[PNJ] Faes el asesino

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igest
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[PNJ] Faes el asesino

Mensaje por igest »

-¡No ha sido culpa mía, lo juro! Faes estaba, tal y como os dije, en la casa aquella noche. El hombre que tenía de guardia nos registró, pero no comprobó las botas, y yo sabía que nunca lo hace. Le había dicho a Faes que nuestro asesino era un criminal fugitivo de Magritta, que buscaba trabajo. En la habitación sólo estaban él, uno de sus compinches y su fulana, la tuerta de Fontevella. En cuanto estuvimos dentro sacamos las pistolas de la caña... Y cayeron sobre nosotros por todas partes. Se me echaron encima desde detrás de las cortinas, no sé como pudieron sabes quienes éramos en realidad. Vuestro hombre llegó a apuntar a ese demonio, yo lo ví, pero se apartó como una centella... Le rajaron antes de que tuviera tiempo de hacer nada más, y luego Faes, desde detrás de su maldita máscara, se rió y me dijo que os trajera este mensaje...

Criminal a sueldo del hampa de los muelles, sosteniendo la cabeza de un asesino frustrado.

De los antecedentes de Faes se sabe poco. Se dice que nació en los suburbios de Diamanterra, y que abandonó la ciudad como seguidor de una compañía de mercenarios, atraído por una vida de aventuras y riquezas poco después de fallecer su padre, un aguador paupérrimo que era su único familiar vivo. Por aquellas no debía contar con más de trece o catorce años, y hace más de doce que se fue, para ser olvidado por todas las gentes de la ciudad.

Hace apenas ocho meses, que por una de las tabernas de peor reputación de la ciudad se dejó ver un soldado de aspecto extraño, con una capa roja y perpetuamente embozado, que afirmaba ser haberse criado en los arrabales y que buscaba a Argimiro Carreiro, un rufián acomodado cuya banda cobraba protección a negocios y ciudadanos de los barrios bajos y en la zona costera. Tras un par de brazos rotos, consiguió la dirección de su guarida, y se le vió entrar en la casa (en la que se hallaban casi media docena de matones de la banda de Carreiro, su mujer y sus tres hijos en el piso de arriba) completamente solo. Fue el único en salir con vida de la casa.

Menos de un año después, bajo el liderazgo de Faes operan no se sabe cuantos criminales. Su organización criminal está más o menos estructurada, siempre bajo su liderazgo absoluto: una parte se dedica a reunir el dinero dentro de la ciudad, por diversos medios no violentos: robo de bolsas, hurtos en casas, mendicidad. Son pícaros y ladrones que han de pagarle una comisión a Faes por desempeñar su oficio sin ser molestados por sus matones. Otro grupo son los "soldados": rajabarbas sin muchos escrúpulos que reciben dinero del jefe por buscar problemas sólo cuando él quiere que los haya.

Y por último, están los "montaraces". Se trata de bandidos de las cercanías a los que Faes, por medio de sus contactos, señala objetivos y a los que les compra las mercancías robadas, a cambio de la pieza del león del botín. Hay una o dos bandas que están empezando a hacerse notar, pudiendo ser un verdadero estorbo par el comercio por tierra de Diamanterra.

Faes mismo es un hombre algo más alto que la media, y con una complexión no muy robusta. Viste sin excesivos lujos, con una característico capa de tela roja y un pañuelo o una bufanda tapándole la boca y la parte inferior del rostro. Su voz en una conversación con un ciudadano normal es tranquila y amable, con un acento casi aristocrático, que rápidamente se torna en jerga cuando se dirige a sus secuaces. Intenta atemorizar a sus interlocutores con muestras de crueldad gratuíta y amenazas directas, sin por ello alzar la voz.

"Un hombre que ha llegado tan alto como vos sabrá lo que le conviene, ¿verdad? A menos que queráis que vuestra hija acabe como esta puta" "Vas a hacer lo que yo diga, cuando yo lo diga sin preguntas, ¿sí o no? ¡No te oigo! Suficiente. Hacedle un maldito torniquete antes de la palme."
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