quedas en un 95, lo suficiente como para saber que Averland tiene carreteras.

[William Tender]

Rudiger

- Bueno... conozco bastante bien los caminos... supongo que la mejor forma de sobrevivir a un mal encuentro es evitarlo, y en eso si que me considero un experto. Por cierto Rudi, ¿puedo llamarte Rudi? tienes montura? caballo o... pony?
-Claro hombre, ¿Puedo llamarte Man?- Rudi rió su propio chiste entre dientes.-Perdona, esto de la misión me debe de estar poniendo nervioso, y sí, tengo un pony por aquí. Está un poco viejo, pero no es que el jefe me encargue salir mucho, aparte de algunas compras en las aldeas de la zona.
Lo cierto es que Rudiger estaba un poco asustado por la situación que se estaba formando a su alrededor ¡Y él que había ido a la ciudad a labrarse un porvenir estable!Para colmo, no recordaba, ni tenía la más remota idea sobre el camino para llegar a Loningbruck. En un momento dado, le asaltó la idea de que les interceptara cualquier enemigo político de Lord Leitdorf. Pensó en muchas de las posibles consecuencias, y, por lo poco que sabía, la vida de los mensajero era muy sufrida, y a menudo, corta.
-Oye Mannricht... se me ocurre que podríamos cruzarnos por el camino con gente demasiado curiosa. ¿Qué te parece si les decimos que somos un guardabosques y un guardia de caminos tras la pista de un furtivo? No es que sepa mucho del tema, pero un primo lejano de mi padre (la oveja negra, por supuesto) se dedicó durante un tiempo a ese negocio, y creo que lo de cazar en algunos sitios está perseguido. No sé, tú das la planta de ser un guardia de caminos con el caballo y la pistola y todo eso... y hablando de caminos... ¿Tú sabes por dónde se llega, o cogemos la carretera y vamos preguntando por cada aldea?
Hay gente que cuando se pone nerviosa necesita ir al baño, gente que se muerde las uñas, o que se sobresalta con facilidad. Rudi no sabía por qué, pero cuando se ponía nervioso, hablaba mucho, y deprisa.

[Jacques el arcabucero]

Mannricht

-Claro hombre, ¿Puedo llamarte Man? - Rudi rió su propio chiste entre dientes.-Perdona, esto de la misión me debe de estar poniendo nervioso, y sí, tengo un pony por aquí. Está un poco viejo, pero no es que el jefe me encargue salir mucho, aparte de algunas compras en las aldeas de la zona.

El halfling de la nariz grande continuaba parloteando y riéndose de sus própias ocurrencias, mientras Mannricht reunía el material y lo cargaba a lomos de Negranoche.
- Comprendo Rudi - sonreía el campesino sin dejar de ajustar las cinchas y asegurar el equipo a su fiel caballo. Acabando de ello, cogió las riendas y poniéndose frente al animal, le acarició la poderosa quijada. Manteniendo contacto visual con él, le habló en voz baja - Aquí vamos de nuevo, viejo amigo...

- Oye Mannricht... se me ocurre que podríamos cruzarnos por el camino con gente demasiado curiosa. ¿Qué te parece si les decimos que somos un guardabosques y un guardia de caminos tras la pista de un furtivo? No es que sepa mucho del tema, pero un primo lejano de mi padre (la oveja negra, por supuesto) se dedicó durante un tiempo a ese negocio...

Mientras el halfling hablaba sin parar, Mannricht dió un afectuoso abrazo a su padre.
-¡No hables con nadie desconocido, hijo! Y que Sigmar te guarde esa cabeza.
- No te preocupes padre... voy bien acompañado. Algo me dice que será un viaje entretenido - guíñó un ojo mientras señalaba con el pulgar al halfling que seguía hablando sin parar.

- ... y creo que lo de cazar en algunos sitios está perseguido. No sé, tú das la planta de ser un guardia de caminos con el caballo y la pistola y todo eso... y hablando de caminos... ¿Tú sabes por dónde se llega, o cogemos la carretera y vamos preguntando por cada aldea?

- Que Manann te guarde a ti, padre - le deseó Mannricht, y seguidamente montó y azuzó a su caballo poniéndose definitivamente en marcha.

- Me parece muy bien Rudi, esa es una gran idea, si señor. Diremos que andamos tras la pista de un furtivo. Tu diste con él y me asignaron para acompañarte, si preguntan datos sobre el furtivo, los darás tu, así no habrá problemas de incongruencias en nuestras explicaciones. Tu habla, que yo asentiré con la cabeza a cuanto digas. Te parece...?

Una vez apartados de todo el mundo, a salvo de oídos curiosos, Mannricht dió su punto de vista sobre el camino a tomar.

- Creo que lo mejor será ir desde la aldea de Dachabach hasta Wuppertal, eludiendo los valles y después hacia Loningbruck. Es el camino más largo, pero es llano, por lo que los caballos sufrirán menos y la visibilidad será mayor. Calculo que ese recorrido nos llevará entre 17 y 20 horas. Además si fuese necesario, en Wuppertal hay un trasbordador y embarcaciones, con lo que podríamos embarcar y seguir el reik superior hasta Loningbruck por río. Es una posibilidad, por si las cosas nos fueran realmente mal, mientras no sea así, seguiremos por tierra. Y dime Rudi... exactamente que pasará cuando se coman ese estofado tuyo...? - Mannricht subido a lomos de Negranoche trataría de mantener conversación con el halfling de las narices pues quedaban muchas horas por delante y sin duda será mejor hacer el viaje ameno.
Esperaba no arrepentirse de darle conversación.

Camarada Tender, hago referéncias a las nariz de Rudiger por lo que se dice en tu descripción: Un Halfling. Pelo negro y rizado, y una gran nariz. jeje.

[Saratai]

Ambos mensajeros siguieron su conversación, hasta decidir que el camino más prudente era evitar los valles, para refresco y seguridad de las monturas. Cabalgaron hasta el cercano poblado de Dalbach, y desde alli tomaron el largo camino hasta Wuppertal.

Sin embargo, antes de llevar una hora de trote, vislumbraron una pareja de soldados que hacian vigilancia en un puesto a la salida del pueblo. Debian ser de los pocos que encontraria, pues hasta Wuppertal, no habian más pueblos. Debian de tomar una decisión rápida, ya fuera pasar como si nada o evitarlos.



FDI: Rudiger, sacas un 16 en Percepción. Mannricht, tu un 89. Rudiger puede ver como los guardias portan alabardas, y que no se han dado cuenta de vuestra presencia, pues estais cabalgando por dentro de la aldea de Dalbach, en la que sólo hay establos y casujas en ruinas. Vosotros direis que haceis, pues las cosas pueden cambiar mucho según derive la situación.

[William Tender]

Rudiger

-Y dime Rudi... exactamente que pasará cuando se coman ese estofado tuyo...?
-Oh, nada grave, te lo aseguro, pero principalmente depende de lo acostumbrados que estén a la comida picante. Si están muy acostumbrados a ella, probablemente lo encuentren muy sabroso, lo más delicioso que hayan probado, y después... supongo que sólo tendrán una indigestión de una tarde, no se alejarán mucho de la letrina en todo el día, y por la mañana, más o menos, estarán presentables.-Rudi sonreía pícaramente mientras se lo imaginaba.
-Si por el contrario, sus señorías no están acostumbradas a los sabores fuertes, o tienen un estómago frágil...
Bueno, en cuando acaben de comer, tada el agua del Reik les parecerá poca para aliviar sus gargantas, y un par de horas después, habrá una buena cola en los excusados de palacio, y como no haya suficientes, en la lavandería, jejeje. Lo gracioso del asunto es que a veces, el infierno picante de yaya Lúa todavía pica cuando sale, no sé si me entiendes, y más vale no montarse en nada que no sea un sillón blandito en una semana, porque te deja unas almorranas como puños.
Rudi se partía de risa mientras terminaba de explicarlo, no podía evitar ser grosero cuando estaba lejos de los nobles, le servía como desahogo, y el paseo por el campo le estaba permitiendo liberar algo de estrés. Y así anduvo, con parloteo ligero, durante casi una hora, hasta que algo llamó su atención por el rabillo del ojo. Rápidamente, detuvo al poni, y le hizo gestos con el brazo a Mannricht para que hiciera lo propio con el caballo.
-Pssst, ¡Man! Man, mira eso.-Rudi señaló hacia los guardias, y susurró nerviosamente. -Hombres armados ¿Te parece que demos mejor un rodeo y salgamos del pueblo por otro lado? No quiero parecer cobarde, pero mi madre me enseñço que nunca me metiera con hombres que llevaran armas más grandes que yo, y no me gustaría tener que darle explicaciones a ésos.


Rudi espera la respuesta de Mannricht, prefiere rodear, pero si éste opina lo contrario, le hará caso con algo de reticencia. Me he permitido cambiar mi avatar para ilustrar a mi PJ (que no me ha quedado especialmente narigón, para ser un halfling, me temo, pero servirá), y así se hace uno una idea.

[Jacques el arcabucero]

Mannricht

El campesino Mannricht se estuvo riendo a gusto imaginando las carreras provocadas por la digestión del estofado de Rudi. Que barbaridad!
La conversación durante una hora fué de lo mas intrascendente. Mannricht le contó que los conejos llevaban una cría de retraso, y que eso solía ser, por lo general, mala señal. Le habló de su pasado como patrullero de caminos, le explicó la resolución de algunos casos, como cuando atraparon a Krieger "caracortada" y sus compinches en su capamento tras tres días de seguirles el rastro dia y noche. ´Le habló de la ocasión en que tuvo que hacerse pasar por un pordiosero y esperar en un callejón a unos traficantes de alcohol y como después tiró sobre ellos una montaña de barriles que habían apilados logrando detenerlos y acabar con el contrabando ilegal en Averheim. O al menos, es lo que cuenta Mannricht...

Es entonces cuando su compañero de viaje Rudi le interrumpe deteniendo su poni, y haciendole gestos con el brazo a Mannricht para que hiciera lo propio con el caballo.
-Pssst, ¡Man! Man, mira eso.-Rudi señaló hacia los guardias, y susurró nerviosamente. -Hombres armados ¿Te parece que demos mejor un rodeo y salgamos del pueblo por otro lado? No quiero parecer cobarde, pero mi madre me enseñço que nunca me metiera con hombres que llevaran armas más grandes que yo, y no me gustaría tener que darle explicaciones a ésos.

- No te detengas rudi. Sigamos adelante, a lo mejor nos han visto antes que nosotros a ellos y si ahora cambiamos de dirección podría parecer bastante sospechoso. Será mejor que sigamos, y mas aún, que seamos nosotros los que les interroguémos. Si estuviéramos buscando un furtivo realmente, trataríamos de reunir tanta información como fuera posible, no es así? Acaso no le preguntarías a dos milicianos como esos? pues hagámos eso mismo. Rudi, pregunta tu. Yo estaré atento a cualquier movimiento extraño y asentiré a todas tus explicaciones. Que puede salir mal, eh?

De este modo, y si Rudi no tiene mas que añadir, Mannricht seguirá por el camino bien atento a lo que suceda en los próximos instantes.

Genial ese dibujo de Rudi camarada Tender! Juas!

[Saratai]

Mannrich y Rudiger tomaron el camino directo. Ambos presentaron opiniones distintas, pero Rudiger dejó la batuta de las decisiones a cargo del campesino de Streissen, y éste optó por no dar sospechas y evitar huidas innecesarias.

La mañana se fue despejando con el paso de los minutos, y una fria brisa comenzó a correr en las llanuras. Dejaron la alda de Dalbach atrás y entraron en el campo de visión del puesto de guardia, mientras repasaban sus papeles. Debian de actuar Rudiger como forestal y Mannricht como su guardaespaldas, en la busqueda de un peligroso y huidizo fugitivo. Negranoche y el pony no les dieron mucho tiempo, y en escasos instantes los guardias estaban encima de ellos, listos para inspeccionarles.

El puesto de guardia eran cuatro tablones mal puestos de oscura madera de roble, colocados para que la lluvia no calara a sus ocupantes. El par de guardias portaba grandes alabardas y paso perdido. Lo curioso es que mientras uno de ellos llevaba el uniforme negriamarillo que antaño portara Mannricht como orgulloso patrullero averlandés, el otro portaba colores rojos y negros, en tiras iguales repartidas por todo el uniforme. El primero llevaba una boina coronada por una pluma tintada, y un mostacho denso y castaño. Era un hombre más bien grande. El segundo estaba afeitado, y su piel era extremadamente pálida. Ojeras profundas como pozos resaltaban ojos azul grisado y rostro cetrino. Llevaba el pelo negro y algo largo.

Fue el primero, el bigotudo de traje negriamarillo, el primero en hablar:

-Buenos días caballeros, que Sigmar sea con ustedes.

El guardia sacó un pergamino apoyando el arma en el hombro, y actuó como si leyera lo que en el se contuviera. Y de manera tosca, para más detalle.

-Este camino se ha de cruzar con impuesto de 1 chelin por cada 10 chelines que ustedes porten, o de uno por cada treinta si viajan no por mercaderia sino por encargo provincial.

El segundo guardia inspeccionó bolsas, pero al no ver más que comida no pudo sino preguntar a Mannricht.

-¿Qué demonios haces viajando con un halfling?

El bigotudo guardia miró de soslayo a su compañero, pero tras unos segundos de reflexión y muchos de inspección a la nariz de Rudiger, también preguntó al antiguo patrullero.

-¿Por qué viajas con eso?- dijo señalando al pobre Rudiger.



FDI (EDIT): Para que no haya lios con el orden de posteo, vamos a dejar libre la cantidad de post. Vamos, que podeis postear todas las veces que querais ^^.

[Jacques el arcabucero]

Mannricht

-Este camino se ha de cruzar con impuesto de 1 chelin por cada 10 chelines que ustedes porten, o de uno por cada treinta si viajan no por mercaderia sino por encargo provincial.

El segundo guardia inspeccionó bolsas, pero al no ver más que comida no pudo sino preguntar a Mannricht.

-¿Qué demonios haces viajando con un halfling?

El bigotudo guardia miró de soslayo a su compañero, pero tras unos segundos de reflexión y muchos de inspección a la nariz de Rudiger, también preguntó al antiguo patrullero.

-¿Por qué viajas con eso?- dijo señalando al pobre Rudiger.

- Chsssst! - chistó Mannricht con disimulo mirando con los ojos como platos a Rudi de medio lado. A continuación espoleó levemente a Negranoche y se acercó a los dos tipos sin dejar que Rudi se acercara a ellos. Les habló casi en un susurro - ¿Están ustedes locos? Es que no tienen apego por sus pellejos? Manann bendito! Es que no ven quien me acompaña? Es Rudiger Croop! - dejará unos instantes para que ambos milicianos pongan la cara que se supone que pondrán, de no conocer de nada al halfling y Mannricht volverá a hablar - Quizá les suena mas el nombre por el que és conocido; Quebrantahuesos Croop... - lo dice con el tono con que se les dice a los niños que a medianoche los skavens se cuelan por las ventanas y se llevan a aquellos que no están durmiendo - Miradlo... - Mannricht señala al halfling pero tratando de no hacerlo directamente - nadie sospecharía que bajo ese aspecto inofensivo se esconde uno de los mas sanguinarios y crueles torturadores de la Prisión de almas... ¿les suena ese lugar? Allí abajo, en los niveles inferiores, donde ningún guarda se atreve a bajar, Quebrantahuesos Croop lo hace. Sus horribles métodos le han convertido en un ser temido, nadie le falta al respeto, nadie osa mirar directamente a Quebrantahuesos Croop... ¡NO! ¡insensato! no le mires a los ojos! - dirá esto al primero que mire hacia Rudi - Escuchadme bien, será mejor que mostreis algo de respeto hacia él, dejar de usar ese tono, no le llameis "eso", Manann bendito! Sabeis como hacía hablar a los mas crueles asesinos de la prisión de almas? les daba de comer un horrible estofado cuya secreta receta disuelve las tripas y hace que vomites tus própios organos hasta que se te queda pegado el estómago a la espalda y los ojos se te salen de las cuencas y la lengua se pone morada y pierde sensibilidad... Quebrantahuesos Croop se internaba en las mas profundas galerias llevando con él su puchero oxidado y humeante y repetía una y otra vez, traigo estofaaaadooo....traigo estofaaaadooo.... y golpeaba con su cazo... pom... pom... pom... ni los mas sanguinarios asesinos soportaban la presencia de Quebrantahuesos Croop y su horrible puchero.

Todos los presos acababan confesando sus delitos. Gracias a él, se han ajusticiado asesinos, secuestradores, contrabandistas, etc. Les suena un tal Krieger masticapulgares? y Orson rompeespaldas? y Korrik retuercevertebras? - Mannricht niega con la cabeza de forma solemne - Ahora nuestras aldeas están mas tranquilas, pues ha corrido la voz de que Quebrantahuesos Croop ronda los caminos, buscando culpables, y no parará hasta que prueben su estofado.

Mannricht se separa de ellos y en tono alto vuelve a hablar.

- Nos dirijimos a Wuppertal para cruzar el Reik, andamos tras unos furtivos... estoy seguro de que si le piden el peaje a Quebrant... esto, a Croop, él les pagará. Yo le acompaño en su búsqueda, ahí va mi pago!

Mannricht lo explicará todo con gesto grave, serio como una losa, los ojos como platos. El mismo teme a Quebrantahuesos Croop, y se esforzará por convencerles. Por otra parte pagará su impuesto, ya me dirás cuanto debo descontar.

[William Tender]

Rudiger

Rudi escuchó a duras penas parte del discurso que Mannricht ofreció a los dos guardias. Un poco excesivos algunos detalles, a su parecer, pero era lo que tenían, así que se esforzó por poner cara de póker. Pensó en cómo sería tener autoridad, y trató de visualizar el porte firme, tenso, impaciente de su señor cuando se paseaba por los pasillos dando órdenes. Con un gruñido de impaciencia en la boca, Rudiger se apeó de su montura y se acercó a los hombres mientras Mannricht les ofrecía el pago del peaje. Con gesto indignado y cruel, le ladró a Mannricht.
-¿Qué haces?¡No se te paga por cotorrear como una vieja, y aparta esos dineros, que no tratamos con mercaderes, ni ofrecemos sobornos, estamos en misión oficial!
A continuación, y antes de dar tiempo a nadie para abrir la boca, Rudi se miró a los dos guardias con el ceño fruncido, y la misma ira escrutadora que utilizaría con un ratón que se hubiera colado en su despensa a robar queso. A continuación, empezó a ladrar furiosamente, y con rapidez. (Confiando en que el estado natural de calma en que se encontraban muchos portazgueros y guardias, les impidieran procesar el torrente de palabras que se disponía a arrojarles encima)
-¡Y ustedes dos! ¡Han estado un poco lentos en el ejercicio de su deber! ¡Sean más firmes! ¡Un guardia debe imponer respeto! No obstante, la misión que me acarrea es urgente, y no lo mencionaré a sus oficiales superiores, siempre y cuando tengan la bondad de no hacerme perder más el tiempo. Buscamos a dos individuos, quizá tres. Uno de ellos es alto, robusto, pelo rapado, rasgos locales mezclados con algo nórdico, quizá de ascendencia ostermarkesa, ojos grises y una cicatriz en la cara. El otro es de mediana estatura, delgado, pelo castaño sucio y revuelto, ojos oscuros, rasgos sureños, y acento tileano. Les seguimos la pista desde hace varios días. Cualquier información que puedan ofrecernos es VITAL para entregar a estos tipos ante la ley. Dejen de mirarme con esa cara de bobalicones, espero que no hayan olvidado la ley condal que exime a los oficiales en misión urgente de pagar peajes, pues, en caso de obstaculizar el ejercicio de la justicia, la pérdida de la pista de estos criminales recaería sobre su responsabilidad, les consideraría cómplices de la huida, y yo me encargaría personalmente de ejecutar la pena. Así que dejen de mirarme de ese modo, tengo prisa, ¿Han visto a esos hombres o no?

Rudi sabía que apostaba alto. Se arriesgaba, pero si la jugada le salía bien, los agentes, aturdidos, les responderían vagamente, y podrían salir de allí con gesto indignado, y el bolsillo intacto. Rudi rezó porque así fuera, y no les pusieran más pegas.

Rudi realizará el equivalente a una tirada de Charlatanería, es decir, no quiere explicarles todo esto despacio, sino aturdirles con su arranque de mala leche, para que no tengan tiempo de pensar fríamente en el asunto. Por cierto, perdón por la tardanza, he tenido mucho lío.

[Saratai]

El estado de los guardias sólo se podia describir con una palabra: atónitos. Jamás en sus años de trabajo habian encontrado situación similar. Ya no era que un tipo con armamento caro y vistoso y acento de campesino como era Mannricht les hablara de esa manera. Era que además, hacia ver que trabaja para (y hemos de recalcar el para) un simple halfling, que les era completamente desconocido.

Mannricht fue alzando la efusividad de su pantomina, hasta llegar a cotas que Rudiger consideró exageradas, y a poco pudo reprimir un codazo para que el campesino de Streissen no lo hechara todo al garete. Si, tal vez era un tópico, pero los halflings eran mejores para enarbolar intrincadas historias. Y para cocinar. Y para robar. Y pa... Bueno, me estoy perdiendo, el caso es que mientras Mannricht mentaba torturas, estofados picantes y a la prision de almas , el gesto de los guardias se iba torciendo.

Hubo terminado Mannricht de nombrar a los criminales que sufririan el peso del estofado cortesia de Quebrantahuesos Croop, que el guardia del mostacho y en uniforme negriamarillo dijo:

-¿PERO QUE CO- Más no pudo terminar la frase, pues el fiero halfling saltó del poni, poniendo orden y haciendo sacar pechos. Ni el más fiero comandante habria igualado su rabia, y ambos guardias empezaron a mirarse confundidos.

Sin embargo, tras pasar unos minutos en la que los guardias no sabian que argumento esgrimir, el que llevaba la voz cantante, (esto es, el peajero del mostacho) recobró el sentido común.

-Por supuesto señor, le traeré algo de agua y la descripción de los hombres que pasaron por aqui, no hará ni tres dias. - Dijo el del mostacho mientras andaba hacia la caseta.

-Pero qué dices, si por aqui no ha pasad... empezó a responder el guardia de piel pálida, pero el bigotudo le miró como si de un orco se tratara, y éste paró en seco su lengua.

Cuando el guardia salió de nuevo de la caseta ya no portaba una alabarda sino una ballesta cargada. El compañero de cara pálida grito alarmado, diciendo que no podian amenazar a un funcionario en misión ofical como era el señor Croop, pero el otro rió entre dientes.

-Muchacho, me estaba creyendo tu historia de hocico a rabo, pero antes de dejarte ir me di cuenta que lo único que querias era irte sin pagar. - Dijo el del mostacho mirando a Rudiger. - Típico por otra parte, viniendo de escoria halfling. Ya me parecia raro que el grandullón trabajara para ti, eso no concuerda con lo que me han contado de la prision de almas.

-Llevo cuatro años de peajero, y he visto cosas raras, muy raras. Pero vosotros os llevais la palma. No pareceis ni simples bribones ni bandidos, y eso no hace más que darme curiosidad de por qué querriais evitar pagar peaje cuando es evidente que teneis dinero. Bajad lentamente de las monturas, poned las manos donde pueda verlas y no movais un musculo mientras mi compañero os registra a fondo. NADIE engaña al gran Posch cuando está de servicio.


FDI: Mannricht, no ha sonado muy creible tu historia y Rudiger, aunque has pasado la tirada de charlataneria, el bigotudo guardia Posch sabe bien hacer su trabajo. (No como su compañero, que se lo habia tragado todo)

Ains, os habriais ahorrado esto si hubierais pagado un par de miserables chelines...