Reinhard Russ III: Verenna nos dará la Claridad

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Eldril
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Re: Reinhard Russ III: Verenna nos dará la Claridad

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Reinhard Russ

Todo salió según lo previsto. Ullias, visto la situación que Reinhard le presentó, no pudo más que aceptar el trato, ya fuese para devolverle el favor a Reinhard de todo estos años, para vengar la muerte de su amigo Karl, o para acabar su misma obra.

De vuelta al templo de Verenna, tanto Reinhard como Tobias dieron crédito de la tensa situación en la que se encontraba la ciudad. Y las palabras de Nolan, no tranquilizaron a ninguno de los dos. Pero esa noche, Reinhard tenía otros quehaceres, y no podía dedicar tiempo a comprender la gravedad del asunto.

-Espero que cabezas de inocentes no caigan al suelo… -soltó Reinhard suavemente sin dirigirse a nadie en concreto- pues dudo mucho que una turba enfurecida, tenga demasiados miramentos.

Pero su misión no sería participar en las revueltas para propiciar un tal vez justo cambio de Conde Elector. Su tarea, seria erradicar a los manipuladores miembros de la serpiente purpura de las esferas de poder.

Se encontraron con Rot, y se dirigieron a su cuchitril, que aún siendo pequeño, era todo lo acogedor que se necesitaba en estos intempestivos días que sucederían a la tormenta.

Todos escucharon a Rot detenidamente, hasta Rufus prestó algo de atención al palpar el tenso ambiente que se respiraba en tan pequeña sala.

En cuanto Rot nombró a Heinrich Messner, un recuerdo afloró en Reinhard- ese hombre acompaño a Dieter quien nos llevó hacia las cuevas de Monheim.- y las dudas volvieron a recorrer su mente- son de fiar estos dos hombres?

-Es seguro que estos dos hombres están de nuestro bando? – preguntó Reinhard sin ánimo de ofender. Pero la experiencia le decía que deberían andar con mucho cuidado con quien se relacionaban, pues si la secta había llegado a tales esferas de poder, quien sabe hasta qué nivel habían calado hondo. –No dudo de Efferman, sino que odiaría que por una traición todo el dolor y la muerte que hemos sufrido, perdiese toda la posibilidad de venganza, nada más.

Reinhard tenía en mente vengar la muerte de los dos enanos, y le sería complicado encontrar un plan que se adaptase a su objetivo.

-Me estas pidiendo que hemos de salvar el cuello de esos inmundos sectarios si la turba enfurecida cae sobre ellos? – los nervios estaban a flor de piel, pues había habido demasiadas emociones en muy poco tiempo.-Sé que es necesario para destruir completamente la secta… pero eso no sería nada justo jugarnos la vida para salvar la suya.

El camino se complicaba. No solo tendrían que encontrar a los sectarios y acabar de alguna manera o otra con ellos, sino que deberían aguantarlos con vida, y llevarlos Sigmar sabe donde!

O Jaran o Saford. Reinhard tenía un objetivo claro, aun que según explicaba Rot, sería extremadamente difícil. Se paró a pensar un tiempo, y intento idear un modus operandi para el grupo, algo que los mantuviera unidos y informados, a la vez que se aseguraban la supervivencia de cada uno.

-Tobias, Rot, Nolan… ya no tenemos vuelta atrás. Antes lo hemos podido ver, verdad hermano? Las calles en breve serán intratables, y quien sabe como sucederán las cosas. Tobias y Nolan, os encargais de Jaran, perfecto. Tal vez antes de ir a dormir podríamos dar un vistazo a la Yntinga Inn, a ver si reconoces a alguien, y averiguamos algo. Rot, te parece bien que tu y yo nos cazemos al cerdo de Saford? Mañana nos separamos. Yo visito a Messner, pues lo tengo conocido, y tu o me acompañas, o intentas contactar con Hopkeid. Debemos sacar toda la información posible. Y si son de fiar Sigmar y Verenna lo quieran, ofrecerles la posibilidad de ayudarnos en nuestra causa.

La mente de Reinhard escupió todo un plan a seguir. Era como si su subconsciente hubiese ido analizando la situación a la vez que buscando posibles soluciones a los problemas.

-Ya que el patio esta como esta. Mañana al mediodía nos encontraremos todos aquí. Si alguno de nosotros sabe con antelación que no podrá llegar a la hora, deberá dejar una marca en la puerta con su inicial. Y en el caso de que no pueda, lo antes posible deberá dejar la marca. Así todos sabremos que estamos en buen estado, a al vez que podremos intercambiar información.

-Ah, Rot creo que no nos iría nada mal algo de equipo para intentar pasar desapercibidos. Si puedes hacer algo para conseguirlo?

Reinhard miró uno a uno a sus compañeros. Cada uno de ellos depositaba su vida en las manos de sus amigos. Si uno fallaba, tal vez todo se iría al garete. Por suerte, eso era algo que todos sabían, y que estaban dispuestos a darlo todo para que no sucediera. Reinhard volvió a repetir uno a uno los nombres de sus compañeros.

-Tobias, Rot, Nolan. Los dioses nos han dispuesto este escenario, y es tarea nuestra no defraudarles. El verdadero destino de nuestras tierra reside en nuestras manos, hagamos justicia y escribamos nuestra historia con la sangre de esos herejes!

FDI: Necesito que me expliques como van las penalizaciones por no dormir y estas cosas.
Iremos, si Nolan quiere, a la taberna a empezar a investigar. Rot, Rufus y yo haremos un equipo. Nolan y Tobias, harán el otro.
El material para pasar desapercibidos : capas, algún sombrero, y algo de disfraz, barbas, algo d maquillaje… no se.
Por cierto, me puedes explicar como iria el tema de la instrucción acorde con la carrera? Puedo gastar avances en ingeniería? O he de pasar “x” horas con Ullias antes de poder hacerlo?
Buff… la olla esta en el fuego, espero que nadie se queme demasiado! xD
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21 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

Todos quedaron deacuerdo con el plan a seguir. Nolan y Tobias se encargarian de trabar amistad y colaboración con los revolucionarios que se agolparian en breves contra los Alptraum, tratando de encontrar una ocasión para capturar a Jaran. Tal vez incluso comentarian lo que sabian de Jaran, si se veian en necesidad imperiosa de salvarle la vida, pero sólo como último recurso. Después de esto,decidieron ir a dormir unas horas, pues al poco deberian comenzar su trabajo.

Los que no dormirian serian Rot, Rufus y Reinhard, que tenian mucho trabajo que hacer. Reinhard llegó a preguntar, una vez encarados y dispuestos a atrapar entre los tres a Oliver Saford, si Rot tenia algún tipo de disfraz. El investigador rió con ganas, y se dirigió a un arcón, que al ser abierto dejó ver decenas de pelucas, camisas de calidad, harapos de pobre, uniformes de funcionario, y barbas y mostachos varios.

Rot Gertl

-Si no lo tengo, esque no existe. En mi trabajo la caracterización puede salvarte la vida, y ahora que vas a trabajar conmigo deberás aprender algunas cosas.


El investigador no tardó en colocarle un mostacho rubio al aspirante a ingeniero. Reinhard tenia un aspecto dantesco, con una camisa blanca y reluciente, un enorme mostacho y cuatro pistolas en el cinto. Desde luego, su aspecto no ayudaria a parecer desapercibido, pero si a no reconocerle, y a que si venian mal dadas en caso de desembarazarse de la camisa y del bigote nadie pudiera reconocerlo. Una vez que Rot se colocó encima un uniforme de administrador de cuentas gubernamentales, y un collar de tibias al perro, los tres ya parecian un variopinto duo de funcionario importante, guardaespaldas y perro guardián. Si Tobias hubiera visto a su hermano de aquella guisa, no habria podido reprimir la risa al ver el enorme bigote moverse a cada paso.

Una vez caracterizados y listos para pasar algún que otro control, Rot dió una idea interesante:

-Antes de lanzarnos a la busqueda de Saford deberiamos pedirle consejo a Ivein Hopked o a Heinrich Messner. No se donde vive Hopked, pero si donde está la Mansión Messner. Con estas pintas parecemos miembros del gobierno y no obreros sucios, con lo que al menos los guardias se pararán a escucharnos. Iremos alli, y cuando nos encontremos con ellos idearemos un plan para atraparle con vida y tal vez quitarle del gobierno. Si conseguimos eso, tal vez las masas populares se calmen y el conflicto con los Leitdorf se suavice.

Era entrada la madrugada cuando el funcionario Rot, el perro Rufus y el bigote rubio al cual iba pegado un proyecto de ingeniero llamado Reinhard salieron del barrio en dirección a la mansión Messner. Se notaba bastante jaleo por la taberna de Ytinga Inn, pero no llevaban las vestimentas adecuadas para acercarse a aquellos sindicalistas, además de que aquella era la tarea de Nolan y Tobias y no habia tiempo para solaparse.

Las calles estaban tranquilas, a excepción de alguna patrulla que importunaba a mendigos, putas y nocturnos caminantes. Sin embargo, no habia problema, pues Rot se las sabia todas, y hasta era capaz de modular su voz y fingir otros acentos, adoptando poses ya fuera de importante litigante en acto de servicio como de hombre de negocios buscando un bar donde calmar la sed.

Cuando investigador, perro y bigote con pistolas llegaron a la Mansión Messner, ambos pudieron asombrarse de la cantidad de seguridad que habia en aquella casa. El propietario, Mannfred Messner, habia contratado a decenas de hombres armados hasta los dientes para defender las dependencias de aquella importante familia. Por doquier aparecian dibujos de pegasos, y banderas a franjas verticales blancas y cian, los simbolos improvisados que el fundador de la casa habia creado cuando la venta de equinos le llevó a acumular más dinero que algunas casas nobles de la ciudad averlandesa.

-Los Messner son bastante practicos, Reinhard- le comentó Rot al mostacho tras el que se ocultaba Reinhard -pues han sabido contraer matrimonios ventajosos durante generaciones. El abuelo se casó con una mujer Mahiven, el padre con una Alder y el hijo con una Alptraum. Como comerciantes y diplomaticos son excelentes, y siempre sabrán decir la palabra adecuada. Pero pecan de soberbia, por lo que he oido. Eso si, son nuestros mejores aliados contra Saford, asi que debemos ser respetuosos y agradecerles el trabajo que hacen por la provincia.

Cuando un guardia llegó a atenderles en la verja, Rufus ladró inquieto. El mercenario encargado de la puerta tardó en creer las palabras de Rot, quien habia comentado que traia un mensaje de importancia para Herr Messner, y que se desarmarian para entrar si era preciso. Tras deliberarlo durante muchos minutos en los que los cazasectarios esperaron en la puerta, les dejaron entrar a la casa, acompañados en todo momento de cinco guardias que les cubrian espalda y laterales. Eran tiempos dificiles, y los grandes señores de Averland no podian dejarse matar facilmente por cualquiera que viniera con un mensaje de urgencia.

Fue asi como los dos entraron en las dependencias de la familia, siendo recibidos por Mannfred Messner en persona. De pelo canoso, rostro enjuto y cuerpo delgado, el serio señor de la familia Messner les hizo pasar a su despacho, sin dejar marchar a los guardias. Rot explicó que venian de parte de la iglesia verenneana, por contacto del lider Efferman. Mannfred supo al instante el problema a tratar, y como Saford se habia vendido a los dioses oscuros, pero a pesar de las peticiones de Rot, Mannfred se negó a mandar fuera a los guardias, aunque el tema a tratar fuera de vital importancia y conveniera mantener la privacidad. Una vez que Rot se habia presentado, Mannfred se dirigió a Reinhard, tras adivinar el nombre de quien se escondia tras tanto pelo facial.

Mannfred Messner

-Me alegra que aun queden hombres de honor en la provincia. Mi casa, y sobre todo mi hijo Messner, daremos nuestra vida por la ciudad, por Jobb Alptraum y por la muerte de los viles sectarios y monstruosos herejes que nos amenazan. Sin embargo, he de ser precavido, y conocer bien a las gentes a las que voy a ayudar. Si sois tan dignos de fiar como decis y pareceis, podreis contar con mi apoyo financiero y mi información para atrapar a Oliver Saford y a todo los malnacidos seguidores que han manipulado a mi hijo y a mi familia durante años, y que bien merecen castigo. Pero dime, Reinhard, ¿por qué haces esto?


Mannfred queria que el aspirante a ingeniero le contara su vida, literalmente. Rot ya habia comentado como habia sido durante años vigilante, y como Efferman le habia contratado para obtener información para la Orden Verenneana, pero Mannfred se encontraba curioso acerca del origen de un muchacho de aspecto tan peculiar como Reinhard. No todos los dias se veia a un hombre manco con cuatro armas de fuego, un perro de presa y un bigote de cuarenta centimetros.


FDI: Te toca contarle algo interesante a Mannfred, Reinhard. Recuerda que dependiendo de lo que le cuentes os ayudará más o menos, y que es una persona practica y poco dada a sentimentalismos.

En cuanto al sueño, solo tendrás penalizadores tras dos dias de trabajo sin descanso, a no ser que este sea excesivo.

Nolan no ha querido que le acompañes. Dice que los revolucionarios son desconfiados, y no tragarian a mucha gente nueva asi porque si, por lo que Rot piensa que seria mejor tratar con el otro bando, con los Messner más concretamente.

Y bueno, puedes gastar avances solamente en atributos. Para las habilidades y talentos necesitas instrucción. Por cada semana de trabajo, o treinta horas con Ulias, podrás aprender una habilidad o talento especial de la carrera de ingenieria, tras pasar una tirada de Inteligencia (y eso porque ya tienes conocimiento). Por ello, es vital que le dediques tiempo si quieres llegar a construir revolveres primitivos, crear vulgares y peligrosas protesis para tu mano (que tenderán a matar enemigos y amigos por igual) o a usar palomas-bomba o explosivos. Es una carrera divertida si se sabe ''explotar'' ^^.
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Re: Reinhard Russ III: Verenna nos dará la Claridad

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Reinhard Russ

Se acercaban días complicados para todos. Su misión seria encontrar a Oliver Saford, un importante miembro del consejo, y secuestrarlo para que delatara todo lo que sabía sobre la secta. No era una tarea nada simple, y mucho menos para un corpulento minero educado en el pico y la piedra y con mas raciocinio enano, que subterfugios de políticos humanos.

Pero parecía que ese era el único camino a seguir para salvar toda la provincia de la corrupción de una secta que tanto daño le había hecho a él, como a tantos otros inocentes.

Los poderes oscuros se habían llevado a su padre, le habían arrebatado a amigos como Dajertik o Eimur, le habían hecho mutar y sobrevivir bajotierra durante días, le habían destrozado las manos y recientemente le habían destruido la tranquila vida que había conseguido emprender junto a su familia y sus dos amigos enanos.

Así que Reinhard quería por encima de todo, evitar que atrocidades como a las que a él le habían pasado, volviese a ocurrir. Y evitar que gente con el corazón tan negro y oscuro como el mismo carbón, moviese los hilos de la provincia.

Así que junto a Rot, se pusieron “manos” a la obra con tal de poder pararles los pies a esos sectarios.
-Para que querrás tanta… tanta cosa? Vaya… creo que puedo llegar a entenderte

Reinhard dejó en manos de Rot lo relacionado con el atuendo, y prefirió no ser visto por Tobias, ya que las bromas podrían durar largo tiempo. Así que una vez pertrechos, se dispusieron a dar el siguiente paso, pedir ayuda a la familia Messner.

Los consejos de Rot sobre los Messner no hicieron más que inquietarlo. Parecía mentira que un hombre tan corpulento y que había demostrado su valor en más de una ocasión en combate, ahora se viera abrumado por la visita a una familia de renombre de Averheim. Ese no era lugar para Reinhard, y él lo sabia más que nadie.

-Haré lo que pueda Rot, pero si te he de ser sincero, no me encuentro muy cómodo detrás de este bigote y dirigiéndonos hacia dónde vamos, la verdad…


Será complicado, pero si no le hecho cojones, no haremos nada… así que Reinhard, ya puedes espabilarte.

Mannfred Messner se presentó amable y dispuesto a colaborar, pero antes intento asegurarse de que la curiosa comitiva que venía en nombre de Efferman era completamente de fiar, pues en estos tiempos, cualquiera podría ser comprado por deseos o ideas.

Porque no retira a sus hombres de la sala? No es un tema lo bastante complicado como para hablarlo en la intimidad?

Esto le pareció una falta de respeto a Reinhard, pues este tema no era nada liviano como para escamparlo a los cuatro vientos, y parecía que Mannfred o estaba completamente convencido de que sus hombres eran fieles (hecho que Reinhard no tenia del todo claro) o creía que el tema a tratar no era suficientemente transcendental como para mantenerlo en secreto.

¿Que porque hago esto? Se cree capaz de ponerme en duda… después de todo lo que he sufrido?

A Reinhard no le gustaron mucho esas palabras, pero sabía que el camino más rápido hacia Saford pasaba por la cooperación con los Messner, así que intento morderse la lengua y darle una explicación lo mas llanera posible intentando disimular su enojo por la situación.

-No puedo sino expresar mi enojo por poner en duda nuestros motivos por hacer esto, pues quiero creer que toda persona conocedora de tal traición de Saford y los suyos, tomaría cartas en el asunto sin tener más motivo alguno. Pero supongo que en los tiempos que corren ya nadie es completamente de fiar, así que voy a explicarle mis motivos, que bien le juro son mucho mayores a los que cualquier persona podría tener.


Reinhard miró a Rot con una mirada severa. Reinhard se había vuelto a dejar llevar, y aun sintiéndolo, prefirió jugarse la ayuda de los Messner, a mostrarle una bonita sonrisa y a suplicarle por la ayuda. Así que se dispuso a hacerle pensar a Mannfred sobre la duda que depositaba en él.

-Tal vez sea por venganza- dijo Reinhard a la vez que se sumergía en sus recuerdos- mi padre marchó a la guerra contra los dioses oscuros, ya que yo aun no tenia edad para empuñar una arma y el jamás volverá. Dajertik, Eimur y medio pueblo de Monheim murieron en manos de unos mutantes relacionados con la maldita secta y yo pude salir con vida. Me torturaron y esclavizaron hasta dejarme así- Reinhard levanto la mano amputada- pero logré huir y seguir con vida. Hace un dia, Augostte Getter y sus hombres quisieron expropiarme la mina con tal de que la secta se reuniese en su interior, luchamos hasta agotar toda esperanza y Durak y Karl, mi únicos compañeros durante estos últimos cinco años, dieron su vida para salvar la mía y poder pararle los pies a la serpiente purpura.

Reinhard parecía algo ofendido por las dudas que Mannfred había dipositado sobre él, y como respuesta, fue nombrándole todos y cada uno de los motivos por los que quería venganza. Pero esta vez lo hizo de manera fría y expresando su dolor de manera superficial y sin casi importancia. Quería hacerle sentir a Mannfred culpable por haber dudado de él. Reinhard jamás trabajaría para sus enemigos más acérrimos.

-Tal vez sea por venganza, o tal vez sea para evitar que los culpables de todo el dolor que hay en mí, sean quien muevan los hilos de toda Averland campando a sus anchas y destrozando familias tal y como a los Russ, nos ha ocurrido.

En ningún momento Reinhard pretendió ser amable, pues ni los recuerdos que le obligó a rescatar del olvido eran bien recibidos, ni las dudas que presentó sobre él con todo lo que eso significaba (todas las muertes en vano, toda la lucha por la supervivencia, todo lo que él odiaba) ayudaban a una buena relación.
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21 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

Hasta los soldados de la casa se sintieron incomodos con las palabras que el aspirante a ingeniero narró en el despacho de los Messner. Sin embargo, el señor de la mansión se sintió complacido con lo que escuchó. No con regocijo, sino con pesame y con el reconocimiento de que se encontraba frente a un hombre muy distinto a el. Un hombre que habia tenido que luchar a cada paso de su vida. Aquel reconocimiento se convirtió pronto en admiración.

Mannfred Messner

-Mis más sinceras disculpas, Reinhard. En serio, lo siento, pero no puedo permitir que cualquiera entre en mi casa con el pretexto de ser un amigo. Soldados-
dijo el señor noble a sus subditos -pueden retirarse.

Una vez que los soldados se marcharon y dejaron a Mannfred a solas con Rot y Reinhard, el señor pudo disculparse sinceramente.

-Muchos intentan matarme a mi y a mi familia en esta osucra era de revoluciones y traiciones. No he sufrido ni la mitad que vosotros, pero conozco el miedo y el sentimiento de venganza, asi como el odio de los herejes que con su miedo, dan la espalda a Sigmar y sirven a los dioses heréticos, que sirven al camino fácil. Reinhard, Rot, escuchadme bien, pues ahora que se de primera mano que sois de confianza, os puedo atender como os mereceis.

El señor de los Messner, hombre serio y habil comerciante, se levantó de su sillón para dirigirse a un arcón, del que sacó varias bolsas. Bolsas que ayudarian a Reinhard a financiar su guerra personal. Pero antes, decidió contar todo lo que sabia al antiguo minero de Monheim acerca de Oliver Saford.

-Reinhard, tu combates a la serpiente purpura como todos deberiamos hacerlo. Tal vez no pueda ayudarte empuñando una espada, pero si con mis ingresos y mi información. Hasta donde sé, Oliver Saford no vive más de una semana en el mismo lugar de la ciudad, y algo me dice que no tardara en abandonar Averheim. Ivein Hopked, un amigo de la familia y servidor fiel de Averland, ha de reunirse dentro de unas horas con Jobb y Bukter Alptraum, los primos que han de dirigir esta provincia, junto a Saford. Sin embargo, dentro de escasas horas, tambien conocerán que Oliver Saford ha sido un traidor que ha usado su influencia para favorecer a miembros de la serpiente purpura y colocarlos en altos mandos, como fue el caso de Augostte Getter, según creo. Por ello, es evidente que los Alptraum no se sentirán complacidos, y expulsarán a Oliver Saford y a sus hombres de la ciudad, cuando no acaben con su vida. De una forma u otra, esa reunión se llevará a cabo en la mansión Alptraum, bajo el resguardo de decenas de soldados para evitar que ningún problema la disturbe. Entrar en la reunión es algo imposible, y evitarla más aun, puesto que Ivein ya se encuentra en el palacio, preparandose para dar la noticia si esque no lo ha hecho ya.

-Saford- continuó Mannfred -es un hombre rico e inteligente, y no se separará de sus hombres, pero hay una oportunidad de atraparle si somos rápidos. Usa un negocio, la Casa de la Rosa, para mantener sus libros y datos. Mi hijo estuvo anoche alli mismo, y encontró varios de ellos.

Rot asintió ante tal hecho, pues Efferman ya le habia dado a conocer el buen trabajo que el fiscal habia llevado a cabo, de forma un tanto expeditiva para ser exactos.

-Heinrich, mi hijo, no debiera tardar mucho en venir aqui, pues ahora está reunido con la familia Norfendeger. Sin duda estará encantado de trabajar con vosotros para atrapar a Oliver Saford, y con su ayuda, al ser él un miembro del Consejo, os será más fácil atraparle. Es vuestra decisión si quereis partir de aqui sin el o esperar a su llegada, ya trabajeis mejor solos o prefirais apoyo de su parte. Sea como sea, hay algo que debo entregaros.

Mannfred entregó a Rot y a Reinhard una bolsa llena de coronas de oro: 40 coronas cada una. Además, mandó llamar a un sirviente para que trajera equipamiento de los sótanos. Cuando este llego, presentó ante el investigador y el cazador de sectarios una amplia panoplia de efectos armamentisticos oportunos. Un pesado yelmo, unas grebas de placas, cuatro puñales, un escudo, varios pañuelos, un extraño frasco, varios metros de cuerda y algunos documentos estampados con la firma blanquiazul Messner que les autorizaban a actuar en nombre de la casa del pegaso.

-Espero que con el dinero y estos elementos podais mejorar vuestras posibilidades de éxito. Escoged entre lo que gusteis, y ya os quedeis aqui esperando a Heinrich o marcheis ya, espero que mi información haya sido de utilidad y los dioses guien vuestro camino.

Rot y Reinhard tenian ahora dos opciones, pues la información de Mannfred disponia a los dos de la perspectiva suficiente como para actuar por su cuenta. Sin embargo, las heridas de Rot, y lo dificil de atrapar a un hombre tan protegido como Saford, recomendaban al investigador esperar alli al fiscal.

Rot Gertl

-Muchisimas gracias, Herr Messner. No olvidaremos lo que hace por nosotros y por nuestra iglesia. Los dioses le recompensarán en su vida como nostros intentaremos hacerlo en las próximas semanas.


Una vez que Rot y Reinhard estuvieron solos en la sala, decidiendo que equipo podria ser útil, el investigador habló con el aspirante a ingeniero.

-¿Tu que dices, nos vamos o esperamos? No creo que haya mucho que perder...


FDI: Puedes elegir cualquier objeto de los que hay en la mesa de los Messner. Alegrate, no todos los dias se consiguen cuarenta coronas ^^.

Además, puedes tomar la decisión de esperar al fiscal o partir a encontrar un plan alternativo para atrapar a Saford.
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Reinhard Russ

A Reinhard nunca le había gustado comportarse de tal manera. Él siempre había sido una amable persona, dispuesto a ayudar en la mayoría de las ocasiones, y difícilmente irritable. Pero tal vez ese Reinhard había quedado atrás, entre los cadáveres de los hombres de Getter, y sus dos íntimos amigos.

Finalmente, las disculpas de Mannfred, y la retirada de los soldados, hicieron devolverle a Reinhard esa parte de si, que se escondía en la profundidad de las minas.

-Comprendo a lo que te refieres, y pido mis disculpas por los modales. Pero mi vida ha sido gravemente marcada por la traición… y eso es algo que nunca voy a tolerar.-Comentó Reinhard delante de la justificación de Mannfred del porque de sus dudas sobre los dos hombres que venían a cambiar el destino de la provincia.

Mannfred procedió a explicar toda la información que sabia sobre Oliver Saford, a la vez que ofrecia ciertos objetos, y un saco de monedas de oro.

-Esperaremos, si. Pues con la ayuda de su hijo seguro que los acontecimientos sucederán de manera mucho mejor. Y muchas gracias de todo corazón por la ayuda que nos da. Ya se que usted lo hace por el bien de la provincia, pero yo estoy obligado a agradecerle la ayuda en una empresa mucho más personal. Gracias.

A Reinhard siempre se había visto obligado a agradecer en extremo, a todos aquellos que ayudaban sin deseo de recibir nada a cambio. Así fue con Mannricht que le salvó la vida en los caminos de Averland, y esta vez era con Mannfred, quien contribuía a erradicar un plaga que poco a poco infestaba el corazón de la provincia, sin esperar (según creía Reinhard) nada a cambio.

Finalmente, con todo el material que Mannfred les había cedido, Reinhard se equipo lo mejor que pudo, con la ayuda de Rot, y ambos decidieron esperar a que Heinrich volviese, con tal de trazar un plan lo suficientemente bueno, como para no fallar.

-Prefiero esperar a Messner, por lo que pueda ser…

Mientras esperaban Reinhard se colocó todo el equipo que Mannfred les había ofrecido, a la vez que preguntaba a Rot sobre ciertos enseres de los que dudaba su utilidad, como eran los pañuelos varios, el extraño frasco y los documentos estampados con la firma blanquiazul.

FDI: esperamos a Messner, y me equipo con el yelmo ( si el que tengo ya es menos util, con la grebas, el escudo y la cuerda)y los demas, preguntare para que sirven y si son utiles, tambien los cogeremos.
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Re: Reinhard Russ III: Verenna nos dará la Claridad

Mensaje por Saratai »

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Tras mucho meditar, el estudiante de ingenieria comprobó que aquel yelmo no suponia gran diferencia, y que el que ya tenia se adaptaba a su cabeza mucho mejor. Tal vez fuera por el cariño que le tenia al casco de Durak, o porque se sintiera extraño con aquel trasto emplumado de los Messner, pero se quedó con el que ya tenia. Lo que si le sirvió sobremanera fueron las grebas, las cuales encajaban perfectamente en sus tobillos y supondrian una buena diferencia ante cualquier problema, asi como un viejo y pesado escudo circular, que enganchaba sin problemas en su protesis izquierda y le permitia tomar las pistolas sin problemas.

Rot si que tomó el yelmo de los Messner, y un par de puñales, dejandole a Reinhard cuerdas asi como el frasco, que el investigador creyó que contenia algun tipo de tónico reconsituyente. Tras acabar de pertrecharse ambos, los dos parecian salidos de una guerra, repletos de piezas de armaduras inconexas y distintas entre si, hasta arriba de armas y llenos de vendas y cicatrices. Reinhard en concreto, llevaba ni más ni menos que la panoplia de un escudo enganchado al garfio, dos puñales (escondidos en las perneras del pantalón), dos espadas (una a la espalda y otra al cinto) y cuatro pistolas atadas a un cinto que cruzaba su torso, un total de nueve utensilios de guerra. De no ser por su gran fuerza y tamaño, ni siquiera habria podido cargar con tanto peso, pero afortunadamente para él las pistolas y los puñales no eran excesivamente pesados.

Mientras tanto, Lieb, Konrad y Heinrich volvian victoriosos de casa de los Norfendeger , llegando a la mansión ya avanzada la madrugada. Konrad contestó a las palabras del fiscal, que se encontraba curioso ante su opinión.

Konrad Trademann

-Heinrich, pienso que le hemos dado mucho poder a Ulli Norfendeger. Esto traerá problemas en un futuro, es algo más que probable. Sin embargo, para cuando eso suceda seguramente nuestro tiempo ya haya pasado, y sea arreglarlo tarea de nuestros hijos. Eso si, su ayuda marcará un antes y un después, y nos permitirá aumentar la leva de soldados, contratar espias entre los hambrientos revolucionarios y pagar ayuda mercenaria para el conflicto. Si aguantamos el tiempo suficiente, no me cabe duda de que ganaremos este conflicto, puesto que los Leitdorf no podrán resistir una guerra de desgaste con lo mermado de sus arcas.

Una vez comentado el caso, el fiscal se dirigió a Lieb, que como siempre, fue escueto en sus palabras.

Adolf Lieb

-No se quienes son el resto de hombres, mi señor, no les habia visto antes. Yo... solucionaba problemas en Heideck. Fue Herr Hopked quien le habló de mi a vuestro padre según puedo imaginar, señor.

Aquella fue una respuesta inesperada, pues Ivein no parecia el tipo de hombre que conocia a sicarios como Lieb. Pero lo más curioso fue la manera cerrada de cortar la conversación que tuvo Lieb, como si no quisiera hablar de su relación con Hopked. Lo que si estaba claro era que Ivein habia pasado una larga temporada de su vida en Heideck..

Después que los tres jinetes llegaran al patio, y que los sirvientes recogieran a Erwin y a los otros dos corceles, el fiscal le dió un permiso a Lieb. Este aprovecharia para dormir un rato, pues ya iba conociendo a su jefe y no sabia cuando podria dormir de nuevo, pidiendole a Heinrich que le desperatara en cualquier momento. Konrad también quedaria en casa de los Messner a dormir, pues tenia importantes negocios con Mannfred, y asi mismo se encontraba cansado.

Fue encontes cuando Heinrich fue avisado por uno de los guardias de la presencia de Rot y de Reinhard, y fue llevado a donde estos ultimaban sus preparativos. Heinrich conocia a Rot, pues le habia visto unos dias antes junto a Efferman y conocia los detalles de su investigación en las minas de Reinhard Russ, con el que habia tratado cuando este no era sino un minero joven e imberbe. Mucho habia llovido desde entonces, pero al ver a los dos juntos pudo concluir que la misión de Rot habia sido un éxito y que el minero de Monheim habia resultado ser de fiar.

-¿Investigador? Y el que os acompaña supongo que es el tal Reinhard Russ. Saludos -
Messner ofreció la mano a los dos- ¿A qué debo su visita a tales horas?. No esperaba ir a ver al investigador jefe hasta mañana, pues tengo nuevas que contarle, pero ya que estáis aquí, os las transmitiré a vos. Vergamont ha huído, sospecho que para unirse a Feuerbach. Puede que Saford quiera colocar un peón en la Corte de Talabecland. En cuanto al capitán Tropkter, ha escapado y se encuentra en la ciudad. Además, se rumorea que será ascendido.

Messner se sentó en el sillón de su padre, al otro lado del escritorio. Indicó a los demás que tomasen asiento también.

-Perdonad mis modales, no os he dejado hablar. Me imagino que vuestra visita responderá a un motivo...


Las noticias que traia el fiscal fueron como un jarro de agua fria para los dos cazadores de sectarios. Rot y Reinhard no tenian pruebas de la presencia de Vergamont Fahen en la secta, pero si intuian la de Jaran, a falta de corroborarla plenamente en una sala de tortura. Pero saber que iba a ser ascendido complicaria y mucho el trabajo de Tobias y Nolan. Fue Rot el primero en contestar al fiscal.

Rot Gertl

-Heinrich Messner, mis más sinceros saludos. Me alegra muchisimo que podamos contar con usted, a pesar de las malas nuevas que trae. El motivo de nuestra visita es claro: Tras hablar con representantes de la iglesia de Verena y Sigmar, hemos llegado al acuerdo de crear un tribuanl inquisitorial para juzgar el caso de Oliver Saford. Todo estará en marcha en menos de dos días, pero hay un pequeño detalle que podria entorpecer todo el proceso, y es la insistencia de los revolucionarios en acabar con los miembros del Consejo. Si consiguen matar a Saford o a Jaran antes de que podamos interrogarles, perderemos todo el trabajo hecho hasta ahora. Los necesitamos vivos para que puedan dar toda la información acerca del lider de la secta, como se creo, fechas, etc, puesto que como Getter murió recientemente, no queda nadie más de la cúpula disponible para ser interrogado.


El investigador miró a Reinhard, y después pasó a darle una presentación como se merecia ante el fiscal. Messner no pudo sino soprenderse de las apariencias de Russ, que iba pertrechado como una autentica maquina de matar, cargado de pistolas y cuchillos, y acorazado como un veterano de guerra.

-Y bueno, también ha de saber usted, que nada de esto habria sido posible sin la inestimable ayuda de Reinhard Russ. Este hombre me salvó la vida a mi, y conoce a los sectarios más que nadie. Fue capturado por ellos hace años, y conoció de primera mano a los mutantes que estos usaron en asaltos y asesinatos. Sin duda yo le confio mi vida a él, y es la pieza clave para acabar con ellos. Por eso estamos los dos aqui, fiscal. Con su ayuda y sus medios, mis tratos con el tribunal inquisitorial y la experiencia de Reinhard combatiendo a los sectarios, podremos atrapar a Oliver Saford vivo, recopilar toda la información posible y acabar uno por uno con todos los herejes que ensucian la provincia.

Rot habia puesto todas las cartas sobre la mesa, y ahora solo faltaba que Heinrich accediera. Los tres tenian mucho trabajo personal que llevar a cabo, pero si conseguian coordinarse para ciertas actuaciones, el fin de la secta estaria próximo. Sabiendo que Oliver Saford ya debia haber empezado la reunión con Hopked y los Alptraum, bien escoltado de sus fieles guardaespaldas, el único momento que parecia adecuado para atrapalre era cuando huyera de la ciudad, algo que sin duda haria teniendo en cuenta de Jobb le expulsaria al saber de su traición. El problema era saber cuando atacar, y como hacerlo para evitar los guardaespaldas y mantenerle con vida.

La hora de la planificación habia llegado.
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Reinhard Russ

El escenario parecía estar dispuesto, y según iba pasando el tiempo, los protagonistas del que podría ser un glorioso final se reunían con tal de decidir de que manera podrían desmoronar los planes de la serpiente purpura.

Heinrich llegó a la sala donde los dos cazadores de sectarios esperaban impacientes. Y aún con la sorpresa de la visita, Messner no pudo más que disponerse rapdiamente a informar y entablar conversación sobre los problemas que acaecían a la provincia. Él era realmente un hombre dispuesto a solucionar los problemas que amanecían.

Si, el es el mismo que acompaño a Dieter hacia las cuevas de los muta…parece que no quiere perder ni un segundo. Vayamos pues a la raíz de los problemas.


Reinhard iba a responder, pero Rot se le anticipó, así que espero tranquilamente la explicación de su compañero de cacería.

-Es un honor tenerle con nosotros Heinrich. En estos oscuros tiempos, son pocos los verdaderos aliados con los que uno se puede encontrar. –Reinhard le devolvió el saludo a Messner- Si, yo soy Reinhard Russ y estoy dispuesto a todo con tal de acabar con la escoria de Saford. Ha habido ya demasiados sacrificios para dejar indemne a Oliver y su escoria sectaria.

-Rot, -li dijo a la vez que le dedicaba una mirada con cierto recelo- si estamos aquí es gracias a Durak y a Karl que dieron más de lo que pudieron por nosotros y por el destino de la provincia.Nosotros aún seguimos vivos.

Hechas las presentaciones, solo quedaba trazar un buen plan para lograr atrapar a Saford con vida, y esa parte, era seguramente la más complicada de todas.

-Heinrich, Rot os parece que tratemos de idear el plan para raptar a Saford, pues el tiempo apremia, y el mal nunca descansa.


Reinhard tal vez veía algo de esperanza en la cooperación entre las tres partes, pues al ser un grupo tan variopinto, se complementaban perfectamente todas su virtudes y defectos.

Mientras planteaban las posibles soluciones, Reinhard lanzo al aire las dudas que más le atormentaban.

-Como sabremos cuando Saford y su escolta pretenden abandonar la ciudad? Y por donde lo querrán hacer? Hopked podría darnos esta información?

-De cuánto tiempo disponemos? Y de cuantos hombres?

-Oliver Saford sabe que sabemos lo de la serpiente purpura y su participación en ella?

Según se fuesen respondiendo las preguntas, Reinhard fue ideando posibles planes, con tal de hacer el secuestro lo mas llanero posible. Y fue poco a poco dejando ver las opciones del secuestro.

-Se me ocurre que podemos probar de incitar a los revolucionarios para que ataquen la comitiva de Saford, y luego, Heinrich podría aparecer junto a una escuadra de sus hombres incluidos nosotros dos, como “salvadores” del miembro del consejo. Es decir que casualmente pasábamos por esa zona, y decidimos ayudar, (como no?) a un miembro del consejo que estaba en peligro. Y entonces le salvamos y lo llevamos a buen recaudo, es decir, secuestrado.

Por ahora este era todo el plan que a Reinhard se le ocurría, ahora esperaba oír las opciones de Rot y de Heinrich, que siendo gente más dada al politiqueo, bien seguro que tendrían ideas más brillantes.
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Heinrich Messner

Sí que era cómodo el sillón de Mannfred Messner. Por raro que pareciese, aquel asiento siempre había sido terreno vedado para Messner, que no había tenido ocasión de comprobar lo bueno que era. Sin embargo, no era momento de entretenerse divagando sobre la excelente manufactura de un sillón. Los dos invitados fueron exponiendo lo que sabían. Había algo en el minero que resultaba familiar a Heinrich, como si lo hubiese visto antes. Intentando no distraerse, siguió las explicaciones del investigador, que relataba la formación de un tribunal inquisitorial. Inquisitorial, una palabra que no traía buenos recuerdos. La última vez que un cazador de brujas había visitado Averheim, el padre Gunderbretz terminó en la hoguera, y el templo de Verena calcinado. Prefería a aquellos personajes lo más lejos posible, pues tenían la desagradable costumbre de tratar casi tan mal a las víctimas como a los culpables.

Además, Rot explicó la necesidad de capturar a Saford. Al parecer Getter había resultado ser un cultista, y estaba muerto. Aquello dejaba a Saford y a Jaran como únicas fuentes de información sobre la secta, junto con el desaparecido Vergamont. O Migolver. Cuando el vereneano terminó su exposición, fue el minero quien continuó. Era más que obvio que el joven no era una persona culta, rica o excepcionalmente afortunada. Nacido en la pobreza, curtido en las minas y mutilado por los mutantes, aquel hombre sí mostraba una enorme fortaleza, una interminable determinación y una valentía fuera de toda duda. Se tomaba el asunto de la secta como algo personal, y era evidente que haría lo que fuese por terminar con todo aquello. Un personaje singular, a la vez que heroico. Al empezar, nombró a dos amigos, al parecer muertos por la secta. Después, pasó a hacer varias preguntas a Gertl, sobre la naturaleza de la empresa a llevar a cabo. Por último, propuso un plan. Messner admitió que era ingenioso pero, en su opinión, había varios aspectos que pulir. Una vez que el minero calló, Messner tomó la palabra.

-Siento las muertes de vuestros amigos. No son los primeros que dan la vida por esta causa, y me pesa decir que intuyo que no serán los últimos. Si no es indiscrección, Herr Russ, vuestro rostro me es vagamente familiar. ¿Acompañábais a un patrullero, un tal Djaertik, cuando los incidentes de Muerte en los Caminos?. Apostaría a que vos érais aquel joven... En cuanto a la misión que nos ocupa, creo que puedo responder a alguna de vuestras preguntas.

Saford y los suyos abandonarán la ciudad lo antes posible, pues la ira de Jobb al conocer la verdad será enorme. Apostaría a que, si por él fuese, lo mandaría matar. Me imagino que Hopked le disuadirá de tal idea. Además, el Palacio Alptraum no sería un buen lugar para atacarle, pues a buen seguro que, temiéndose lo que iba a pasar, ha acudido con sus secuaces norteños. Por lo que sé, el regimiento estaba formado por trescientos hombres. Parte de ellos murieron en los Campos Leitdorf, al igual que uno de sus comandantes. Aún, así, es posible que conserve doscientos soldados, puede que más. Sólo responderán ante él, pues fueron contratados por la secta, y no me cabe duda de que le acompañarán. Debemos capturarle antes de que se reúna con el grueso de las tropas, pues en cuanto se encuentre entre ellos, será imposible alcanzarle.

Sobre por dónde saldrán, no tengo ni idea, pero me atrevo a aventurar que lo harán por una puerta poco transitada. El pueblo odia a esos guerreros, y no querrán llamar la atención más de lo necesario. Ignoro si Hopked podrá concretar algo más. Dudo que tengamos mucho tiempo hasta entonces de todas formas. Del asunto de los hombres me ocuparía yo. En calidad de consejero, puedo requisar alguna unidad del ejército, pero antes necesitamos un plan. En la situación que vivimos, con el enemigo dentro de la ciudad, no puedo utilizar a tropas para otros menesteres a la ligera. Por último, estoy completamente seguro de que Saford sabe que sospechamos de él. Ciertos sucesos de anoche me hacen estar seguro de ello...

Vuestro plan, Herr Russ, aunque bueno, necesitaría ciertos retoques. Azuzar a la masa revolucionaria podría ser demasiado arriesgado. No sólo para Saford, sino para nosotros. Además, para esas alturas Saford ya habrá sido declarado traidor, y sabrá que nuestras intenciones no serían rescatarlo. Lo que está claro es que debemos alcanzarle antes de que abandone la ciudad, lo cual puede ser en cualquier jodido momento.


A pesar que de ya no era el estirado prepotente de hacía unos años, a Messner seguía cabreándole sobremanera el no tener el control de la situación. Estaba acostumbrado a estar al mando y, si no, a tener un plan. Ahora no tenía ni una cosa ni la otra.

-Una vez que salga de el Palacio Alptraum las posibilidades son casi ilimitadas. Puede ir a la Casa de la Rosa o puede no hacerlo. Puede partir inmediatamente o esperar al amanecer. Puede hacer mil cosas y no sabemos exactamente cuál hará... Si queréis mi opinión, lo mejor será cogerle ahora mismo. Con suerte, incluso podremos ocuparnos de sus guardias antes de que termine la reunión. Podemos coger a los hombres de mi padre y, una vez en el Palacio, también contaremos con el apoyo de los Alptraum.

Messner abrió el cajón donde su padre guardaba el whiskey. Sin molestarse en buscar un vaso, bebió un largo trago directamente de la botella. Sintió el alcohol en su garganta, así como la sensación que dejaba después. Le gustó. Ofreciéndole la botella a sus interlocutores, sentenció.

-Es lo único que se me ocurre, caballeros, pero si alguien tiene una idea mejor, y es capaz de explicarla muy rápido, estoy dispuesto a oirla.
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Reinhard Russ

Reinhard se paró a pensar sobre los temas que estaban tratando. Si, realmente esa era demasiada responsabilidad para tres personas, pero parecía que el acontecer de las cosas los había llevado a ellos a tener que resolver la traición de Saford al pueblo de Averheim.

Ya no quedan segundas opciones… hemos de ir todos a una, sea como sea.

En cuanto Reinhard oyó el nombre de Djaertik, Messner logró sacarlo de sus pensamientos para hacer que el ya no tan joven minero le prestara atención.
Reinhard no pudo más que quedarse perplejo al oír ese nombre, pues de su mente le brotaron recuerdos que mantenía duramente enterrados.

Como?? Pregunta por Djaertik…


-eemm… si…-dijo Reinhard saliendo del estado de shock, con tal de responder algo rápido- Si… yo me dirigía junto a él a cazar unos mutantes en las cuevas de Monheim. Pero eso es tiempo pasado, y todos ya hemos sufrido lo que en aquel lugar aconteció. Vayamos a centrarnos ahora en acabar con los culpables de su muerte. –a Reinhard ya no le venia de gusto recordar mas atrocidades, ahora no! Solo quería pensar en la venganza, en acabar con lo que tanto dolor le había causado a él y los suyos, y se recordó que estaba dispuesto a todo con tal de llevarlo a cabo.

Messner empezó a hablar, exponía a la vez que intentaba responder a las preguntas que Reinhard había lanzado. En ese momento entendió porque nunca el había gustado la política. Ellos hablaban demasiado, lo analizaban todo, buscaban el quinto pie del gato…

Este no es momento para tantas vueltas… hemos de encontrar un plan… y ha de ser rápido…Todas esas suposiciones no nos ayudan en nada!


-Messner, no podemos idear un plan de esta envergadura basándonos únicamente en suposiciones. Necesitamos pisar sobre seguro para poder avanzar en la captura de ese maldito hijo de puta!

Reinhard se había encendido, y al parecer, la chispa que prendió el fuego fue el nombre de un amigo suyo muerto a manos de los mutantes: Djaertik. Reinhard se había dado cuenta de que no podía reprimir su odio por esas inmundas criaturas.

Intento calmarse y continuó escuchando el plan de Messner.

-Si lo he entendido bien, se le acusará de sectista y se le dejará marchar? Qué coño está pasando con los políticos de la ciudad? El miedo nubla su corazón, o es que prefieren omitir la verdad antes que pagar por ella?

De todo lo que explicó Messner, el minero no entendió este concepto. Delante del mismísimo conde elector, se acusaría a Saford de su traición, y aun así se le dejaría escapar? Reinhard se estaba cansando de ser la marioneta de un maldito politiqueo que de bien seguro no lo llevaría a buen puerto.

-Sabes Heinrich, si la provincia se encuentra tal y como está, no es por la gente que hace el mal como Saford y los suyos, sino por los que se quedan sentado a ver lo que pasa!

En ese preciso momento, y muy a pesar suyo, Reinhard vislumbró otra causa agravante de la magnitud del asunto: el beneplácito de la política. Hecho que incremento su odio contra una clase dirigente y absurda.
Céntrate, céntrate… debemos trazar un plan… eso habrá tiempo para debatirlo luego…

--intentado recuperar algo de compostura, el cazador de sectarios continuó- crees que irá acompañado por 200 hombres por el interior de la ciudad? Yo lo dudo mucho, a la vez que comparto la opinión de capturarlo antes de que se una con el grueso de la unidad.

-Además…- gracias a la ira que le había causado la segura reacion de Jobb Alptraum, se le ocurrió otra posibilidad- si Jobb decide dejarlo marchar, a sabiendas de que es un sectario… porque diantres tendría que darse prisa en abandonar la ciudad? El mismo conde elector lo ha dejado vivo, así que dispone de tiempo suficiente para recoger sus cosas, reunirse con su compañero Jaran con tal de modificar el plan, ya que esto de bien seguro que es un imprevisto para él, y luego desaparecer del mapa para siempre… -Esta idea enfureció a Reinhard- Porque diantre le dejará hacer todo eso, ese maldito conde elector!?

Eso era algo que tal vez no debería haber dicho, pero se daba cuenta que no lograba entender los motivos por los cuales Jobb Alptraum dejaría escapar a Saford sin ningún tipo de castigo.

Reinhard se levantó del asiento, ya que en ese momento no podía mantenerse quieto, y gesticulando mucho a la vez que daba ciertos rodeos por la sala, continuó exponiendo lo que el creía, de todo corazón.

-No me gusta la idea de azuzar las masas revolucionarias, igual que no me gusta la idea de coger a vuestros hombres y propiciar un enfrentamiento en el que seguro que la mayor victoria posible para nosotros sea la supervivencia. Estoy harto de la muerte de gente inocente por culpa de la corrupción de unos políticos, y el dejar hacer de otros! Pero ahora, creo que no hay mas camino… hay que hacer algún sacrificio, y por supuesto, nosotros nos hemos de jugar el pellejo si queremos lograr nuestro objetivo, no crees Heinrich??

Reinhard sabía que le estaba pidiendo mucho a Messner, pero también sabía que aunque Heinrich accediera, no daría más que todo lo que Reinhard había dado en su vida por la lucha contra la secta.

-Propongo lo siguiente… -Reinhard se giró y miro tanto a Rot como a Heinrich- el asalto al palacio es una locura… no podemos arriesgarnos a un enfrentamiento tan abierto, y menos contra esos hombres. Créeme, dudo que jamás me vaya a enfrentar contra tan duros enemigos. Las muertes por los dos bandos serán demasiadas, y eso no nos asegurará que secuestremos a Saford.

Desmantelada la opción que Heinrich había propuesto, por ahora solo quedaba en pie la propuesta de Reinhard. Que junto con unos cambios que el fiscal había propuesto, tal vez seria la idea mas aseñada.

-Azuzaremos a las masas revolucionarias, y pondremos en juego nuestro cuello. A mi me satisface pensar que si el pueblo me arrebata la vida, es porque primero ha hecho venganza con la muerte de Saford. –esas palabras parecían de un demente, sacrificaría su vida si al menos la de Saford también llegaba a su fin. Tal vez Reinhard ya no veía mas camino que ese- Y por lo demás, Saford seguro que tiene aliados verdad? Ese tal Vergamont, o quien sabe… Rot, crees que podremos atuendarnos para parecer alguien de su calaña? Y podremos encontrar ropas para el grupo de soldados que nos tengan que acompañar, para parecer de la casa que pretende rescatarlo?- La tensión de la situación había puesto a Reinhard a pensar diferentes posibilidades, y ahora parecía que había logrado idear algo bastante posible- seguro que Saford no ha llegado donde está solo, verdad?Eso es algo que ahora debemos aprovechar

De esta manera sí que habría sacrificios, y Reinhard no los quería. Pero esa gente que daría la vida por capturar a Saford, una vez interrogado y con toda la información sobre la secta., encontrarían su venganza con la muerte de Saford.

Si Jobb asciende a Jaran… y en el palacio se encuentran Saford y Jaran…

Su mente le azuzaba con ideas, y esa última no le gusto nada. Así que colapsado por todo el empedrado de posibilidades que eso podrían dar, Reinhard preguntó en voz alta y con la mirada perdida en el horizonte.

-que ocurrirá si en el palacio junto a Jobb y Hopked se encuentran Saford y Jaran, los dos sectarios que han envenenado nuestra provincia?
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Weiss
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Re: Reinhard Russ III: Verenna nos dará la Claridad

Mensaje por Weiss »

Heinrich Messner

Aquel whiskey era excelente. Varios tragos ayudaron al fiscal a calmarse durante la argumentación de Russ. No ponía en duda que aquel minero fuese un valiente, un héroe, o una pieza clave en la salvación de Averland. Lo que sí esperaba era un poco más de amabilidad. Hablaba como si él fuese el único implicado en todo aquello, como si el único fin de su vida fuese terminar con Saford, como si todo lo demás no importase... Messner tenía claro que el poder seguir con su existencia pasaba por terminar con el corrupto regente, pero no compartía el fanatismo de Russ. Para él, acabar con Saford era un medio, un medio para poder continuar con su vida, con su mujer, su hijo, su padre, su trabajo... Para Russ, era obvio que acabar con Saford era un fin por sí mismo. Además, el minero no parecía contento con la idea de asaltar el palacio, ni con Jobb, ni con la política en general, y Messner sospechaba que con él tampoco. Cuando terminó su acalorada exposición, Messner volvió a tomar la palabra.

-Si no os gustaba el plan, un simple "no" habría bastado, Herr Russ. Yo sólo propuse lo que a mi juicio era lo mejor. Pero si no os gusta no pasa nada. Ésto es cosa de todos. En cuanto a mi suposición de que Saford escapará, no obedece sólo a la actitud de Jobb. El pueblo quiere matarlo, Herr Russ, al igual que a todos los consejeros, y en cuanto deje de contar con la protección del gobierno pasará a ser una presa más fácil. Puede que tengáis razón y demore un poco más su huída, pero os aseguro que al caer la noche mañana no estará aquí, os lo garantizo.

Ignoro por qué mi cuñado actúa de tal forma, dejándolo huir, pero también recordad que Hopked estará presente en la reunión, y que él sigue directrices de Effermann. Quizás vuestro jefe sepa algo que vos no. En cualquier caso, no culpéis a todos los legítimos dirigentes de la provincia. No hemos sido más que marionetas de Saford durante años, así que dejad de echarnos la culpa de todo. No somos cultistas ni maquinadores, sólo hombres que creímos en alguien que trajo algo de paz a Averland. No sé si lo recordáis, pero fue el mismo pueblo quien llevó a Saford al poder hace años, cuando la situación era prácticamente tan insostenible como ahora.


El fiscal dejó de hablar unos segundos, para mirar al minero. Le habían dolido sus insinuaciones sobre que la culpa de la situación actual era de los políticos; hasta hacía apenas unas horas, nadie estaba al corriente de la condición herética de Saford.

-Veo que no cejáis en vuestro empeño de utilizar a los revolucionarios. Vos me diréis cómo, pues son alterables y volubles en extremo. Además, deberéis saber dónde está Saford para llevar a cabo vuestro plan. Como apunte, Herr Russ, no comparto vuestra valoración de la vida. No consideraré una victoria que me maten si Saford también muere. Sabed que aunque Saford muera las cosas seguirán igual, pues los datos apuntan a que hay alguien por encima de él. Su muerte sólo eliminaría la última fuente de información disponible junto con Tropkter. Hay demasiados elementos involucrados en esta trama, y Saford no puede haber sido capaz de dirigirlos todos desde la ciudad. Mutantes, secuestradores de niños, cultistas... Hay alguien por encima de él, como el investigador Gertl podrá confirmaros.

Ya hablando sobre vuestro plan, no termino de ver el asunto de los disfraces. Los únicos aliados conocidos de Saford son los hombres de Carroburgo. Sí, también los sectarios, pero dudo que éstos dispongan de un uniforme característico... Todo sería cuestión de estudiarlo detenidamente, hasta encontrar la mejor opción. Si tenemos tiempo hasta mañana, aún podremos darle unas cuantas vueltas al plan. En cuanto a lo que insiniáis sobre la reunión en el Palacio... No tengo noticias de que Jaran esté presente, ni entiendo a dónde queréis llegar.


Si el investigador daba el visto bueno al plan, Messner colaboraría. Sin embargo, no dejaría de pensar en que el plan tenía unos cuantos puntos más que controvertidos.

-Por último, Herr Russ, me jode que pongáis en duda mi implicación en todo esto. ¿Creéis que no me estoy jugando el cuello por el simple hecho de ayudaros?. Si durante la trifulca los revolucionarios me reconociesen, no dudarían en acabar conmigo. Me matarían a navajazos y pedradas por el delito de ser consejero. No sois el único que ha luchado para llegar a donde estamos ahora. Hace años, yo luché contra los mutantes que asolaban los caminos. Anoche estuve a punto de ser envenenado por un sectario que se hizo pasar por mi amigo. He visto a gente morir de la forma más horrible que podáis imaginaros. Claro que haré lo que sea necesario para terminar con todo esto, pero no soy ningún suicida. No lo olvidéis.
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Mensaje por Saratai »

21 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

Minero y fiscal discutieron sus planes y formas de ver la situación largo y tendido, hasta que el investigador perdió la paciencia. Cierto era que sus planes eran buenos, pero el sueño ya estaba haciendo efecto.

Rot Gertl

-Heinrich, Reinhard, escuchad.


El investigador habia oido las dos vertientes del plan, y habia llegado a una conclusión.

-No se si usted estará cansado, fiscal, pero nosotros apenas hemos dormido, y creo que lo mejor seria descansar unas horas. Asaltar la reunión, o esperarlos a que terminaran seria, según creo, un error. Estoy seguro que Saford espera algo asi, y que habrá llevado a sus hombres con él. Y fiscal, le aseguro que esos hombres no son unos donnadie, Reinhard y yo apunto estuvimos de morir por su habilidad, y dos de nuestros compañeros no volverán a vivir por ello. Necesitariamos un grupo lo suficientemente grande como para tener alguna posibilidad, y aun asi seria dificil. Según mis estudios, y como usted comprobó anoche, los libros y documentos de Saford se encuentran en la Casa de la Rosa. Fiscal, usted ya ha estado alli, y yo creo que es el mejor sitio para capturarle. Sabe como entrar y salir por sus pasadizos, y Reinhard se mueve bastante bien por ellos. Mi opinión es descansar, y esperar a mañana a llevar a cabo nuestra operación en la Casa de la Rosa. Se muy bien que Saford pasará por alli.

Estuvieran más o menos de acuerdo, fiscal e ingeniero no podian mantener los ojos abiertos, y por poco caen de sueño. Mannfred tenia habitaciones de sobra para todos, por lo que fueron a descansar las heridas y el agotamiento. Extraños sueños atacaron a los tres durante la noche, y la imagen borrosa de un hombre de alargado cuello, cuyo rostro se difuminaba, envileció las pesadillas de todos.

Ya era por la tarde cuando Mannfred les despertó a todos de golpe. Heinrich vio que tenia en la almohada una mancha de sudor frio con la marca de una corona, pero antes de pensar en el enigmatico significado de aquel signo, tuvo que reunirse con su padre, con Reinhard y con Rot en el despacho.

Mannfred Messner

-Hijo, amigos mios... No sabeis lo que acaba de ocurrir. Ivein Hopked ha mandado un mensajero contandome las nuevas de la reunión, y estas no son para nada esperanzadoras. Tomad:


La carta habia sido escrita por puño y letra de Hopked, y se notaba que lo habia hecho de prisa y corriendo, sobre alguna superficie algo endeble.

''Estimados Messner, tengo un mensaje urgente que transmitirle. Esta mañana la reunión ha ido según lo previsto, y me he reunido con Jobb y Bukter Alptraum, asi como con Oliver Saford. Tras entregar la noticia de que Feuerbach avanzaba, y de que Markus habia sido considerado traidor a la patria por la iglesia de sigmar, Jobb ha estado deacuerdo en que si tenia el apoyo de la iglesia, que debia ser entronado Conde Elector esta tarde en la Plenzerplazt. Pero Bukter no ha tomado la idea con calma, y ha estallado en rabia, gritando que ese titulo le pertenecia a él, y que era él quien habia gestionado la provincia estos cinco años.

Después, al tocar el tema de la traición, los guardaespaldas de Saford han estado a punto de sacar las espadas, y Jobb ha mandado arrestar y ejecutarle, costandole creer que el mediador de consejeros eran un vulgar sectario. Saford, evidentemente lo ha negado, y para mi sorpresa, Bukter le ha dado su apoyo. Jobb ha sido incapaz de matar a su primo, y Saford ha aprovechado ese momento de debilidad para enaltecer a Bukter y encomiarle a seguir con el Consejo Provincial sin reconocer a Jobb como Conde. Cerca ha estado la sangre de correr, y Jobb le ha dado hasta mañana al alba a su primo y a sus mercenarios para salir de su ciudad, prohibiendole con pena de muerte volver a dirigirse a cualquier territorio o miembro Alptraum. La misma pena ha sido dirigida a Saford, a quien Jobb ha llegado a escupir a la cara. Bukter y Saford han dicho que mañana a primera hora pasarán por la Puerta Norte en dirección al Este de Averland, donde aseguran que seguirá en funcionamiento el Consejo Provincial, el autentico gobierno de Averland.

Me temo, amigos mios, que ahora contamos con tres enemigos para el Conde Elector de Averland.''


Aquella misiva habia esclarecido por completo la situación, y cambiaba drásticamente el plan del fiscal y el ingeniero. Ambos habian perdido horas de trabajo, uno con sus alguaciles y otro con el gremio, pero a cambio habian obtenido una información vital de la localización de Saford, y de quien seria su mano derecha.

Mientras Mannfred miraba a los tres hombres, Rot se levantó de subito, y comentó que Efferman debia saber de aquello, asi como Nolan y Tobias, por lo que se dirigió al piso franco. Antes le recordó a Reinhard que no era necesario que le acompañara, y que acordara con Heinrich como llevar a cabo el plan sin él, que se uniria mas adelante a ellos.

Ahora Reinhard y Heinrich tenian toda la responsabilidad de acabar con la secta púrpura para siempre, y solo tendrian una oportunidad para ello.
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Re: Reinhard Russ III: Verenna nos dará la Claridad

Mensaje por Weiss »

Heinrich Messner

El fiscal tenía sueño. Mucho. Aunque estaba acustumbrado a dormir poco, dos noches en vela era algo que se soportaba bastante mal. Además, la última vez que había dormido había sido medio borracho y en un sillón. Por eso, no pudo estar más de acuerdo cuando Gertl intervino, zanjando la discusión entre Messner y el minero. Tomó las riendas de la situación y propuso un nuevo plan. Éste fue mucho más del agrado de Messner. Aunque no estaba exento de riegos, ni mucho menos, no implicaba azuzar a una multitud furiosa que quería verle con una soga al cuello.

-Estoy de acuerdo, investigador. No sólo en vuestro plan, sino en que vayamos a descansar. Si tenéis la amabilidad de seguirme...

Heinrich guió a sus dos invitados hasta sendas habitaciones de la mansión. De todos modos, aquella casa tenía más habitaciones de las que nunca serían capaces de utilizar. Les dio dos junto a la alcoba en la que se encontraba Trademann. Acto seguido, arrastró sus pies hasta la habitación de su hijo. Con todo el ajetreo de los últimos días no le había visto desde el día anterior a la hora de comer. Contempló en silencio a su heredero unos minutos. Todo lo que estaba haciendo aquellos días, lo estaba haciendo por él. Esperaba que mereciese la pena... Además, deseaba de todo corazón recuperar a su mujer. Con todo lo ocurrido, uno se daba cuenta de que un puesto, o incluso el futuro de una provincia, le importaban bastante menos que Silvia. Tras estos pensamientos, Messner se encaminó a otra habitación libre. No tenía ganas de despertar a su mujer a tales horas. Como buenamente pudo, se quitó la capa y la malla. Meterse en la cama y caer profundamente dormido fueron todo uno.

Messner escuchó ruidos. Alguien estaba en la habitación. Esperando encontrarse a Migolver empuñando un cuchillo se dio la vuelta lo más rápido que pudo. Lo que allí vio se quedaría grabado en su retina para el resto de sus días. Había alguien más en la cama, arropándose con las mantas. Ese alguien era Muerte en los Caminos. Messner brincó fuera de la cama, como un resorte. Iba vestido con la cota de malla y la capa, como si no se las hubiese quitado antes de acostarse. Miró horrorizado al monstruo, que hacía algo parecido a roncar.

-¿Qué cojones hacéis ahí?.

El mutante se tomó con calma el contestar. Lentamente, se dio la vuelta y miró hacia Messner.

-La cama estar vacía. Vos no quejaros, pues la de Silvia también lo estar. Yo haber elegido ésta por respeto hacia vos... Es un placer volver a hablar, fiscal Messner. Parecer que todo lo que conté haberse cumplido. Volvéis a ser marioneta. De Saford, de Effermann, de Migolver... ¿qué más dar?. Sólo habéis hecho lo que ellos querer que hicieseis.

El mutante se levantó de la cama, alzándose en su impresionante altura. Una corriente de aire invadió la alcoba, haciendo desaparecer todo. Las paredes, los muebles... Todo dio paso a un lugar conocido por Messner: los sótanos de la iglesia de Verena. Muerte en los Caminos tomó asiento en una mesa, e invitó al fiscal a sentarse enfrente. En la mesa ya estaba dispuesto un tablero de ajedrez. Era la misma partida que habían jugado la otra vez. Sin embargo, y por alguna razón, esta vez Messner era la dama. Silvia era el rey de la partida. Hopked y Trademann eran los alfiles blancos, mientras que varios forzudos mineros eran los peones. Muerte en los Caminos movió uno de sus peones, eliminando a uno de los caballos blancos. El caballo, en vez de ser totalmente blanco, estaba pintado a rayas blancas y celestes.

-Así que Oliver Saford... Bueno, no sólo él. Tropkter, Vergamont, Migolver... Parecer que vos vivir rodeado de sectarios. De verdad pensáis que poder libraros de ellos para siempre. No seáis iluso, fiscal. Tomad, echad un trago.

Muerte en los Caminos le ofrecía una copa. La misma copa con la que Migolver había tratado de eliminarle.

-No, gracias. Volvéis a tener razón. Es como si todo el mundo fuese hostil hacia mí. Los revolucionarios, los anarquistas, la secta... Hay pocos que no quieran matarme. ¿De verdad he hecho algo para merecer ésto?. Y ahora, resulta que tengo que ir a capturar a Saford junto con un minero que acabo de conocer. Sigmar, mi vida tiene casi tan poco sentido como estos sueños...

Muerte en los Caminos sonreía debajo de su máscara. Messner no lo veía, obviamente, pero de alguna forma lo sabía. Mientras hablaba, el escenario había vuelto a cambiar. La copa, el tablero, el sótano... Todo se había desvanecido. Ahora estaban de pie en una casa, perdida en Sorghof. Por si fuera poco, todo ardía a su alrededor. Messner sonrió. Era una alegoría más que apropiada.

-Bien, nosotros volver a donde todo empezó. No olvidarlo nunca, fiscal. Si ahora estar pasando lo que estar pasando, es consecuencia de lo que pasar hace años. Os vuelvo a preguntar... ¿Compensar matarme, fiscal Messner?. Meditad la respuesta. Hasta otra, fiscal. Buenas noches.

De repente, todo se desvaneció. Messner flotaba en la nada. Súbitamente, una figura hizo acto de presencia. Parecía un hombre, pero su cuello era largo. Su rostro estaba difuminado. Poco a poco, el rostro se le fue acercando. Cuando lo tenía a apenas un palmo, todo volvió a fundirse en negro.


Messner despertó sobresaltado, bañado en sudor. No sabía qué era peor, si no dormir o tener aquellas pesadillas. Si seguían repitiéndose, Messner tendría que pedir ayuda a algún boticario. Toda la cama estaba empapada de sudor. En la almohada, éste había dejado un dibujo bastante particular. Era casi como una corona sobre la cabeza de Messner. El fiscal trató de dejar de pensar en esas cosas. Tenías bastante con su vida como para preocuparse de sus sueños. Un sirviente entró a los pocos segundos, sin duda tras haber oído a Messner despertarse. Al parecer tenía que ir al despacho de su padre, y rápido. El fiscal se vistió con un camisón, y acudió raudo a ver a Mannfred. En el despacho, ya aguardaban Reinhard y Gertl. Por Sigmar, debía de ser ya mediodía... No podría ir a la reunión del Palacio de Justicia con sus ayudantes.

Las noticias que su padre le dio eliminaron cualquier rastro de sueño que pudiese quedar en Heinrich. No sólo Saford, sino también Bukter, se habían rebelado contra Jobb. La provincia cada vez se descomponía en más bandos... Rot partió inmediatamente, dispuesto a informar a Effermann de lo acontecido.

-Recordar lo que os dije ayer, investigador. Lo referente a Tropkter y Vergamont. Buena suerte, que Verena esté con vos.

En el despacho, sólo quedaban Mannfred, Heinrich y Russ. Y había que moverse, pronto. Había que ir a la casa de la Rosa lo antes posible. El principal problema radicaba en que para llegar a las alcantarillas, tendrían que pasar por Jorkstown, el principal foco anarquista. Tendrían que buscarse un buen disfraz.

-Padre, debemos atrapar a Saford. Sé cómo hacerlo, pero nos hará falta un disfraz. Avisad a Herr Lieb, le necesitaremos.

Como guiado por algún ente sobrenatural, Messner se dirigió a los establos. Allí, comenzó a ponerse la ropa de los cuidadores de los caballos. No contento con ello, se tiró en el suelo de las caballerizas. Además, cogió varios sacos, que llevó con él al interior de la casa. Se revolvió el pelo todo lo que pudo, ensuciándolo con sus manos llenas de tierra. Cogió hollín de la chimenea, y se lo echó por la cara. En especial, se concentró en echárselo en un ojo, como si le hubiesen dado un puñetazo. De semejante guisa, se dirigió a Russ.

-¿A qué esperáis?
"Ninguno de vosotros lo entiende. Yo no estoy encerrado aquí­ con vosotros. Sois vosotros los que estáis encerrados aquí­ conmigo"
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Eldril
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Re: Reinhard Russ III: Verenna nos dará la Claridad

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Reinhard Russ

El ambiente en el despacho de los Messner se estaba caldeando y mucho. Tanto el minero como el fiscal, tenían una visión de la vida muy distinta. Una visón forjada entre la supervivencia para uno y el engaño y la mentira para el otro. Esto hacía patente que sería complicada una buena cooperación, a la vez que apuntaba que si dos polos tan distintos se unían en resolver una causa de tal magnitud, las posibilidades de éxito aumentarían exponencialmente.

Reinhard se quedó perplejo al escuchar la argumentación de Heinrich, y unas palabras que justo antes de llegar a la mansión Messner, Rot le había recordado, volvieron a su ser:

-Eso si, son nuestros mejores aliados contra Saford, así que debemos ser respetuosos y agradecerles el trabajo que hacen por la provincia.


Reinhard miró a Rot que gesto de culpabilidad, pues se había dejado llevar, como tantas otras veces le había ocurrido, por la ira y el odio, por la simple sed de venganza y el encontrar culpables a una situación triste y oscura.

Según Reinhard escuchó las argumentaciones de Heinrich a todas sus quejas, entendió la verdadera necesidad de su ayuda. Se enfrentaban a Oliver Saford, una persona que durante cinco años había logrado engañar y manipular a una provincia entera. El uso único del corazón, no les llevaría a atraparlo, sino que debían utilizar sus mismas herramientas, y debían pensar como él, y eso era un hecho que disgustaba a Reinhard, y para la cual, la ayuda de Messner era completamente necesaria.

Así que cuando Reinhard se dio cuenta de la verdadera necesidad de las dos partes en el entramado de la misión, no pudo más que pretender disculparse por su fogosidad y su grosería al querer inculpar a toda la clase política de la gravedad de la provincia.

Pero decidió esperarse a que Heinrich acabara con su intervención. Pues de bien seguro que Reinhard había irritado al que ahora sería su compañero siguiendo malas maneras.

Messner tiene razón… siguiendo el corazón no lograremos atrapar a Saford. Ese maldito es una serpiente, y debemos pensar como él, si queremos acabar con la secta.

Heinrich fue debatiendo una a una las intervenciones de Reinhard. Y poco a poco también se fue subiendo de tono y exaltación, pues en esas palabras estaban en juego demasiadas cosas como para tomárselas a la ligera. Así que viendo la intervención, al final Rot decidió poner paz en el asunto, y centrar, de una vez por todas a los dos cazadores de sectarios.

El plan de Rot parecía mucho más acertado. Nadie inocente correría grandes riesgos. Y podría llevarse a cabo el secuestro de manera rápida y silenciosa. Así que tanto minero como fiscal accedieron a la propuesta de Rot y se fueron a descansar.

Reinhard y Rot fueron acompañados por Heinrich hacia unas habitaciones, con tal de conciliar de una vez por todo, el sueño.

Durante el recorrido por la mansión, Reinhard no paro de darle vueltas a la discusión que habían tendio anteriormente. Pues se dio cuenta de que él odiaba que le tratasen de ser un hombre de poca confianza, pero esa era la etiqueta que le dio a Heinrich con tan solo cruzar palabra. Así que cuando Rot se encerró en su habitación y el fiscal acompaño a Reinhard hacia su descanso, el minero decidió tomar cartas en el asunto.

-Heinrich, siento mucho haberme comportado como esta mañana. Nos enfrentamos solos al destino de toda una provincia, y esa es una carga que no se del todo si podré aguantar. –Tal vez Messner no era el tipo de amigo que Reinhard estilaba, pero en pocas horas, pondrían su vida a merced del otro, y eso era algo muy importante a tener en cuenta. –Tienes razón, no podemos lanzarnos a por esa serpiente sin tenerlo claro del todo, pues de bien seguro que se nos escaparía de las manos. Alguien que ha logrado mentir y engañar durante tanto tiempo a los dirigentes de la provincia, no se le captura solo con la sed de venganza, o el ímpetu de poner justicia. Se necesita paciencia y templanza para trazar el plan adecuado… y esas son virtudes ya olvidadas en mi, pero que muy a apreciar mío, he visto que tú aun las conservas.

Después de la disculpa, Reinhard se dispuso a entrar en la habitación, y al cruzar la puerta recordó que aun tenía algo que decirle a aquel hombre, que de buena manera le había sorprendido.

-Si los revolucionarios te reconociesen y quisieran acabar contigo ten por seguro que me interpondría en su camino, fiscal. Yo no he luchado por llegar hasta aquí, yo he tenido que sobrevivir situaciones inimaginables, y es por eso que habiéndolo perdido casi todo, estoy dispuesto a dar mi vida por la oportunidad de otros.-Reinhard se volvio como si ya hubiera terminado, y concluyó como dandose las buenas noches- Yo tampoco soy un suicida Heinrich, simplemente se que no podemos como decidir cómo empezar nuestra vida, pero si asumir con valor nuestro fin.

Dicho esto Reinhard pudo por fin descansar. Descansar su cuerpo, y descansar el sentimiento de culpabilidad por haber juzgado a Heinrich como no se merecía.

Aun así, la tensión que residía en el ambiente de esa casa no le permitió descansar todo lo que necesitaba, a la vez que un extraño sueño convertía su reposo en lo que tal vez sería su destino.

Le despertaron de repente, y para Reinhard aun que estaba muy acostumbrado a madrugar debido al duro trabajo en la mina, le costó un gran esfuerzo ponerse en pie, y dirigirse al despacho de Messner.

Hoy es el dia, hoy es o él… o toda la provincia. O es hoy, o dudo que vaya a haber un mañana posible…

Se dirigieron todos al despacho donde Mannfred les esperaba con tal de darles no muy buenas noticias sobre la reunión que había acontecido esa mañana.

Butker!! Maldito desgraciado… se puede saber porque coño apoyas al sectario!-este pensamiento se dibujó en la mente de Reinhard mientras Heinrich leía la carta, y fue analizarlo, cuando vislumbró la que seguramente sería la respuesta- tú también eres uno de ellos, no es cierto?.

Rot marchó rápidamente a informar a tanto a Efferman como a Nolan y Tobias, pues el curso de los acontecimientos había dado un giro un tanto inesperado.

-Rot, llevate a Rufus pues dudo mucho que pueda acompañarnos por los subsuelos de la ciudad.

Tal vez fuera coincidencia, o tal vez un duro símil de la realidad, pero el destino de la provincia entera se estaba labrando en los subsuelos, y no a la luz de todos. Azar o no, esta vez, la caza de Saford también pasaba por el subterfugio.

Los subsuelos… -pensó para si Reinhard- es increíble que en él se alberguen tantas soluciones.

Reinhard entendió a que se refería Heinrich con el concepto de tener un disfraz, y intento con todo lo que pudo cumplir con su concepto de pasar desapercibido, eso si, sin renunciar de manera alguna a la protención que tan bien había cubierto su cuerpo, y que gracias a la colaboración de los Messner, había mejorado.

Todo sucedía demasiado rápido… o tal vez era su mente que iba un tanto lenta? El destino les había guiado hasta esa situación… y otra vez deberían demostrar ser aptos o no de la hazaña que se les enmendaba.

FDI: si Rufus es viable que venga con nosotros, no se lo daré a Rot, de lo contrario si.
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21 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

El destino de Reinhard Russ estaba ligado a las entrañas de la tierra misma, no habia duda de ello. Fuera cual fuera el peligro, la alegria o la frustación, el estudiante de ingeniera siempre lo encontraba bajo la superficie. Ahora seria con el astuto fiscal con el que se adentraria, esta vez en los tuneles inferiores de Averheim, entre cloacas, oscuridad y alimañas.

El diligente Heinrich habia preparado un plan más que loable: Disfrazarse de malolientes rascamugres. Nadie se acercaba a los que vivian de la detritus ajena, y jamás nadie pensaria que un afamado y orgulloso Messner se untaria mierda por la cara. Estaba claro que no lo conocian bien.

Ruffus se quedó con Reinhard, al fin y al cabo los mendigos y escoria social solian tener animales para compartir su penosa existencia con ellos, y daria gran utilidad en espacios cerrados, donde su tamaño seria una ventaja. No sólo eso, Rot no trataba bien con los animales, y estaria mejor en manos del manco de Monheim. Una vez trazado el plan, pusieron sus armas en sacos como si fueran chatarra, se llenaron de basura y salieron por la parte de atrás de las caballerizas. Esta vez el fiel corcel del fiscal quedaria en los establos de la Mansión, pues no seria de utilidad alli abajo. Caminando como solo los basureros de Averheim lo hacian, Russ y Messner se encaminaron a una tarea que cambiaria sus vidas por completo.

Pasaron por el centro de la ciudad, para donde sorpresa de ambos, un bastión de alabarderos, orgullos con sus brillantes armaduras, preparaban un circulo de defensa. Algo gordo iba a pasar alli, y para confirmarlo, un pregonero gritaba a los cuatro vientos que en pocas horas, Jobb Alptraum daria su discurso de entronación, llamado asi a ser el primer Conde Elector de Averland desde la muerte del demente Marius, el último Conde que dirigió a los sureños.

Tras pasar por aquella plaza, los malolientes Reinhard y Messner llegaron a Jorkstown. Messner se extraño al ver a un un caballero anciano, de la Orden del Oso Negro, junto a un sucio obrero del barrio y a un extrafalario lansquenete, con un parche en el ojo y un gorro emplumado. ¿Que hacian charlando un caballero, un obrero y un mercenario, en aquel barrio? Aquello no pintaba nada bien. De pronto, un escalofrio recorrió el espinazo del fiscal, cubierto este de porqueria. Si los revolucionarios habian pactado con casas mercenarias y con los Osos Negros, las cosas se pondrias dificiles para el recién nombrado Conde Elector Jobb.

Justo cuando pasaban, oyeron al lansquenete hablar, el cual no reparo en ellos, como si fueran simples cucarachas urbanas: ''Con esos bastardos repugnantes no hay que tener consideraciones de honor, sería como retar a un duelo a un goblin'' Messner podia imaginarse de quien hablaban, pero siguieron su camino.

Cuando llegaron a la entrada de las cloacas, unos niños empezaron a tirarles piedras, que por suerte ninguna acertó en el blanco. Los rascamugres no eran populares ni entre las clases más pobres, y tanto Reinhard como Messner se imaginaron la horrible vida que debian llevar esos pobres diablos, dia tras dia. Una vez dentro de las cloacas, y sin problemas por entrar al estar la cerradura rota desde la noche anterior, ambos hombres comenzaron a rearmas de nuevo. Para alivio de Reinhard, Ruffus no se sintió intimidado por las ratas como gatos que habian por doquier, y hasta se permitió el lujo de cazar a una y comersela al instante, algo que dió arcadas al noble fiscal, que ya empezaba a estar harto de tener que hurgar entre malolientes charcos fecales para solucionar los entuertos del maldito Saford.

En esta ocasión, no se oia un alma en el alcantarillado, y Messner pudo guiar al ingeniero y al perro sin problemas por los conductos de deshechos, hasta llegar a la trampilla por donde huyó de la casa de la rosa. Sin embargo, al llegar a ella, el fiscal bufó al darse cuenta de que la trampilla de acceso estaba rezada. Ciertamente, recordó en el peor momento que aquella salida se abria por dentro de la casa y no por fuera, por lo que ahora estaban bien jodidos. Más aun, cuando unas voces comenzaron a oirse desde dentro. En concreto la voz de uno de ellos era bien conocida. Una voz pausada, sin exclamaciones ni sentimiento.

Oliver Saford

-Patanes inútiles... Ese ladronzuelo del diablo me ha robado un libro de cuentas, todo por vuestra culpa. Primero el fiscal, luego la reunión, y ahora ese ladrón... Esta siendo el peor dia de mi vida. Vayamos a informar al amo antes de que se haga más tarde, no quiero estar aqui cuando el necio de Jobb se de aires en la Plenzerplazt...



FDI: Ooooó (Reinhard 12 en Percepción, Messner 33, Ruffus 45)
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Konistag 18 de Ulricario (Ulriczeit) de 2521

La nieve se depositaba en las piedras del puente que separaba las dos mitades de Untergard, piedras rojas manchadas por la sangre de hombres que habían dado la vida por defender esa crucial posición para la supervivencia de la ciudad del lobo blanco. Las piras con los cuerpos de los hombres bestia de Khazrak alumbraban suficiente la helada noche en la que los supervivientes del batallón imperial IV: La ira de Sigmar, realizaban la guardia del puente fronterizo.

La lucha en el frente estaba siendo mucho más encarnizada de lo esperado. Llevaban más de un año lejos de sus casas, y durante todo ese tiempo sólo habían conocido la muerte y el miedo, el desaliento y la tristeza. Muchos hombres de ese batallón imperial habían perecido camino a los alrededores de Middenheim, y los supervivientes en condiciones para entablar combate eran aun menores, después de seis duros días de contención de las bestias de Kharzrak en los lindes del puente.

Aquella helada noche de luna llena, Walden Russ junto con sus veinte camaradas averlandeses, vigilaban el puente y sus alrededores, con tal de cercionarse que justo al amanecer el puente aun no habría caído en manos oscuras.

Justo antes de amanecer, es cuando más oscuro esta el cielo.- Pensó Walden mientras se frotaba las manos delante del fuego con tal de no entumecer los dedos.

Peter Bles se dirigió hacia él, con tal de quebrar el silencio que reinaba en la noche.
-Walden, ya está a punto de amanecer. Mañana, hemos recibido órdenes de dirigirnos al frente, pues la lucha se está volviendo mucho mas encarnizada en las puertas de Middenheim. Utengard ya ha sido asegurada. Por la gloria de los dioses… aún seguimos vivos!

Pero a Walden, aún estando orgulloso de la contienda que junto a cientos de hombres de las distintas provincias y un pequeño contingente enano habían llevado a cabo en aquel infierno helado, no se sintió nada complacido con las nuevas noticias.

Cada vez estaré mas lejos de casa… mi querida familia, espero poderos volver a ver algún dia. Que Sigmar os ampare.

-De acuerdo Bles, cuando amanezca recogeremos nuestros bienes, y nos dirigiremos hacia el norte.- respondió Walden con un tono severo y lejano. Y justo en ese momento se le erizaron los pelos de la nuca, y sacando la espada del cinto, dio un rápido giro hacia la mitad del pueblo arrasada por los hombres bestia.

-Ya vuelven… -pensó para si en voz alta. Y acto seguido el cuerno de uno de los enanos resonó avisando a los distintos contingentes, que en el puente sucedería un enfrentamiento.

Los veinte hombres de Averland volvieron a confiar en el sexto sentido de su capitán, y se armaron precipitadamente con tal de hacer frente a las innumerables bestias que en breves instantes ensuciarían el puente con su sangre.

Esa noche, ellos serian la primera línea de contención a la altura del puente, así que esperaron las dos descargas de proyectiles, y se lanzaron a la carga para intentar acabar con los infames mutantes.

La muerte sembró aquella noche el puente. Y de sus semillas solo broto odio y tristeza. El Sol empezó a ascender por el horizonte, y entre los brazos de un herido Peter, se encontraba casi inerte, el cuerpo de Walden. Aquel ataque de los hombres bestia les hubiera cogido por sorpresa de no ser por aquel don que tantas veces les habia salvado que ese hombre poseía… aquel ataque de los hombres bestia habría acabado con muchos más hombres imperiales de no haber sido por él. Y ahí residía su cuerpo, encomendando las últimas palabras al que había sido su mas fiel compañero durante esa larga empresa.

-Peter, - susurró justo antes de escupir sangre- te dejo al mando de la Ira de Sigmar… sé que eres el único que puede llevarlos de nuevo a casa. Dirigiros hacia el norte, luchad, matad…-Walden tosió de nuevo –sobrevivid, y regresad a casa para que el pueblo de Averheim se sienta orgulloso de sus hombres… -Walden casi pierde el conocimiento, pero acto seguido volvió en si, pues aún le quedaba algo pendiente- por favor, llévate mi collar… y si algún dia vuelves a casa, busca a los Russ y devuélveselo…por favor!- tosió de nuevo, y esta vez su respiración se enlenteció con su propia sangre- En la guerra, victoria. En tiempos de paz, vigilancia. En la muerte, sacrifio!-esas fueron las últimas palabras de un hombre como tantos otros que morian a diario.

Ese era el lema del batallón La Ira de Sigmar, y al oír a su líder perecer con esas últimas palabras, sus soldados repitieron al unisono: -EN LA GUERRA, VICTORIA. EN TIEMPOS DE PAZ, VIGILANCIA. EN LA MUERTE, SACRIFICIO!- y el Sol se alzo lentamente por el horizonte.

Justo antes de amanecer, es cuando más oscuro esta el cielo

21 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Averheim.

Los hombres están obligados a vivir entre decisiones. Y en los tiempos que corrían, eran muchas las decisiones que te podían llevar a encontrar una muerte rápida. A todos los hombres les llegaba un fin, simplemente, era cuestión de afrontarlo con el mayor valor posible y siendo consecuente con los propios ideales. Así lo hizo Walden Russ en el puente de Untergard, y así se disponía a hacerlo su hijo, cinco años más tarde, en los subterráneos de Averheim.

Sin embargo, era en los momentos más duros y cruciales donde des de la desesperación brotaban los arboles mas fuertes, y eso es lo que Reinhard y Heinrich eran en ese momento. Eran los fuertes arboles que en tiempos de desolación habían permanecido impasibles, eran el futuro de una provincia saneada de corrupción, eran lo que habían deseado ser.

En las mismísimas entrañas de la ciudad se encontraban dos hombres de brillante corazón a la vez que de lastimoso aspecto. Pero el plan de Heinrich había funcionado, y ahora se encontraban en las cloacas de la ciudad dirigiéndose al encuentro de su destino.

-Debemos permanecer alerta, pues los subterráneos albergan peligros soprendentes… -susurró Reinhard a modo de consejo – avancemos!

Los dos hombres y Rufus se dirigieron hacia la entrada secreta de la casa de la Rosa, pero para sorpresa de todos, la puerta estaba cerrada. Con lo que Reinhard miró algo sorprendido a Messner.

-Es esto un contratiempo, o ya lo tenias planteado?-Reinhard susurró a Heinrich, no en tono de burla, sino que pretendiendo relajar un poco la tensión de la situación. -Tal vez pueda intentar volar el cierre- preguntó a la vez que sacaba la pistola con la inscripción en khazalid- te parece?
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