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igest
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Mensaje por igest »

- Soltad las amarras, … y tú, gandul acaba de subir esos sacos, antes que te de una patada en el trasero.
- Si, ahora mismo, señor….
La figura del capitán de Ayamonte se erguía sobre la pasarela del buque mientras lo marineros acababan de cargar los últimos sacos de mercancías.

El puerto estaba asestado a esa hora del día, recientemente había llegado un barco con especias y otras rarezas procedentes de Catay y se estaban ultimando los preparativos antes de continuar hacia el norte, hacia la ciudad de Mairemburgo. Pero antes de continuar su viaje, el capitán del barco había aprovechado la oportunidad para hacerse con algunos diamantes en la ciudad de Diamanterra, para así hacer algo más rentable su viaje. Además había aprovechado para vender algunas mercancías que había cargado de más.

Mientras tanto el capitán Ayamonte ultimaba los preparativos antes de salir rumbo sur, con la intención de viajar hasta el norte de Arabia, donde venderían desde harina hasta vinos a la castaña traídos de Castiñeiras, y luego comprarían especias, cerámica y otros muchos productos exóticos. Los guardias del puerto ya habían acabado su revisión y en breve los dejarían partir, sólo faltaba acabar de cargar toda la mercancía…

- Venga, escoria, acabad pronto. Cada segundo que me hacéis perder es muy valioso…


Sin lugar a duda, el punto donde la ciudad de Diamanterra ha tenido sus orígenes es la mina enana del Monte Rigmi. Si los enanos no hubiesen llegado al lugar, quizás nunca hubiésemos oído hablar de Diamanterra. No obstante, sin su puerto, la ciudad nunca habría llegado a ser lo que es.

El puerto de Diamanterra es uno de los pilares que sostienen la ciudad. Se ha convertido en uno de las principales fuentes de riqueza de la ciudad. Casi todos los días llega algún barco al puerto, y poco a poco va ganando renombre como uno de los puertos más destacados del Viejo Mundo (aunque todavía le falta mucho para poder compararse con los puertos de otras ciudades como Mairemburgo, o L'Anguille), de forma que cada vez son más los capitanes de barco que deciden hacer una escala en Diamanterra.

Dentro de Diamanterra, el nombre del puerto no sólo hace referencia a los muelles donde embarcan y desembarcan los navíos, sino también a todos los muelles y casas que se arremolinan en torno a dos calles: "La avenida del pescado" (la de la izquierda del mapa, que pasa por delante de la Lonja) y "El paseo de los muelles" (la que hace la diagonal, hasta el cruce). Casi todos los edificios que hay en el barrio son muelles, oficinas de las principales casas comerciales, tabernas y sólo algunas casas son realmente viviendas. Aparte de las dos calles principales, el resto de calles del barrio no son otra cosa que callejuelas y callejones apestadas con olor a pescado y llenas de basura. Además de eso, la zona no es que sea muy tranquila, más bien todo lo contrario. Los marineros de los barcos que atracan de paso suelen montar mucho jaleo, en especial después de haber visitado un par de tabernas. A este respecto algunos políticos de la corte pensaron en cerrar todas las tabernas de la zona, pero finalmente prefirieron dejar las cosas como estaban por miedo a que los marineros tuvieran que ir a buscar algo que echar en sus gaznates en otras zonas de la ciudad. Después de todo, es mejor que solo armen jaleo en el Puerto y no que se recorran las zonas más respetables de la ciudad armando jaleo.
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