Estos son los dominios de los Dioses oscuros en el plano de la Disformidad, por si sentís curiosidad por saber cómo son:
El Palacio es el dominio de Slaanesh dentro de la disformidad . Aquellos que se atreven a entrar en su reino corren el riesgo de quedar atrapados en sus delicias y placeres, deformado por la eternidad. El reino del Príncipe Oscuro se divide en seis zonas, dispuestas en anillos concéntricos alrededor del Palacio del Placer. Al palacio en sí sólo se puede llegar pasando por los seis dominios. El primer círculo es el de la codicia, que juega con la avidez del intruso, enfrentándole a riquezas sin límite. Le sigue el círculo de la gula , que tienta a los intrusos con lujosos alimentos y vinos exquisitos. El tercer círculo es el círculo de la lujuria, donde el corazón de cada individuo se enfrentará a tentaciones carnales tan extremas que es difícil conservar la cordura. El cuarto círculo es el círculo de la supremacía, donde es recibido por ugidos de la adulación, aquí el intruso es tentado por el poder absoluto sobre los demás donde es fácil que sucumba y quede atrapado para siempre. El penúltimo círculo es el círculo de la vanagloria. El viajero se ve a si mismo con una imagen ideal y cae presa de su orgullo, precisamente su propio orgullo se convierte en su prisión. El último círculo es el más peligroso, es un lugar paradisíaco, se respira un ambiente de aparente perfección. Cada segundo que pasa el alma del intruso se llena de gozo, pero al pararse a descansar y a disfrutar de esa sensación, el intruso cae en un profundo coma, para finalmente morir en medio de una felicidad absoluta. Uno puede caminar por los círculos durante siglos, pero no puede por un segundo controlar sus deseos. Si uno es capaz de pasar con éxito a través de los círculos que rodean el palacio y se encontrará con Slaanesh. Es imposible para los mortales mirarle sin perder su alma al instante. Todos los que le ven se convierten al instante en esclavos voluntarios de los caprichos del Príncipe Oscuro.
Khorne es el dios de la Guerra y el derramamiento de sangre, y su reino es una fortaleza de bronce que representa a la masacre y la rabia pura. Está construida sobre cimientos de asesinato y conflicto, y es el origen de todas las formas de batalla y conquista. Este reino empapado en sangre resuena constantemente con los rugidos de Khorne, el entrechocar de las armas y el restallar de los látigos.
Khorne se sienta sobre un trono de bronce y craneos. Junto a el se encuentra una gran espada de bronce negro, capaz de arrasar mundos enteros de un solo golpe.
Alrededor de su reino se extienden kilómetros de cañones de hirviente sangre y de desiertos de hueso vigilados por los mastines de Khorne, que devoran a todo aquel que ose acercarse.
El Laberinto es el dominio de Tzeentch dentro de la disformidad . Este laberinto está construido usando magia, engaño y conspiración como materia prima. De todos los paisajes de la disformidad, este laberinto es, con mucho, el más extraño e incomprensible y su presencia se hace sentir en todos los reinos demoníacos. Pues es Tzeentch quien mantiene el Reino del Caos fuera del tiempo y el espacio, y es él quien intenta diseñar el destino del universo material.
El Laberinto está compuesto de pasillos cambiantes hechos de cristales de todos los colores de Tzeentch entrecruzados. Caminos ocultos construidos a partir de mentiras y planes a medio hacer salen del laberinto y se infiltran en los dominios de los otros dioses y en cierta medida comunica a todos los reinos del Caos. El propio laberinto no necesita defensores demoníacos ya que sus pasillos imaginarios son suficientes para crearle una barrera a cualquier intruso que no posea la mente más fuerte imaginable. Sus corredores brillantes reflejan no sólo la luz sino también la esperanza, la miseria, los sueños y las pesadillas.
El laberinto no se limita a reflejar sino que también distorsiona, separando la esperanza y el propósito para convertirlos en locura y en desesperación. Impulsado impulsos inconscientes de Tzeentch, el laberinto se mueve constantemente y se reorganiza de modo que los que se perdieron en el laberinto han de vagar por toda la eternidad con sus mentes destrozadas, sus sueños rotos en el laberinto de su propia ambición. En el centro del laberinto, oculta a los que no poseen la idea imposible de encontrarla, se encuentra la Fortaleza Imposible. La arquitectura del bastión es constantemente reemplazada nuevas torres, muros y puertas y cada vez más retorcidas. puertas y otros puntos de entrada abierta como la boca bostezo muriendo de hambre, antes de sujeción para los momentos de eternidad más tarde, salvo en todos los accesos. En el tiempo la fortaleza y el espacio no existe en todos los turnos y la gravedad y los cambios, o desaparece por completo. Luces de todos los colores, algunos incluso desconocidos en el universo real, surge de las paredes de cambio. Para los hombres, que están tan encerrados en sus formas físicas, la fortaleza es impenetrable. Los hombres se vuelven locos, mientras que su cuerpo podría implosionar o ser separados por las fuerzas desatadas por los pensamientos que pasa de Tzeentch. Incluso los demonios inmortales no pueden soportar el horror retorcidas de la fortaleza imposible y sólo los señores de cambio pueda navegar con seguridad sus corredores, y la banda de rodamiento los caminos secretos que conducen al santuario interior de la fortaleza, la Biblioteca Oculta , donde Tzeentch, el maestro de las marionetas se encuentra, eternamente trazado.
El Jardín de Nurgle es el reino de Nurgle en el interior de la Disformidad. Este malsano dominio es el hogar de todas las enfermedades y sufrimientos imaginables, y está cubierto por el hedor de la podredumbre. Este "jardín" no es un desierto yermo, sino un macabro paraíso de muerte y pestilencia. Una espesa capa de zumbantes enjambres de moscas negras y peludas mancha el cielo, y ramas retorcidas y pútridas enredadas con lianas cubren el mohoso suelo, bajo una capa de hojas infestadas de insectos. Hongos, tanto normales como extraordinarios, sobresalen sobre la hojarasca y el mantillo del suelo del bosque, escupiendo viles nubes de esporas. Ríos de barro se arrastran por el abotargado paisaje. La Mansión de Nurgle, de vigas podridas y paredes rotas, se encuentra en el centro del jardín, decrépita y antigua, pero a pesar de todo eternamente fuerte en los cimientos. Es en el interior de estas paredes caídas donde Nurgle trabaja en su caldero, un recipiente lo bastante grande como para contener todos los océanos de todos los mundos de las galaxias, donde crea todas sus plagas.
Nurgle mantiene a la Diosa Isha atrapada en una jaula del jardín, en un rincón de la sala donde guarda el caldero. Al ser una diosa de la curación, Isha puede curarse a sí misma de todas las enfermedades de Nurgle. Nurgle se aprovecha de esto, obligándola a tomar su última creación para ver cuánto le lleva a la diosa superar sus efectos. Si le complace el resultado, libera la nueva plaga sobre algún mundo inocente, si no, vuelve a empezar, trabajando en su caldero hasta que tiene algo nuevo que dar a su "compañera". Mientras está ocupado trabajando, no obstante, Isha se aprovecha de su distracción para susurrar a los mortales cómo librarse de las enfermedades del Señor de la Plaga.
Cuando el poder de Nurgle crece, el Jardín florece, extendiéndose por las tierras de los demás Dioses del Caos. Los enemigos de Nurgle contraatacan, y los Portadores de Plaga toman las armas para defenderlo. Aunque el Jardín volverá a retroceder, se habrá alimentado bien de la esencia de los que cayeron en esas guerras, y descansará hasta que esté listo para florecer de nuevo.